Constituyente chilena, ¿cuáles son los factores
polarizantes de esta propuesta?
El texto de 388 artículos y 178 páginas de la propuesta de Constitución que va a
ser próximamente sometido a referéndum en Chile, ha despertado tal interés que
en días recientes una escena llamó la atención de la ciudadanía: en los quioscos
de distribución se hicieron largas filas para adquirir el texto, vendido a 3,8
dólares. Está en circulación desde el pasado 4 de julio y será votado en las
urnas el próximo 4 de septiembre.
A dos semanas mal contadas de que los ciudadanos decidan el futuro de su carta
política, uno de los libros más comercializados de no ficción (de acuerdo con la
editorial Lom, que lo imprimió, se llevan vendidos unos 75 mil ejemplares), ¿qué
elementos de esta propuesta han suscitado la división política en la sociedad
chilena, ad portas de que asistan a las urnas con voto obligatorio? Lo primero y
lo más importante: hay un temor al cambio que la misma plantea en una sociedad
que históricamente se ha caracterizado por la polarización.
“Chile está viviendo una transición de la dictadura a la democracia política,
que se había demorado porque estuvo muy amarrada a todas las leyes y la
estructura institucional que dejó la dictadura. Fue muy difícil llegar a esta
transición y de ahí a que la explosión social fuera tan violenta. Yo siento que
hay mucho miedo a cosas nuevas, que son radicalmente novedosas, y creo que ese
es un primer factor de polarización”, indicó ayer un ciudadano chileno,
politólogo, que vive en la ciudad de Bogotá.
Y es que, a 16 días del plebiscito, la opción de “rechazo”
lidera las encuestas frente al “apruebo” a una nueva Constitución, un
borrador que entierra el modelo ultraliberal impuesto bajo la
dictadura
de Augusto
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Pinochet (1973-1990) y que dejó que la educación, la salud y las
pensiones se rigieran bajo las leyes del mercado.
“De aprobarse, esta será una Constitución muy
garantista que cambia en forma sustancial el modelo económico.
Adicional a eso qué pasa: que todo el proceso fue violento, desde la
explosión social, la elección de los constituyentes y las últimas
elecciones. Desde la dictadura, Chile sigue siendo un país muy
polarizado y es una sociedad que quedó profundamente fracturada
después de la dictadura. Así que todos estos procesos van a generar
estos niveles de polarización porque la herida de la dictadura sigue
muy viva y la herencia que dejó está ahí”, añadió el politólogo
chileno que prefirió mantenerse en el anonimato.
Analistas chilenos han referido que lo que están buscando tanto los
partidarios de la Constituyente, como los opositores a la misma, no
es convencer a las bases que ya están definidas en su posición, sino
al grupo que aún está definiéndose y que, en su mayoría, no es
activo políticamente.
En ese sentido, la polarización está en torno a temas tales como que
esta es la primera vez que Chile se define como un Estado
plurinacional. Y también hay dudas alrededor de apartados como aquel
que se refiere al derecho a una vivienda "digna y adecuada".
Otros aspectos que han sido, sin lugar a dudas, fundamentales para
ahondar la polarización frente a este texto, están relacionados con
la forma en la que se ha “constitucionalizado” la gestión del
presidente Gabriel Boric, así como la manera misma en la que se
desempeñó la Convención Constitucional, la cual sesionó durante un
año y se disolvió de forma definitiva en julio pasado, tras entregar
su propuesta.
Esta instancia, inédita en la historia política chilena, estuvo
constituida “mayoritariamente por convencionales independientes,
alejados de la élite política tradicional.
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El problema no es el texto, es que la deliberación estuvo alejada de la política
tradicional chilena”, indicó la académica de la Universidad de Santiago y
coordinadora del Observatorio Nueva Constitución, Pamela Figueroa, a la BBC
Mundo.
Un tema de
desinformación
Y por supuesto está la desinformación. "Hay muchas 'fake news', pero con el
librito ahora que me acaban de entregar me voy a asegurar más", dijo a la AFP
Guillermo Figueroa, un agricultor de 55 años en el corazón de Santiago. De ahí
que el gobierno se comprometiera a entregar unos 900 mil ejemplares sin costo.
No obstante, el impacto que han tenido sobre este texto las redes sociales son
notorias pues, en las mismas, han abundado los memes ironizando con la imagen
contradictoria de un país que está por un lado a las puertas de una consulta que
puede marcar un giro radical en su modelo de desarrollo, y por otro se agolpa en
los centros comerciales, como mostraron esas cuadras de personas ansiosas por
ser las primeras en comprar algo en la cadena multinacional de muebles de origen
sueco, Ikea, que abrió hace algunos días.
Las oficinas de campaña de ambas opciones cuentan con espacios en televisión
abierta para hacer propaganda y convencer a los 15 millones de electores, y en
la última semana este espacio en horario estelar ha convocado un promedio de 40
puntos de audiencia, una marca muy elevada comparable al capítulo final de una
popular telenovela.
No obstante, de acuerdo con cifras del Servicio Electoral (Servel), los aportes
financieros para ambas campañas son muy desiguales pues, mientras que la opción
del “rechazo” ha recibido el 76% de esos fondos, el 24% se ha ido para el
“apruebo”.
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