EDITORIAL
El sistema de
salud sigue en crisis
El sistema de salud en Colombia se
encuentra bajo la lupa. No solo por la controversia alrededor de la
proyectada reforma que quiere impulsar el Gobierno sino porque
varios de sus principales actores han lanzado alertas tempranas
sobre algunas falencias estructurales y coyunturales que se han
venido agravando en los últimos meses.
Días atrás en el Congreso se dio un intenso debate donde quedó claro
que no hay unanimidad de criterios frente a qué clase de ajuste
requiere el sistema de aseguramiento en el servicio de salud para
mejorar su cobertura, calidad y eficiencia. Mientras que desde las
filas de la oposición acusaron a la ministra del ramo de estar
ideologizando esta política pública, desconociendo las bondades del
modelo de prestación e incluso agravando la crisis para tener un
terreno abonado para aplicar su visión de reingeniería total, en las
toldas oficialistas se replicó que hay fallas graves en materia de
arquitectura del esquema, sostenibilidad financiera y eficacia de la
asistencia médica, debilidades que se hicieron más patentes a partir
del coletazo pandémico.
La polémica derivó, en poner en duda la credibilidad de encuestas
sobre el nivel de satisfacción de los usuarios del sistema de salud,
así como en cuestionar varias clasificaciones internacionales en
donde se ubica a Colombia en la parte alta de la tabla a nivel
latinoamericano e incluso mundial.
La discusión no se centra en la necesidad o no de la reforma, ya que
existe un punto de consenso en torno a que se necesita un ajuste.
Mientras que para algunos sectores la reforma debe ser a fondo y
modificar toda la estructura del sistema, llegando incluso a generar
uno nuevo, otros son de la opinión de que la actual arquitectura ha
demostrado su viabilidad, bajo la filosofía de construir sobre lo
construido, lo que procede es aplicar los correctivos del caso para
solventar las deficiencias.
Mientras no se defina esa discusión será imposible establecer qué va
a pasar con las Empresas Promotoras de Salud (EPS), cuál será el rol
la red prestadora de servicios (clínicas y hospitales), cómo
aumentar la cobertura del aseguramiento, la mejor forma de asegurar
la sostenibilidad financiera del sistema, los mecanismos que se
deben aplicar para mejorar la calidad y pertinencia de la atención
médica básica y especializada, las medidas a implementar para hacer
más eficiente el enfoque de salud preventiva, aumentar la eficacia
de la focalización de subsidios en población vulnerable, los ajustes
requeridos a nivel departamental y municipal en el esquema sanitario
y hasta la ejecución eficiente del Plan Decenal de Salud, entre
muchos temas clave.
|
|
|
Al Capone, Pablo Escobar y Donald
Trump unos personajes que dan para hablar sin cesar
Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Los bandidos son personajes atractivos y odiados según su quehacer.
Históricamente han existido y su paso por la vida ha sido un tejer
de acciones que solo ellos han podido manejar. Cada país tiene su
personaje que los representa y que sirve de banderola cuando quieren
competir.
La historia de Al Capone fue muy relevante a mediados de los años 20
del siglo pasado. La prohibición del alcohol hizo que este personaje
sobresaliera por sus crímenes y la capacidad organizativa que tenía.
A pesar que hubo muchos otros personajes que por ese tiempo se
movían en el mundo de la ilegalidad. Al final fue atrapado por
evasión de impuestos y murió de sífilis como cualquier ciudadano. El
cine lo catapultó y por eso sigue ahí como parte de ese pasado de la
prohibición del alcohol.
Pablo Escobar, este sí que fue un personaje que batió todo los
récords. A pesar que fue un enemigo de la clase política amañada que
lo llevó a convertirlo en un criminal que cambió la historia del
país. Hay que reconocerle que no fue cualquier personaje. Que sus
obras humanitarias y sociales, el mismo Estado no sería capaz de
superarlas, mucho menos los políticos, ya que carecen de estas
habilidades y ellos solo piensan en enriquecerse a través del
erario.
Colombia todavía no ha decantado lo que pasó y no ha podido superar
ese trauma que causó Luis Carlos Galán y sus seguidores. Hoy tratan
de reordenar el país y como siempre, los enemigos del bienestar
social siempre están torpedeando para que la guerra continúe y los
negocios ilícitos del Estado jamás salgan a la luz pública.
Donald Trump es un personaje que a través del tiempo se ha
entronizado como un habilidoso timador que logró llegar a la Casa
Blanca apoyado por un sector ignorante que siempre ha visto en él la
estrella que casi todos quieren ser cuando quieren ser ricos y
famosos. Esto es algo normal en la naturaleza humana.
Su vida siempre, desde que tengo memoria, ha estado envuelta en todo
tipo de atracciones, mintiendo y engañando para poder lograr lo que
él pretende y quiere. Los malos negocios los revirtió a su favor
haciendo demandas y todo tipo de componendas para salir adelante.
Este personaje tiene mucho parecido con Al Capone, en lo fraudulento
y en la evasión de impuestos. Después de demandas y demandas al fin
el telón comienza a caer. Trump Organization por fin cayó después de
fraudes al fisco. Este es el comienzo del final de una carrera
delictiva que por décadas mantuvo a Donald Trump como el príncipe
intocable y que llegó a la presidencia apoyado por una burbuja
política que él había creado, como buen conocedor del mundo donde se
mueve el dinero en grande.
En Estados Unidos todos son inocentes hasta que no se demuestre lo
contrario y así se pudo sostener. Pero por muy habilidoso que sea al
final habrá una rendija por donde el agua inundará la vasija.
|
|
Crónica #555
LA TORPEZA DE LOS ZURDOS
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio: https://www.spreaker.com/episode/52138163
Aun cuando nadie esperaba que de esa cabeza tapada con tan
gigantesco sombrero surgiera una idea inteligente, el presidente
Castillo del Perú produjo tal cantidad de torpezas en su último día
como mandatario que terminó en, menos de dos horas, cerrando el
Congreso, repudiado por sus ministros, frenado por militares y
policías, destituido por los mismos parlamentarios a quienes había
mandado a freír espárragos y preso en una prefectura de Policía,
acusado de intentar un golpe de estado.
Fue tanta su torpeza que no alcanzó a medir cómo escapar del palacio
presidencial y llegar a una embajada a pedir asilo. Pero aunque
desde el primer momento mostró que a más de ignorante era un tonto
de capirote y comentaristas de la realidad peruana advertíamos de
sus falencias y de su peligrosidad, el capítulo final vivido por el
antiguo maestro sindicalista, no se esperaba.
Los que sí estaban aguardándolo eran sus antiguos compinches de la
izquierda extrema peruana, que le fueron abandonando poco a poco en
la medida en que Castillo, por su ignorancia o por su ambición
egoísta no les llenó el buche. Y como la historia se repite, la
izquierda latinoamericana acaba de perder un bastión y de demostrar
una vez más que nunca han sido capaces de cohesionarse para ejercer
un mandato claro, contundente y zurdo de verdad, y que las
divisiones intestinas terminan siendo siempre superiores a sus
deseos de ejercer el poder gubernamental.
Castillo era de la línea más extrema de los zurdos peruanos. Tenía
visos, como serrano, que lo hacían parecer a un maestro guerrillero
de Sendero Luminoso, pero como inicialmente se hizo distinguir por
un sombrero gigantesco, sus defectos y ambiciones no se notaron y
solo sus amigote de la izquierda se las pillaron.
Colombia no es Perú. Hay un gigantesco kilometraje entre Castillo y
Petro. La ignorancia del peruano choca con la sapiencia y astucia
infinitas del colombiano.
Pero ambos eran zurdos que llenaban de esperanza a muchos. Ojalá que
a Petro, por encima de los grupúsculos en que ha dividido
equivocadamente su gobierno de izquierdosos con ambiciones
económicas camufladas, no lo vayan a disolver como a Castillo.
Diciembre 9 del 2022
|