EDITORIAL
Se agudiza la crisis mundial del
agua
“Olvidamos que el ciclo del agua y el ciclo de la vida son uno
mismo”. Esa frase es de Jacques Cousteau, el recordado investigador
y biólogo marino francés, conocido mundialmente por sus expediciones
oceánicas y su defensa férrea de los ecosistemas hídricos.
Esta premisa bien vale traerse a colación hoy, cuando inicia la
Conferencia sobre el Agua 2023, en la sede de la ONU en Nueva York.
No es una cumbre más de tantas que se realizan año tras año en temas
ambientales, cada vez con mayor frecuencia debido al impacto lesivo
e imparable del cambio climático.
Por el contrario, el cónclave tiene carácter de urgente, no solo
porque las metas sobre la preservación del agua (contenidas en el
Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6) van a medio camino pese
a que se agota la cuenta regresiva para 2030, sino porque este
recurso vital empieza a escasear de forma preocupante en varias
latitudes del planeta, incluso rayando en escenarios que décadas
atrás se tachaban de apocalípticos y eran propios de las películas
de ficción.
La urgencia está justificada. De hecho, si nos atenemos a las cifras
de Naciones Unidas, hay poco que celebrar hoy, Día Mundial del Agua:
1,4 millones de personas mueren anualmente y 74 millones verán
acortada su vida a causa de enfermedades relacionadas con este
recurso, el saneamiento y una higiene deficientes.
A ello se suma que actualmente una de cada cuatro personas (es decir
2.000 millones de habitantes) en todo el planeta carecen de agua
potable segura. No menos grave es que casi la mitad de la población
mundial no tiene un sistema saneamiento hídrico seguro. Asimismo, a
nivel global el 44% de las aguas residuales domésticas no se tratan
adecuadamente. Igualmente, se calcula que hay 190 millones de niños
en peligro por la triple crisis del agua (deficiente acceso al
recurso, muertes y enfermedades atribuibles a esa falencia, así como
exposición a riesgos climáticos, medioambientales y bélicos). Un
último dato, igualmente, dramático: se prevé que la demanda mundial
del precioso líquido aumente en un 55% para 2050.
Es evidente que el calentamiento global tiene como una de sus
principales víctimas el ciclo del agua. Las sequías e inundaciones
más extremas, el aumento del nivel del mar, el deshielo de los
glaciares y los fenómenos de La Niña y el Niño han afectado la
calidad y acceso al líquido vital, con todo lo que ello implica en
materia de salud, seguridad alimentaria, preservación de la
biodiversidad y calidad de vida de la población.
Las cifras de las agencias de la ONU son impactantes: en las últimas
dos décadas casi el 75% de todas las catástrofes han estado
relacionadas con el agua, dejando no menos de 1.600 millones de
personas afectadas por inundaciones y 1.400 millones por sequías,
así como daños económicos por cerca de 700 mil millones de dólares.
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Un
Congreso que devora el erario como un agujero negro
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Por siglos han
existido los congresistas, una forma de dominio y administración del
establecimiento. Siempre ha funcionado como una forma de establecer
las leyes que van a regir la nación detrás de quienes la
constituyen. Quienes viven en su entorno simplemente han sido
hormigas que laboran para ese establecimiento.
El ser humano ha evolucionado intelectualmente muy poco en relación
a su independencia y autonomía. Desde la antigua Mesopotamia
avanzando a los griegos y finalmente a los romanos, simplemente
hemos rotado en el mismo eje sin muchas primicias que nos hagan
saltar a un encuentro con lo fantástico.
El mundo comenzó a cambiar en el sentido individual a partir de 1883
por el desarrollo de la tecnología, el mundo laboral y la liberación
de la imaginación. Gracias a este nuevo advenimiento hemos podido
ver los grandes avances, pero en Colombia por mucho esfuerzo que han
hecho sectores de avanzada por poner al país a la par con el mundo
desarrollado no ha sido posible lograr ese asentamiento.
La politiquería reinante por siglos ha impedido que algo bueno se dé
en estas tierras. Se ha vivido en un estado primitivo y las hormigas
que laboran en el país no tienen la capacidad de pensar por sí solas
sino ser dirigidas por el demagogo de turno que elabora su reinado
por un cuatrienio y luego deja el desastre para que el que viene
trate de arreglar y siga escarbando en la escoria que dejó.
El congreso ha existido como una plataforma de incubación de
intereses personales y no como una entidad que vela por el bienestar
de los ciudadanos y de sus hormigas seguidoras. Se han aprovechado
de todo y han usado ese cargo de elección para someter a toda una
nación a que los mantenga sin que ellos aporten nada. Son
delincuentes que protegen otros delincuentes y jamás han proyectado
el país a que sea una nación próspera para el bien de todos.
Todo el dinero que llega a sus manos desaparece, las leyes que hacen
tienen doble sentido y hay suficientes para empapelar a una persona
y después de años nada funcionó. Es un país fundado en el crimen
porque sus leyes crean una organización criminal para defenderse de
los crímenes del Estado.
La sociedad está desprotegida, a pesar que ella cree que hay cierta
protección. Ella no tiene cómo defenderse de los criminales, porque
la misma constitución los ampara y las organizaciones de derechos
humanos están más interesadas en proteger al delincuente que velar
por el bienestar de todos. El Senado no genera confianza en la
sociedad, pero ella no sabe cómo deshacerse de él, porque no saben
cómo se debe administrar el país. La ignorancia es tan grande debido
a la educación que se le ha venido dando a las generaciones que el
crimen fomentado por el Estado y la microempresa hace que todo
funcione bien para los señores del sistema.
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Crónica #613
SANCOCHO VENENOSO
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/53294896
Es por lo menos inquietante que al mismo tiempo se conozcan, y se
comiencen a analizar, tres fenómenos que están afectando al país.
El hecho de que las ventas de viviendas VIS se hayan desplomado a
niveles que solo se vieron durante la pandemia, indica que el país
volvió a perder la confianza y que el desasosiego que se siente en
muchas de las grandes ciudades se está volviendo contagioso.
Ya lo había advertido Vargas Lleras en una de sus columnas
dominicales, mas lo que no se sabía era que hoy en día se tienen en
construcción unas 200 mil viviendas, que generan por lo menos 800
mil empleos y que si dejan de venderse generarán un efecto dominó.
Pero si al mismo tiempo se verifica la noticia de que el valor del
gramo de oro a nivel mundial tiene disparada la minería ilegal por
razones obvias. Y que como además esa noticia económica se conoce
cuando, apoyados o no por los señores del Golfo, se ha realizado un
paro de protesta de los medianos mineros que compraron maquinaria
para llenar su ambición de ser grandes explotadores de las pepitas
de oro, cualquier solución que se plantee termina siendo un
puercoespín erizado.
Y la razón es muy sencilla, porque como ni el gobierno ni los bancos
financian las inversiones auríferas que no hayan sido
burocráticamente registradas, los dueños de la plata vertiginosa
financian la compra de dragones y excavadoras ya que es más rentable
el oro que la coca.
Y como para que el pastel no se quede sin cereza, la noticia de la
prensa española que comentamos hace un par de meses aquí sobre la
crisis de la cocaína, se ha vuelto realidad y aumentado
desproporcionadamente.
Ya la cocaína está pasando de moda sobrepasada por el tusi o los
opioides, pero como además de que no hay compradores de pasta de
coca y el costo de los insumos para procesarla se subió, los
campesinos, tienden a volver a sembrar café.
En otras palabras, el sancocho nacional se nos está recargando de
ingredientes como para que temamos racionalmente que puede resultar
venenoso.
El Porce, marzo 23 del 2023
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