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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición: 12.984-564

Fecha: Jueves 06 de octubre de 2022

 

Los libros, las mujeres y los licores
 

 

Por: Jotamario Arbeláez

 

 

Si hubiera sabido de la plenitud y dulzura que implica una vejez sana y holgada hubiera acelerado el proceso, oí que me dijo, mientras apurábamos una botella de ron Zacapa, mi admirado arquitecto Simón Vélez, quien ha erigido palacios de guadua. Nunca pensé que el esqueleto y sus resortes me dieran para vivir ni la mitad de lo que he cobrado, pero llegué a la cuarentena y sin marcar calavera me he seguido escurriendo por el túnel del tiempo pegado de la pluma de ganso de la poesía que me permitió convertir en realidades mis fantasías, del periodismo que me toleró relatarlo y de la publicidad que me pensionó.

 

 

 

 

Llegué a padecer en mi edad mediada de alopecia y de gota, pero logré vencerlas merced a las peripecias del milagroso  dermatólogo René Rodríguez y con una pastillita del Seguro pude volver tranquilo a las carnes y al vino rojo.

 

Hoy ostento el copete quinceañero imitación de mi venerado actor Tony Curtis, y mi fantástica Salomé, con su parejo gringo italiano, me hizo abuelo reciente de Emilia Curtis Arbeláez, barcelonesa. A pesar de que no pido más, la vida me sigue picando caña.


De todo había aprendido en los conservatorios de la penuria, menos desde luego a cantar victoria. Aferrado a la tabla de la derrota y con mis bluejeans desteñidos arranqué con mi existencialismo criollo durmiendo en colchones adquiridos en el mercado de las pulgas, comiendo y bebiendo de cuenta de admiradores de paso, haciendo el amor a trancazos, leyendo todo lo que podía sin levantar los ojos de un libro ni para pasar una calle, apoltronado de apache en tabernas de mala muerte.

 

Era la buena onda de entonces, cuando la guerra a las corbatas y a las convenciones sociales, profesorales y clericales. Pero, una vez que la poesía me concedió el primer premio, cuando la dama con quien vivía mandó al concurso de la editorial Oveja Negra de García Márquez las cuartillas que había dejado cuando me tiró las maletas por la ventana, me gané a la vez una novia highligh que me enseñó a hacer el amor con tres tenedores y a viajar sin rubor en primera clase.  

 

Desde que me pensioné comenzando el siglo, sin bajar la guardia por el reclamo contra las iniquidades del mundo, me dedico a viajar, a leer y escribir, beber y fornicar como Dios manda y el demonio me celestina. Uno de los primeros libros que leí y me impactó fue El amor, las mujeres y la muerte, de Schopenhauer. Yo ahora, Bukowsky trasnochado, escribiría El licor, las mujeres y los libros, para hacer honor a mis tres pasiones.

 

 

Ya pisé la sagrada India y la China y leí mis poemas caleños en los templos de Tagore y de Li-Tai-Po. Ahora ando en giras más parroquiales pero igualmente emocionantes, vengo de la Feria del Libro del Alto Magdalena en Girardot y sigo para el III Festival de Arte y Cultura Zaquezipa, en Funza. Y seguiré hacia la pomposa Feria Internacional del Libro de Cali, auspiciado por
la Gobernación del Valle, que me concedió el año pasado el “Premio a la Vida y a la Obra 2021”, que de nuevo agradezco profundamente.


Haré el lanzamiento del volumen Mi reino por este mundo. Los poemas de la vida (740 páginas), preciosamente editado por la Universidad del Valle, el jueves 13 a las 5 p.m. en la Carpa de la Gobernación “El Valle y sus Letras”. Y el domingo 16, a las 6 p.m., en la Carpa de la Red de Bibliotecas trataré el tema Nadaísmo y poder.

Con anfitriones como la Gobernación, la Alcaldía, el Hotel Spiwak, y el mecenazgo amistoso de Leonardo Medina, así sólo sea por cuatro días, más la compañía siempre cálida de los amigos y amigas poetas, como Rosario Caicedo y su libro Mil pedazos en mi mochila, seguiré cumpliendo con mis misiones literarias que se van volviendo sociales. De nuevo aposentado de rapidez en la Cali de mis amores después de 52 años de haber salido disparado hacia Bogotá a escribir con Elmo Valencia El libro rojo de Rojas denunciando el fraude en las elecciones, de donde se desprendió el M-19
que ahora ocupa la Presidencia de la República, y una de las militantes del movimiento nadaísta la dirección de la cultura nacional, puedo darme por bien servido.
 

jotamarionada@hotmail.com

 

  

 

 

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