CHARLAS CON UN
MAESTRO SAMMASATI
Por:
Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama
Sammasati para Latinoamérica
LA
ILUMINACIÓN (2)
Namasté para todos, un saludo
Sammasati, esperando que estés bien, feliz y en paz. Hoy continuamos
con la segunda entrega del quinto capítulo titulado “La
Iluminación”, del libro inédito “Charlas con un Maestro Sammasati”
En esta entrega, el Maestro explica a su discípulo ¿quién fue Budha?,
¿cómo alcanzó la iluminación? Y otros aspectos importantes sobre la
historia de la iluminación de Budha.
Comencemos entonces:
11. Adepto: Maestro antes que
continues explicándome Las Cuatro (4) Nobles Verdades, explícame un
poco, ¿quién era Budha?, ¿cómo consiguió su iluminación?
12. Maestro: Bueno, hablemos
entonces de la Iluminación de Budha. Según la tradición budista, el
Buda era un príncipe hindú de nombre Siddhartha Gautama, cuyo padre
le protegió de ver o experimentar ningún tipo de sufrimiento durante
sus primeros 29 años de vida, para evitar que se cumpliera una
profecía. Un vidente había predicho, al nacer Siddhartha, que, si el
niño era testigo del sufrimiento o la muerte, se convertiría en un
gran líder espiritual. Siddharta creció en una especie de palacio de
fantasía, protegido del mundo exterior, hasta que un día el
sustituto de su cochero habitual, le condujo fuera del recinto por
una ruta que no era la de costumbre y se encontró con las “cuatro
escenas”’: Un anciano, un enfermo, un muerto, y un asceta.
13. Adepto: y ¿cuál es la importancia de estas cuatro escenas?
14. Maestro: Verás, Tras ver a los
tres primeros, Siddhartha le preguntó al cochero “¿yo también estoy
sujeto a eso?”, a lo que este respondió que todos los que viven
envejecen, sufren enfermedades y finalmente mueren. La constatación
de que perdería todo lo que amaba y que nada en la vida era
permanente le atormentó, pero entonces vio al asceta sonriendo
serenamente al lado del camino. Le preguntó por qué no parecía estar
preocupado con la vida, como el resto de la gente a su alrededor, y
el asceta le respondió que llevaba una vida de desapego y serenidad.
15. Adepto: Maestro, cuando dices “que perdería todo lo que amaba”,
¿cuál era el núcleo familiar de Siddhartha?
16. Maestro: En el momento en que vio las cuatro escenas, Siddhartha
estaba casado, era el heredero del trono de su padre, y tenía un
hijo. Tras ese encuentro, sin embargo, no podía dejar de pensar en
que un día perdería todo lo que tenía alrededor, de forma que una
noche dejó atrás el palacio y su vida, para seguir el camino del
asceta.
17. Adepto: Y es con las enseñanzas de ese asceta, ¿qué Siddhartha,
alcanza la iluminación?
18. Maestro: Lo primero que hizo Siddhartha, fue aprender de varios
maestros meditación y
disciplina espiritual y muy probablemente practicó algún tipo de
jainismo, el sistema de creencias fundado por su antecesor
contemporáneo Mahavira (también conocido como Vardhamana, ca.
599-527 a.C.), que defendía la renuncia a todo tipo de ataduras de
los sentidos. Siddhartha ayunó hasta la delgadez extrema y adoptó
todas las técnicas sugeridas por los maestros y otros
ascetas, aunque sin encontrar la forma de vivir sin sufrimiento.
Incluso la disciplina
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espiritual llevaba consigo el
vínculo de orgullo con los propios logros y la alegría de vivir en
compañía de otros ascetas, de forma que se marchó por su cuenta a
sentarse bajo un árbol de Bodhi, en la aldea de Bodh Gaya, jurándose
alcanzar la iluminación o morir allí en el intento.
19. Adepto: Maestro, y Siddhartha ¿alcanzó su cometido?
20. Maestro: Durante la meditación bajo dicho árbol, en un destello
de iluminación comprendió las Cuatro Nobles Verdades. Las personas
sufrían porque insistían en estados permanentes del ser, en un mundo
en cambio constante. La gente se definía a sí misma por su trabajo,
su familia, sus posesiones, pensando en tales cosas como permanentes
y estables, cuando eso no es posible porque nada en la vida lo es.
El deseo de permanencia en un mundo
siempre cambiante provoca sufrimiento, cuyo final tiene que ser
precedido necesariamente por el final del deseo. Se dio cuenta de
que se puede conseguir dicho final del deseo redirigiendo las
propias energías y pensamientos desde unos canales improductivos,
que no producen más que apego, deseo y sufrimiento, hacia otros
productivos que estimulan el desapego, la serenidad y el amor tanto
por uno mismo como por los demás y el mundo de las ilusiones en su
conjunto.
En el siguiente artículo continuaremos con la tercera entrega del
Quinto Capítulo, no te lo pierdas.
El hacinamiento no se cura
construyendo más cárceles
Por: Rubén Darío Varela
Ante el último pronunciamiento de la Personera Municipal de
Pereira Sandra Lorena Cárdenas realizado esta semana y que hace
referencia a la denuncia que el hacinamiento en la cárcel de La 40
de la ciudad tiene una sobrepoblación de más del 100 por ciento
sobrepasando el número de 1.200 internos, bien es pertinente
reflexionar acerca de esta actual situación.
Y es que es pertinente como se dice coloquialmente poner ´el dedo
sobre la llaga´
en este asunto, no solo por el hecho del incremento de este
hacinamiento, sino también por otra denuncia aún mucho más grave que
hizo la Personera Sandra Lorena Cárdenas y que tienen que ver con
las precarias condiciones de salud que padecen los reclusos, siendo
esta una de tantas consecuencias que trae consigo el fenómeno del
hacinamiento, no solo en la capital risaraldense, sino en todo el
país.
La verdad no se puede esconder con un dedo y es que realmente este
centro penitenciario no cuenta con el personal suficiente para
atender a los internos dado al hecho que es una situación que cada
vez más se complica debido al sobrecupo que se viene presentando
desde hace muchos años y que lastimosamente en el día de hoy no
tenemos una solución eficiente que contribuya a erradicar esta
problemática de raíz.
Ya se ha venido dándole mucha pólvora a la iniciativa de
construir un nuevo centro penitenciario para la ciudad de Pereira en
el sector de Combia, un proyecto que marcha lento como el paso de
una tortuga, mientras los reos siguen padeciendo de brotes de
enfermedades sin que tengan una atención médica oportuna, digna de
seres humanos.
¿Pero realmente esta es la solución? Se habla de construir otra
cárcel para mitigar el sobrecupo, incluso de ampliar la cobertura de
la aplicación de la figura judicial de casa por cárcel (que me
parece toda una barbaridad), en fin, son muchas las soluciones que
desde el Inpec y el Gobierno Nacional se mencionan.
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Lo curioso, eso sí en mi juicio es que la solución de raíz a este
problema no es la mejoría de infraestructura carcelaria ni la
construcción de otros centros penitenciarios, ni siquiera la
inyección de más recursos económicos. NO esa no es la solución.
Lo triste del asunto es que la verdadera solución casi nadie la menciona, ni la
aplica, es más, es muy desalentador, porque ni siquiera hace parte de la
distribución de recursos, o si se presenta se destina un muy deficiente recurso
para trabajar en algo tan pero tan importante como lo es la PREVENCIÓN y
educación en poblaciones vulnerables, porque la verdadera solución es que estas
personas no vayan a las cárceles.
Una
balanza en la educación
Por: editorpereira@pereira.com
El principio de acuerdo al que
llegaron el viernes pasado el ministro de Educación y los rectores de gran parte
de las universidades privadas del país en torno a los reajustes en el valor de
las matrículas para el 2023 generó reacciones encontradas.
Para algunos sectores el consenso en torno a que los incrementos no deberían ir
más allá del 12,2% (el porcentaje de inflación causada a octubre) es una medida
ponderada en cuanto permite a las instituciones de formación poder mantener a
flote sus escenarios financieros de corto y mediano plazos. Para otros, en
especial algunas organizaciones de estudiantes y padres de familia, incrementos
de esa cuantía no se compadecen con la difícil situación económica por
la que atraviesa el país, especialmente la derivada de la escalada en el costo
de vida este último año, que obviamente ha golpeado la capacidad adquisitiva de
los hogares y, por ende, su margen de acción para seguir costeando el valor de
los semestres.
Como se dijo, lo que hay hasta el momento es un consenso que el propio Gobierno
calificó de “casi mayoritario”. De hecho, la legislación vigente permite a las
universidades poder aplicar alzas en las matrículas por encima de la inflación
causada, caso en el cual deben justificar ante el Ministerio del ramo las
razones que soportan dicha decisión, todo esto dentro del esquema de libertad
vigilada.
No es, entonces, un tema fácil de dilucidar. Se podría decir, incluso, que tanto
a las directivas universitarias
como a los estudiantes les asiste la razón. Las primeras señalan claramente que
las estructuras de sus costos han aumentado por circunstancias objetivas como la
inflación, mayores inversiones en calidad y cantidad de profesores para procesos
de acreditación, mejoras estructurales y tecnológicas e incluso el coletazo del
impacto de la pandemia.
Esto último porque muchas de estas instituciones aplicaron de forma directa y
por cuenta propia alivios en materia de rebaja en el costo de los semestres y
otros rubros, todo con el fin de asistir a sus alumnos en medio de la crisis
sanitaria. Era imperativo asegurar que los estudiantes pudieran continuar con
sus carreras y evitar que se dispararan los índices de deserción. Incluso, ya
sin tener el covid-19 como amenaza, debe destacarse que para 2023 algunos
claustros han anunciado reajustes menores a ese 12,2%.
También son entendibles las razones de los movimientos estudiantiles que han
realizado protestas por el incremento planteado para el próximo año por sus
respectivos claustros. Es innegable que un incremento en promedio del 12% o más
en las matrículas llevará a que muchos alumnos tengan que retirarse temporal o
definitivamente.
El efecto de la inflación es
demoledor y generalizado. Aunque existe la posibilidad de acudir a mecanismos
como créditos de la banca privada, los ofrecidos por las mismas instituciones e
incluso los del Icetex, no se puede desconocer que los intereses han subido por
cuenta de las propias decisiones del Banco de la República para tratar de atajar
la disparada del costo de vida.
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