Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 12.963-543

Fecha: Jueves 18 de agosto de 2022

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 

Más protección a los derechos humanos
 


Colombia al igual que otros países de Latino América se ha caracterizado por el hacinamiento en los centros carcelarios, motivo por el cual no cabe duda alguna que las tragedias ocurridas en varios centros penitenciarios dejan al desnudo la grave problemática que actualmente existe en los diferentes centros carcelarios del país.


Por tal motivo es importante que desde las autoridades competentes se adelanten las respectivas investigaciones acerca de los hechos que todavía son desconocidos por el pueblo colombiano y que seguramente esconde sucesos relacionados con la violación a los derechos humanos en centros carcelarios del país.


En primer lugar, se hace pertinente mencionar que ese sobrecupo de presos sobrepasa el 200% en algunas cárceles del país. Ojalá que todos los muertos a causa de motines, sea un aliciente entonces para que toda la sociedad en su conjunto reaccione y no sea indolente ante la constante violación a los derechos humanos que desde hace un tiempo se viene registrando en Colombia.

Dicha situación se hizo visible, teniendo en cuenta un reciente informe realizado por la Defensoría del Pueblo que revela que la mayoría de las cárceles colombianas cuentan con problemas eléctricos y de infraestructura. Para nadie es un secreto que las deficiencias en atención en salud, el hacinamiento, entre otras falencias caracterizan las cárceles, pero no hay que negar que el hecho sucedido en Tuluá se constituye como una prueba fehaciente que el INPEC no es la entidad más idónea para manejar la población carcelaria en el país.

El escándalo ocurrido hace unos meses con el empresario detenido Carlos Mattos que gozaba de la complicidad del mismo INPEC, además de los escandalosos vídeos de Juan Guillermo Monsalve, testigo preso y clave en la investigación de compra de testigos por Álvaro Uribe Vélez, son acontecimientos que son una razón de peso para que ahora el nuevo Gobierno empiece desde ya a contemplar la seria posibilidad de despojar al INPEC como la entidad encargada de las cárceles en nuestro país.


Un mensaje que debe ser muy claro es que las soluciones de forma que tiene que ver con los cambios urgentes que se necesitan son hoy en día de gran importancia porque no constituye la nueva prioridad del Gobierno Nacional y de la sociedad colombiana en su conjunto, ello, teniendo en cuenta que la prevención es hoy en día la mejor reforma carcelaria.


El hecho de llevar más cultura y educación a las poblaciones marginadas y vulnerables del país para evitar a través de esta intervención social que los jóvenes contemplen la posibilidad de pertenecer a bandas criminales que los recluta aprovechándose de sus necesidades y vacíos existenciales.
 

 

        

   

 

La banda sinfónica del perifoneo y sancocho callejero 

Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com

 

Las calles de Pereira son las más inseguras del eje cafetero, si llevas una cadena de oro de 11 kilates lo más seguro es que se la van a robar. Nada de valor se puede llevar porque ya uno está en peligro.
Una de las cosas que me llamó la atención recién llegado a Pereira fue que una amiga me hizo quitar las dos figuritas que tenía colocadas en mi cuello para que no me fueran a robar o hacerme daño. Esto me colocó en un estado de inseguridad que no la he tenido en New York. No quiero decir que aquí en la ciudad no roben. Uno sabe que hay sitios peligrosos y que cada día hay reportes en las noticias sobre los crímenes que se cometen. Pero uno sabe que en las próximas 48 horas el agresor está detenido y va a ser procesado y va a pasar un mínimo de 5 años en la cárcel.
En Colombia y Pereira las cosas son diferentes, aquí hay una sinfonía de cosas que pasan y el gobierno no se da por enterado, ellos andan con guardaespaldas, escoltas y todo tipo de protección mientras en las calles una orquesta de perifoneo anda gritando, perifoneando la venta de aguacates, limones, naranjas y todo lo que sale al mercado.
Las calles alrededor de la alcaldía son un desastre. Los bandidos duermen en la plaza de Bolívar y después de la 6 de la tarde la inseguridad reina en todo ese perímetro. No sé si el alcalde escucha desde su oficina el ruido de los vendedores ambulantes o si está enterado de lo que está pasando en la ciudad.
Pereira solía ser una ciudad donde llegaban a refugiarse gente de todos los municipios porque era segura y se podía vivir en paz. Pero ahora en pleno siglo XXI perdió su encanto y parece que nadie se da por enterado.
Hoy tenemos más tecnología, mayores recursos económicos y gente capacitada para poderle brindar a la ciudadanía esa seguridad y confort que cualquier ciudadano puede esperar de su ciudad. La inseguridad es un tema de nunca acabar ya que no hay el interés de que esto se acabe y se puedan alcanzar metas de prosperidad.
La ciudades deben administrase como empresas para que sean productivas y que le den la seguridad a sus habitantes para que deseen vivir en ellas. El turismo es un negocio muy lucrativo pero hay que ofrecer al turista seguridad y lugares limpios y atractivos y no escombros más desorganización. Y una burocracia que se come el presupuesto de la ciudad.
Hay que cambiar la forma de administrar y organizar el entorno para que la ciudad sea atractiva y todos se sientan que Pereira es una ciudad segura y que se puede vivir confortablemente sin los temores de estar viviendo en una olla o en un lupanar.
La verdad molesta más que el engaño. Somos muchos los que queremos la ciudad y no aceptamos que hablen mal de ella, pero no estamos hablando mal sino de lo que está pasando, que no es muy agradable.
 

 

 

Crónica de Gardeazábal # 473

PETRONIO Y USIACURÍ

 

Por: Gustavo Alvarez Gardeazábal


Audio: https://www.spreaker.com/episode/50938633

En este país donde casi todo sale mal, vale la pena destacar con grandes letras el éxito deslumbrante que significó el Petronio en Cali y lo históricamente simbólico que reinicien al menos tres de los antiguos pozos de aguas termales medicinales de Usiacurí en el Atlántico.

Sobre el Festival de música del Pacífico, que ya todo el mundo llama “El Petronio”, hacen falta los adjetivos para describir su clamoroso éxito. No se supo que fue más emocionante si ver a toda la negramenta caleña ratificando públicamente que Cali es la capital negra de Colombia, o convencernos que la vicepresidente Francia Márquez sabe aparecer donde debe y, sobre todo, que baila mejor que cualquiera de los miles y miles de mujeres que llenaron el espacio bullicioso durante cuatro días.

Fue un éxito su preparación, su ampliación a las raíces negras ya no solo de los pueblos más remotos del siempre perdido y abandonado litoral Pacífico, sino a las que con otro son pero el mismo brío llegaron de Bahía en el Brasil.

 

Si el alcalde Ospina, casi siempre equivocado cuando no azarado, quería borrar sus errores, este Petronio, que organizó su Secretaría de Cultura con Ronald Mayorga a la cabeza, lo mostró como lo que debió haber sido desde el primer día que fue alcalde: el traductor de una realidad sonora y vibrante, sudada y alegre que se respira por todas las venas de una ciudad salsera que ha ido albergando cada vez más y más gente proveniente de las orillas de los ríos y riachuelos que surcan el húmedo litoral.

Pero si en Cali cosecharon este rimbombante triunfo, en Usiacurí, donde fue a vivir sus últimos años el eterno poeta Julio Flórez, y en donde desde las épocas precolombinas se cuidaba y veneraba la capacidad sanatoria de sus aguas termales, el estruendo no es tan bulloso como el de Cali, pero si es igual o más contundente y feliz.

Allá en Usiacurí, cuando llegó la onda renovadora del saneamiento básico, resolvieron hacer hace 40 años un acueducto con pozos profundos para repartir entre toda la comunidad. En menos de 5 años, esa chupadera de agua secó los tanques donde brotaba y se recogía el agua mineral termal. Es decir, por una cosa mataron la otra.

Hasta hace unos años, cuando en vez del acueducto de bombeo trajeron el agua potable por tubería desde Barranquilla y los focos termales fueron reapareciendo. Esta semana ya pusieron en servicio 3 de esas antiguas piscinas y desde lo profundo se oye a Julio Flórez recitando “oye bajo las ruinas de mi pasiones, en el fondo de esa alma que ya no alegra, entre polvo de sueños y de ilusiones, brotan entumecidas mis flores negras”


El Porce, agosto 17 del 2022

       

 

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