Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 13.011-591

Fecha: martes 06 -12 -2022

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 El limbo peruano


Lo que está pasando con el actual mandatario de Perú, Pedro Castillo, raya en lo insólito, en un país en el que prácticamente ningún presidente en este siglo ha podido terminar su periodo o, si lo hizo, luego fue procesado judicialmente o encarcelado.

Tras asumir en junio del año pasado, el mandatario de izquierda afronta el próximo miércoles su tercera moción de destitución en un Parlamento que, pese a ser dominado por la oposición de centro y derecha, no cuenta todavía con los votos suficientes para forzar la salida del Jefe de Estado, cuya impopularidad es superior al 70%. Paradójicamente, la única institución que le gana en mala imagen ante la opinión pública es el propio Congreso, al que descalifica el 85% de los consultados en las más recientes encuestas.

Castillo, como se sabe, ha estado desde el día uno de su mandato bajo la lupa de sus contradictores y luego de la justicia. Varios de sus principales ministros y altos funcionarios así como su esposa y algunos de sus familiares están siendo investigados por delitos que van desde tráfico de influencias hasta corrupción. El propio mandatario fue denunciado formalmente semanas atrás por la titular de la Fiscalía General de la Nación, que lo sindica de encabezar una red delictiva desde la sede presidencial.

En esta ocasión se acusa a Castillo de “incapacidad moral” para ejercer el cargo, que es la figura que la Constitución inca contempla como causal de destitución del Jefe de Estado. Un mecanismo que ya en el pasado ha permitido obligar a relevos en la Casa de Pizarro.

Si bien es cierto que la aprobación para debatir la moción alcanzó el viernes pasado 73 votos a favor, concretarla este miércoles requiere del respaldo de 87 legisladores de los 130 que componen el órgano legislativo, un número que todavía no alcanza la plataforma opositora, que es encabezada por los partidos Renovación Popular, Avanza País, Fuerza Popular, Acción Popular y Alianza para el Progreso.

Aún así, al decir de los principales analistas de la política peruana, es evidente que Castillo arrastra un desgaste cada vez más alto y muy pocos apuestan porque su escaso margen de gobernabilidad le alcance para mantenerse en el poder hasta julio de 2026. Ya es claro que la bancada que lo apoya en el Parlamento, que no suma tres decenas de votos, se adelgaza mes tras mes e incluso la colectividad de base para la elección del hoy Jefe de Estado ya le ha marcado distancia en apenas dieciséis meses que lleva de mandato. Es innegable que si la oposición no logra remover del cargo a Castillo pasado mañana, seguirá intentándolo, tal como lo han advertido varios de los voceros de los partidos contradictores al Ejecutivo. Si bien una comisión de la OEA insiste a ambos bandos que aboquen una especie de “tregua política” de 100 días, la polarización es muy alta y no se ve escenario probable para una distensión. El Presidente sí es partidario de buscar un acuerdo, pero sus críticos advierten que es imposible abocarlo por las graves acusaciones contra el Gobierno. La única vía que admiten es la renuncia del mandatario o un anticipo de elecciones.

La posibilidad de un clima de estabilidad política e institucional en Perú no es cercana. Por el contrario, el panorama se complica por la desaceleración económica, el creciente inconformismo social y un eventual choque de poderes, ya que el Ejecutivo insiste en que las mayorías opositoras en el Congreso y la Fiscalía, como cabeza de la rama judicial, quieren darle una especie de ‘golpe de Estado’. Un señalamiento de la máxima gravedad.

 

   

 

 Un gobierno folclórico en un mundo de estadistas

 

 

Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

Las cosas se parecen a quién le pertenece y esto hace que las personas distingan a su dueño. Cada marca es un sello particular y esto abre mercado en cualquier sitio donde ponga el producto. Con este derrotero podemos ver y distinguir miles de marcas y millones de consumidores e imitadores.

En el mundo político ocurre el mismo fenómeno y esto ha hecho que personajes a través de la historia hayan marcado su momento histórico por lo que hicieron. Hoy los estudiamos y no sirven como luz para no cometer sus errores, porque cada uno tiene su propia historia que no se repite.

El ser humano ha creado imágenes de seres sin iguales que veneran para así apartar esos malos momentos de la vida y dejar un espacio de esperanza y no permanecer aislado e incrédulo a los nuevos avatares que se van a suceder con la llegada de nuevas generación de seres humanos.

Colombia no ha sido una sociedad compacta y está muy lejos de serla porque no la han dejado madurar por la falta de maestros con tal disciplina. Ha estado en manos de amateur y quienes dirigen el Estado no tienen conocimiento de cómo dirigir un Estado para que sea próspero y cimentado hacia una nación con visión del presente y el futuro.

El gobierno de Colombia es folclórico y se ajusta a su gran mayoría de ciudadanos porque ven en ellos que los representan y han sido parte de esa rumba alegre que la gran mayoría lleva por dentro. Colombia no es un país flemático ni disciplinado, es una nación donde todo se hace por esa intuición que creen traer porque se le ha dicho que colombiano no se vara y es un verraco para hacerlo todo.

Cuando analizamos a la gente desde otra perspectiva la encontramos muy inmadura, con poco entrenamiento profesional, con intereses fuera de la labor que está desempeñando. Está en el rebusque continuo para poder alcanzar un estándar económico porque no tiene seguridad laboral, porque el Estado maneja un código laboral que afecta tanto al empleador como al empleado. Y no le puede dar las garantías que realmente el ciudadano necesita.

Bajo esta dinámica es muy difícil que un presidente pueda administrar un país y elevar su condición de vida actual.

Incumplir a las citas hace parte de ese folclor porque ya están acostumbrados a vivir la vida loca de Mark Anthony y todos dan como un hecho porque eso es lo normal. Pero no en un mundo donde la disciplina política es puntual frente a otros mandatarios. Aquí tiene que haber respeto hacia los demás y no presumir que con solo hablar demagógicamente se va a congraciarse con todo el mundo.

Los hombres de Estado mantienen una disciplina por la cual son respetados y atendidos puntualmente y no mirados como críos que apenas están asistiendo al pre kínder donde les van a enseñar la disciplina que se requiere para poder ocupar los cargos a que son elegidos.
 

 

 

Crónica #551

EL MACHÍN

 


Gustavo Alvarez Gardeazábal


Audio: https://www.spreaker.com/episode/52097860

Cuando Andrés Uriel Gallego iba a posesionarse como ministro de Trasporte me pidió que le hiciera un recuento de las menciones que yo había hecho del volcán Machín en mis columnas de El Colombiano. Conocía al ministro desde cuando trabajaba para Pinsky y era profesor en la del Valle.

Inquieto y ambicioso tenía como meta construir bajo su mandato el túnel de La Linea, pero le asaltaba la duda de que no fueran a repetirse los errores del Ruiz que yo había resaltado en mi novela “Los sordos ya no hablan”.

Por estos días, cuando el Machín ha querido estornudar, y ha vuelto a salir de los anaqueles de un país sin memoria, estoy recordando aquella charla y todo lo que sabía entonces y lo mucho que he aprendido con las investigaciones que he leído y que han hecho con dedicación aplaudibles en el Servicio Geológico Colombiano.

Sin ir a sembrar pánico vale la pena revivirlas para que no vaya y la sorpresa nos tome de nuevo con los calzones abajo.

El Machin es un volcán que ha sido homologado a los monstruosos Santa Helena, Krakatoa y Pinatubo. Tiene un gran potencial explosivo y por la huella de sus erupciones (la última fue hace 800 años) y poseer un triple domo de más de 3 kilómetros de circunferencia, hay estudios quizás un poco dramáticos que elevan su peligrosidad a muy dañina.

Cuando fuí a conocerlo, recién salida mi novela, no tenía ni los sismógrafos ni el seguimiento minuto a minuto que le hacen hoy día pero en sus faldas vi aterrado no solo un par de fumarolas, sino arracacha sembrada en sus fértiles tierras. Todavía deben estar allí y si las medidas hechas con los planos de las proyecciones en caso de estallar se cumplen, sus efectos terroríficos llegarían hasta Ibagué y Armenia y arrasarían con la cuenca del rio Coello igual que hizo el Lagunilla en Amero.

El lio empero son el túnel de la Línea y la carretera, aposentados ingenuamente en sus entrañas.

El Porce, diciembre 6 del 2022

 

 

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