CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

Upadesha 63 del Dhammapada

" La necedad del necio: El necio que se cree sabio es verdaderamente necio, pero si ve su propia necedad, al menos es sabio en eso."

El concepto de Upadesha se origina en la antigua India, y se refiere a la enseñanza o consejo dado por un maestro a su discípulo. El término proviene del sánscrito "upa" que significa "cerca" o "junto a", y "desha" que se traduce como "lugar" o "asiento". Juntos, forman la idea de "asiento cercano", lo que sugiere una relación estrecha y directa entre el maestro y el discípulo.

La sabiduría es una virtud que ha sido valorada por todas las culturas y sociedades a lo largo de la historia. Sin embargo, la sabiduría no es algo que se adquiere fácilmente. Requiere humildad, introspección y un profundo conocimiento de uno mismo y del mundo que nos rodea. En el budismo, la sabiduría es una de las tres virtudes principales, junto con la compasión y la ética. El budismo enseña que la sabiduría no se adquiere a través del conocimiento intelectual, sino a través de la meditación y la práctica espiritual. En el Dhammapada, un texto sagrado del budismo, se encuentra el siguiente upadesha: "El necio que se cree sabio es verdaderamente necio, pero si ve su propia necedad, al menos es sabio en eso".

Este upadesha nos habla de la importancia de la humildad y la introspección en el camino hacia la sabiduría. El necio que se cree sabio es aquel que está cegado por su propia ignorancia y arrogancia. En su mente, no hay espacio para la duda o el autoexamen. Se cree en posesión de la verdad absoluta y no está dispuesto a cuestionar sus creencias o a considerar otras perspectivas. En este sentido, el necio que se cree sabio es verdaderamente necio, porque su arrogancia le impide ver la realidad tal como es.

Sin embargo, el upadesha nos ofrece un rayo de esperanza para el necio. Si el necio es capaz de ver su propia necedad, entonces al menos es sabio en eso. Este es un paso importante en el camino hacia la sabiduría, porque implica la capacidad de reconocer que no sabemos todo y que siempre hay espacio para el crecimiento y el aprendizaje. La humildad y la introspección son los primeros pasos para el desarrollo de la sabiduría.

En nuestra sociedad moderna, a menudo estamos expuestos a la idea de que la inteligencia es la clave del éxito. Las personas que son consideradas inteligentes son admiradas y respetadas, mientras que aquellos que no cumplen con los estándares de inteligencia son despreciados y marginados. Esta forma de pensar fomenta la arrogancia y el autoengaño, y dificulta el camino hacia la sabiduría.

En lugar de centrarnos en la inteligencia como una medida de éxito, deberíamos centrarnos en la humildad y la introspección como virtudes importantes en la búsqueda de la sabiduría. Debemos aprender a cuestionar nuestras creencias y a estar dispuestos a cambiar de opinión si es necesario. Debemos estar abiertos a nuevas perspectivas y a aprender de las personas que piensan de manera diferente a nosotros. Solo a través de la humildad y la introspección podemos desarrollar la sabiduría que tanto necesitamos en estos tiempos inciertos.
 

El upadesha del Dhammapada también nos habla de la importancia de la autocrítica. La autocrítica es la capacidad de analizar  críticamente nuestras propias acciones y pensamientos, y de reconocer cuando hemos cometido errores. La autocrítica es esencial en el camino hacia la sabiduría, porque nos permite aprender de nuestros errores y mejorar como seres humanos.

Ha sido un placer tenerte como lector de este artículo. Espero que hayas disfrutado y aprendido algo nuevo en el proceso. Recuerda que la educación y el conocimiento son herramientas poderosas que pueden ayudarte a alcanzar tus metas y objetivos en la vida.

No olvides seguir explorando y aprendiendo, siempre hay más por descubrir y nuevas oportunidades esperándote en el camino. ¡Que tengas un buen día y hasta la próxima.

VIVA AIR : ¡UNA QUIEBRA MUY ANUNCIADA!

Por : Alvaro Ramirez Gonzalez

Para ser bien precisos, la pandemia pulverizó las finanzas de Viva Air.

Y la Aerocivil es la culpable de su quiebra definitiva.

Hace pocos meses escribí un artículo anunciando que si Aerocivil, no apuraba y autorizaba la “alianza“ (no fusión) de esta aerolínea con Avianca, la quiebra era inminente.

¡Y la hora llegó!

Hoy están todos los aeropuertos del país, en una gran pelotera por que no están los aviones de Viva Air, por los que la gente pagó anticipadamente su tiquete, pero también están vacíos los counters de la Aerolínea así como sus oficinas.

No hay quien responda.

¡La quiebra llegó!

La gente enfurecida grita que la robaron, por que hasta hace pocas horas, la página web de la aerolínea estaba abierta y recibiendo dinero por la venta de unos tiquetes que sabían que nunca serían efectivos.

¡Muy mal hecho!

¡Pero la culpa de todo este caos la tiene Aerocivil.

La Inteligencia

Por: Edgar Cabezas

La inteligencia de comprender ideas, adaptarnos al entorno, aprender de las experiencias de otros, superar obstáculos y tener la capacidad de organizarnos y planificarnos individual, social y naturalmente, de cuerpo-mente, es lo que los “transhumanistas” denominan “wet ware”, término usado para describir la personificación de conceptos de la encarnación física conocida como sistema nervioso central y la construcción mental conocida como la mente. “Wet ware” una abstracción de dos partes de un humano vista desde los conceptos informáticos de “hard ware” y “soft ware”. La inteligencia natural, artificial, racional, emocional flexibilizando y equilibrando la mente en el estado de bienestar sublime.

El canto de sirena orquestado por trompetas celestiales, la ralentización de la vejez gracias al sistema de salud, la eterna juventud y un paso hacia la inmortalidad. La razón aplicada coordinando todas las inteligencias, incluso la propia, para asumir la herencia ontológica y filogenética; el hecho humano y el destino “ontotécnico” en el que el cuerpo se posiciona como el espacio físico y simbólico de la singularidad que elimine el envejecimiento, mejore la inteligencia y desarrolle habilidades y destrezas musculares a este ser humano defectuoso e incapaz, al que la inteligencia artificial lo mejora, para que el cuerpo deje de ser un lugar de especulación y se vuelva el lugar de la mejora.

La bioterapia del amor propio: “nadie te querrá como tú te quieres, ilumina el huevo filosofal que eres, sé tú mismo, la meta la pones tú”. Las técnicas de flexibilidad de la mente, la meditación, la psicología, el marketing y la informática generando “influenciadores”; el movimiento de atención plena manteniendo la calma mientras el ordenador nos dice qué es lo mejor para nosotros en este día, el mundo feliz al instante sin intermedios ni pausas, a la velocidad del pensamiento para anticipar, adaptar y moldear el futuro practicando hoy.

Habitar el círculo de la respiración desde el vientre, inhalar-exhalar manteniendo el labio superior pegado al labio inferior, los dientes del maxilar superior friccionados por los dientes de maxilar inferior, la lengua puesta en el límite donde se hunde el paladar para no babear cada vez que la perturbada mente amenaza los disturbios propios de la psicología indeseable, el sufrimiento del cuerpo y el confinamiento en el planeta tierra. Mejorar la condición humana aprendiendo y actualizando el sistema para ir más allá de los límites de la naturaleza humana.

El acceso del trabajo al nuevo mercado laboral con ergo, deseables ergonómicos funcionales, la base epistémica de la inteligencia artificial es el funcionalismo para el establecimiento de políticas regenerativas y restaurativas. No se podrá volver al estado normal si se continúa con la manera actual de producir y repartir la riqueza o su destino post-uso para establecer la mejora, cuya característica es ser potencialmente ilimitada en creación e innovación. La abolición de modales violentos de imponer subjetividades, la libertad morfológica, la viabilidad de rediseñar la condición humana que recrea con su vorágine de masacres el fracaso de la inteligencia humana de no poder vivir en paz.