Pereira, Colombia - Edición: 13.021-601

Fecha: Jueves 29-12-2022

 

COLUMNISTAS

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CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

 

 

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

 

LA ILUMINACIÓN (13)

 

Namasté para todos. Deseo enviarte un saludo Sammasati, esperando que tú y los tuyos estén bien, felices y en paz. Hoy continuamos con la decimatercera entrega del quinto capítulo titulado “La Iluminación”, del libro inédito “Charlas con un Maestro Sammasati”.

Esta es la última entrega del Quinto Capítulo, el Maestro continúa explicándole a su discípulo Las ocho etapas de la liberación, conocidas como el Óctuple Sendero o el Camino Medio enseñado por Budha. Hoy continúa explicando la octava y última etapa: La Meditación Correcta, también conocida como samadi.

Comencemos entonces:

121. Adepto: Maestro ya entramos a la última etapa del Noble Óctuple Sendero, el camino medio enseñado por Budha, explícame entonces la Meditación Correcta o samadi.

122. Maestro: La palabra Samadi significa “estado del ser firmemente establecido”. Puede entenderse de dos formas: La mente establecida en un solo objeto y esto tiene el sentido de concentración mental meditativa, y por otro lado, yendo mucho más lejos, es el establecimiento del todo el ser en cierta disposición de consciencia, lo cual sería Samadi en el sentido de Iluminación. En este último sentido Samadi es la etapa del Noble Camino Octuple en la que se han transformado completa y perfectamente todos los niveles y aspectos del ser. Podríamos decir, que es el triunfo de la Visión Perfecta. Pero nosotros estamos andando este camino en un sentido de práctica y en este caso samadi está más relacionado con un sentido de concentración meditativa que nos lleva al sosiego y quietud (samata) y realizaciones espirituales (samapati), llevándonos ambas experiencias de forma acumulativa a la transformación del Samadi.

123. Adepto: Maestro ¿podrías profundizar un poco en el estado de sosiego y quietud o samata?

124. Maestro: Apreciado adepto, quiero que entiendas que Samata es un estado meditativo de tranquilidad. Podríamos decir que, al menos por unos instantes, ya no experimentamos ni odio, ni deseo, ni ansiedad, ni pereza, ni duda corrosiva alguna. Serenos y en quietud, la mente se enfoca y las energías psicofísicas se integran.

125. Adepto: Venerable y explícame por favor el concepto de samata o realización espiritual, ¿Si he entendido bien?

126. Maestro: Podríamos entender samapati con las experiencias que alcanzamos con la práctica de la concentración meditativa. Pueden tratarse de ciertas visiones comúnmente luz, tal vez luces y colores; se puede experimentar una gran liviandad de cuerpo o podemos sentir gozo físico incluso puede erizarse el cabello. Tal vez las experiencias de samapati más importantes sean las de paz interior, destellos de intuición, la comprensión profunda de algo.

127. Adepto: Gran Gurú, hazme en pocas palabras un compendio de lo que significa esta octava etapa.

128. Maestro: Mira, con relación al Samadi, cuanto más avanzado espiritualmente es lo que intentamos describir menos hay que decir. Samadi es un estado en el que las experiencias sensoriales y las cosas materiales no significan nada; un estado en el que no existe deseo por ningún tipo de existencia condicionada y en el que no hay verdadero interés por nada que no sea la Iluminación, un estado en el que no hay huella de ignorancia espiritual.
 

129. Adepto: Con esta octava etapa del sendero hemos llegado al final de nuestro mítico viaje y una vez me habías explicado  

las palabras de Sangharakshita, con relación al desarrollo espiritual, ¿Me las podrías repetir nuevamente, para dar por concluido este capítulo?

 

 

 

130. Maestro: Según palabras de Sangharakshita, el crecimiento espiritual es similar al desarrollo de un árbol. Primero existe un vástago arraigado en la tierra. Un día la lluvia cae, tal vez torrencialmente. La lluvia es absorbida por las raíces del vástago. La savia se eleva y se distribuye en las ramas y en los brotes y el árbol crece. Hay una pausa y luego la lluvia cae de nuevo; otra vez la savia se eleva, y esta vez no solo fluye por ramas y brotes, sino que las hojas comienzan a desplegarse. Si no llueve por un tiempo, el árbol puede marchitarse un poco, pero eventualmente caerá más lluvia y aún puede suceder que caiga una gran cantidad de lluvia, y entonces la savia no solo se elevará por ramas brotes y hojas, sino que las flores empezarán a desarrollarse. El seguimiento del Sendero Octuple es así. Primero hay una experiencia espiritual, un atisbo de la Realidad, o, en otras palabras, un momento de Visión perfecta. Entonces como el caer de la lluvia y, al igual que la savia se eleva y fluye en ramas y brotes, así la Visión Perfecta gradualmente transforma los diferentes aspectos de nuestro ser.

La emoción se transforma, el habla se transforma, las acciones y la vida cotidiana se transforman. Como resultado de un momento de Visión Perfecta, la totalidad del ser se transforma hasta cierto punto. Este proceso se repite, una y otra vez, a niveles cada vez más altos hasta que por fin la totalidad del ser queda transformado. Uno queda enteramente saturado por la luz de la Iluminación. Este es el estadio de Samadi Perfecto, el estadio en que la totalidad del ser y la conciencia individual habiéndose alineado con la Perfecta Visión, se ha transformado completamente y se ha transmutado completamente desde los niveles más bajos hasta los niveles más altos. Este estado es, por supuesto, el de Iluminación o Budeidad. El sendero ha sido entonces plenamente completado, de hecho, se ha convertido en la meta y la totalidad del proceso de la Evolución Superior ha sido perfeccionada y completada.

Hemos terminado el Quinto Capítulo, en la próxima entrega comenzaremos el Sexto Capítulo, no te la pierdas.

 

Mi País del Tinto N-18

 


 

Por: Rubén Darío Varela Hurtado

 

“La angustia de una vejes en el limbo, desamparados y a la espera de una limosna, así es la vida de algunos de mis viejos en mi ´País del Tinto´”

Todos los días, vestido con su misma bufanda de color negra, camisa gris y sudadera blanca se le ve vestido a don Luis, siempre humilde y una mirada triste y acongojada, resignado en su silla de ruedas y a la espera de que su hijo, de unos 20 años de edad, lo conduzca justo a una entrada lateral de la Catedral de Pereira en donde se hacen tipo 9 de la mañana para pedir limosna.

Alguna vez me atreví a preguntarle al muchacho de su situación y me decía que no tenía trabajo y que, aunque lo tuviese no tenía quien cuidara a su padre, por tal motivo prefiere pedir limosna para así reunir los 10 mil pesos para pagar el cuarto en la galería.

En mi país del tinto y especialmente hablando de mi casa, Pereira, que ando de arriba para abajo al derecho y al revés, he conocido historias tan desgarradoras de ancianos que viven en la desgracia, el desamparo y el abandono como doña Lucía, una señora de la que me contaron se levantaba a las 4:30, en el barrio Turín, a barrer las calles.

Hace unos años, cuando me contaron su historia y tenía la goma de iniciar un proyecto de vida en el periodismo, fui a visitarla. Me impresioné cuando ingresé a su cuarto y observé que se estaba tomando una ‘changua de huevo’ y dos ratas estaban a un costado del plato del colchón que le salía tierra y, según una vecina, su hija además de pegarle, la encerraba y no le hacía aseo a su habitación hace algunos meses.

También, conocí la historia de don Arturo, un humilde campesino cuyos hijos ingratos lo abandonaron a su suerte y hoy en día solo subsiste con los $80.000 pesos que les da el Gobierno Nacional. A veces, cuando este subsidio miserable se demora unos días en hacerse efectivo es común observar a don Arturo deambular por el parque Gaitán, se le observa triste y sentado, generalmente en las noches, en las afueras del Hospital San Jorge a la espera de alguien que necesite  traer tinto del quiosco de en frente, para tener la esperanza de reunir,

 

 

 

aunque sea para una libra de lentejas En mi país del tinto es común y, perdón la redundancia, sentarse a tomar tinto en un parque y observar escenas de personas de la tercera edad que, a decir verdad uno no cree que puedan ocurrir y que en realidad le desgarran el alma hasta las personas más insensibles, pero como vivimos en mi país del tinto, este tipo de situaciones es tan común como la arepa al desayuno o el aguardiente de los fines de semana.

Estoy seguro que seguiré caminando, tomando tinto y encontrando más, este tipo de historias que solo ocurren en mi Colombia, en mi país del tinto, como lo llamo yo.

 

Nos hace falta más conciencia vial

 

 

Por: Ramón Elías Franco

 

Sin lugar a dudas la época navideña, se convierte en todo un dolor de cabeza para las autoridades de tránsito a causa de los numerosos accidentes en las vías del país.

Y cómo no habría ser así, si en vez de que disminuya el número de personas fallecidas por esta causa por el contrario continúa creciendo.


No está por demás afirmar que la mayoría de estos accidentes en la vía ocurren por la falta de precaución en la vía, principalmente por la imprudencia de motociclistas que adelantan carriles de forma acelerada y con frecuencia a los vehículos; poniendo de esta manera en riesgo su vida.

Pese a que los motociclistas están involucrados en gran parte de los accidentes que ocurren en las vías rápidas del país, no se puede negar tampoco que el exceso de velocidad de algunos conductores de carro, su imprudencia al pasarse de carril y algunos irresponsables que conducen en estado de embriaguez constituyen otras causas de accidentes que hace que se pierdan vidas en las vías.

No son eficientes Aunque es cierto que buena parte de las vías colombianas han mejorado su estado respecto a los años anteriores y que en la actualidad existe a nivel general una buena señalización, los trabajos de prevención vial poco o nada están arrojando buenos resultados tras realizar el balance de los accidentados.

Ahora bien, el hecho que en tan solo en las carreteras del Valle del Cauca se halla presentado un total de cinco muertes y en once accidentes, y lo más importante que se hallan puesto en total 250 comparendos por exceso de velocidad en estos días de celebración navideña evidencian la falta de cultura vial que tenemos en Colombia.

En definitiva, este trágico saldo de muertos por accidentes en las calles representa el fidedigno retrato de una sociedad inculta en la que la falta de educación se refleja en la imprudencia vial.

Y ni que decir de la gran problemática de la que poco se habla en medios de comunicación como lo es la falta de revisión tecno mecánica de algunos vehículos, llegando a una cifra escandalosa que indica que casi el 50% de los automóviles que circulan por Colombia carecen de una vigente revisión técnica mecánica.

Sin embargo, eso no es la más triste, lo más preocupante de este problema no deja de ser el hecho que no solo se trata de los carros particulares, sino también de los buses de empresas de transporte público, reconocidos en el país y que no cumplen con estos requisitos.


Porque si mal no recuerdo ya llevamos varios siniestros fatales en regiones del país como Bogotá y la costa, territorios en los que se han presentado ya trágicos accidentes que han cobrado la vida incluso de niños estudiantes.

Es hora entonces de tomar conciencia y que los ciudadanos, especialmente conductores entendamos de una vez por todas que la vida es lo más sagrado y que se debe de tener responsabilidad vial a la hora de viajar. Además, el llamado también para las autoridades para que se ejecute campañas mucho más exitosas de las que están llevando a cabo actualmente.

 

 

  

 

 

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