Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 13.041.621

Fecha: Martes 14-02-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Necesitamos más atención en salud mental

 

Hace apenas dos años Colombia estaba enfrentando la problemática de un juego suicida cibernético para adolescentes, en las últimas semanas esta situación se presentó de nuevo y nos tocó a los pereiranos; al parecer las redes sociales se han convertido en un terreno favorable para el delito. Estos espacios virtuales mal utilizados son un arma letal, sobre todo, para la población infantil y adolescente, quienes han sido el público objetivo de algunos delincuentes cibernéticos.

Frente a lo anterior, hay que dar una mirada más profunda; quienes se han convertido en víctimas de este flagelo son nuestros niños (as), por lo que se hace necesario analizar el porqué de esta situación. Durante años, las entidades especializadas en salud han ejecutado acciones que intervienen de manera preventiva en materia de salud mental para los ciudadanos, las investigaciones para la creación de estas han sido basadas en los resultados encontrados en adultos. Esto es realmente alarmante, porque no se tiene certeza de sí nuestros niños sufren estas patologías y por ende para esta población no hay ni ha habido intervención.

En un artículo investigativo realizado por estudiantes de medicina de la Fundación Universitaria Autónoma de las Américas, se puede evidenciar que las patologías clínicas mentales en los niños (as) y adolescentes del Eje Cafetero no son irrisorias y los números van en aumento, uno de los factores que acrecienta el riesgo, es el desconocimiento por parte de los adultos que están al cuidado de los niños que pueden mostrar síntomas, puesto que no se tiene manera de intervenir eficazmente ante un cuadro de depresión, abuso de sustancias y otras patologías que también se pueden presentar en estas edades.

Los trastornos mentales más frecuentes en los niños y adolescentes tienen que ver con el trastorno de la atención e hiperactividad, el trastorno de ansiedad y la fobia social; según el Ministerio de Salud.

Además, es preciso también revisar temas como; cuál es la seguridad virtual de los datos personales de nuestros niños, cuáles son los límites de edad para tener un dispositivo electrónico que permita el acceso a la red y a las aplicaciones en las que se puede interactuar con desconocidos, qué papel juegan las autoridades con respecto a la seguridad cibernética y por último lo más importante, que están haciendo los padres, docentes y cuidadores cuando nuestros niños tienen acceso a las posibles zonas de peligro. Porque si bien es cierto que la administración departamental y local debe implementar estrategias de intervención efectiva para esta población, también hay una corresponsabilidad de la que el resto de las personas no podemos deshacernos.

La salud mental de nuestros niños (as) y adolescentes no es un juego, es cierto que a veces la situación en nuestros hogares no nos permite tener el tiempo adecuado para dedicarles a los nuestros hijos, pero eso, sí o sí debemos solucionarlo. Cabe aclarar que el suicidio no es una patología, pero si una consecuencia de muchas de las patologías mentales, aquí radica nuestro compromiso, no podemos esperar a que suceda lo que ya pasó en esta ciudad, para que despertemos y le demos la importancia que esto merece.

Debemos trabajar de manera articulada por el bienestar y la salud mental de nuestra población infantil y adolescente, para que el suicidio no sea jamás la solución a las dificultades que ellos afrontan.

 

   

 

El desperdicio de los bienes de la sociedad un crimen de lesa humanidad

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Los gobernantes persisten en la actitud de actuar como si ser elegidos ser el pueblo los hace ser los nuevos dueños de la nación. Los franceses lo único que hicieron fue cambiarle el collar de perro a quien va a gobernar el país.

El pueblo no ha entendido que a quien elige es solo un empleado público que va a administrar los bienes sociales y no un propietario de la cosa pública.

Tenemos que educar a la sociedad, en el manejo de los bienes sociales. La gente piensa y cree que esos bienes no son de su propiedad sino de la nación y no piensan que ellos son la nación y por ende esos bienes son su capital representado en el erario y todo lo que la nación posee.

No podemos mirar para otro lado y hacernos de que no sabemos nada y que la nación no nos pertenece. Cuando pagamos impuestos, esos dineros van a un fondo que se supone es el que nos respalda y con ellos se construye y se mantiene la infraestructura y los bienes sociales para que todo funcione.

Tenemos que asumir cada uno de nosotros la responsabilidad para que la nación funcione correctamente y no dilapiden el esfuerzo de millones de colombianos en manos de gente que no tiene el menor sentido de responsabilidad y respeto por ellos mismos y por quienes los han elegido.

Colombia es un país hermoso con todas las posibilidades de tener un estándar de viva igual o superior a cualquier país civilizado y no vivir sus gentes como personas de tercera categoría. Estar bajo el símbolo de los estratos sociales, clases sociales o simplemente los desechables del mundo primitivo.

No apoye la corrupción dándoles propinas para que hagan su trabajo más rápido o saltarse la línea para que el servicio sea especial, todo tenemos los mismos derechos e igualdad de respeto. Por eso es importante mantener nuestro pensamiento dirigido hacia cuidar los bienes sociales.

Ser un criminal es muy fácil, es simplemente mantener el ritmo de robarle a la sociedad pensando que jamás nadie se va enterar que uno es un criminal. El crimen nunca paga, lo que si da es una temporada en la cárcel y el desprestigio a toda la familia y a los seres queridos.

 

 

 

Crónica #587
EL EXPEDIENTE 777

 



Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

Audio:

https://www.spreaker.com/episode/52715100

El pasado viernes, cuando marchaba tras el féretro de Cecilia Pazmín de Terranova, rumiaba una y otra vez en las escenas que ella y yo vivimos el 23 de abril del 2009 cuando nos acarició lo imposible de vaticinar y un comando de cinco hombres armados de pistola y una mujer, que coordinaba vía radio el operativo, nos puso quietos en la casona materna del barrio Sajonia de Tuluá, donde yo transmitía La Luciérnaga.

Cecilia, que en ese entonces tenía 80 años y había acompañado a mi madre por muchas décadas, me había pedido al jubilarse que no le quitara el oficio casero y que ella me acompañaría todas las tardes mientras yo transmitía.

Lo hice como correspondía al cariño que mutuamente nos guardamos y como inocentemente abrió la puerta de la casa, el comando entró. Durante un par de horas, mientras escarbaban mis archivos y computadores y empacaban lo que dizque necesitaban, a mi me sentaron en una silla bajo la amenaza de la pistola y a ella la encerraron en un baño con la condición de que no gritara.

Fué una noticia nacional, obviamente. Y más cuando la cámara de seguridad ofreció las placas del camioncito donde llegaron y este resultó ser de la Inteligencia del Ejército, camuflado en una empresa de acarreos.

El presidente Uribe se puso al tanto y como salía del país esos días, encargó a Bernardo Moreno para que asumiera la investigación. Al día siguiente llegaron Moreno y también el ministro Padilla de León y los generales comandantes del ejército a explicar lo inexcusable.

Con el tiempo, un  pajarito, de esos que comunican a Maduro con Chávez, me sopló que el vehículo de acarreos había sido alquilado por otra entidad del estado para hacer evidente al Ejército y ocultar la búsqueda no oficial de una presunta copia de un tal expediente 777 de la Fiscalía que yo dizque había recibido y que después un amigo Fiscal me verificó que había desaparecido del archivo oficial. ¿Cómo no iba entonces a recordar este episodio traumático mientras marchaba agradecido y compungido el viernes tras el féretro de Cecilia?

El Porce, febrero  13 del 2023
 

 

 

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