EDITORIAL
Sigue la tensión
por los famosos globos chinos
No cabe duda que la trama política,
militar y científica que se ha cernido alrededor del presunto globo
espía chino que fue detectado el martes pasado en espacio
aéreo estadounidense y derribado el sábado anterior por un avión de
combate de última tecnología, deja tres lecciones en claro.
La primera y más obvia es que las tensiones entre Washington y Pekín
siguen en un punto alto, ratificando que si bien la principal
urgencia en estos momentos en materia geopolítica es la guerra en
Ucrania que está a punto de cumplir un año en tres semanas, el
principal pulso por la primacía multilateral se da entre la potencia
norteamericana y la asiática.
La cautela inicial de la Casa Blanca ante la detección del globo,
que no estaba tripulado y era manejado desde China por tecnología de
última generación, cambió en cuestión de dos días ya que la
administración del presidente Joe Biden, en medio de un alud de
críticas de congresistas del partido Republicano, se vio
prácticamente que obligada a dar la orden de derribar el globo.
Las explicaciones del gobierno chino en torno a que se trataba de
una aeronave de investigación científica que se había desviado de su
curso inicial, es claro que generaron más dudas que certezas. El
nivel de desconfianza entre ambos países es superlativo, más aun
tratándose de temas de seguridad nacional y cuestiones militares. La
sospecha inicial siempre fue que se trataba de una actividad de
espionaje y que, por tanto, la amenaza que representaba debió ser
neutralizada de la forma más rápida y contundente y, sobre todo,
pública, ya que la noticia fue la tendencia mediática y en redes
sociales desde el martes.
Ahora, como Pekín consideró que la reacción estadounidense fue
sobredimensionada e incluso se reservó el derecho a “tomar
represalias”, sin precisar el cómo, cuándo ni dónde, esto significa
que el episodio no está cerrado. Las alertas, en consecuencia,
quedan prendidas.
Otro tema a analizar dentro de este primer punto es que algunos
expertos en temas bélicos señalaron que desde los atentados del 11-S
de 2001 -cuando los aviones de combate sobrevolaron todo el país en
busca de otras aeronaves civiles que también pudiera haber sido
secuestradas por terroristas- no se había vuelto a conocer de una
acción militar en cielo estadounidense. Que ahora se haya producido
un episodio de este tipo, así el blanco hubiera sido un globo no
tripulado y sin armamento, que no causó ningún peligro adicional al
ser impactado sobre las aguas de Carolina del Sur, pone de presente
que la Casa Blanca tuvo que enviar un ‘mensaje’ a su principal rival
en torno a que no se toleraría otro hecho sospechoso sobre su cielo
soberano, por más pequeño que fuera o bajo circunstancias -como lo
indicó Pekín- accidentales.
En segundo lugar, es claro que la demora de Biden en reaccionar al
episodio del globo terminó generándole muchos problemas, sobre todo
al ponerse en la mira de los republicanos que no dudaron en advertir,
según las palabras del líder del Senado, Mitch McConnell, que “como
siempre, cuando se trata de seguridad nacional y política exterior,
la administración Biden respondió primero muy indecisa y luego muy
tarde… No deberíamos haber permitido que la República Popular China
dejara en ridículo a nuestro espacio aéreo
Aunque la Casa Blanca, tras conocerse la presencia de globo, había
cancelado la visita a China del jefe de la diplomacia estadounidense,
Antony Blinken, es evidente que para la oposición a Biden esa fue
una reacción débil. Incluso, entre su propio partido, el demócrata,
la actuación presidencial habría generado algunos cuestionamientos
en privado. De hecho, el líder de los demócratas en el Senado, Chuck
Schumer, dijo que el gobierno consideraba otras acciones contra
China, al tiempo que anunció que el 15 de febrero se reunirá la
bancada a puerta cerrada para examinar el asunto.
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La guerra
de poderes que nadie tiene, solo se tiene diarrea
Por Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El poder es una ilusión que
ciertos personajes tienen, al
igual que los griegos temían sobre la mitología griega. Mucho poder
en sus dioses pero en la realidad era la imaginación la que creaba
tanta fantasía.
Estamos en el siglo XXI y en los seis siglos anteriores los seres
humanos solo manejaban su intelecto y no lo que podemos hacer hoy
con él y la tecnología. En el pasado el poder estaba afincado en
quienes sabían dominar a quienes carecían de la habilidad de razonar
y, cualquier
cosa que dijesen los que si sabían usar la razonabilidad si tenían
el poder de dominar la sociedad.
Hoy vivimos en una era donde todo está mezclado y el más ignorante
es dueño de un título universitario y el más avispado y sin título
puede ser la persona más millonaria del mundo. Y eso lo estamos
viendo ahora.
Se anuncia para estos días un paro de protesta contra el presidente
y él a su vez organiza su propio paro, con
el fin de mantener su poder y contrarrestar esa fuerza que se
aproxima a las puertas del palacio de Nariño.
Quienes pretenden protestar tocan tambores de guerra sin tener la
banda que va al frente anunciando que viene el ejército.
Darío Echandia dijo una vez cuando quisieron entronizar en el
palacio de San Carlos, “¿el poder para qué?"
Hoy todos buscan el poder vivir del erario ya sea en el Congreso o
los puestos públicos. Pero no lo buscan para servir a la sociedad
con sueldos de salarios básicos. Entre más puedan agarrar se tiene
más poder. Y ese es el poder que todos pretenden tener.
Aquí, en
esta marcha no se está planteando cómo se piensa organizar lo que
está malo. Presentar proyectos que indiquen que hay que hacer para
unirnos y luchar para que el país sea más próspero y la economía sea
estable y se creen canales para fortalecer lo que ya existe y abrir
mercados internacionales.
No, hay que pelear por
destruir lo poco que ya está funcionando, empobrecer al pequeño
empresario y fastidiar a todo el mundo en la búsqueda de un poder
que no existe. Porque eso es lo único que se va a encontrar.
El país necesita más
entendimiento entre los unos y los otros. Se necesita más amor a la
patria, más sentimiento de pertenencia, más descentralización de los
poderes y que los departamentos tengan la habilidad de poder tener
la autonomía en poder negociar con todo el mundo.
El poder no es salir y destruir el sueño del tendero, de la señora
que vende en la esquina, del almacén que le vende a la comunidad y
genera empleo, a todos los que laboran porque
sueñan salir adelante cueste lo que cueste.
Ese si es el poder por el
que todos luchamos para alcanzar nuestros sueños.
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Crónica # 582
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Gustavo Alvarez Gardeazábal
LA PETROCAGADA
El país no quiere medir la magnitud de lo que está sucediendo y,
como los pasajeros del Titanic, sigue embelesado en carajaditas para
no tomar conciencia de como están volteando patas arriba el
escaparate.
Pedro Medellín, en su columna de El Tiempo advirtió que nos llevan
poco a poco a un petroapagón político y eléctrico.
Los que han podido leer la cuasioculta reforma a la salud, no se
aterran de que les quiten a las EPS su negocito sino de oír la
incapacidad administrativa de la ministra que patrocina el absurdo
de destruirlas vengativamente. Los que ya se dieron cuenta que la
ministra Vélez no era metepatista sino una fanática convencida de la
bondad de un credo ambientalista suicida, se resignan a esperar que
la Virgen de Chiquinquirá les haga el milagrito o que el ideólogo
Hildebrando modifique sus metas.
Nadie, empero hace algo. Los gremios callan, los afectados
enmudecen, los contratistas que fungen de congresistas, facturan. Y
mientras los miembros del gabinete modulan barbaridades como
voladores sin palo, el presidente Petro sigue marcando la pauta como
el flautista de Hamelin, llevando a las roedores entretenidos al
abismo.
La semana anterior los puso a patinar con sus caprichos sobre el
Metro de Bogotá, repitiendo el libreto de cuando fue alcalde y
fracasó pretendiendo recoger las basuras. Contra esa acumulación de
barrabasadas dizque se ha preparado digitalmente un paro nacional,
organizado anónimamente.
El pasado fin de semana invadieron las redes avisándonos que el paro
comienza el domingo 12 a las 12 del día, que no habrá camiones por
las carreteras ni combustible en las gasolineras ni alimentos que
mercar.
Petro, equivocadamente, no llamó al diálogo al país, aunque ya se
sentó con el desgastado Uribe, que no aparece entre los
organizadores del paro. Petro prefirió convocar a sus partidarios, y
solo a ellos, a que salgan el 14 a la calle a respaldarlo y
enfrentar el fantasma del paro. Es decir, estamos al borde de una
petrobatalla y como no sabemos a cual bando va a salir a defender la
aporreada Policía, puede ser una fenomenal petrocagada
El Porce, febrero 7 del 2023
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