LA PIEDRA EN EL ZAPATO DE LA PAZ
COLOMBIANA
Por Iván Pulido
Colombia dotada con 114.000.000 de hectáreas, 55% en
selvas y 39% en tierras cultivables; 5,3 millones de hectáreas
dedicadas a agricultura, 56,4% participación en el PIB y 40 millones
de hectáreas para ganadería, 43,6% participación en el PIB, que para
análisis demuestra un latifundismo pecuario por utilizar 7,5 veces
más de territorio y aporte de 12,8% menos al PIB, datos concluyentes
de una desequilibrada tenencia de tierras, junto a reveladora cifra
de 68,3% de la producción agrícola en poder del 1,3% de la población.
Cifras, que referencian la necesidad de una urgente reforma agraria
en Colombia, que obligue a reorientar tanta tierra improductiva a la
productividad, creación de empleo y prosperidad, que al lograrse,
sea el verdadero artífice para la paz colombiana.
Los resultados sociales de una reforma agraria, significan
integralidad de las pequeñas y medianas comunidades agrarias, hacia
una incluyente producción compuesta por grandes y chicos empresarios,
tras la verdadera transformación socio económica que requiere el
sector rural colombiano.
Es critica la situación actual del campo, improductividad, millones
de desplazados, soberanía alimentaria en peligro, importación de
productos de nuestra canasta familiar, elevados precios de alimentos
y fertilizantes, desempleo en dos digitos, devaluación elevada,
explotación laboral, pauperrización de la pobreza, todos motivos más
que preocupantes para una urgente reforma agraria redistributiva e
incluyente.
El hecho de tantos intentos incumplidos de reforma agraria
democratizadora de tierras, ha trascendido a exasperar el conflicto
armado colombiano, e incitarlo para su sostenimiento, a acelerados
pasos al incremento de la ilegalidad, narcotráfico y delincuencia
rural, serios agravadores del contexto agrario.
Los resultados de la reciente contienda electoral, son fehacientes
del desespero, rabia, cansancio y descontento de la ciudadanía
colombiana, por tantas falsas promesas de los partidos políticos
tradicionales dominantes durante por más de 70 años, únicos
perdedores, acallados por un voto popular histórico a favor de la
izquierda colombiana, contra la corrupción, mentira, violencia, robo
al erario y búsqueda de mejores opciones para la juventud y
reactivación socio económico para toda nuestra amada república.
Según datos de la OCDE, Colombia ocupa el primer puesto en términos
de desigualdad entre sus asociados y destacado segundo lugar como
economía más desigual de América Latina, con un Gini 0,49, donde
cero significa menor, razón que motiva a rechazar la concentración
del mayor recurso productivo del país en manos de un puñado de
particulares, que además en uso de su poder dominante político,
económico y social, desconocen una mayoría vulnerada incrementada en
su pobreza.
Varias han sido las intenciones desde 1.938, para
implementar reformas agrarias en Colombia, durante los gobiernos de
López Pumarejo, Eduardo Santos, Carlos Lleras, Cesar Gaviria,
bombardeadas por Laureano Gómez y Misael Pastrana Borrero, muchas
veces en coalición con los liberales y otras muy tajantes por los
conservadores.
El último proyecto modificatorio a la ley de tierras data de 2021,
radicado ante el
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Congreso, que otorga la posibilidad a empresas
privadas nacionales y multinacionales a explotar los recursos no
renovables en tierras baldías, con la ideología de los mismos
sectores económicos, donde la palabra campesino no aparece,
beneficiando la economía Industrial extractivista. Todas acciones
inclinadas a mayor predisposición hacia el conflicto, a baja
competitividad del agro y a la obligante importación de alimentos de
nuestra canasta familiar, por nuestra improductividad e incoherente
creencia de más barato importar, muy controversial medida a un
precio actual del dólar a $4. 100.oo.
Tan abundante expedición de leyes para la redistribución de tierras
desde los años 30, generan la ausente voluntad política de Colombia
a intentarlo, disponiendo un cerco al desarrollo y progreso socio
económico de la comunidad campesina y su evasión a la legislación,
sin el más mínimo interés de reducir la marginalidad y pobreza
rural.
En resumen, los resultados de 40 años para implementar la reforma
agraria en Colombia, han sido exiguos, 1.5 millones de hectáreas
redistribuidas, títulos de propiedad sobre baldíos para 102 mil
familias; y delimitación de resguardos y reservas indígenas para
65.000 familias.
Definitivamente es esencial una verdadera reforma agraria, que
integre alto porcentaje de actores sociales, tras un acuerdo
incluyente que surja desde la comunidad, analice sus consecuencias,
sea legitimado, aceptado por todos, con políticas y estrategias
fundamentales coherentes hacia el desarrollo económico social del
país y recuperación del estado social de derecho.
Como principal articulación la coherencia necesaria entre mercado y
Estado no proteccionista, que apoye la libertad en la toma de
decisiones y paso a la activación económica que implica la
globalización como motor hacia el comercio internacional.
La idea general será integrar en conjunto los predios improductivos
y actores interesados en función de la competitividad, bajo la
moderación de un estado que apoye técnicamente, financie proyectos,
implemente cadenas productivas, asocie hacia la emprenderizacion y
exporte.
Iluso considerar, que el mercado solucione los problemas de acceso
para pequeños y medianos productores, por su desigualdad ante los
grandes tenedores de tierra, concluyendo obligación estatal el
equilibrio en base a asociatividad o cooperativismo que les iguale
en competitividad para exportación e Industrialización.
De mucha importancia, intentar la mejor opción para articular y
comprometer todas las instituciones responsables del tema agrario en
Colombia, en base a un exhaustivo análisis, coherencia, coordinación
y ejecución de políticas que permitan un verdadero esquema de
trabajo concordante para todas las regiones.
Como ejemplo
de malos manejos, la institucionalidad de un INCORA o INCODER que
por inoperancia, corrupción e ineficiencia, terratenientes y
políticos que fallaron en resultados de transparencia, siempre
dirigidos a la protección de la gran propiedad, legitimación de su
dominio en el campo económico, político y social, que al intentar
articularlos al sistema de pequeñas y medianas propiedades,
concluyeron en insuficiente oferta de alimentos y mano de obra,
situación desencadenante en un proceso de desintegración y desunión
rural.
En conclusión, no podemos seguir basados en normas e
instituciones influenciadas y orientadas por intereses particulares,
que no han tenido en cuenta las comunidades campesinas e indígenas,
ni las acciones requeridas para el sector rural, con creación de
políticas poco coherentes hacia el cambio incluyente que conduzca a
una paz verdadera.
Ante lo relacionado, se requiere de:
1. Actualización catastral que identifique la titularidad de
propiedad privada en base a un censo y detenga el proceso de
apropiación
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de baldíos por los particulares sin normativas
adecuadas.
2.
La reforma agraria para Colombia, tiene que ver con la apertura a una sociedad
nacional que incluya la clase campesina usurpada, desplazada, amenazada,
vulnerada por la corrupción, violencia, clientelismo y excluida cultural,
social, racial y políticamente.
3. Una Reforma agraria estructural, con reconocimiento igualitario como
ciudadanos, sin vicios del pasado, o contra reformas que continúen desgastando a
la sociedad rural.
4. Crear una política de estado socializada ampliamente ante el sector rural,
que asegure la titularidad de la propiedad, establezca derechos y deberes que
comprometan mutuamente a riguroso cumplimiento.
5. Establecer políticas de inclusión para todas las comunidades y actores del
entorno rural colombiano, protegidas por el estado, convergentes en mutuo
acuerdo que equilibre la distribución de tierras para quienes realmente ejercen
la labor agraria.
6. Implantar normativas claras que apoyen y aseguren la protección a los
diferentes actores del sector rural, que atiendan la demanda ciudadana y brinden
las soluciones adecuadas para su optimo proceso.
7. Crear un sistema de incentivos por parte del Estado, para aquellos
beneficiarios de la reforma, al uso adecuado del suelo y recursos naturales, a
la aceptación de la asistencia técnica y al manejo adecuado de los recursos
económicos que se le suministren, en pro de la competitividad.
8. Hoy la reforma agraria requiere un diseño con estrategias e institucionalidad
conformada por un Comité Nacional Agrario en el que participen en su
representación cada uno de los actores, que permita llegarle a nuestros
campesinos de forma planificada, orientada, coordinada, ejecutada con tecnología
de punta, mercadeo estatal previamente autorizado, distribución de tierras
equilibradas, facilidad para el transporte, digitalidad, capacidad de
almacenamiento por regiones, que les signifiquen rentabilidad.
9. Una vez establecido el mutuo compromiso entre Estado y actores sociales,
ingrese el tema agrario a un diseño institucional basado en planeación,
coordinación, políticas de desarrollo, asistencia técnica, fomento de inversión
y mercadeo, que en coherencia al sistema económico internacional, genere
inversión y desarrollo.
10. Permitir a campesinos y reinsertados del proceso de paz, a formar parte de
un verdadero país democrático, con fácil acceso a los recursos de fomento para
la competitividad.
11. Todas integrales de la reforma, convergentes a la anhelada paz, donde además
se integren los desmovilizados de las FARC, ELN, se permita reparación de las
víctimas, devolución de propiedades a los desplazados, organización de una nueva
clase campesina resiliente con acceso a tierras que aumente la producción
agrícola del país y asegure la soberanía alimentaria.
12. Conformación de un Comité Nacional Agrario, direccionada desde el ejecutivo,
conformada por un miembro de cada uno de los Ministerios: Hacienda, Agricultura,
Ambiente, Gobierno, Justicia, Educación, ICA, Agrosavia, Banagrario, Finagro,
Andi,, Sena, Procolombia, Anuc, Fiac, que se encargue de la dirección general
del proyecto, planee, coordine, audite, ejecute, todas las actividades
encaminadas al buen desarrollo, ejecución del agrarismo y funcionalidad
tecnológica, encaminada a la mejora de calidad de vida de todas las comunidades
campesinas, indígenas y étnicas colombianas.
ASOCIACION DE INGENIEROS AGRONOMOS AMANTES
DEL CAMPO
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