EDITORIAL
Incentivar la lectura es
responsabilidad de todos
Hemos conocido informes realizados tanto a nivel
nacional como internacional que indican el nivel de la lectura en
Colombia, no solo es bajo, sino que más bien se puede calificar como
precario y cómo no debería ser así, si estos índices indican que el
promedio de lectura de los colombianos oscila entre 0 y 2 libros
leídos al año, mientras que, en países europeos, el promedio de
lectura de cada habitante supera los 15.
Este bajo nivel de lectura obedece a varios factores sociales,
políticos, económicos, culturales y de otra índole, pero no cabe
duda alguna que la pobreza extrema que trae consigo falta de cultura
y educación se convierte sin lugar a dudas en la principal causa
para que la falta de lectura siga estando presente.
Se trata de un círculo vicioso que no permite avanzar en el tema de
formación cultural y lectora porque de no existir una intervención
del Estado como corresponde, los niños y jóvenes no van a tener
motivaciones para leer, ya que están de por medio otros fenómenos
sociales como el hambre y la drogadicción, entre muchos otros.
Esta realidad existe en países latinoamericanos y no la podemos
transformar de un día para otro, no representa ningún tipo de excusa
para que nosotros seamos unos difusores de hábitos de lectura,
teniendo en cuenta que esta responsabilidad no solo puede estar en
manos de los profesores, los bibliotecarios y otras entidades de
índole cultural.
La responsabilidad debe recaer por obvias razones en los padres;
motivo por el cual se hace necesario que estos hábitos lectores no
solo se dirijan hacia la población infantil, sino que también se
lleve a cabo una estrategia cultural para que las personas de bajos
recursos que residen en zonas vulnerables tengan también un
acercamiento con la lectura.
Teniendo en cuenta este panorama, se debe indicar que, en algunas
ciudades colombianas, entre las que se encuentra Pereira ya se están
adelantando diversas iniciativas que impulsan la lectura en sectores
vulnerables como por ejemplo Villa Santana, Las Brisas, Tokio, entre
otros sectores.
El hecho de contar con diversas iniciativas culturales
complementarias, además de la lectura han contribuido a que se
fomente el amor por el arte. Por ejemplo, el proyecto denominado
“Bibliotecas Humanas”, se constituye como un muy bonito ejemplo de
motivación cultural.
La mencionada iniciativa consiste en que personas de la tercera edad
que cuentan con muchas vivencias, se encarguen de contar historias,
narraciones, mitos y leyendas a los niños y habitantes de zonas
urbanas de la ciudad de Pereira.
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El
Coronavirus
nos heredó la conciencia y casi no nos damos cuenta
Por:
Rubén Darío Varela
“Es mejor encender una luz que maldecir a la oscuridad”, proverbio
árabe.
Sin lugar a dudas los años 2020 y 2021 no serán recordados como
aquel año en que los japoneses deslumbraron al mundo con la
espectacular apertura de los Juegos Olímpicos, tampoco será
recordado como el año en que, por primera vez, dos países realizaron
la Copa América en una misma edición, tal y como lo pretendían hacer
Colombia y Argentina.
En lugar de ser recordado como el año de grandes
acontecimientos deportivos y espectáculos a doquier alrededor del
mundo, el 2020, lo recordaremos como aquel sombrío año que apagó los
carnavales, desfiles, fútbol y reinados, el mismo que con su feroz
paso se convirtió en el dueño y señor de la muerte, la enfermedad,
las ciudades fantasmas, melancólicas, quizás, evidenciando el caos y
final del frenesí de nuestra existencia.
No obstante, el 2.020 y 2.021 también quedarán registrados en los
libros de historia como los años en los que vimos los cielos más
azules y menos contaminado, la época en la que delfines y tiburones
arribaron tranquilamente a las costas, un 2020 -2.021 que disfrazado
de muerte y desolación se convirtió en un renacer de nuestro planeta.
De acuerdo con expertos ambientalistas, si este fenómeno mundial de
aislamiento mundial no se hubiese presentado, sería poco el tiempo
de vida que le restaba al planeta Tierra debido a la falta de
conciencia y acelerada contaminación que se venía, o mejor viene
presentando.
No cabe duda que una vez superada la pandemia del Covid-19, la vida
en este presente 2.022 ya no es igual, la gente adquirió mucha más
conciencia. La vida no volverá a ser igual, tal vez desde la
perspectiva colombiana este suceso se puede convertir en el más
grande atentado contra nuestra idiosincrasia, nuestro formalismo y
estrecho vínculo social ameno y cordial que brindan un fidedigno
testimonio de las raíces que nos identifican, porque ya no seremos
los mismos colombianos cercanos y afectuosos de siempre.
Sin embargo nuestra vida no solo cambiará la forma de relacionarnos,
quizás este es el precio que pagaremos todos para obtener la
recompensa que desde ya se avecina, que no es otro que un despertar
de la conciencia, un nuevo renacer espiritual que sin duda
contribuirá a hacernos comprender los aspectos que realmente son
relevantes y esenciales en nuestra existencia.
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Crónica de Gardeazábal # 481
LA AGONÍA DE UN RÉGIMEN
Por:
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio: Ehttps://www.spreaker.com/episode/51014832
Nadie se atreve a discutirlo porque ya estamos cansados de aceptar
pendejadas. Pero todos sabemos que es la única verdadera solución a
los problemas contable del régimen semidemocrático que más mal que
bien hemos ido sosteniendo y remendando con el paso de los años: hay
que introducir a la base tributaria del país al narcotráfico, a la
minería ilegal y al blanqueo de capitales.
No podemos seguir creyendo que ese renglón de las cuentas nacionales
van a poder permanecer al margen de todo proceso si de verdad
queremos un cambio en Colombia. Y si después de la Comisión de la
Verdad y de la paz exclusiva y excluyente de Santos no creemos que
ya está el terreno abonado para ese paso, apague y vámonos y dejemos
el país otra vez a la deriva simulando que navega en el proceloso
mar de los sargazos de la corrupción, que todo lo nivela para
provecho de unos pocos.
El país ha gastado demasiada plata en sus últimas gestas. La
Constitución de 1991, aunque le duela a Gaviria reconocerlo, resultó
más costosa que rendidora. El inmenso gasto militar para dizque
impedir en los últimos 50 años que las guerrillas y los paracos se
tomaran el poder nos ha dejado sin generales para liderar la guerra
total y con tropas sin fe en lo que dicen defender.
El costo de la corrupción cada vez es mayor y como no pudimos con
ella, institucionalizamos las cooperativas de contratistas en
reemplazo de los partidos políticos y seguimos girando sobre un
fondo cada vez más despilfarrado: el Presupuesto Nacional.
Podríamos agregar el gran gasto que ha significado la construcción
de más vías carreteables pero a costa de la destrucción de la opción
ferrocarrilera. Si sumamos todo, estamos ante una erogación
inmisericorde que indirectamente, sin control y sin moral alguna lo
surte la plata de los narcos, los mineros ilegales y los lavadores
de dólares.
Es la hora de incorporarlos. El régimen hipócrita agoniza y la
posibilidad de cuajar una paz total, así sea tapándonos las narices,
es inminente. Con el permiso o no de los Estados Unidos. Con la
venia o no de la comunidad mundial, inventémonos un cuadre de
cuentas para que esas platas nuestras, buenas o malas, ingresen a la
masa tributaria.
Ya vimos que hasta la ONU y Washington le dieron el visto bueno a la
JEP y a la Comisión de la Verdad. Inventémonos otra ventanilla
siniestra como la que López puso en funcionamiento. El antiguo
régimen hipócrita de las mentiras agoniza. Es la hora.
Agosto 24 del 2022
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