“¡Merdre!”, dijo el Padre Ubú
Jotamario Arbeláez
“¡Merdre!”, exclama el Padre Ubú al comenzar la obra Ubú rey, de
Alfred Jarry, fundador de la patafísica, obra que vi en París, o
soñé verla, o la monté mentalmente mientras la leía.
Conversa con Madre Ubú, quien le recrimina: “En tu lugar, me
preocuparía de instalar ese culo sobre un trono. Tus riquezas
aumentarían indefinidamente, podrías comer botagueña a menudo y
pasear en carroza por las calles”.
“¡Mierdra”, exclamo yo también por estas calendas, cuando está a
punto de asumir las riendas de la república, ojalá sin perder los
estribos,
uno de los dos aspirantes a acabar con la corrupción que mina
el erario y darle una vuelta de tuerca a una fuerza política que por
20 años ha tenido al país sumido en una violencia principalmente
estatal.
Los grandes ganadores en el proceso electoral que culminará el
domingo, gane quien pierda o pierda quien gane las elecciones, serán
el publicista Ángel Beccassino y el escritor William Ospina.
Ángel Beccassino
Que no su candidato el prefabricado Rodolfo Hernández, esa
especie de Padre Ubú (favor explicarle), que ha venido siendo
reencauchado y manipulado por los dos genios de la comunicación
hasta colocarlo ad portas del Palacio de Nariño,
donde no residiría sino que convertiría en un museo, tal vez
con las obras de arte que Belisario dejó embodegadas y que Virgilio
no tiró a la basura.
O tal vez en un museo de cera o de antigüedades con las
momias del gobierno que acaba.
El candidato ha tenido unos descaches expresivos de raca mandaca,
que se han aprovechado para vender como la idiosincrasia del
colombiano, o como la bonhomía del ramplón, que para algo sirve la
terminología del descreste.
Considero a Ángel y a William como dos
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William Ospina
de los amigos que más admiro, tanto en la poesía como en la
publicidad y en el periodismo, esas tres Pes que nos son comunes.
Y sé de su honestidad, de su creatividad y de su pensamiento
de avanzada.
En una reunión de amigos artistas una vez tuve la
indiscreción de hacerle a William el reclamo por haber proclamado al
doctor Zurriaga como el salvador que necesitaba Colombia,
lo que le acarreó la pérdida de amistades queridas, que no la mía, y
él lo que respondió fue que no lo habíamos entendido.
¿Pensaría tal vez en el ministerio, no tanto por la pecunia,
sino para poder salvar los recursos naturales por los que clamaba en
sus obras?
¿Y no están haciendo lo mismo desde la orilla pétrea los
poetas Fernando Rendón y Juan Manuel Roca, para plantear y sacar
adelante sus propuestas humanistas y culturales, con mi colaboración
decidida?
Se ha pasado Ospina la vida planeando y planteando “la franja
amarilla”, una posición política desligada, con lo que ha capturado
a no pocos jóvenes,
y ahora no ha tenido empacho en proclamar que esa vislumbre
salvadora la encarna su candidato.
Ha tenido la valentía de jugarse el todo por el todo,
arriesgando si pierde, y aún si gana, el éxito y la admiración por
su obra de alto kilometraje.
Con Beccassino le aportamos al M de Pizarro, como
colaboraciones de balde, lemas y diseños. Y tuvo que ver con la
anterior campaña de Petro.
Por eso ambos siempre se han referido a éste en sus
declaraciones mediáticas con claro respeto.
En todo caso estoy seguros que no están haciéndole el juego al
uribismo, como tanto se especula del viejo, al que no le han faltado
agallas para denunciarlo y echarle en cara su corruptela.
En todo caso, han exterminado los vestigios electorales del
uribismo rechazándolos de plano -aunque se sospeche que debajo de
cuerdas hay una componenda furtiva-,
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y aniquilado la presencia de los politiqueros de siempre en las
plazas públicas.
El columnista Oscar López Pulecio me recordó esta mañana que el
Ingeniero contempla en su programa matrimonio igualitario, adopción
de hijos por parejas homosexuales,
apoyo al aborto en los tiempos determinados por la Corte Constitucional,
legalización de la marihuana recreativa y medicinal, no al fracking,
no a la aspersión de cultivos con glifosato, no a la
intervención de Smad en manifestaciones, no a las políticas
neoliberales en el campo,
implementación del acuerdo de paz, conversaciones con el ELN, relaciones
diplomáticas con Venezuela.
Todo lo que rechazan uribistas y conservadores, que sin embargo se
empeñan en apoyarlo con tal de parar a Petro.
O sea que súbito la campaña hace posible que Petro se
convierta para el país en un salvador frente a las propuestas del
ingeniero,
tan sólo realizables declarando la conmoción interior, y el adiós a
los congresistas con todo y carros y asesores y secretarias.
Y a uribistas y demás perdedores ansiosos por
entregarse, no los ha dejado penetrar a sus toldas sino a ofrecer su
voto y retirarse sin componendas. Así salen os tiros por la culata.
Ya sabemos que en caso de ganar don Rodolfo los puede
parar a madrazo limpio, de lo que luego tendrá que pedir perdón o
decir que lo descontextualizaron, pero estarán preparados Beccassino
y Ospina para hacer frente a los uribistas desatendidos, y a los
otros perdedores comenzando por los petristas?
El candidato se presenta como todo un nadaísta de los peores
tiempos, deslenguado, agresivo, ofensivo, irreverente, descomedido.
Lo de Hitler, así haya recubierto el dislate, lo aleja de la
colonia judía y de cualquier demócrata,
lo del uso del papel de la constitución en necesidades
primarias, de ser seguido por su electorado, podría quebrar la
industria del papel toilette,
y lo de situar a la Virgen en el barrio de las prostitutas no
tiene perdón de Dios, por más que nuestros publicistas hayan
arrodillado a implorarlo en la iglesia a Ingrid Betancourt.
Por irreverencias menores estuvieron en la cárcel de La
Ladera los nadaístas.
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