Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 13.029.609

Fecha: Martes 17-01-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 Polémica en elecciones bogotanas

 

A menos de diez meses para las elecciones  regionales y locales, la campaña toma ritmo rápidamente. Ya en las principales ciudades y gobernaciones la baraja de candidatos y precandidatos comienza a crecer.

Bogotá, que continúa siendo el segundo cargo de elección popular más importante del país, no es la excepción a ese escenario. En las últimas semanas se ha puesto sobre el tapete una serie de nombres de empresarios, exalcaldes, excongresistas, exministros, concejales y excabildantes, así como de excandidatos al Palacio de Liévano.

En tanto, uno de los que parecía con un viento evidentemente favorable para una aspiración de este tipo, precisamente el dos veces burgomaestre de la ciudad, Enrique Peñalosa, ha venido sosteniendo con énfasis que no hará parte de la baraja y que no someterá su nombre para un tercer período. A finales del año pasado así lo había dicho a este Diario y reiteró este fin de semana en otro medio que no tiene entre sus planes competir por la sucesión de Claudia López en octubre próximo.

Bien se sabe que Enrique Peñalosa no es la expresión nítida de lo que algunos entienden por carisma, pero por supuesto no es falencia ninguna cuando se trata de abocar y resolver los ingentes problemas que aquejan a una metrópoli como Bogotá. El carisma ha sido más bien una condición nefasta cuando tras de este se ha escondido la ineptitud y en no pocos casos la corrupción, llevando al traste los avances citadinos.

Claro que en su momento hubo experimentos carismáticos interesantes, como los liderados por Antanas Mockus, quien enseñó que el saldo pedagógico en la administración pública tiene igual o mayor peso que cualquier otra característica cuando se habla de la alta política, es decir, del servicio público real. Pero tampoco es factible decir, en la gran mayoría de casos, que la urbe bogotana haya sido gobernada por personajes carismáticos o que ello sea un requisito sine qua non para incorporarse en la justa electoral.

Es claro, de otra parte, que no solo en Bogotá, sino en muchas ciudades del país (así como en la estructura nacional misma), lo que se requiere son figuras con una profunda capacidad ejecutiva. Políticos, sí, porque al fin y al cabo la administración pública es ante todo una expresión democrática, pero en igual medida verdaderos administradores públicos, puesto
que precisamente es su ausencia, en particular en las regiones, lo que ha significado una profunda erosión de la democracia colombiana.
 

 

   

 

El poder de la desigualdad en la sociedad moderna

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com

 

Nunca ha habido una sociedad que se precie de igualitaria, libre y organizada, han sido sociedades jerárquicas que siempre han manipulado al ser humano como algo que les pertenece. Como un objeto, como una cosa. Solo ellos, los jerarcas, son los dueños de la vida y la existencia de los individuos que gravitan en su órbita. Esto les ha permitido gobernar a su libre albedrío hasta el presente.


El pueblo no entiende el por qué al igual de aquellos que se precian de cultos e informados. Sus vidas dependen de quien está empoderado y él establece el destino de esa humanidad que vive a su alrededor.


Ser independiente y autónomo bajo estas circunstancias es casi imposible porque quien ejerce el poder tiene a su alrededor un ejército de esbirros que no poseen conciencia sobre su identidad y viven como perros de brega a merced del gobernante.


Los que posiblemente tienen la capacidad de actuar y formarse como sociedad independiente bajo reglas y leyes que les permita vivir en armonía no saben cómo organizarse para alcanzar ese estatus de respeto frente a los enemigos de la autonomía.


Manipular a un ser humano que carece de evolución genética y que está en la escala primaria con relación a la evolución en la que va la humanidad, no es nada difícil. El miedo y las acciones violentas son las herramientas de amaestramiento que usan quienes buscan entronizarse el poder y perpetuarse en él.

Estamos en una era donde la tecnología y el conocimiento gravitan a nuestro alrededor y nos permite entender la naturaleza de las cosas y de quienes pretenden arrebatar los derechos de la libertad y la autonomía del ser humano.


El problema radica que existe una gran mayoría de seres humanos incapaces de ser libres y autónomos y necesitan ser acaudillados por personajes que ofrecen bienestar y estabilidad en un mundo imaginario donde al final son ellos los que sostienen al gobernante con sus diezmos.


Ser organizado y emparejarse con otros que tienen los mismos entendimientos y objetivos, hace que se establezca una sociedad con autonomía e independencia alejando del espacio social a estos jerarcas que manipulan a otros que ven en ellos una salida fácil de sus necesidades.


La sociedad no tiene conciencia individual ni de grupo si vive dependiendo del presupuesto que da el establecimiento, ese presupuesto se origina de los impuestos que ellos recogen y reparten una mínima parte para cubrir las necesidades básicas de esa sociedad que los ha elegido. Por eso se apresuran a gastarlo y no generar un superávit como lo haría una sociedad autónoma e independiente.

 

Frente a estos hechos nada se puede hacer, cuando una sociedad esta entrenada y manipulada para que actué bajo esos parámetros.


El centralismo es parte de esas jerarquías existentes

 

 

 

que impide el sano crecimiento de una sociedad. El poder no debe de estar centrado en un individuo o grupo, El poder debe ser una energía que abarca a toda una sociedad para moverse bajo sus intereses individuales intercambiando la producción que ella produce.

 

Crónica #567

 

LA PAZ DE PETRO LLEVA A LA GUERRA

 

 

Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

Audio:

https://www.spreaker.com/episode/52451866

La capacidad de equivocación de Petro y su gobierno va en aumento. Ya se están viendo sus efectos y, en el inmediato futuro, comenzaremos a sentirlos. La cacareada reforma tributaria aleja drásticamente la inversión extranjera.

La Hildebranda política sobre los pozos petroleros y gasíferos nos dejó fuera de muchos mercados. El número de ricos colombianos que están buscando fórmulas para sacar sus empresas antes que el país dizque se vuelva Cuba, va en aumento. Y ni que decir de cuantos son los oligarcas y los candidatos a serlo que andan sacando ciudadanía de otros países por prevención, por ser judíos ancestrales o por que están cagados de miedo con el régimen de equivocaciones implantado.

Pero en lo que sí parece que hubiesen tacado burro Petro y su combo es en la idea de la Paz Total. El fracaso está a la vuelta de la esquina y lo que podría haber sido una gran esperanza de paz concebida en la igualdad de todos los alzados en armas, nos lleva a una guerra total.

Las dramáticas imágenes que han hecho circular las FARC sobre el resultado de la gran batalla librada en el Arauca por el Frente Oriental de esa organización contra las fuerzas del ELN, resulta escabrosa.

Se están matando entre ellos. Los rostros juveniles uniformados que capta la cámara en los más de 20 cadáveres de uno y otro bando, es la repetición por enésima vez de la insensatez en Colombia.

Las noticias de los enfrentamientos entre los Elenos y las AUG en el Bajo Calima y el veto de la Fiscalía a dejar en libertad a los negociadores de la paz total comprueba que fue charada, con decreto incluido, la tal tregua entre el estado colombiano y la insurgencia.

Cada agrupación alzada en armas quiere que se le respete su clase social, como en nuestras ideáticas oligarquías y Petro se equivocó metiéndolos en el mismo costal a todos.

Es una gran equivocación gubernamental dirigir a un país como Colombia asustándolo con propuestas dañinas, inconvenientes o simplemente mal pensadas, como lo es usar la mentira para ganar adeptos.

 

El Porce, enero 17 del 2023

 

 

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