EDITORIAL
Colombia no apoya a Daniel Ortega
El régimen de Daniel Ortega, que lleva muchos años coartando la
libertad y los principios democráticos en Nicaragua, decidió
abandonar lasapariencias políticas con las que trató inútilmente y
por largo tiempo de esconder su perfil autoritario. Una parte de ese
‘destape’, al tenor de los analistas, responde a que la dictadura
considera que mientras Estados Unidos y las potencias occidentales
están comprometidas con la guerra entre Rusia y Ucrania, la satrapía
en esta región centroamericana tiene las manos libres para actuar
como le venga en gana. Sabe que la comunidad internacional no
agravará las sanciones económicas porque estas afectan
más a la ya de por sí empobrecida y atribulada población que al
cuestionado Ejecutivo.
La situación es crítica: Ortega y su esposa ya superan el tiempo que
duraron en el poder los Somoza. Gobiernan sin ningún tipo de
cortapisa mientras los atentados contra la vida y la libertad de los
jefes de la oposición se suceden a diario; toda instancia y canal
democrático, incluida la prensa libre, están bajo presión del
régimen. Los dueños de medios de comunicación y sus directivos están
prisioneros o exiliados, como sucede con la familia Chamorro.
En Nicaragua, como en los escritos de Gabriel García Márquez, el
tiempo parece detenerse. Una parte de la prensa, obviamente
cooptada, no parece tener otro objeto que adular a la cúpula de
Ortega y compañía. Los estudios económicos serios muestran un
retroceso sustancial en todos los indicadores, especialmente en
empleo y producción, al tiempo que la pobreza está disparada. La
libertad de empresa se ha conculcado, los ingresos del sector
privado caen en picada y el país no es competitivo en el mercado
global.
Esa crítica condición ha sido aprovechada por el régimen en sus
alegatos ante la Corte Internacional de la Haya, señalando a
Colombia como una “potencia regional” que no le permite ejercer
influjo en las zonas marítimas caribeñas, lo que es absolutamente
falso y contraría la verdad histórica y soberana de nuestra nación.
El último atropello de la oposición ha sido el despojar de su
ciudadanía a numerosos dirigentes de la oposición, periodistas,
empresarios y dirigentes sociales y gremiales. La mayoría de ellos
presos políticos y quienes ya habían sufrido el embargo ilegal de
sus bienes, documentos y
fueron tachados infundadamente de ‘traidores de la Patria’.
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El origen
del crimen social
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
El ser humano es
simplemente un proceso de una causalidad universal. Es el
ordenamiento de elementos naturales que biológicamente se va
integrando hasta convertirse en lo que somos y permanecemos con
conciencia y raciocinio hasta que todo regresa a su estado original.
Lo que existe en el ser humano es una variedad de actitudes que lo
representan y lo hacen actuar según sus emociones. Según ese
conjunto de emociones hace que otros convivan dentro de ese núcleo y
compartan entre sí con otros manteniendo sus distancias dentro del
mundo sociable.
Hoy somos naciones diversas con idiosincrasias diferentes que
compartimos la naturaleza bajo una misma atmósfera terrestre pero
con una variedad de personajes que se han hecho dueños de todos los
espacios que el planeta tiene y obligando a los habitantes del
planeta a seguir sus leyes para ellos sentirse que son los
poseedores de lo que existe.
Toda esa fantasía existencial tiene un límite en razón de la
existencia del personaje y así vemos una sucesión de individuos que
brillan por sus acciones en la historia del planeta.
El crimen no es solo el asesinato, el robo, el engaño, la extorción
y toda esa cadena de delitos que van en contra del bienestar del ser
humano sino el que crea el mismo Estado con sus habitantes. El
Estado al dictar ciertas leyes, establece a través de ellas el
origen del crimen social. Pues ellas obligan al ciudadano a
delinquir para poder sobrevivir y no vivir estrangulado por ellas.
Todos los ciudadanos son criminales frente al Estado o sospechosos
de algún delito. Evadir impuestos es el crimen más común. No importa
en qué posición esté, este delito es el más común en la sociedad.
Hasta los que administran el Estado delinquen para proteger el
Estado.
No hay un Estado perfecto, hay Estados poderosos porque son los más
delictivos y con mayor experiencia en el manejo de la cosa pública.
Esto les permite navegar en el concierto mundial como organizaciones
correctas dentro de la incorrección.
Un Estado no puede sobrevivir sin delinquir, porque sería un rebaño
de ovejas que pastan en la pradera. Por eso la gran mayoría de los
animales viven libres dependiendo solamente de la naturaleza. Y eso
los hace vulnerables a los avatares del ambiente.
Colombia está pasando por un estado de cambio en sus estructuras.
Cosa que no se va a resolver en un cuatrienio porque hay profundas
grietas en su estructura, que no solo están oxidadas sino corroídas
por las malas administraciones que ha tenido.
Los enemigos del orden y bienestar están al acecho como hienas
pensando que entre más acorralen la administración actual,
pronto triunfarán. Cosa que no va a pasar, porque el
país es único en demasiadas formas. Y los del Norte que vigilan todo
lo que se mueve en el mundo no ven que el país se está
descarrilando.
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El crimen social cambiará bajo otros
intereses y pasarán cosas que no estaban previstas. Esto me hace
acordar a lo que pasó con Mujica del Uruguay a pesar de que son
distintos personajes.
Crónica #597
POLICIAS SIN UNIFORME
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/52863849
La noticia la trajo ayer El Espectador. Una gran mayoría de los más
de 150 mil policías que prestan servicio en Colombia llevan casi 18
meses sin recibir su uniforme. Creí que era una exageración o parte
de la campaña de descrédito contra la institución que comenzó
evidentemente desde el 7 de agosto pasado. Pero no. Llamé a cuatro
uniformados a quienes conozco desde hace años y que están situados
en distintas regiones del país y todos me confirmaron la noticia.
Decidí averiguar mejor porque seguramente en más de una oportunidad
el uniforme se rompe o se ensucia y es necesario cambiar. La
respuesta hace parte del ingenio de nuestros policías.
Si están muy urgidos acuden a lo que llaman un almacén militar y
pagando 170 mil pesos les venden uno completo azul porque ya verdes
no han vuelto a fabricar. Pero si no es de urgencia el cambio,
buscan a los policías que van a jubilarse y les compran por mitad de
ese precio su ropa usada.
En otras palabras por un descuido de quienes han estado al frente de
la Policía Nacional o por falta de previsión de los que luego de la
fenomenal purga que hizo el presidente Petro al ascender a la
primera magistratura, los policías de Colombia se han quedado sin
quien les cambien el uniforme ni por uno azul ni por uno de los
verdes que usaron hasta que les dio la ventolera de modificarles su
imagen pública.
Pero, lo más grave, es que la noticia de los policías de Colombia
sin uniformes se conoce cuando se ha denunciado que gastaron una mil
millonada en comprar un lujoso avión para 11 personas y con destino
a solo trasportar el staff de la Policía Nacional.
Obviamente existe un Ministro de Defensa y un Director Nacional de
la Policía pero ni el uno ni el otro parecen haber actuado a tiempo
para evitar esta vergüenza.
Me queda empero una esperanza, que alguien averiguara a cual santo
está encomendado el rezandero Director de la Policía para que entre
todos los 150 mil policías le hagan una novenita buscando que les
haga el milagrito
El Porce, febrero 28 del 2023
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