EDITORIAL
La tormenta
Trump
Como él mismo lo había anunciado, un gran jurado de Manhattan en New
York, Estados Unidos, acusó al expresidente Donald Trump de cargos
relacionados con el pago ilegal para silenciar en el año 2016 a la
estrella de cine porno Stormy Daniels.
Dado a lo largo de su vida, como empresario y como político, a las
maquinaciones y a las maniobras, controvertido, locuaz, histriónico,
beligerante, habilidoso, insolente y llevado de su parecer, Trump ha
sido objeto persistente de escrutinio y ha tenido que enfrentar en
numerosas oportunidades, y por diferentes motivos, al sistema
judicial, hasta ahora con buenos resultados.
También superó con éxito dos intentos de destitución por el Congreso.
Esa buena fortuna podría llegar a su fin porque ahora es el primer
presidente en la historia del país que debe enfrentar cargos
criminales, aunque al parecer con testigos dudosos.
Trump tendría que comparecer el próximo martes al tribunal para la
lectura de la acusación que reposa por ahora en un sobre sellado.
Solo hasta entonces se sabrá exactamente de qué se le acusa.
Siguiendo los procedimientos será fotografiado y reseñado
judicialmente, lo cual habrá de convertirse también en un
espectáculo político. Y la justicia estadounidense comenzará a
transitar un camino inédito, con resultados jurídicos y políticos a
esta hora imprevisibles, pero seguramente de gran impacto.
Los hechos que motivan la actual acusación se remontan al año 2006
cuando Trump protagonizaba el programa de televisión El Aprendiz y
entrevistó a Daniels. Diez años después, cuando él ya estaba en
campaña para presidente, la mujer amenazó con llevar a medios que
tuvo una aventura con Trump -él lo niega-, ante lo cual su abogado,
Michael Cohen, pagó 130.000 dólares a la actriz para garantizar su
silencio. Cohen ya fue juzgado y condenado a tres años de cárcel y
cerca de 2 millones de dólares en multas por esos hechos y afirmó
que obtuvo la suma de un préstamo con garantía hipotecaria y que
después le fue reintegrado por la organización Trump.
No obstante, al haber sido condenado, es fácil precaver que será
tildado de mendaz y fraudulento por parte de la defensa del
exmandatario. La otra testigo, Daniels, será también carne de cañón
por parte de los abogados del expresidente, puesto que no en pocas
oportunidades los medios la han descubierto mintiendo. En todo caso,
Trump se verá envuelto en una gran tormenta política para esclarecer
su conducta.
Richard Nixon por Watergate y Bill Clinton por el caso Mónica
Lewinsky son los otros mandatarios que enfrentaron problemas con la
justicia, aunque no de expresidentes sino estando en el poder. El
primero sin consecuencias judiciales porque fue perdonado por su
sucesor -luego de su dimisión- y Clinton porque suscribió un acuerdo
para evitar el juicio, en el cual admitió que mintió bajo juramento,
pagó una multa y renunció a su licencia de abogado.
El contenido más candente del proceso contra Trump estará, sin duda,
en el terreno político porque ocurre precisamente cuando despega
como candidato para las elecciones presidenciales de 2024. En su
primera respuesta Trump clavó su banderilla y dijo con toda claridad
que es un hecho sin antecedentes, que la acusación es una “cacería
de brujas” y que el fiscal Alvin Bragg, a cargo del caso, “está
haciendo el trabajo sucio de Joe Biden”.
Como era de esperar los asesores políticos de Trump ven en el caso
una oportunidad para fortalecer su opción -lidera ampliamente las
encuestas- y consolidar su aspiración porque lleva a los demás
precandidatos republicanos a darle su respaldo frente a la justicia.
De suyo, así lo han hecho y el partido Republicano ha cerrado filas
en torno al expresidente en nuevo trance de reelección.
Por ejemplo, el carismático precandidato y gobernador de Florida, de
Santis, dijo que el fiscal es antiestadounidense y que está
“estirando la ley para atacar a un oponente político”. El ex
vicepresidente Mike Pence afirmó, a su turno, que la acusación a
Trump es “un ultraje”. El exmandatario tendrá además una enorme
exposición mediática y su equipo ya intensificó la recaudación de
fondos.
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Una guerra que
nunca termina
Zahur K. Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Nací en medio de la segunda guerra mundial y aun las batallas
continuaban en menor escala. Pero seguía la guerra. Fueron tiempos
difíciles para la humanidad, pero nada nuevo en la actualidad.
El siglo 20 estuvo en guerras de todos los tonos y se descubrieron
medicinas que han alargado la vida y calidad de ella, además la
tecnología abrió nuevas puertas al conocimiento para darnos mayores
posibilidades de vivir como seres humanos en óptimas condiciones.
Hoy podemos decir que vivimos más años con una calidad de vida que
no se había vivido.
Pero no todo es maravilla. Millones de personas mueren en múltiples
circunstancias, al igual que la medicina no les llega a todos ni la
comida. Todo es circunstancial, pero seguimos viviendo como si nada
pasara.
Estamos en el siglo 21 y no hay gran diferencia entre el pasado y el
presente, simplemente han cambiado de personajes y protagonistas a
pesar que otros continúan en el mismo estatus de la vida.
La gran mayoría de la gente no ha madurado como para intervenir en
la vida social y hacer que se den las cosas como realmente se deben
dar para que la equidad y el bienestar humano alcance para todos.
Vivimos, sí, pero igual que las mansas aguas que pasan por debajo
del puente existencial.
Las noticias llegan a medias, y casi todos mienten sobre lo que está
pasando, porque a veces es mejor no poner atención a la realidad de
la vida y así no sentirse afectado por el medio en que vivimos.
El planeta todos los días pierde habitantes y la gente no lo percibe,
porque no hay conciencia de la existencia misma. Somos una masa
amorfa que se mueve como las olas del mar y nadie escucha el golpe
de ellas contra las rocas. Tantas cosas están pasando aquí y allá
que parece normal.
Los crímenes que se cometen a diario por parte de quienes trabajan
en el Estado quedan impunes, porque quienes trabajan en el Estado
son tan corruptos como quienes los eligen porque viven de esa
corrupción. Y todo lo sabemos. Pero el silencio cómplice de todo es
más saludable que hacer presencia y luchar porque todo sea
equilibrado.
Colombia está en un agujero insondable por donde transitan
delincuentes y santos pecadores que creen que van a redimir a
pecadores que no tienen salvación, porque ya nada los salva. Jamás
serán seres de bien. Porque no lo conocen y porque sus vidas han
estado en la parte negativa de la vida.
Miro desde afuera y trato de tener fe de que algo va pasar para bien,
pero no veo la salida del túnel ni vehículos que la crucen buscando
salvar lo que queda. Simplemente hay un túnel por donde todos
estamos transitando sin que nos veamos los unos a los otros.
Simplemente transitamos pensando que quizás en un futuro todo cambie.
Pero es solo una ilusión como si fuera un espejismo en el desierto.
¡EL CHANTAJE DE
LA EXPLOSIÓN SOCIAL!
Por: Alvaro Ramirez Gonzalez
alragonz@yahoo.es
A Petro le está yendo mal.
¡Muy mal!
Claro que al país le está yendo peor.
Empecemos por las reformas.
La primera, la política, no fue creación del gobierno Petro, y
parece que ni siquiera de su pacto Histórico.
Después que se cayó ese engendro,
el Senador Ariel Avila, aliado de Petro, terminó contándole a los
Danieles, que el gobierno nunca tuvo un interés real en esa reforma.
Fue al decir de Avila, una creación única de Roy el terrible.
Y Petro, ocupado en otras cosas y pagando la diligencia del hábil y
gelatinoso Roy en el congreso, pues se la firmó.
No fue pues una derrota directa a Petro, pero si al más camaleón de
sus alfiles.
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Aunque ya mostró los colmillos y pronto se alejará del Gobierno
apenas el desprestigio cunda más, ya con su partido político nuevo,
y sus hijos muy bien colocados en el exterior por el mismo Petro.
La Reforma a la Salud está arruinada.
Y no vayan a pensar que, en un asunto tan grueso, el gobierno podrá
conseguir las mayorías comprando congresistas al menudeo.
No lo va a conseguir.
Se cayó por mala, por temeraria, y por qué se metió de mala manera
con todo un poderoso aparataje de la salud, que vive del sistema
actual.
Médicos, enfermeras, EPS, IPS, Clínicas privadas, organismos
financieros.
Cientos de miles viven del sistema actual de salud, así tenga
defectos que poco a poco y en 30 años se han ido subsanando.
Era un salto al vacío. montado sobre un planteamiento teórico
fracasado en todo el planeta.
La salud, como todo lo que maneja el sector público se la roban.
Miren no más los hospitales públicos.
¡Una ruina!
Esa si fue una dura derrota que César Gaviria le propinó a Petro.
No solo lideró la oposición desde adentro, (porque desde afuera
estaban Vargas Lleras y Uribe con sus tropas), sino que arrastró con
su energía y fuerza argumental, a los enmermelados conservadores y a
la politiquera Dilian Francisca y su partido de la U, que estaban
loquitos por aprobarla.
Este si fue un golpe muy duro a Petro.
Tan duro que viendo en grave peligro su arrevesada reforma laboral,
amenazó por primera vez, con una explosión social en las calles.
“Las reformas no se hacen conversando en una fría habitación con
César Gaviria, sino en la calle con el pueblo!”, sentenció Petro.
Es un anuncio muy claro de que Petro, ya con lo que queda de las
FFAA, de su lado, va a intentar repetir otro evento como el paro del
28 de abril del 2021, que casi desbarata al país.
Es inevitable
Tendremos que afrontar un evento al menos parecido.
Pero, ¿qué tan fuerte está Petro hoy?
¿Tiene la misma fuerza política de abril del 2020?
La respuesta está plasmada en las encuestas y en la situación
política de Petro, con los partidos que lo apoyaron, y los grupos
terrorístas que votaron por él, y hoy le están asesinado decenas de
soldados y policías.
Las últimas convocatorias de Petro a la calle, han sido un verdadero
desastre.
En todas han tenido que correr a desaparecer miles de sillas.
¡Por qué no le fue casi nadie!
La inflación, la incompetencia de su gabinete, que no resuelve nada,
la enorme distancia con el pueblo que está ahogado por la inflación,
la delincuencia desbocada y sin control por todos los rincones del
país, acabaron con la esperanza en Petro.
Todos los signos vitales del gobierno, muestran a un organismo
famélico, debilitado y sobre todo, solo.
Están abandonado el barco todos sus socios.
Unos intempestivamente, pero otros en silencio.
Nadie se quiere quedar adentro de esa torre de babél.
Y menos a 6 meses de unas elecciones regionales.
En el congreso el camino para las reformas de Petro está minado.
Por allí no van a pasar.
Él va a intentar producir desde el palacio de Nariño, con el
presupuesto nacional y con unas famélicas FFAA, inducir un paro
nacional para forzar sus fracasadas reformas.
Y va a fracasar.
El pueblo ya no lo va a acompañar.
Allí es donde las encuestas si son de utilidad.
Caer del 74% de opinión favorable al 31%, ocho meses después,
muestra que Petro ya no tiene apoyo popular.
Ni de los narcoterroristas
Ni de sus partidos aliados
Ni de los mineros
Ni del poder judicial
Ni de los gremios de la producción.
Ni de los medios de comunicación
Ni en las redes.
¡Está frito!
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