Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición:13.089-669

Fecha: Martes-06-06-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

El juego ideal


¿Podríamos afirmar una verdad última? ¿reglas apodícticas? Tal vez en la naturaleza, pero nunca en la naturaleza humana. Una y otra vez la historia ha decidido delimitar la naturaleza del ser humano, del hombre incluso del sujeto: siempre atribuyéndole adjetivos que sólo en condiciones ideales podría llegar a desarrollar. El ser humano debe ser virtuoso, bondadoso, humilde, etc… ¿¡virtuoso en cuanto a qué, a qué tipo de esencia mística definida por un ente muchísimo más dudoso que la misma esencia!? siempre dirigiéndonos, obligándonos a seguir un camino, unas reglas, un cierto tipo de lógicas, de las cuales desconocemos sus orígenes ¿cómo no estar tan cansados? ¿Cómo no tener una vida agotada, si vivimos la nuestra y la que los otros dicen que debemos tener?

Un ser humano: agotado, enfermo, frustrado es el resultado de la imposición de reglas que no logran encontrarse con la multiplicidad de lo que el propio ser humano es. El ser humano, no es simple, el hombre o el sujeto, es un cuerpo cargado por toda su historia, sus vivencias: es complejo; pero, muy pocas veces toda la experiencia del ser humano logra manifestarse en su totalidad en una sola expresión: nunca eres siempre astuto, nunca un idiota por completo o sólo alegre, siempre eres múltiple. Más ¿Cómo afirmar nuestra multiplicidad en cada expresión de la vida? ¿Cómo evitar morir? ¿Cómo pensar en lo impensable?

No existe una sola verdad sobre el humano que podamos afirmar en su totalidad. Desprenderse de la idea egocentrista de poder obtener una verdad última, nos obligará a ver la vida con jovialidad, desentendernos de lógicas culturales y crear nuestros propios esquemas de pensamiento, sólo dejarán una visión del mundo jovial, una en donde la vida es un juego donde las reglas cambian constantemente.

Nuestra vida se desarrolla sin límites. Después de todo porque tendríamos que agruparnos, delimitarnos y encasillarnos en un sólo modelo de pensamiento, un modelo definido de respuestas ya prediseñadas, en busca de ganarnos el título de “buen ciudadano” “buen humano” etc… ¿Por qué no abandonamos las gradas del mundo y nos unimos a él? No es acaso Husserl el que afirmaba la necesidad de ir a las cosas mismas, a lo que el post- estructuralismo luego afirmará la necesidad de de-construir cada una de los conceptos que utilizamos, pero, que en la gran mayoría de los casos desconocemos, porque no volver nuestra vida, una cuestión propia, que cada concepto, experiencia o persona que juegue con nosotros el juego de la vida se le quede una pequeña parte nuestra, que cada verbo desarrollado tenga en su inscripción nuestro nombre ¿Por qué no atrevernos a deconstruir lo ya construido, destruir los edificios que nos impiden percibir la forma más clara del ser humano, es decir, aquello que nos impide vernos y reconocernos como una multiplicidad que incluso nosotros desconocemos o simplemente una multiplicidad libre, que se mueve en el mundo jugando, apostando, gritando con furia ¡viva lo múltiple! explotando en cada uno de los acontecimientos a los cuales sólo le queda acaecer, no sería esto el juego ideal o en palabras más claras, una manifestación precisa del gran juego llamado vida.

 

   

 

El poder político se diluye cuando el pueblo evoluciona genéticamente

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Los pueblos primitivos, incluyendo los griegos y los romanos ejercían un poder absoluto sobre la vida de sus conciudadanos porque eran propiedad del soberano. Esa jerarquía se ha mantenido por siglos como cosa natural porque al ser humano apenas se le está cayendo la cola. Y no tiene aún la capacidad de actuar con autonomía en el mundo que vive.

La mitología griega es un ejemplo de esos poderes absolutos que los dioses tenían sobre los humanos. Y estos como cachorros seguían a sus amos sin ningún cuestionamiento. Ese fenómeno ha persistido con variantes por la evolución que el ser humano ha tenido y ha hecho revoluciones para desprenderse de ese estigma que ha tenido de orden genético.

Hoy en día nadie cuestiona sobre esos poderes que ejercen los políticos sobre los seres humanos y aceptan ir a la guerra y asesinar a cualquiera porque el Estado lo ordena y el Estado son los políticos y su cabecilla, el presidente. El pueblo es simplemente una masa de panadería que se amasa para formar los mejores panecillos antes de meterlos al horno.

 

Las guerras actuales son el reflejo de ese poder que se ejerce desde el trono del jerarca ya sea elegido o esté en el poder por su propia voluntad. Cosa que se ve normal en todos los estrados del poder.

 

Colombia es un país que su pueblo sigue a sus líderes sin el menor cuestionamiento sobre su integridad y su capacidad de actuar con sabiduría para dirigir a un rebaño que simplemente escucha y actúa según el mandato del jefe.

 

Dentro de esa misma sociedad hay una masa que lee y cree que todo lo que lee es cierto y piensa que la verdad es la que está escrita en el papel. Por esa carencia evolutiva no pueden discernir, razonar o entender que los están manipulando para que actúen como los líderes quieren que ellos actúen para ellos alcanzar el poder político y ser los dueños del entorno donde todos habitan.

La sociedad actual está comprendiendo un poquito más sobre su libre albedrío y una minoría se viene apartando, para no participar en el juego de los políticos y dejando que el pueblo actúe como ellos creen que está bien. El error está ahí, la pasividad y esa desidia hacen que al final caigan en la trampa y sean sometidos al devenir del que se ha empoderado y hace lo que le venga en gana con la nación.

Las protestas mal dirigidas no llevan a ningún sitio. Es un desgaste de acciones y energía que al final el empoderado las puede usar para su bien y sentirse más poderoso de lo que antes era.

La sociedad tiene que asumir una veeduría que le permita ir montando organizaciones que vaya asumiendo los poderes de protección a la sociedad de los desmanes que los políticos hacen al establecimiento.

El voto en blanco es una de las armas más poderosas que tiene la sociedad para contrarrestar estos desmanes y poder dirigir la sociedad por el buen camino. Si el voto en blanco gana, debe existir un reglamento en que los votos en blanco son válidos y tienen el poder de quitarle poder

 

 

al congreso eliminando congresistas con el mismo número de votos a lo que son elegidos los congresistas.

De lo contrario seguiremos viviendo en la corrupción que genera la democracia.

 

Crónica de Gardeazábal # 659
MÁS ENCARTADO QUE GALLINA CRIANDO PATOS

 


Audio:

 

https://www.spreaker.com/episode/54098945

Al presidente de la nación no solo los cafeteros le metieron (según sus palabras) los dedos en la boca, sino que otros le pueden haber estado metiendo más cosas en los meses que lleva sin que se hubiese dado cuenta.

Hoy día, después de la crisis sin nombre generada por Laura y Benedetti,( y que no sabemos dónde terminará), no solo tiene que encontrarles reemplazo para asumir las funciones que les encomendó, sino que tiene que inventarse alguna fórmula para recuperar la credibilidad ciudadana, vuelta trizas después del mal manejo político, la pésima conducción administrativa y el desconcertante disfraz personal con que afronta la marcha del estado.


Casi todo lo que ha ido pasando, es generado por sus equivocaciones o sus protuberantes ignorancias. Si no hubiese cometido el error de haberle otorgado funciones superministeriales a una jovencita falta de mundo a quien nunca nombró ministra. Si no hubiese confiado tanto en Armando Benedetti aún después del incidente nunca dilucidado de los petrovideos de la campaña. Si hubiese investigado un poquito más en quienes integraban la terna para gerente de los cafeteros, y hubiese descubierto a tiempo que José Antonio Ocampo tenía los dados marcados para forzar la elección de Bahamón, el uribista procesado por la Contraloría de Bogotá, la inminente crisis entre la Federación y el Gobierno no estuviera hoy llenando el cielo campesino de nubarrones.


De la misma manera si hubiese identificado que la ministra Irene es la sacerdotisa sectaria de la religión hildebránica, que nos quiere sacrificar cual catecúmenos en las catacumbas ambientalistas. Si supiera para qué lado juega Danilo Rueda, el Comisionado de Paz. En fin, si supiera administrar el estado en todo el sentido de la palabra y no solo repetir su fracaso como alcalde de Bogotá, no estaría tan encartado como una gallina criando patos, o como dijo el politólogo Eduardo Llano “cerca de quedarse parado en una baldosa sin poder moverse”

Gustavo Álvarez Gardeazábal
El Porce junio 5 del 2023

 

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