Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición: 13.069-649

Fecha: Jueves-20-04-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

El último portazo


Como era de esperarse, el Gobierno dio ayer un nuevo portazo, esta vez seguramente definitivo, a las posibilidades de concertación de la reforma de la salud con los partidos no adscritos a la férula radical con la que se ha pretendido dirigir a la coalición oficialista. Es decir, los partidos Conservador, Liberal y de La U. El presidente Gustavo Petro les deseo “buena suerte”, desde los Estados Unidos, descartando cualquier alternativa diferente a someterse a su irrestricta voluntad y a los múltiples inamovibles de su proyecto, que es precisamente lo que está en discusión. Y obligarlos a satisfacerse simplemente con las modificaciones periféricas que pretendían distraer a la galería y con las cuales la ministra Carolina Corcho quiso convencer a los incautos.

Tampoco es de sorprenderse. Desde el principio, hace ya un par de meses, cuando el Ejecutivo supuestamente abrió el espacio para llegar a un consenso, se vio a las claras que por su conducto el primer mandatario mostraba una cara conciliatoria, propiciando puntos de encuentro, pero de otra parte enviaba a las reuniones a su delegada ministerial a no ceder un ápice, ni moverse un milímetro de los propósitos estatizantes, burocráticos y hegemónicos, transversales a la propuesta esencial. O sea, como desde el comienzo se ha reiterado en estos editoriales y en muchas otras columnas, así como inclusive entre autorizadas voces del gabinete ministerial, volver por los trágicos fueros del Instituto de Seguros Sociales, con todo el significado de muerte, negligencia y desolación que llevó a su sepultura después de la entrada en vigencia de la Constitución de 1991 y cuyos lesivos fundamentos ahora se pretenden revivir como la gran panacea, dejando a los colombianos irremediablemente huérfanos de un verdadero sistema de salud.

Pero esta vez ya no es la ministra Corcho, sino el propio Presidente el que finalmente fijó su posición. Mucho desgaste se habría ahorrado el país si así lo hubiera hecho desde que se presentó el texto de la reforma a la salud a la opinión pública por primera vez, supuestamente dando curso a lo prometido en la campaña presidencial. Pero basta ver el programa de gobierno para encontrarse con dos cosas: primero, que allí se habla de hacer una reforma para garantizar el derecho fundamental de salud, modificando la norma correspondiente (Ley Estatutaria 1751 de 2015); y, segundo, que ello se haría en el marco de una gran Pacto Nacional.

 

 

   

 

¿A dónde van nuestros impuestos?

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Esta práctica milenaria que han impuesto los soberanos a sus súbditos y hoy en día el Estado que va de la mano de los políticos, nos comprime y nos hace vomitar nuestras vísceras para que el establecimiento sobreviva.

En el mundo primitivo siempre ha sido normal esta práctica gubernamental. Y para todos es lógico que esto se haga sin ningún cuestionamiento y sin un raciocinio sobre dónde irán esos dineros que recibe el Estado.

Las sociedades han evolucionado genéticamente y lo que antes era una práctica normal hoy es un hecho cuestionable, porque esos dineros salen del esfuerzo de millones de seres que trabajan y pagan impuestos y no reciben nada a cambio.

Nuestra sociedad se siente acorralada por la cascada de impuestos que le vienen imponiendo en nuestros días los políticos al pueblo. Esto hace que el crimen aumente y la corrupción se afinque en las instituciones de Estado y esta simbiosis impida que las ciudades crezcan saludables.

Los impuestos que recibe el Estado diariamente, son fortunas que desaparecen sin que nadie se entere a dónde fueron a parar esas contribuciones. De ese erario sólo una mínima parte llega a los sitios que realmente deberían recibir esos dineros.

La ignorancia del pueblo es la base para que crezcan estas situaciones y nunca ellos reciban lo que les pertenece y por lo que han pagado.

La salud pública es una de las infraestructuras donde deben ir esas contribuciones, pero solo llegan gota a gota unos dineros para que sobrevivan y la gente gravite como si ellos fueran los culpables de lo que está pasando. Si la salud falla, el sistema se desploma y eso es lo que está pasando cuando se desvía lo recaudado.

La medicina privada es uno de los más grandes negocios porque ella vive de millones de pacientes que pagan de sus bolsillos los costos de la atención médica. A su vez hacen simbiosis con las aseguradoras para que todo funcione en beneficio de ellos y no de los pacientes.

Es una obligación del establecimiento velar por la salud del pueblo, porque ese pueblo es el que sostiene la Institución y mantiene la economía en movimiento. El pueblo paga para que todos los servicios básicos sean cubiertos con el pago de sus impuestos y no para sostener una burocracia del Estado que le paga a miles de empleados con sueldos como prestación por haber apoyado al candidato en la campaña electoral.

Si la sociedad tuviera un mayor conocimiento de cómo funciona la economía de un país y estuviera atenta del movimiento de esos dineros, no pasaría tantas necesidades en el transcurso de su vida. Porque los políticos ya no serían políticos corruptos sino servidores públicos que se acogen a las leyes que rigen una comunidad.

La gran mayoría de países están en condiciones precarias en la salud pública, porque los ciudadanos le creen lo dicen unos individuo en campaña pre electoral y no porque conocen la hoja de vida del político.
 

 

 

Estudia bien al candidato, que ha hecho y en que ha triunfado, Ahí tienes la respuesta de lo que será el futuro.

 

Crónica #628

ANTE LA TUMBA DEL MÁS GRANDE

 

 

Gustavo Alvarez Gardeazábal


Palabras para leer hoy a las 3 pm ante la tumba del más grande, don Tomas Carrasquila, cuando vuelve al Cementerio Museo de San Pedro en Medellin donde pronto seremos vecinos

 

audio: https://www.spreaker.com/episode/53580412

Era muy niño cuando mi padre, montañero autodidacta de la vega del Porce, me facilitó la lectura de San Antoñito. Años después la vida me dio el lujo de tener como profesor al doctor Kurt Levy, el insigne maestro canadiense, quien nunca ha sido igualado en sus estudios profundos sobre la literatura antioqueña.

De sus clases por dos años salí convencido hace ya más de medio siglo, que Tomás Carrasquilla era el más grande de los grandes de la literatura paisa. Hoy, ante su féretro, cuando retorna al cementerio donde se recibió inicialmente su cadáver en 1940, y después de haber recorrido sendas idénticas a las que él caminó en su escrutinio de la provincia y de lo pueblerino, reafirmo en voz alta que estamos inhumando de nuevo al más grande de los narradores que esta tierra de cuentos y anécdotas ha tenido en toda su historia.
Tanto que al lado de Isaacs, cuyo restos también reposan en este Museo Cementerio, ocupan el máximo sitial de los escritores colombianos que han hecho su oficio desde el terruño que los vió nacer, crecer, sufrir y gozar.

Ese es acaso su mérito y la razón por la que la gran mayoría de quienes están hoy aquí se han congregado a rendirle homenaje postrero.

Don Tomás fue cuentista y novelista de su tierra sin tener que ir a pedirle permiso a los bogotanos que trataron, cuando no, de despreciar el producto de la provincia lejana y, hoy en día, todos tienen que inclinarse ante la imponencia consagratoria que el paso del tiempo le ha dado a su nombre y a su obra.

Con la grandeza de la Marquesa de Yolombó o con la vertiginosidad de A la Diestra de Dios Padre, Tomás Carrasquilla llega a su descanso final consagrado por colombianos y extranjeros, pero sobre todo convertido en un símbolo de la antioqueñidad, exaltado con reverencia como el gran estandarte de ese furor paísa hoy tan polarizado, pero siempre dispuesto a unirse para recuperar el poder perdido y olvidar las diferencias mientras se vuelve a gritar “Oh libertad que perfumas las montañas de mi tierra”.

Cementerio Museo de San Pedro, Medellin, abril 19 del 2023

 

 

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