CHARLAS
CON UN MAESTRO SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel
Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
El Arte de
Vivir en Plenitud
Vivir en plenitud,
un arte sublime,
es danzar con el fluir de cada instante,
abrazar el presente con amor constante,
y encontrar en cada experiencia el brillo que redime.
Es mirar al mundo con ojos de asombro,
descubrir la belleza en cada pequeño detalle,
deleitarse en los colores y en el aire,
y en cada sonrisa encontrar un tesoro.
Vivir en plenitud, un regalo divino,
es amar con el corazón despierto,
cultivar la gratitud y el agradecimiento,
y en cada encuentro dejar huella en el destino.
Es saborear cada bocado con deleite,
nutrir el cuerpo y el alma en armonía,
y en cada respiración encontrar la energía,
para seguir el camino con pasión y crecimiento.
Vivir en plenitud, un viaje interior,
es conocerse a uno mismo en profundidad,
aceptar las luces y sombras con humildad,
y abrazar la propia esencia con fervor.
Es vivir con propósito y con pasión,
dar lo mejor de sí en cada acto,
construir puentes y derribar muros en el pacto,
de compartir amor y comprensión.
Vivir en plenitud, un anhelo del corazón,
es soltar los miedos y atreverse a volar,
abrir las alas y en el infinito flotar,
y en cada sueño encontrar la inspiración.
Es abrazar la vida con valentía y entrega,
dejarse llevar por la corriente del amor,
y en cada latido encontrar la melodía,
que nos guía hacia la eternidad en el fulgor.
En el arte de vivir en plenitud se encuentra,
la clave para descubrir la felicidad,
en cada paso y en cada experiencia,
encontramos la libertad y la verdad.
En un mundo lleno
de prisas y preocupaciones, encontrar la plenitud parece un desafío
inalcanzable. Los invito a sumergirnos en el arte de vivir en
plenitud y descubrir la verdadera felicidad en cada instante.
Te lleva de la mano a través de los versos, desvelando los secretos
de esta forma de vida que nos conecta con lo más profundo de nuestro
ser. Vivir en plenitud se convierte así en un arte sublime, una
danza fluida con el presente que nos permite abrazar cada
experiencia con amor constante.
En estas líneas poéticas, se nos muestra la importancia de mirar al
mundo con ojos de asombro y apreciar la belleza en los detalles más
pequeños. Te animo a deleitarnos en los colores, en el aire que
respiramos y a descubrir tesoros en las sonrisas de quienes nos
rodean.
Pero vivir en
plenitud va más allá de la observación externa. Es un regalo divino
que requiere amar con el corazón despierto y cultivar la gratitud y
el agradecimiento por todo lo que la vida nos ofrece. Cada encuentro
se convierte en una oportunidad para dejar huella en el destino y
enriquecer la existencia de quienes nos rodean.
La plenitud también se encuentra en el cuidado de nosotros mismos,
tanto física como emocionalmente. Los invito a saborear cada bocado
con deleite, nutriendo nuestro cuerpo y alma en perfecta armonía.
Los animo a encontrar la energía en cada respiración y utilizarla
para seguir nuestro camino con pasión y crecimiento personal.
Pero, sobre todo,
el viaje hacia la plenitud es un camino interior. Conocernos a
nosotros mismos en profundidad, aceptando tanto nuestras luces como
nuestras sombras con humildad, es esencial para abrazar nuestra
propia esencia con fervor. Vivir con propósito y pasión nos impulsa
a dar lo mejor de nosotros mismos en cada acto y a construir puentes
de amor y comprensión en nuestro entorno.
En estas palabras
poéticas, se nos revela que el arte de vivir en plenitud implica
soltar los miedos y atreverse a volar, abrir nuestras alas y
dejarnos llevar por el infinito. En cada sueño encontramos la
inspiración para alcanzar nuestras metas y realizar nuestros anhelos
más profundos.
Los invito a
abrazar la vida con valentía y entrega, dejándonos llevar por la
corriente del amor. En cada latido encontramos una melodía que nos
guía hacia la eternidad en todo su fulgor.
El poema nos
revela que el arte de vivir en plenitud es la clave para descubrir
la felicidad. En cada paso y en cada experiencia se encuentra la
libertad y la verdad que tanto anhelamos.
Espero que este artículo haya sido de utilidad para ti. Si tienes
alguna duda o comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo al
correo electrónico gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp 314 623 83
08.
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¿QUE SE HICIERON ESAS 23 CURULES?
Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es
Para nadie es un secreto qué hay una fría y muy distante relación
entre el Centro Democrático y el Expresidente Iván Duque Márquez.
Casi irreconciliable.
La llegada de Duque a la Casa de Nariño, fue un triunfo político del
también Expresidente Álvaro Uribe, que había llevado con sus votos a
Juan Manuel Santos a la presidencia de la Republica, y este no solo
lo traicionó, sino que además, compró con dinero público y
mermelada, uno a uno a los congresistas del partido de la U que
había fundado Uribe, y físicamente, se le robó ese partido político.
Uribe estuvo entonces en oposición a Santos y debió montar un nuevo
partido político, el Centro Democrático.
Fue entonces la llegada de Duque a la Casa de Nariño no solo una
revancha para Uribe, sino el entierro político del Santismo que
nunca fue nada distinto a un grupo de congresistas llenos de
mermelada y de la jefatura política de Santos que nunca fue más que
un burócrata oportunista que engañó a Uribe para montar su
candidatura en su prestigio y sus votos, y nunca un jefe político.
Pero por sobre todo Duque representaba la consolidación del Centro
Democrático.
Todo esto debería haber salido muy bien no solo para Uribe, sino
para el CD, comoquiera que Duque hizo una presidencia reconocida de
sensacional por eficaz, en todos sus indicadores.
Con excepción de su relación con el CD, que terminó completamente
arruinada.
Uribe que, como jefe único del CD, quedó en la mitad del sándwich,
fue el senador líder del CD en el Congreso y cuidó con mucho celo
los proyectos de ley de su pupilo Duque.
De no haber sido así, una gran parte del CD, al menos, se habría ido
en oposición a Duque, y eso hubiera sido no solo impresentable sino
catastrófico.
Pero es increíble que después de una gran gestión presidencial de
Iván Duque, su relación con el CD sea hoy inexistente y con Uribe,
muy distante.
Pero vamos con los argumentos de cada uno de ellos.
El CD, con personas como la Senadora Cabal, acusa a Duque de
haberlos tratado muy mal en el reparto burocrático, y desde allí se
cerró la puerta de la Casa de Nariño para ellos.
Lo acusan de ser el culpable de que el CD haya perdido 23 curules en
el Congreso en las últimas elecciones y además de la llegada de
Petro al poder.
Duque, también molesto se defiende diciendo que les dio lo que podía
en burocracia, pero necesitaba también garantizar el apoyo de otros
partidos como el de la U, los Conservadores y algunos Liberales,
para que sus proyectos tuvieran no sólo mayoría, sino transito libre
en el Congreso.
Además, es enfático en afirmar que él llegó para manejar un país con
muchos problemas muy grandes como la Pandemia y el paro terrorista
que convocó Petro y paralizó y bloqueó al país por casi dos meses.
Y además para no dejar caer la economía después de tantas y tan
duras adversidades
Y a fe que lo logró.
Duque afirma que su tarea no era dedicarse a cuidar o a engordar al
CD, sino dirigir un país bien complicado, que Santos dejó en muy
malas condiciones.
No conozco más detalles de esta lamentable crisis, pero si he
hablado personalmente con todos sus protagonistas.
Hace poco tuve desde Europa una llamada y una larga conversación con
Iván Duque.
Y hace muy poco tuve en Pereira una visita de la Senadora Cabal, y
una larga conversación con Ella.
Conozco pues las dos posiciones.
Alcanzó a imaginar lo que pudo pasar, pero voy a dar mis argumentos.
La crisis del CD, no es responsabilidad de Iván Duque; conozco ese
partido desde adentro y vive una dinámica de autodestrucción que no
fue lo que Uribe soñó.
Un desorden que nadie controla.
Unas divisiones internas por el poder muy profundas y unos
liderazgos políticos sin fuerza que lo arruinaron como el caso de
Risaralda.
La llegada de Petro y la izquierda al poder “era imparable “, me
dijo Duque en nuestra larga conversación telefónica.
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“Era un tsunami que invadió a América Latina entera y ni yo ni nadie
lo iba a detener “, afirmó categóricamente Duque.
Y yo estoy de acuerdo.
Echarle la culpa del derrumbe político del CD a Iván Duque es como
echarle la culpa de la infidelidad conyugal al sofá.
Es entonces increíble que después de una presidencia exitosa y
eficaz como la de Iván Duque Márquez, su partido, el que lo llevó al
poder, este hoy en una profunda crisis y claramente disminuido.
El presidente Uribe pudo haber cerrado esa fisura a tiempo y no lo
hizo.
Hoy en más grande que el Cañón del Colorado.
Y como no hubo renovación en los cuadros directivos y políticos del
CD, es imposible que recupere su vigor y su prestigio.
No tiene como.
Y la culpa de no levantar vuelo ya no se la podrán echar a Duque.
¡La culpa entonces de la infidelidad conyugal, no era del sofá!
La soberbia, nefasta
compañía
Por: Guillermo Navarrete
Hernández
La soberbia es uno de esos
sentimientos inherentes a la existencia del ser humano, el cual surge por un
profundo egoísmo y de cierta idea de superioridad, las que a su vez se asocian
con la vanidad y la arrogancia, es decir, carencia de humildad que impulsa a
pensar que no se requiere de nadie para adoptar posturas o decisiones basadas en
un supuesto conocimiento, así como la aceptación de las personas que coinciden
con los criterios del que los emite. Tal superlativa percepción de sí mismo,
conforme lo expone la psicóloga Fátima S. Franco, citada por Armando Forero
(2023), tiene su origen en el orgullo. Es así que según la tradición judeo-cristiana,
la soberbia es la que provoca la caída de Lucifer, al creerse mayor que el
Creador. Herencia, perenne de la lucha entre el bien y el mal.
El estatus social, el poder o el resentimiento, suelen ser insumos básicos para
que la práctica de este vicio incidente en el relacionamiento humano,
prevalezca. La soberbia comporta al mismo tiempo imposición, al extremo que en
muchas ocasiones acude a la violencia, para alcanzar propósitos previamente
calculados. De hecho, Martha Nussbaum (2022), en su obra “Ciudadelas de
soberbia”, la considera como una de las causas del abuso sexual sistémico, el
narcisismo y la masculinidad tóxica, con marcada tendencia en una sociedad
patriarcal y machista.
En la dirección de equipos, empresas y del Estado, este vil sentimiento, que
siempre cuenta con excusas inexcusables, conduce habitualmente a crisis
sociales, económicas y de violencia, que se implantan como improntas en la
psiquis colectiva e, incluso, en la historia.
Por soberbia del Faraón, no
obstante las solicitudes de Moisés el pueblo de Egipto debió soportar diez
plagas hasta la muerte de todos sus primogénitos; la superioridad supuesta de la
raza aria, de la cual estaba convencido Adolf Hitler, determinó aproximadamente
60 millones de víctimas en una de las confrontaciones más cruentas, entre ellas
más de siete millones de judíos y dos millones otros pueblos (United States
Holocaust Memorial Museum, 2023). En la actualidad la guerra desatada por Putin
en contra de Ucrania, no sólo representa las víctimas humanas, el desplazamiento
forzado, sino las consecuencias para la economía del planeta. Lo propio ocurre
en Siria, Sudán, Etiopia y Colombia, nación esta última que padece reiterados
ciclos de violencia por la altivez de las élites, los grupos armados que en la
práctica se constituyeron en otras élites, de buena parte de la dirigencia
política y de clases emergentes.
El antídoto a tan nefasta
compañía, naturalmente es la humildad, la que se adquiere a través del
reconocimiento del otro como semejante independiente de las diferencias que
existan, renunciar a los prejuicios y por esa vía, a las estigmatizaciones, tan
comunes dentro de nuestro contexto, sin embargo, la disposición para la escucha,
más si se trata de posturas divergentes, las cuales tienen la intención de
aportar que de su condición de enemigos, como en diversas ocasiones son tachadas
con fines manipuladores por quienes integran el sanedrín del líder. Es de anotar
que la gobernabilidad y las decisiones públicas adecuadas coherentes en gran
medida a esta actitud.
Por diferentes análisis que se realizan, pareciera que la sintomatología del mal
es evidente en el actual gobierno nacional, pero que, de no acudir a las medidas
terapéuticas anotadas, la catástrofe entonces está anunciada
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