El Reconciliación política
Socio-Económica una prioridad
Por: Iván Roberto Pulido
Todas las personas nacen libres e iguales ante la ley, con idéntica
protección, trato de las autoridades, goce de derechos, libertades y
oportunidades, sin discriminación por razones de sexo, raza, origen
nacional o familiar, lengua, religión, opinión política o
filosófica, en consideración especial los derechos fundamentales del
bien común y la paz para vivir en sociedad, garantizados por la
justicia del estado para su desarrollo y ejecución, artículo 1º de
la Constitución Política Colombiana.
Infortunadamente, la falta de resolución judicial dificulta la
protección, situación que compromete a quien resulte elegido para el
periodo 2.022 - 2.026, a promover reformas equilibradas a la
salvaguarda de víctimas y victimarios, con políticas y herramientas
de estado que prioricen los derechos fundamentales como mecanismos
definitivos, para mantener la paz.
Situación de desprotección aumentada al no haber sido justa, la
decisión del Gobierno Santos en someter a consulta popular la
decisión de un no, a los acuerdos de paz logrados tras largas
jornadas de trabajo, factor originador de una confusa polarización,
que hoy transcurridos seis años, solo ha producido incremento de
cultivos ilícitos, inseguridad, violencia y guerra, materias
ampliamente debatidas y resueltas en los acuerdos.
Problemática agudizada además por la improductividad agraria y
desempleo resultado de los TLC desde 1.990, origen de tantas
revueltas estimuladas por las juventudes que no avizoran proyectos
estatales para su futuro, ni mejoras del sistema de salud,
educación, empleo, ni freno a los cotidianos genocidios contra las
comunidades campesinas, lideres sociales e indígenas, todas
situaciones encontradas, que confluyen en la esperanza ciudadana por
la resolución de los derechos fundamentales ciudadanos, nunca
tenidos en cuenta para un avance conciliatorio requerido.
Ante lo relacionado, es de urgente mediación para el próximo
gobierno la reconciliación de todos los colombianos, única vía
posible para la resolución de intereses y diferencias, con amigables
acuerdos, que concluyan en el trabajo conjunto requerido para la
reactivación económica y progreso ciudadano.
En el caso colombiano, un buen inicio para la reconciliación, la
urgente reanudación de los diálogos sin rencores, ni odios, con
víctimas, campesinos, guerrillas de izquierda, grupos paramilitares
de derecha y un estado conciliador que ronde en la comprensión del
perdón, ligado a justicia equilibrada que de tránsito a la paz.
Y tras el mismo fin en reflexión profunda y empeño, las dos
corrientes políticas actuales en campaña den ejemplo de
conciliación, con soluciones a las controversias y orientación
coherente a pensar en grande por el beneficio comunitario; en
comprensión a las pautas del pueblo por restitución de la
productividad, respeto, cero insultos, no ofensas, no violencia,
acato, resciliación, ética, licitud, honorabilidad y buen manejo del
erario público, triunfe el que triunfe, su ejecución en beneficio
del PRIMERO COLOMBIA; todos los estados desarrollados del mundo lo
hicieron, porque nosotros, no?.
Proceso de urgente resolución cuyos resultados conllevaran al
contundente rechazo a la violencia, respeto por los derechos a la
vida y la paz, tras mucha capacidad de escucha, reconocimiento de
errores, garantía estatal a la protección de los derechos a la
protesta social pacífica y a cero excesos de sus fuerzas de
seguridad.
Donde la democracia, entendimiento, empleo, justicia social,
soberanía sean el clamor y el compromiso estatal trascienda en
hechos, compromisos y gestos de paz que mitiguen el
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conflicto, motiven a todos los interesados, actores
sociales, económicos, insurgentes, políticos, académicos,
técnicos, sociedad en general, orientando sus diversas
ideologías hacia la conciliación y paz.
ASOCIACIÓN DE INGENIEROS AGRÓNOMOS AMANTES DEL CAMPO
“My President”
Edgar Hernán Cabezas
Cuando se vota para elegir al presidente de Colombia se vota
por elegir al ciudadano que representa el símbolo de la
unidad nacional y, a su vez, se le otorga el poder de ser el
jefe de Estado, jefe de Gobierno y jefe de la administración
pública. El presidente tiene que conocer y someterse a la
Constitución que es la ley superior a todas las leyes, por
eso tiene que ser un estadista, lo que significa que debe
estar versado sobre los siguientes títulos constitucionales:
los principios fundamentales; los derechos, las garantías y
los deberes; de los habitantes y del territorio; de la
participación democrática de los partidos políticos; de la
organización del Estado; de la rama legislativa; de la rama
ejecutiva; de la rama judicial; de las elecciones y de la
organización electoral; de los organismos de control; de la
organización territorial; del régimen económico y de la
hacienda pública: y, de la reforma de la Constitución y sus
disposiciones transitorias. Quien no sepa de todo esto no
puede ser presidente, porque la ignorancia no exime de
responsabilidad.
Siendo el castellano el idioma oficial de Colombia, el
Presidente tiene que ser una persona impecable con el
lenguaje verbal y corporal. Debe abstenerse del uso de
palabras que ofenden y degradan la condición humana y de
amenazas de muerte contra la vida de sus opositores. Además
de aparentar ser honesto en público, también ha de serlo en
privado manifestando en sus actuaciones serenidad, templanza
y paciencia para saber coordinar en su condición de jefe de
gobierno y en representación de la rama del poder ejecutivo
la política de complementariedad y subsidiaridad democrática
con las otras dos ramas del poder público: la legislativa y
la judicial.
Gustavo Petro en la actualidad reúne las condiciones de
carácter, criterio y sabiduría indispensables que se
requieren para ser presidente de Colombia porque él es un
estadista que conoce perfectamente el Estado. Su formación
profesional incluye entre otras, la especialización en
hacienda pública cuya prioridad es la inversión y la
productividad del capital en el gasto social y ambiental
requeridos para la igualdad y equidad con plenas garantías
de libertad, autonomía política y territorial,
autosuficiencia alimentaria. Es él quien mejor sabe cómo
implementar la política de transición energética. Gustavo
Petro no pertenece a la empresa privada de Colombia que
asaltó y ahora tiene secuestrado al Estado en su propio
beneficio.
Para la ciudadanía que reiteradamente dice estar arrepentida
por haber votado por corruptos e ineficientes gobernantes,
Gustavo Petro es la alternativa y la solución a la
frustración de elegir siempre a los mismos criminales con
sus mismas costumbres corruptas. Gustavo Petro está formado
en ciencias económicas, es un líder de las causas sociales y
ambientales, garantista de los derechos de las diversidades
de género, etnia y cultura. Es una persona educada, de
buenas palabras, sabe oír y gobernar con justicia y equidad.
Rodolfo Hernández no tiene los méritos para ser Presidente.
No es un hombre de humano corazón. Es un auto-proclamado
estafador. Es un sinvergüenza que defiende sus actos de
corrupción con vehemencia. Un incumplido, un mentiroso, un
tramposo que engaña en lo público y en lo privado. Y eso lo
dice él respecto de sí mismo ya que su contumaz ignorancia
le ha permitido corromperse de pensamiento, palabra y obra.
De público conocimiento es que hasta la fiscalía le imputa
cargos por corrupción, que es un delito penal.
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COLOMBIA EL PAÍS DEL ODIO!
Por: Iván R. Contreras C
Si, un país polarizado por el odio, un país al que ya no le importa su futuro,
el futuro de sus hijos, de sus indios, de sus negros, de sus mestizos, el de sus
mujeres, un pais que se refleja el la forma de hablar, de pensar y de
enriquecerse de un candidato llamado Rodolfo Hernández, el candidato de la
extrema derecha que comanda un advenedizo que surcó al país con odio y
corrupción, apoyado por los grupos paramilitares que el atinó a llamar convivir.
Es lamentable, es muy triste escuchar a gente que tiene academia, un título
universitario, desprendidos por todos los aspectos del amor patrio, del amor a
sus coterráneos y pedir a gritos que gane la presidencia cualquiera menos Petro,
sentí miedo, sentí vergüenza ajena y hasta fastidio por esos jóvenes, no podía
creerlo y no puedo aún, porque hablaba el odio, el rencor y no la esperanza que
sentimos muchos de querer algo distinto para el futuro inmediato del país.
Ya lo dije en mi columna anterior, se perdieron las expectativas, se perdió la
razón, se perdió la moral, se conjugó en el territorio patrio la ambigüedad, el
desprecio por las instituciones, se destruyó el estado de derecho y con él el
sentido de fraternidad y respeto.
Solo tenemos una oportunidad de recuperar todo lo que parece mancillado, lo que
parece perdido y hasta irreversible, esa oportunidad es la de poder determinar
de una vez por todas a través de la democracia, a través del voto, la certeza de
poder decir que es lo que queremos y a quien en el poder, sin mentiras, sin
manipulación de la información, sin los agravantes que nos han mantenido por
años la clase política corrupta y que cada día demuestra más su odio por el país
y sus gentes, podemos borrarlos o por lo menos empezar a hacerlo, pero tendrá
que ser masiva la participación de los colombianos en las urnas, porque ellos
tienen el poder para contaminar el Software de la registraduría y modificar los
resultados.
El país ya sabe que el adalid de la corrupción, el viejito energúmeno y
mitómano, si está imputado por corrupción, se ha metido hasta con la Virgen,
violentando la fe de los católicos que ven en ella a la madre de Jesús, se ha
metido con los pobres de los que se burla y dice que es la mejor manera de
enriquecerse, tiene una empresa que presta dineros sin control del estado y sin
contar la evasión de impuestos con empresas en paraísos fiscales, le ha faltado
el respeto a las mujeres es decir es misógino, se puso en duda lo del secuestro
y muerte de su hija y todo lo que dice y hace este santandereano es mentiroso o
falso y para completar se limita el rabo con las leyes.
Es por eso que los colombianos tenemos que sacar de un solo tiro a todos esos
corruptos que hoy ya están rodeando a ese señor y que hacen parte del aparato
mafioso, corrupto y desprestigiado que nos gobierna hace 212 años que tenemos de
vida republicana y cómo diría mi padre, han vulnerado en todos y cada uno de sus
derechos a la población, al pueblo y aún salen a la palestra pública a decir que
son el cambio y la redención, cuando tienen sus manos teñidas de sangre y sus
cuentas bancarias repletas del erario, repletas de corrupción y llenas de la
esperanza que le arrebataron a los colombianos.
La oportunidad la tenemos el próximo 19 donde podremos decirles que no los
queremos más y que no los odiamos, pero que es hora de que trabajen y vayan a
prisión los que desde hace tiempo deben estar allá.
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