Pereira, Colombia - Edición: 12.966-546

Fecha: Jueves 25 de agosto de 2022

 

COLUMNISTAS

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EL RETO CAMPESINO DE PRODUCIR ALIMENTOS EN COLOMBIA

 

 

Por: I.A. Iván R. Pulido G.

 


El 44,7% de la población rural está en pobreza, mientras que 20% de los jóvenes de ese segmento no ha recibido educación formal y solo el 9% de los campesinos cuentan con asistencia técnica.

La productividad agraria lleva más de 30 años estancada en Colombia, depende de cuatro productos de exportación, flores, banano, caña de azúcar y café; el arroz se mantiene en producción no en productividad, la palma crece en área, pero adolece por pudrición de la corona, el trigo y la cebada desaparecieron, el maíz se encuentra rezagado productivamente, no damos a basto con las exigencias de la industria local y el resto de cultivos aferrados a las tradiciones tecnológicas ancestrales, la innovación y transferencia de tecnología a paso lento, importamos más que lo que exportamos por causa de los TLC, las cosechas sometidas a la intermediación especuladora, no hay inversión de fomento gubernamental, la guerra se ha incrementado y faltan estímulos estatales que motiven a las comunidades campesinas e indígenas, todas principales causas del anquilosamiento.


No obstante, el sector agrícola colombiano detenta un enorme potencial de crecimiento en innovación tecnológica y cultivos, dado el grave rezago que lo enfrenta en materia de competitividad.
 


Infortunadamente nuestros campesinos a partir de la apertura económica de 1.990, fueron enfrentados sin las herramientas adecuadas de asistencia técnica ni innovación, a competentes empresarios agrarios tecnificados de países desarrollados, subsidiados, quienes tras su competitividad, arrasaron en productividad a nuestros vulnerados campesinos, que contrario al progreso proyectado, los propicio a la quiebra, a la venta de sus tierras, al desplazamiento hacia la ilegalidad, al abandono del campo, a cohabitar en las ciudades para alimentación del caos generalizado de cinturones de miseria e inseguridad, a lo largo del territorio nacional.


Escena de fácil descripción, tras el incoherente discurso inferido por los responsables ordenadores estatales, a delegar tan esenciales funciones de la transferencia de tecnología agraria a terceros privados, que no pasaron la prueba en eficiencia comparada con la ya acreditada por la institucionalidad del ICA de los 90, encargo que a nuestro criterio nunca debió ejecutarse, al no haberse tenido en cuenta, la infraestructura requerida tanto en ciencia, recurso humano calificado, como en presencia física en todos los rincones del país, para funcionalidad de la asesoría técnica sin distinciones hacia el pequeño y mediano campesino.


Descuido nada menos que ocasionado al pequeño y mediano campesino, responsable de la soberanía alimentaria, lanzado al vacío sin apoyo institucional técnico responsabilidad del estado, que les propicio a su desorientación, incompetencia, azarosa comercialización y quiebre progresivo de la producción agraria.


Fundamental destacar la asistencia técnica no objeto de descabezamiento de plan productivo agrario que se emprenda, por considerarse columna vertebral durante todo su proceso, desde planeación incluida comercialización previa a la siembra, toma de muestras de suelos que determinen las precisas cantidades de nutrientes que se requieran para el cultivo, para correcto manejo de la inversión en un rubro de magna importancia, que en algunos casos específicos como el del cultivo de papa, supera el 30% del costo de producción, que el campesino no valora y obvia por desconocimiento y causa, en orden a su tradición ancestral de aplicar siempre más
que menos, o dejarse influenciar de

       

 

     

vendedores de empresas multinacionales o de mostrador de almacenes agropecuarios,  que sin criterio profesional los motivan a la compra en exceso, para beneficio de sus comisiones por ventas.

 

 

Y otros desatinos paralelos, causados por los mismos actores, que le definen al agricultor papero grandes mezclas de pesticidas tóxicos, para mínimo 14 aplicaciones por cosecha, que acapara aproximado 20% de los costos totales, que por demás ni las plantas requieren ni logran asimilar en su totalidad, generando sobredosificaciones de nutrientes y pesticidas, tóxicos al suelo y al ecosistema, que sobredimensionan severamente los costos de producción, ambas situaciones derivadas por la física ausencia de asistencia técnica integral a cargo de un profesional agrícola capacitado.


Situación fielmente repetitiva para todos los cultivos, que motivan a alertar al gobierno al raciocinio por un reordenamiento productivo, estratégico, lógico, que además de asesoría técnica integre planeación estratégica de siembras por producto y de necesidades de abastecimiento local, financiación adecuada de fomento, control técnico a cargo de la institucionalidad, a fin de concluir en un mercadeo estacional y contra estacional, que evite esa frecuente especulación, siempre bien aprovechada por los intermediarios comerciales, ante sobre ofertas o déficits de producción.


Ejemplos a seguir para la mejora de calidad de vida campesina, cultivar y emprender la agroindustria con frutales exóticos tipo aguacate, uchuva, tomate de árbol, gulupa, pitahaya, melones, piñas, fresas, arándanos, papayuela, brevas y otros tantos frutales y hortalizas, que en forma asociativa, les impliquen prosperidad.


Adoptando un esquema asociativo productivo que los apoye en los retos de la comercialización, de la mano de un estado que oriente hacia cadenas de valor, con reglas claras de precios, plazos de pago, cantidades de compra y sitios de recibo del producto.


La labor no será de fácil extensión para el campesino por la experiencia vivida, motivadora al retorno a su hábitat de origen y a la potencialidad de ejecutar nuevos negocios en el campo apoyados en cadenas de valor, viables y rentables; asociados en cooperativas estratégicamente estructuradas, apoyadas en planes concretos, incentivos y controles de la institucionalidad, que le garanticen prosperidad, rentabilidad y mejor calidad de vida a la comunidad campesina.


Cadenas de valor que igualmente el estado promueva para la generación de buenos contratos con empresas que generen confianza en Colombia tipo, Bavaria, Hennicken, McCain, Ingenios azucareros, Federación de cafeteros, Molinos de arroz y de harinas, Industrias avícolas, porcícolas, Cadenas de empresas hortofrutícolas exportadoras y de otros productos agropecuarios, industrias oleaginosas, alianzas que aseguren convenios a largo plazo, riesgo compartido, que garanticen la inversión.


La alianza gobierno - campesino se hace fundamental, para cualquier proyecto, muy en especial el complemento financiero, que establezca un crédito asociativo, que se amolde al modelo de las cadenas de valor, a la negociación, financie la producción a tiempos y plazos de pagos de cosecha, mecanismo que en muchos países ha sido definitivo para el éxito de las cooperativas aliadas a empresas agroindustriales compradoras. El todo será comenzar, con ejemplos que registran nuestros vecinos, Ecuador mayor exportador mundial de banano, Perú mayor exportador mundial de aguacate Hass y panela, Chile exportador mundial # 1 de uvas frescas, ciruelas secas, manzanas deshidratadas; y nosotros dormidos, desaprovechando todo un emporio de suelos fértiles y clima tropical ideal para convertirnos en despensa agrícola del mundo 24 / 7.


Donde el proyecto de catastro multipropósito, será el inicio a un inventario de bienes y productores, que logren acercarse a la asociatividad con potenciales compradores locales o extranjeros, que hagan realidad cadenas de valor productivas y competitivas sostenibles, donde los campesinos recuperen la credibilidad en la productividad y rentabilidad colombianas como fuentes de equilibrio a sus déficits y finanzas.

INGENIEROS AGRONOMOS EGRESADOS UT AMANTES DEL CAMPO

    

 

 

EL HAMBRE EN LAS REFORMAS

 

 

Por: Edgar Cabezas

 

Los primeros 100 días de cualquier gobierno marcan la relación armónica o inarmónica que tendrá de pesos y frenos la colaboración de las tres ramas del poder público para el cumplimento de sus funciones. La rama del poder ejecutivo redacta las leyes en coordinación con la rama del poder legislativo a la cual le corresponde hacer las leyes y, la rama judicial en cabeza de la Corte Constitucional, declara la exequibilidad con la que se manifiesta que cada una de las leyes expedidas son acordes a la constitución política.


A los colombianos se les ha hecho creer que Colombia es un país de leyes y que si las armas les dieron la libertad, las leyes les darán la paz. De manera que el aplazamiento de las reformas políticas: tributaria, agraria, política, justicia, salud, educación, de las fuerzas militares y de policía, industria, comercio, turismo, energía y transición del modelo de desarrollo extractivista es lo que perpetúa la inequidad, la falta de oportunidades laborales, la inflación y la violencia y, que por lo tanto, con leyes, decretos, resoluciones, acuerdos, ordenanzas las multitudes saciaran su hambre nutricional determinada por el índice de precios al consumidor.


Si bien es cierto que los diferentes órganos del Estado tienen funciones separadas, pero colaboran armónicamente para la realización de sus fines, no es menos cierto que el Estado ha de tener una relación armónica con el pueblo, del cual emana el poder público. Pero el pueblo tiene hambre y quiere una sociedad en la que todos puedan comer con dignidad todos los días, con buena comida, saludable, nutritiva, sin depender de nadie, y ganándose el pan con el sudor de su propio trabajo.

 

Además desea que los precios de los productos básicos de la canasta familiar en el expendio estén regulados a tiempo por la oferta y la demanda de las cosechas que en los periodos secos y de lluvias, desde las diferentes regiones del país abastecen la mesa de las multitudes, por un índice de precios al consumidor en el que el expendedor no imponga un “IPM: índice de precios según el marrano”.

 

En los primeros cien días del gobierno que el presidente Gustavo Petro ha llamado “el gobierno de con la gente” tiene que implantar la política de seguridad alimentaria y nutricional y un gran abastecimiento en los mercados campesinos y populares para erradicar el hambre.

 

Para lograr que el hambre deje de matar, el presidente puede y debe convocar a la ciudadanía a que constituya los Consejos Municipales de Protección al Consumidor, para que en asocio con las alcaldías, el Ministerio de Agricultura, el Ministerio de Comercio y la Superintendencia de Industria y Comercio, actúen con prontitud en la garantía de no especular respecto al precio del producto de la canasta familiar que un productor, proveedor o expendedor ofrezca, suministre, distribuya o comercialice de manera habitual, directa o indirectamente.

         

Los precios de los insumos agrícolas, las tarifas y distancias de los peajes, los costos de los fletes del transporte de las mercancías, el precio del galón combustibles, los subsidios por cosecha y el mantenimiento del buen estado de todas las vías de comunicación, se deben regular y, sobre todo, controlar los precios de los productos de la canasta familiar asegurando que el salario mínimo satisfaga el costo nutritivo de la demanda alimentaria de la familia colombiana.


Pero además, es necesario hacer un llamado a la solidaridad de productores, industriales, comerciantes, iglesias, vecinos y ONGs para que donen y no dejen perder los alimentos que otros necesitan.

 

 

 

 

      

 

  

 

 

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