Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

Pereira, Colombia - Edición:13.103-683

Fecha: Sábado-08-07-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

¿Y nuestra humanidad?


De un momento a otro, nos damos cuenta que hemos invertido la vida en ciertas prioridades, más hemos abandonado otras. En la contemporaneidad prioridades como la estabilidad sentimental, mental, el autoconocimiento ha pasado a un segundo plano, en la actualidad, lo único que buscamos es desarrollarnos económicamente, académicamente, entre otras disciplinas. Pero, siempre dejando de lado aquellas que tienen que ver con nuestra parte más humana, hemos dejado de ser humanos para así volvernos máquinas autosuficientes.

Es sumamente contradictorio que, en el siglo de la libertad personal, el ser humano haya dejado su humanidad, para autorrepresentarse como un simple número, del cual su máxima característica es la utilidad. Tan asociados nos encontramos con el mundo utilitarista, que nos hemos vuelto objetos, prendas, etc… de la misma manera hemos comenzado a ver al otro, el otro siempre tiene que aportar en los planes económicos o académicos, siempre se afirma, sobre el tener personas que te sumen, lo que implica que dos malentendidos: el primero de ellos, que como ya dijimos nos concibamos como entidades numéricas, lo cual es un primer problema pues ninguna identidad numérica puede expresar la pluralidad que el ser humano logra ser y el segundo malentendido es que la estabilidad mental de las personas se encuentra tan deteriorada que permiten que elementos no humanos puedan enaltecer, agrandar o reducir la vida de cada uno.

En este sentido, el problema de nuestra sociedad es intentar utilizar lógicas para entender manifestaciones tan inmateriales como lo son las intensidades humanos, el ser humano no es uno, el ser humano se dice siempre en plural, las personas no suman ni quitan, las personas están allí a nuestro lado mostrando lo inmenso que es el mundo que nos rodea, mostrándonos lo múltiples que pueden ser los acontecimientos en los que nos movemos, ese es el valor del ser humano, la muestra constante de nuevas perspectivas y por consecuencia, la adquisición de nuevas perspectivas nos entrega una comprensión más amplia sobre el mundo y la forma en que este se manifiesta.

En conclusión, no se trata de abandonar las prioridades académicos o económicas, se trata de darles el mismo lugar que al crecimiento de sí mismo como ser humano, se trata de hacer hervir la sangre de felicidad, se sentir el ritmo de nuestro corazón y con ello entender que no todos tienen el mismo ritmo en sus latidos, afirmando de esta manera la pluralidad del mundo, permitiendo así, si bien no abarcar la libertad, si volver posible observar sin dejar por eso de sentir, de amar, de pensar, envolviéndonos en un mundo lineal, metódico y por ende inerte… La humanidad será siempre aquello que nos haga evolucionar como sociedad, por lo tanto nunca podría abandonar.

 

   

 

Sociedades en extinción

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Las sociedades son cuerpos orgánicos que existen igual que un organismo vital, que viven dependiendo del tratamiento que se den a sí mismas o a su condición genética.

Todo es circunstancial en razón de sí, pero en relación a una sociedad todo está relacionado a su manejo intrínseco, o la conducta de quienes están al frente de ellas.

Colombia es un territorio que podría decirse es el paraíso que todos buscaban en la antigüedad, y que hoy esta colonizado por barbaros invasores. Estos no entienden de nada, y se creen los dueños de todo, sin pensar cómo vivir a la altura de lo que hay, ni hacer daño a la misma naturaleza.

Colombia sigue siendo de colones mediocres que creen que quitándole al otro lo que tiene, envidiando la prosperidad del otro, no dejando por ultimo no dejando que los demás prosperen, van a logar alcanzar lo que nunca tuvieron.

Esa ignorancia y falta de razonabilidad mantiene al margen a todos y viviendo como miserables en medio de la riqueza. Esto deja muchas circunstancias indeseadas que hace que la gente huya de esos territorios en busca de mejores oportunidades. Y todo esto es dado por el mal manejo de quienes asumen las riendas de los Estados, elegidos por sociedades sin experiencia en la elección que terminan eligiendo a estos farsantes.

Estas situaciones de mal manejo de la cosa pública o el Estado son como una verruga que aparece en el cuerpo y poco a poco va creciendo, y se convierte en un cáncer que tarde o temprano hace metástasis. Por eso se ha visto en Europa como han nacido y desaparecido países, y América Latina no ha estado exenta de ese síndrome social.

Colombia necesita sacudirse o tener buenos médicos que le diagnostiquen la enfermedad que tiene, la hospitalicen para hacerle el tratamiento que le impida una muerte segura, y que pueda restablecerse de la quimioterapia y demás tratamientos que le pongan.

Posiblemente esto que se está diciendo sea confuso para muchos por la inexperiencia en el manejo de la política o la economía de un país. Pero, aquellos que pasaron por las universidades más prestigiosas saben de qué se está hablando y que es lo que hay que hacer.

Colombia tiene gente muy preparada en todos los niveles que pueden administrar y dirigir el país. Pero para eso se necesita organización social y ganas de hacer las cosas bien. De lo contrario seguirán viviendo como criminales que son, tal cual el Estado colombiano los ha colocado. Porque él es el mayor creador del crimen organizado.

Cada ciudadano es un criminal, un estafador, un delincuente o un infractor bajo las leyes que existen en el país. Porque nadie puede decir que no ha cometido ninguno de los delitos a los que el Estado los obliga a cumplir. Por ejemplo, el pago de impuestos o darle a alguien algo para que agilice o haga cualquier favor.
 

 

 

Ya es tiempo de visitar al doctor para que formule lo que hay que hacer, espero que sea solo un antiparasitario para tomar todos los colombianos.

 

Crónica #680
ESTIGMATIZAN LAS RANITAS OLIGARCAS
 

 

Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:

https://www.spreaker.com/episode/56025059

Las oí por primera vez en Barranquilla en casa de la tía Rosario, la matrona de los Jimeno. Debió haber sido al terminar la década del 60 del siglo pasado.

Roke, su sobrino, que cuidaba espléndidamente los jardines de las señoras del estrato 6 de Cali, las trajo al Valle y las regó en más de uno. Años después, en alguna de esas veladas inolvidables en casa de Nacho Cruz, el jefe liberal de Tuluá cuando estaba de cónsul en San Juan de Puerto Rico, las volví a oír.

Son unas ranitas bastante pequeñas, que tienen un croar inconfundible, más parecido al pito de un guarda de tránsito que al canto de amor de un anfibio. Están clasificadas como ranas coquí antillanas y se han regado por Colombia en 8 departamentos.

Los biólogos fastidiosos las estigmatizan llamándolas “invasoras” y las acusan de estar atropellando sus compañeros de fauna desde 1992 pero andan tan pifiados como el 11 % de los colombianos que entre la Javeriana y la CVC dizque encuestaron para oírles decir que su sonido de todas las tardes les fastidian porque estas ranitas, aunque me digan novelista, sólo se han desarrollado en los jardines de la oligarquía.

Es decir, son pretenciosas como los ricos pobres de Medellín pero apasionantes. Yo las he tenido en El Porce desde cuando Roke las trajo a Madrigal y se regaron por toda la vereda. Oír su coro cuando llovizna, o en los períodos de celo, llueva o haga verano, impregna ambientes de jungla, de sentido de libertad y sobre todo de melodía inacabada.

Salvo para los biólogos de marras, ellas no son un estorbo ni en mi casa ni en otros ambientes más sofisticados. Ni siquiera para los gansos y patos que me acompañan porque hasta aprendieron a camuflarse en el día bajo las matas de los jardines o en medio los guaduales y así evitan que los bullosos palmípedos las devoren.

Quizás por ello, un periodista ambientalista las ha presentado por estos días como enemigas de la sociedad y pide que se frene su avance.

¡Mamola! como diría Gaitán.

El Porce, julio 8 del 2023

 

 

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