EDITORIAL
Se
agudiza crisis económica en América Latina
El enfriamiento de la economía
global no tiene reversa. Los estimativos de la banca
multilateral sobre el riesgo de un clima recesivo el próximo año se
ha generalizado y las alertas están prendidas en todo el planeta. Ya
varios países se han declarado en dicho estatus negativo. Resulta
evidente que el efecto rebote en la producción, comercio y consumo
registrado tras la etapa más crítica de la pandemia está empezando a
quedar atrás.
Es innegable que 2022 ha sido muy complicado por el coletazo de la
guerra en Ucrania, el cuello de botella del primer semestre en la
logística de transporte global, la escasez de alimentos, agro
insumos y materias primas, la disparada de los precios del petróleo
y gas, así como ola inflacionaria generalizada y el alza permanente
en las tasas de interés.
Lo más grave es que el panorama para el próximo año no asoma mejor.
Por el contrario, el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional advierten un retroceso económico global.
Ayer el turno le correspondió a la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), según la cual el crecimiento regional
para 2023 será una tercera parte de la tasa esperada para 2022.
Las cifras son contundentes: se prevé que este año el promedio de
crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en toda la región
cierre alrededor de 3,7%, dato que ya de por sí representa un
retroceso drástico frente al 6,7% del año pasado. Más alarmante es
que los pronósticos para el próximo no superan el 1,3%, lo que
evidencia que la desaceleración será muy fuerte y tendrá alto
impacto económico, social, político e institucional.
Está probado que la creciente inflación y las medidas contra
cíclicas para combatirla adoptadas en muchos países de América
Latina y el Caribe, que en su mayoría se dirigieron a encarecer el
costo del dinero, disminuir la liquidez y enfriar producción,
comercio y consumo, llevaron a ralentizar el PIB, obviamente con
diferente ritmo, según el país.
Por ahora los pronósticos señalan que la cresta inflacionaria podría
empezar a bajar en los próximos meses, pero ello dependerá no solo
del desenlace de la crisis en Ucrania y la estabilización del
mercado de hidrocarburos, sino también de las medidas que cada
gobierno aplique para enfrentar un menor dinamismo económico, la
salida de inversión extranjera directa, amortiguar un inesquivable
apretón del gasto y las maniobras que adopte para mantener a flote
la potabilidad fiscal.
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Las
clínicas se mueren en manos de los médicos
Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Los centros de salud donde atienden a los pacientes para asistirlos
en el tratamiento de enfermedades es uno de los negocios más
rentables en sociedades mal administradas. Todo esto sucede porque
los intereses de los políticos no van orientados a servir a la
sociedad que los eligen.
El ciudadano paga impuestos de mil formas y esos dineros solo
alcanzan para sostener a los políticos de turno y toda esa
burocracia que vive alrededor de ellos.
Los hospitales y clínicas sobreviven precariamente prestando un
servicio a pacientes que se mueren por falta de cuidados. Los
pacientes pierden sus extremidades porque es más fácil cortar que
seguir un procedimiento de recuperación por los costos que estos
implican. Por eso se ve tanta gente en las calles que han perdido un
brazo o una pierna por este tipo de atención.
El otro día veía en la televisión a un médico sosteniendo en sus
manos una próstata y hablando de la operación como algo muy gracioso.
La prevención de enfermedades no existe en Colombia como una forma
de mantener saludable al país.
Los medicamentos son una larga espera haciendo colas y es un
sacrificio para el paciente ir a recogerlos.
Todas estas cosas básicas en un país que podría tener la mejor
atención a sus ciudadanos no existen. La gente acepta este trato por
no tener la capacidad intelectual de poder responder y actuar frente
a un sistema que lo asfixia y los exprime con EPS que no responden a
lo que realmente se les ha asignado su trabajo.
En Pereira cerraron estas clínicas y no se sabe a ciencia cierta
cuál fue la razón. Clínica Santa Rita Sierra de Arango, el antiguo
Seguro Social lo mismo la Clínica de Maraya, Saludcoop y la Clínica
Risaralda.
Con la salud se hacen lo más grandes negocios porque es algo que
todo ser humano debe atenderse y tiene que pagar lo que le exijan.
Hay un impuesto del 19% y no alcanza, hay impuesto de rodamiento, y
las carreteras da pena de ellos y además sumados los peajes que
enriquecen a los amigos de los que manejan el sistema. El peaje que
hay en Cerritos no debería existir. Pero ahí está.
¿La sociedad que recibe de esos impuestos?
¿Y por los que tu votaste en las pasadas elecciones que está
haciendo por el bienestar de la comunidad?
Preguntas que hay que hacer antes de votar para que alguien salga
elegido y se quede con los impuestos que todos pagamos.
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Crónica #560
SOMOS ANACRÓNICOS EDUCANDO
Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio: https://www.spreaker.com/episode/52202973
La educación que brindamos en escuelas y colegios colombianos es
cada vez más anacrónica y desfasada. Quizás en algunos colegios
privados haya esfuerzos por modernizarse sin dejar de cumplir la
norma prehistórica que gubernamentalmente los rige.
Pero son tan poquitos esos centros educativos que bien podemos
generalizar: somos extemporáneos educando. Y no es exageración de
novelista. Baste comparar con los japoneses que inician el primero
de enero un nuevo método de enseñanza con meta final a 12 años.
Allá, en el nuevo pensum, no habrá ni una sola materia de relleno,
se eliminan las tareas escolares y solo se verán 5 materias.
La primera, aritmética de negocios, donde se aprenderán las
operaciones básicas y el uso de calculadoras financieras.
La segunda, la lectura. Se empezará leyendo una hoja diaria que cada
niño escoja y terminen leyendo un libro por semana.
Tercera: el civismo. Se enseñará y promoverá el respeto total a las
leyes, al valor civil, a la ética, a la honradez y a las normas de
convivencia y tolerancia, a la ecología y el medio ambiente.
La cuarta, computación, para volverse duchos en office, Internet,
redes sociales y negocios online.
Y quinta, idiomas, donde se aprenderán 5 idiomas a lo largo de los
12 años, a más del japonés, y se promoverá el intercambio personal
con hablantes de los países escogidos.
El resultado obviamente dista mucho, pero muchísimo, del que hoy en
día consiguen los alumnos de escuelas y colegios en Colombia. Acá no
hay la plata del Japón, pero si los congresistas dejaran de mamar de
la teta de los contratos estatales y dedicaran esas platas a dotar
todas las escuelas, urbanas y rurales, de elementos educativos y
forjar maestros competentes y preparados en la nueva orientación de
la enseñanza, el cambio sería total en los próximos 25 años y
seguramente este país podría ponerse a la par del ritmo mundial.
Pero si seguimos defendiendo el pensum anacrónico y a maestros que
les de pereza prepararse y ponerse al día, ya sabemos que tan atrás
quedaremos.
No le tengamos miedo a hacerlo, es el primer paso hacia la
REVOLUCIÓN DE LA HONRADEZ.
El Porce, diciembre 17 del 2022
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