Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición:13.099-679

Fecha: Jueves-29-06-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

 Lenguaje sin órganos


Los políticos expresan, vociferan y alardean de un inagotable léxico vacío. Constantemente nos movemos entre una serie de discursos que llegan a nuestros oídos, siempre intentando mostrarse de forma clara y precisa. Pero, creer que en muchos casos las palabras transmiten lo que se “quiere decir” sería un gran engaño. En ocasiones sólo se debe a la imposibilidad del locutor, en otros al desconocimiento, es decir, manejamos un lenguaje supremamente amplio pero poco profundo.

Tenemos un cuerpo específico para cada palabra. Sabemos distinguir la palabra paz de guerra, de libertad y esclavitud, no obstante, no conocemos los significantes que recorren cada uno de estos significados, en ese desconocimiento el sentido parece perderse, cae bajo el control del sentido comun y con eso crea una extraña comprensión normalizada de cualquier concepto que se exprese, llegando al punto de ser confundida con un significado casí natural.

Sin embargo, si existe algo que sea completamente natural, de seguro no es el lenguaje, el lenguaje no se da sin más, el lenguaje en una construcción social de significantes que se logran agrupar en un significado. Más, que se haya olvidado este proceso de la creación de los significados y con ello de los conceptos, crea un total caos produciendo de tal forma un discurso que no logra distinguirse con simples graznidos de animales o cualquier tipo de contaminación auditiva, de hecho, es más clara la bocina de un auto que el discurso de un político.

El lenguaje del ser humano contemporáneo parece ser tan sólo una corporalidad, inerte, sin órganos, sin significantes, nuestros contratos orales se mueven por presuntos, nunca por exactitudes, de tal manera es cómo nuestro siglo sólo se inmiscuye más y más en una sociedad, sin lenguaje, sin palabra, puesto que nadie ha podido pensarse en los significantes, en muy pocas ocasiones nos preocupamos para que nuestras palabras sean totalmente entendidas, sólo rellenamos vacíos en el ambiente, nunca se puede pensar en la profundidad de las palabras.

De lo anterior no se nos hace extraño la facilidad con la que los políticos cambian sus discursos, propuestas y demás, después de todo se ha normalizado no entender al otro, pues para entender al otro, se supone un pensamiento crítico y antes de eso una escucha crítica, pero, a que se le puede imponer una crítica racionalista, si no hay nada que escuchar, si desde un principio el locutor no está produciendo ningún tipo de sentido que se direccione a la mente, es decir, no se puede pensar aquello que no tiene la intención de crear un fenómeno de reflexión ¿entonces, qué nos queda? Sólo nos queda exigir que las palabras de nuestros líderes o compañeros ciudadanos posean tal lenguaje, un lenguaje cargado de significantes, de profundidades, de sentidos: Claros que nos lleven a otorgarle un alma a este cuerpo que luego agrupe una serie de órganos de la comprensión. De ser esta tarea muy aburrida para nuestro quehacer día a día; sólo nos queda adentrarnos en una sociedad sin vida y llena de frustraciones, individualismos y miseria, es decir, de manipulación y engaños.
 

   

 

Hablemos de Democracia

 

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Cada día nos enfrentamos a la realidad nacida del entorno en que vivimos. Estamos condicionados a la idiosincrasia del grupo social en que vivimos. Esto hace que entendamos las palabras de la forma en que las interpretan localmente.

Ese entender es relativo al entorno y lo damos como cierto a pesar que las raíces indican otra cosa o desconocemos el sentido real de su origen. Los conceptos evolucionan, van cambiando de generación a generación. Y algo que jamás existió se da como real de tanto afirmarlo.

La democracia como tal es relativamente nueva y novedosa en nuestro lenguaje. Se usa para expresar una serie de actitudes que en realidad no son concernientes a ella. Al igual que el predicador habla de lo que él se imagina y cree que tiene el poder de lo intangible.

Elegir, votar, nombrar y nominar en esencia es lo mismo y no tiene nada que ver con democracia. La democracia es el estado en el que se desarrolla el manejo de la cosa política. Para que exista el concepto de democracia al pueblo se le instruye sobre este sofisma y se le induce a votar en una elección que llaman democracia.

Cuando tú eliges bajo esos términos, te estás desprendiendo de tus derechos fundamentales y los está entregando a quien eliges. Porque él asumirá bajo tu elección con todos los poderes que tu tenias y él te gobernara sin ningún reparo. Despojándote al final de tu bienestar.

La palabra democracia suena bonito, pero la realidad es que ella es la continuación de lo que antes era monarquía y hoy juega el mismo papel con diferentes actores. Tanto el Senado como la cámara son vicios de la monarquía.

El pueblo no debe estar representado por político alguno. Lo que si debe existir son administradores del bien común sin llegar al comunismo, sino empleando personal del pueblo que velan por el bienestar de la sociedad. Y así armar una infraestructura que permita que sea dinámica y evolucione con los avances tecnológicos y emocionales de los ciudadanos.

Cuando hay democracia y establecimientos gobernados por personas esto obliga a los individuos a vivir bajo sumisión y depender de quienes están en control del establecimiento. Llevando a este andamiaje a fomentar la corrupción para poder existir. Si no hay corrupción nada prospera.

Los países democráticos viven en constante conflicto entre sus ciudadanos porque las cosas funcionan a media. Para todo hay que pedir permiso y comprar esos permisos. Y esto obliga a que se genere una variedad de negocios ilícitos y nazca la criminalidad. Siendo el Estado el mayor propiciador del crimen organizado.

El planeta es diversificado y desconocido allende de las fronteras de nuestro país y cada país se funda en principios propios de sus experiencias y de quienes los guían según sus criterios. Eso hace que existan las confrontaciones ideológicas, económicas y territoriales.
 

La democracia es solo un camino
 

 

 

administrativo de la condición humana, el que más se asimila en la actualidad.  Y existe porque el capital humano lo sostiene. Mientras el capital crece el mundo evoluciona y se van presentando muevas alternativas para ir eligiendo en medio de este caos social alrededor del mundo.

Pronto vendrán las elecciones y saldrán miles de candidatos buscando quedarse con un poco de ese tesoro público. Muchos votaran con la esperanza de recibir algo a cambio de su voto. ¿Pero valdrá la pena elegir a alguien que sabemos que él decidirá por el futuro de toda una familia?

La respuesta está ese día de elecciones

 

Crónica #674
EL MISTERIO DEL EMBAJADOR BENEDETTI


Gustavo Alvarez Gardeazábal


La vocinglería de Benedetti en las grabaciones que le hizo Laura cuando él estaba en estado cataléptico, borracho o bajo la ira e intenso dolor, parece que no ha terminado y tiene visos de convertirse en un misterio avivado por su gran víctima, el presidente Petro. El hecho de que la cancillería, en un documento firmado por el Secretario General, no por el ministro Leiva, haya derogado la aceptación inmediata de la renuncia de Benedetti como embajador en Caracas y prolongado su período hasta el 17 de julio, se presta para acrecentar el misterio.

El que hubiese sido el propio canciller quien anunció la aceptación “porque a un drogadicto no se le puede creer”. El que ni el embajador, ni Vicky ni nadie haya podido verificar la suma exacta que se le perdió a Laura.

Y mucho menos que se haya dado siquiera una pista sobre la acusación que respaldaba un dizque informador anónimo, en el sentido de que esa plata era de Petro.

El que el mismo embajador en Caracas haya expresado en uno de los mensajes de whatsapp privado que terminó leyendo todo el país, que él puede contar quien aportó 15 mil millones a la campaña presidencial. Pero muy especialmente que en esa vocinglería se haya oído que el señor Prada, ministro del Interior, se enriqueció ejerciendo su cargo, y que por estos días se haya sabido de un contrato por más de 60 mil millones adjudicado a dedo desde ese ministerio.

Todo ello, aumenta el misterio sobre lo que todavía puede contar o callar el embajador. Y, más aún, prolonga el tire y afloje sobre si los procesos judiciales que le llevaban desde antes a Benedetti vayan y vuelvan de la Fiscalía a la Corte.

El misterio, empero, puede resolverse con un acto de prescripción o uno inhibitorio y un regreso de Benedetti como hijo pródigo al seno de Petro, encargándose de las funciones esenciales que hacía Roy Barreras.

Todo puede suceder en la dimensión desconocida conque se maneja al país desde la Casa de Nariño o la revista Semana.

El Porce, junio 29 del 2023

 

 

 

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