CHARLAS
CON UN MAESTRO SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel
Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
Versos
137-140 del Dhammapada
El Dhammapada es
una de las obras más importantes del budismo y contiene versos que
ofrecen enseñanzas y consejos sobre cómo vivir una vida virtuosa y
alcanzar la iluminación. La palabra "Dhammapada" proviene de la raíz
pali "dhamma", que significa "ley moral" o "enseñanza correcta", y "pada",
que significa "sendero" o "camino". Juntas, estas palabras sugieren
que el Dhammapada es un camino o sendero hacia la verdad y la
sabiduría.
El Dhammapada es una colección de versos que se dice que fueron
dichos por el Buda durante su vida. Estos versos cubren una amplia
variedad de temas, desde la virtud y la moralidad hasta la
meditación y la sabiduría. Aunque el Dhammapada es un libro sagrado
en el budismo, es accesible y fácil de entender para todos,
independientemente de su nivel de conocimiento o experiencia
filosófica o religiosa.
Verso 137-140 Traducción Mahayana:
El que hiere con sus armas a aquellos que son inocentes y puros
pronto será visitado por una de estas diez desgracias: atroz dolor o
achaque; pérdida de algún miembro o enfermedad terrible; o incluso
locura, la pérdida de la mente; la persecución del rey; espantosas
acusaciones; la pérdida de posesiones o la pérdida de familiares; o
fuego bajado del cielo que queme su casa. Y cuando el hacedor de mal
ha dejado de existir, entonces él renace en el infierno.
Verso 137-140 Traducción Sammasati:
El que inflige daño a los inocentes y puros con sus armas,
rápidamente se encontrará con una de estas diez desdichas: un dolor
agónico o una enfermedad; la pérdida de algún miembro o una
enfermedad terrible; o incluso la locura, la pérdida de la razón;
persecución por parte del rey; acusaciones aterradoras; la pérdida
de bienes o de familiares; o un incendio celestial que queme su
hogar. Y cuando el malhechor deje de existir, renacerá en el caos,
el desorden y el sufrimiento.
Comentario: Los versos del 137 al 140 del Dhammapada es una
advertencia para aquellos que infligen daño a los inocentes y puros.
Según esta enseñanza budista, aquellos que actúan de manera cruel y
violenta experimentarán desgracias, incluyendo dolor, enfermedad,
pérdida de miembros, locura, persecución, acusaciones, pérdida de
bienes y familiares, y hasta incendios celestiales. Además, cuando
el malhechor deje de existir, renacerá en un estado de caos,
desorden y sufrimiento.
Buda quería enseñar a través de este verso que la acción tiene
consecuencias y que aquellos que causan daño a los demás
experimentarán sufrimiento en algún momento de sus vidas o en vidas
futuras. Este verso fue importante para Buda porque transmitía un
mensaje de justicia kármica, según el cual aquellos que actúan de
manera positiva experimentarán una vida plena de felicidad y paz,
mientras que aquellos que actúan de manera negativa experimentarán
sufrimiento y desgracia.
Este verso es
importante para nosotros porque nos recuerda la importancia de
actuar de manera positiva y de ser considerados con los demás. En
nuestro día a día, podemos poner en práctica este verso al tratar a
los demás con amabilidad y respeto, y al no causar daño a aquellos
que son inocentes y puros. También podemos reflexionar sobre
nuestras acciones y su impacto en los demás y en el mundo en
general.
En resumen, Los versos del 137 al 140 del Dhammapada nos recuerda
que nuestras acciones tienen consecuencias, y que es importante
actuar de manera positiva para experimentar una vida plena de
felicidad y paz. Al practicar esta enseñanza en nuestro día a día,
podemos ser más conscientes de nuestro impacto en los demás y en el
mundo, y vivir una vida más satisfactoria y significativa.
Un lobo entre ovejas
Por: Agustín Perozo Barinas
«Odio las citas, dime lo que
sabes». Emerson
José María Gallardo, bloguero español, comentó: «A mucha gente le
gusta incluir citas, especialmente de gente famosa o reconocible,
porque ayudan a dar “argumento de autoridad” y a reforzar el
razonamiento en el que suelen incluirla, ya sea como homenaje o
signo de admiración hacia el autor de la cita y su trabajo, como
inspiración para el lector, como clarificación, etc. Las citas me
parecen un argumento facilón y prácticamente estético de culturilla
general... Son muy sospechosas las referencias continuas a
filósofos, especialmente las del estilo de Nietzsche.
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¿Se necesitan estas para reforzar
argumentos? Los argumentos deben ser veraces y tener peso propio. No
deberían depender de lo que dijo otro en su momento para tener
autoridad o veracidad».
Expuesto esto, vamos hacia personajes de nuestro diario vivir en
estos tiempos de casi absoluta interconexión: los opinólogos
comunes, no los de carrera.
Opinólogo es un término despectivo aplicado a personas que,
generalmente en los medios de comunicación, opinan sobre cualquier
tema como si fueran especialistas o sorpresivos «expertos»,
equiparando sus criterios con el del técnico, el profesional o el
científico. El conocimiento académico es ‘triturado’ y aplicado a
contextos específicos sin ninguna reserva. Con ello, se integran
opiniones propias que son expuestas como verdades, promoviendo el
razonamiento del sentido ordinario sobre el pensamiento científico.
Es una especie de seudodisciplina cuyos cultivadores reúnen, además,
un nuevo requisito: la rotundidad de sus juicios y la simpatía que
suelen suscitar en su público, que a menudo se siente identificado
con este nuevo "profesional" que traslada a los medios de
comunicación de masas la charla informal (y, en ocasiones,
malintencionada) típica de quienes pontifican sobre lo divino y lo
humano acodados en la barra de un bar o refugiados en el anonimato
que brindan las redes sociales.
Tenemos el periodismo de opinión para entrevistar opinólogos,
"profesionales" altamente descalificados cuya labor social consiste
en crear opiniones en los medios de comunicación masivos. Los
objetivos del opinólogo son diversos: desde la necesidad personal de
trascender en las distintas plataformas o ser parte de un
determinado movimiento; hasta la defensa de intereses políticos,
religiosos o económicos específicos.
Estas son solo algunas de las manifestaciones que forman parte del
repertorio de respuestas habituales en intensos y acalorados
‘debates’ en los diversos medios de comunicación; que no por más
intensos, llegan a algún sitio.
Por su parte, «opinador» se define como: persona que crea o dirige
la opinión pública. No es sinónimo de opinólogo. Está de moda ser
opinólogo, que generalmente es un improvisado. Algunos se escudan:
"Yo no soy opinólogo, sino un periodista con opinión", aunque las
faltas a la ética más notorias en estos tiempos las protagonizan
personas ajenas al periodismo, como son los «noteros» y opinólogos.
En ocasiones se consideraban también una amenaza para el
«intelectual público». Este ha sido reemplazado por la del analista
político, el analista económico o el opinólogo, pero la figura del
intelectual público simplemente ya no existe. Dentro de esta moda
opinadora se registra otro vocablo, «opinante», frente a opinador.
Opinante parece denominar generalmente a cualquier persona que
expresa sus opiniones, sin hacer de ello una profesión.
Al presente ha surgido el todólogo: la persona que cree saber y
dominar varias especialidades, características que parece compartir
con el opinólogo. También el chismólogo, el futurólogo, el astrólogo
y hasta el panderetólogo, diestro en tocar la pandereta. Vivimos
desesperados por la atención y por dar a conocer al mundo todo lo
que pensamos y sentimos, sin ningún filtro de sentido común de por
medio.
"Tengo derecho a mi opinión" es una falacia informal en la que
alguien descarta los argumentos en contra de su posición al afirmar
que tiene derecho a mantener su propio punto de vista particular.
Las 'falacias informales' son un tipo de argumento incorrecto en
lenguaje natural. Las falacias, a pesar de ser incorrectas,
generalmente parecen ser correctas y, por lo tanto, pueden seducir a
las personas para que las acepten y las usen. Para llevarle la
contraria al bloguero Gallardo vamos a parafrasear a Patrick
Moynihan: «Todos tienen derecho a sus propias opiniones, pero no a
sus propios hechos».
Prudente aclarar que la opinología es una ciencia. Estudia las
opiniones de los seres humanos, para diagnosticar condiciones
mentales, como la baja autoestima, depresión, diversos trastornos, y
prejuicios. Busca soluciones concretas a problemas que en la mayoría
de los casos son provocados por detonantes culturales. Se considera
una subespecialidad dentro del área de la sicología. Quiere decir
esto que para ser opinólogo, en el más estricto sentido del término,
se debe cursar la carrera de sicología.
Y la paremiología (del griego -paroimia- ‘proverbio’, y -logia-
‘compilación’) es la disciplina que estudia los refranes,
proverbios, citas, aforismos y demás enunciados breves y
sentenciosos cuya intención es transmitir algún conocimiento
tradicional basado en la experiencia.
Como ciudadano contribuyente
no deje de opinar sobre temas que le afecten pues sus tributos están
en juego, tratando, en
la mejor medida posible, que no sean opiniones sesgadas, alimentadas
por informaciones o
interpretaciones tendenciosas, parciales, que no dicen la verdad
completa. Peor es callar, que "quien calla, otorga",
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y algo falla cuando la gente se plantea
que es mejor no dar su opinión para evitar problemas.
Un popular meme (vocablo que proviene de la antigua palabra griega “mimema”, y
cuyo significado se puede traducir como “algo que se imita”), que muestra un
carialegre lobo disfrazado de oveja entre un rebaño de ovejas, lleva escrita la
siguiente reflexión: «Las mayorías quieren seguir siendo engañadas solo porque
la verdad requiere un verdadero cambio... puedes darle conocimiento a una
persona pero no puedes hacerla pensar».
No se deje tomar el pelo por algunos panelistas, "especialistas
expertos", que nos recuerdan ese lobo. En teoría, cada uno de ellos explica su
punto de vista respecto a un tema de su dominio y lo argumenta, y por lo mismo
todos deben conocer a fondo el tema para que la discusión beneficie al público.
Sin embargo, muchos opinólogos de quienes hacemos referencia deshonran el oficio
y la verdad.
Para concluir, es irresistible la tentación de hermanar citas y vamos al hecho:
«Quizá haya enemigos de mis opiniones, pero yo mismo, si espero un rato, puedo
ser también enemigo de mis opiniones. La progresiva degeneración de la especie
humana se percibe claramente en que cada vez
nos engañan personas con menos talento».(Borjes/Darwin)
Autor del libro socioeconómico La Tríada II en Librería Cuesta.
SAMUEL MORENO: AMBICIÓN, DESPRESTIGIO, CÁRCEL Y MUERTE.
Por: Álvaro Ramírez González
La vida y la muerte de Samuel Moreno Rojas, no pueden pasar desapercibidas para
la historia política de Colombia y para la misma sociedad colombiana.
Murió a los 62 años de edad, después de haber pagado 12 años privado de la
libertad, de los 96 años que sumaban sus 3 condenas.
Ha sido sin duda el político de carrera que más tiempo ha pasado en la cárcel,
después de ocupar el segundo puesto más importante del país, que es la Alcaldía
de Bogotá.
Todo parece indicar que su hermano Iván era el cerebro del saqueo en compañía de
la Joyita de Emilio Tapia.
Iván Moreno había sido Gobernador de Santander y allí salió muy cuestionado por
delitos de corrupción, que logró evadir.
Pero con su hermano Samuel, y su asistente Emilio Tapia, montaron toda una
empresa criminal de la que no escapaba ningún contratista sin pagar entre el 8 y
el 10% del valor de los contratos, en todas las secretarias e institutos de
Bogotá.
Hablan de un botín de $ 2 billones.
Iván pagó una condena mucho más corta.
Samuel pagaba su condena en la Escuela de Carabineros del Parque Nacional y
afirmaba que “le habían puesto 3 cadenas perpetuas!”
Su abogado argumentaba que, para un hombre de 60 años de edad, una condena de 30
años, equivalía a una cadena perpetua.
Su abuelo el General Gustavo Rojas Pinilla, fue declarado “indigno “Por el
Congreso de Colombia al haber aumentado su patrimonio 40 veces en su corto
periodo de gobierno.
Su padre Samuel Moreno Díaz ya fallecido se casó con su madre María Eugenia
Rojas, hija del General y presidente de Colombia.
Samuel Moreno Díaz, no estuvo en la cárcel por que, en su tiempo, allí no iban
los pillos de cuello blanco, pero dejó una oscura fama de mordidas, comisiones y
abusivo y costoso tráfico de influencias.
Petro trinó, “Me entristece la muerte de Samuel Moreno. ¡Una vida verdaderamente
perdida!”
La vida y la muerte de Samuel Moreno le dejan una enorme lección al país.
La corrupción tiene que ser severamente castigada y no como hoy, que los
saqueadores con una parte del botín, compran fiscales, dictámenes médicos y
jueces, que los mandan a pagar su condena, rodeados de todas sus comodidades mal
habidas.
Samuel Moreno pudo haber hecho una buena Alcaldía de Bogotá y eso lo ponía sin
duda en la puerta del palacio de Nariño.
Tenía todo para hacerlo. Además, su familia desde el General Rojas Pinilla era
rica.
Sacrificó por el dinero su futuro político, y a su esposa y a sus hijos que han
vivido el calvario del destierro y del deshonor.
¡Para no olvidar!
alragonz@yahoo.es
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