EDITORIAL
El Covid-19
sigue amenazando
Gracias a las vacunas y otros
fármacos desarrollados por la ciencia, la enfermedad por el
coronavirus Covid-19 es cada vez es menos letal. Sin embargo, la
humanidad todavía no encuentra la puerta definitiva salida de esa
amenaza que ha ocasionado casi siete millones de muertes en los
últimos tres años.
Este 2023 comienza con la expansión de una nueva variante (XBB.1.5),
que desde las redes sociales recibió el apodo de “Kraken”, alusivo
al monstruo marino de la mitología escandinava. Según la
Organización Mundial de la Salud (OMSD) ya está presente en 38
países, en especial en Estados Unidos, en donde representa casi la
mitad de todos los casos existentes.
En Latinoamérica hay confirmación de su presencia en México, Chile y
Brasil. Su expansión en nuestro continente y en el planeta es
constante y, dado que es la más transmisible que se conoce hasta el
momento, se da por seguro que se convertirá en la próxima
subvariante dominante a nivel global.
XBB.1.5 es una “subvariante de mosaico” que tiene sus raíces en dos
linajes de ómicron, la variante que causa estragos en el mundo desde
noviembre de 2021. Fue detectada por primera vez el pasado verano en
India y es la más rica genéticamente hasta la fecha, lo cual le
facilita la capacidad de evadir el sistema inmunológico e invadir
las células. Como en las cepas precedentes, los síntomas de la
enfermedad que ocasiona son tos, mucosidad, fiebre, congestión,
fatiga, pérdida del gusto y olfato, así como dolores de cabeza y
articulaciones.
Según los expertos, paradójicamente solo la extensión del contagio
aportará información precisa acerca de los efectos y el nivel de
letalidad, pero al menos en este tramo inicial no se registra en
ningún país aumentos dramáticos en hospitalizaciones ni muertes.
Ello se atribuye, en principio, al desarrollo de inmunidad gracias,
principalmente, a la exposición de millones de personas al virus, a
las múltiples infecciones, así como al efecto de las vacunas y las
dosis de refuerzo. Lo que se ve, por ahora, es otro brote de
transmisión continua y masiva, pero con infecciones leves.
Las principales recomendaciones de la OMS para la gente son
básicamente las mismas promulgadas en los brotes precedentes: uso de
tapabocas, distanciamiento social, evitar reuniones masivas, lavado
permanente de manos, etcétera.
Las estadísticas evidencian que las vacunas lograron contener el
covid-19 en relación con la incidencia y número de muertes de los
años anteriores, en particular de 2020. Sin embargo, los primeros
análisis indican que los refuerzos de ARNM bivalentes y de primera
generación, que son la mayoría de las vacunas utilizadas hasta ahora,
tienen efectos mediocres contra XBB1.5, con una efectividad estimada
en 30%, situación únicamente alarmante para mayores de 65 años,
personas inmunocomprometidas o con aversión al riesgo.
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El capital y la seguridad social
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Los capitales económicos siempre habían estado en manos de los
gobernantes porque eran quienes poseían el poder y sostenían a la
sociedad que vivía a su alrededor. En la actualidad hay pocos
gobiernos que ejercen ese poder y dan a sus ciudadanos el bienestar
basado en la riqueza del país, como los emiratos árabes.
Colombia es un país con un potencial económico extraordinario, pero
mal manejado, dilapida a diestra y siniestra todo su potencial
económico en la corrupción y en mala administración. Esto impide que
el país crezca y se desarrolle como una nación próspera y de alto
bienestar ciudadano.
La cascada de impuestos es como si fuera las del Niagara y jamás
llegará a ningún sitio lo recaudado donde debe ir, pero si a los
bolsillos de los que apoyan a los políticos. Esto es una verdad que
todo el mundo lo sabe y hace lo menos para evitar que esto suceda.
Siguen votando por los mismos corruptos que han estado ahí
amamantados por ese círculo vicioso.
La seguridad social existe a medias en Colombia, todos sufren sin
importar su condición económica por la mala atención y los defectos
que ella tiene. No hay conciencia sobre este asunto, a pesar que se
han creado organismos intermedios como el Sisben, pero realmente la
población está desprotegida por la carencia de un verdadero sistema
de seguridad social.
La verdad en todo esto es que, si un país está organizado y
distribuye sus recaudos económicos equitativamente, puede cubrir a
toda la población con los servicios de salud, educación y vivienda
sin tener que sacrificar el bienestar social. Pero cuando la
corrupción democrática está por todas partes es imposible establecer
organismos que velen por el bienestar de la sociedad.
Los políticos nunca les han puesto atención a estas demandas
sociales, porque ellas no generan utilidad económica como hacer
reparaciones locativas, que llaman inversiones y ventas de los
bienes del establecimiento. Todo esto desaparece sin que la sociedad
pueda defender sus intereses sociales.
La riqueza de un país se mide por el bienestar que tienen sus
ciudadanos, su infraestructura educativa y desarrollo tecnológico.
Lo demás son inversión que proporciona otro tipo de crecimiento a
nivel mundial que los hace ver como potencias económicas.
Colombia puede tener lo mejor de lo
mejor si sus administrados le ponen atención a lo existente y abren
mercado internacional y venden trayendo esos capitales para
enriquecer la nación. Esto quiere decir que esa riqueza es de todos
sin ser un país socialista porque
todos tienen la posibilidad de invertir
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y crecer individualmente según sus capacidades de
crecimiento.
Crónica #569
ESTAMOS PASANDO DE MODA
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/52471726
Si algo nos garantiza que nos hemos vuelto viejos es cuando
confirmamos que lo que hacemos, lo que pensamos o lo que aspiramos
ya no vale la pena. Cuando me pongo a recordar como había que
vestirse con traje dominguero para ir a la misa de 11 en San
Bartolomé, donde chocaban las competencias por quien llegaba
estrenando y quien se podía dar el lujo de ir siempre con la misma
pinta, me estrello contra la realidad.
El problema era para quien entrara en la competencia porque quien
seguía yendo vestido siempre igual sobrevivió sin que finalmente
nadie le dijera nada. Quizás por eso, cuando me dejaban estrenar,
hacía lavar una y otra vez la ropa alegando que el traje nuevo me
picaba, aunque en verdad era que pretendía ser desconocido vistiendo
ropa usada.
Hoy, cuando la moda ya no es moda, ni ella incómoda. Cuando la
combinación de mechas de tierra fría con pintas calentanas no
respeta ni climas ni resfriados y las tetas pueden estar al aire o
bien cubiertas que nadie se sorprende, vuelvo y confirmo que me
estoy quedando viejo y, por ende, estoy pasado de moda.
Como no he sido capaz de componer un poema con esas gafas hilarantes
del metaverso. Pero al mismo tiempo me puedo montar en un avión
vestido como un mamarracho, con unas bermudas raídas, una camiseta
de marinero varado y unos tenis sin medias y nada me importan las
piernas varicosas o lánguidas que exhibo, confirmo que aparezco no
como un habitante de la tierra en el año 2023 sino como un pobre
viejo que pretende vestirse como la gente de ahora, cuando debería
estar todavía trepándome al avión enchuspado en un terno de príncipe
de Gales.
El hecho de saber usar computador y no enredarme con el celular ni
sentirme mal combinando colores y estilos que nos ha hecho olvidar
de la estética que hasta como filosofía nos obligaron a aprender,
choca de nuevo con la realidad. Cuando todo eso me pasa porque nací
en 1945, unos días después de las bombas atómicas del Japón, me
declaro seguidor de los científicos de hoy día, que dicen que el
tiempo no existe, que es una ilusión.
El Porce, enero 18 del 2023
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