EDITORIAL
El
polémico tema de las Visas
La decisión de Londres en el sentido de eliminar a
partir del 9 de noviembre próximo la exigencia de visado de
visitante a los colombianos que viajen a los países que hacen parte
del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte,es sin duda una
muy buena noticia para nuestra nación.
Más allá de los insólitos resquemores ayer entre voceros del actual
gobierno y sus antecesores en torno a cuál podía ‘sacar más pecho’
por esta noticia, lo cierto es que desde hace tiempo se venía
trabajando en esta dirección, sobre todo después de que se concretó
la salida del conglomerado británico de la Unión Europea, lo que
obligó a establecer un nuevo marco de relacionamiento con los
ingleses.
De hecho, a finales de junio pasado entró en vigencia el Tratado de
Libre Comercio entre Colombia y el Reino Unido, que fue firmado en
mayo de 2019 y aprobado por el Congreso de nuestro país un año
después. Quedaba pendiente el tema migratorio, que se gestionó de
forma intensa y fue oficializado finalmente ayer. No hay que olvidar
que ya la Unión Europa había eliminado desde 2015 la exigencia de
visa a nuestros connacionales.
Para nadie resulta un secreto que una gran cantidad de países
implementaba a finales del siglo pasado fuertes filtros migratorios
a los colombianos, derivados en gran parte de la prevención
producida por el flagelo del narcotráfico y largas décadas de
conflicto armado interno. Sin embargo, a partir del nuevo milenio la
situación comenzó a cambiar de forma gradual y, afortunadamente,
irreversible.
Hasta hoy, según la Cancillería, de 193 países que integran la ONU,
en 94 ya los colombianos pueden entrar sin visa, apenas presentando
el pasaporte y otros documentos de menor rango. Es claro que todo
ello hubiera sido imposible sin la implementación efectiva del Plan
Colombia, los distintos procesos de paz, la firma de tratados de
libre comercio, la modernización de nuestros procedimientos
migratorios, una coordinación más eficaz con los gobiernos y
autoridades de varias latitudes y entes multilaterales, así como la
reconocida estabilidad política, económica, social e institucional
de nuestro país.
Sin desconocer que todavía hay problemas en muchos flancos, es claro
que Colombia ha ganado espacio en las últimas dos décadas en cuanto
a flujo de inversión extranjera, atractivo turístico, dinamismo
productivo, centro de negocios subcontinental y otros rubros.
También debe destacarse que nuestro país es uno de los más amigables
y abiertos a la visita de personas de otras nacionalidades.
Incluso, ha sido destacado como el más eficiente y solidario con la
diáspora venezolana, al punto que alberga a no menos de dos millones
de ciudadanos del vecino país que han huido de la crisis producida
por la dictadura chavista.
Hay, entonces, en la disminución de la exigencia de visado a los
colombianos, un amplio rango de reciprocidad y reconocimiento de la
importancia geopolítica y estratégica de nuestro país en no pocas
materias.
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Un Congreso que devora el erario como un agujero negro
Por: Zahur
Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
Por siglos han
existido los congresistas, una forma de dominio y administración del
establecimiento. Siempre ha funcionado como una forma de establecer
las leyes que van a regir la nación detrás de quienes la
constituyen. Quienes viven en su entorno simplemente han sido
hormigas que laboran para ese establecimiento.
El ser humano ha evolucionado intelectualmente muy poco en relación
a su independencia y autonomía. Desde la antigua Mesopotamia
avanzando a los griegos y finalmente a los romanos, simplemente
hemos rotado en el mismo eje sin muchas primicias que nos hagan
saltar a un encuentro con lo fantástico.
El mundo comenzó a cambiar en el sentido individual a partir de 1883
por el desarrollo de la tecnología, el mundo laboral y la liberación
de la imaginación. Gracias a este nuevo advenimiento hemos podido
ver los grandes avances, pero en Colombia por mucho esfuerzo que han
hecho sectores de avanzada por poner al país a la par con el mundo
desarrollado no ha sido posible lograr ese asentamiento.
La politiquería reinante por siglos ha impedido que algo bueno se dé
en estas tierras. Se ha vivido en un estado primitivo y las hormigas
que laboran en el país no tienen la capacidad de pensar por sí solas
sino ser dirigidas por el demagogo de turno que elabora su reinado
por un cuatrienio y luego deja el desastre para que el que viene
trate de arreglar y siga escarbando en la escoria que dejó.
El congreso ha existido como una plataforma de incubación de
intereses personales y no como una entidad que vela por el bienestar
de los ciudadanos y de sus hormigas seguidoras. Se han aprovechado
de todo y han usado ese cargo de elección para someter a toda una
nación a que los mantenga sin que ellos aporten nada. Son
delincuentes que protegen otros delincuentes y jamás han proyectado
el país a que sea una nación próspera para el bien de todos.
Todo el dinero que llega a sus manos desaparece, las leyes que hacen
tienen doble sentido y hay suficientes para empapelar a una persona
y después de años nada funcionó. Es un país fundado en el crimen
porque sus leyes crean una organización criminal para defenderse de
los crímenes del Estado.
La sociedad está desprotegida, a pesar que ella cree que hay cierta
protección. Ella no tiene cómo defenderse de los criminales, porque
la misma constitución los ampara y las organizaciones de derechos
humanos están más interesadas en proteger al delincuente que velar
por el bienestar de todos. El Senado no genera confianza en la
sociedad, pero ella no sabe cómo deshacerse de él, porque no saben
cómo se debe administrar el país. La ignorancia es tan grande debido
a la educación que se le ha venido dando a las generaciones que el
crimen fomentado por el Estado y la microempresa hace que todo
funcione bien para los señores del sistema. |
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Crónica de
Gardeazábal #
520
LAS
MUJERES IRANÍES
Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/51619326
Mahsa Amini, una joven kurda de 22 años fué detenida
hace más de un mes por la Policía de la Moral iraní por no llevar
bien puesto el velo sobre la cabeza. Fue trasladada a una comisaría
y allí la apalearon tanto que finalmente murió.
Desde entonces todos los días, una rebelión sin nombre, que nunca
antes se pensó que podía suceder, recorre las calles de las ciudades
de Irán acaudillada por miles de mujeres que se quitan el velo en la
calle, se cortan el cabello y, teniendo su cuerpo como escudo, han
formado la gran batalla contra el régimen de los ayatollah, los
clérigos irascibles, enemigos acérrimos de las mujeres y defensores
de un gobierno atrabiliario más parecido al que podía tenerse en la
edad media y no en pleno 2022.
Allá en ese país donde todas las mujeres están obligadas por los
sacerdotes que controlan al estado a llevar su cabeza cubierta con
el velo, están exigiendo libertad y esperando que las mujeres de
todo el orbe las apoyen. Pero esas mujeres que en otras
oportunidades han sido frenéticas para con sus gritos y acusaciones
llevar a muchos hombres ante los jueces porque alguien les tocó una
nalga, apenas si llenan las redes con un poco de viejólicas que se
hacen tomar un video o una foto cortándose un mechón de pelo.
Puede ser muy simbólico pero no sirve para evitar que ese régimen se
perpetúe y que las caducas costumbres religiosas sigan imperando
hasta el desprecio infinito contra la mujeres. Transcurridos más de
30 días, las mujeres iraníes siguen saliendo a la calle, botando a
un lado los velos y esperando las arremetidas de la Policía de la
Moral que las ha detenido por millares. Pero aunque es un atropello
miserable, aunque el mundo anda en una nota de defensa de lo
femenino desde hace varias décadas, ningún gobierno se atreve a
condenar rompiendo nexos diplomáticos con el gobernante de Teherán y
mucho menos con su máximo líder espiritual.
Es una revolución histórica y sólo debía causarnos admiración pero
la hemos cubierto con otro velo, el de la ignominia, y con la
cobardía de enfrentar a esos clérigos retardatarios, injustos,
crueles y mandados a recoger.
El Porce octubre 19 2022 |