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ESPECIAL

 

Pereira, Colombia - Edición:13.112-692

Fecha: Sábado-28-07-2023

 

 El juego, el símbolo y la fiesta en Soutine Street
El camino de la taza de café... Sesión II

 

 

Título: Soutine Street
creador: Samuel Bak
Fecha: 2001
Dimensiones físicas:
Óleo sobre lienzo
Tipo: pintura

 

Segundo sorbo: la fiesta
 

La pintura no es solo vertical u horizontal o solo tiene longitud. La posibilidad que la obra de Samuel Bak nos permite ver, es que tanto la profundidad como la superficie de la obra son las partes de la obra, incluso que cada una de las perspectivas que se da de la obra también son partes de ella misma. Por esto, no podemos quedarnos solo en lo profundo de la obra o en la superficie, el espectador de la pintura está en un ir y venir dentro de la pintura, no se delimita en ninguna de las dos dimensiones, está despierto, el café lo mantiene despierto, por esto la taza de café, o mejor aún Samuel Bak nos mantiene hiperactivos, por esto el pintor de la obra Soutine Street nos brinda esta casa de café (es su forma de no solo manifestarse en la obra, sino de ayudarnos a ver el camino, por ello la cuchara de servicio cobra forma como una lámpara) Gracias a esta taza de café se es imposible quedarnos allí, los significados ya no son imágenes estáticas, son símbolos enigmáticos que cada vez se completan más, nunca están completos. Al igual que Gadamer expone el símbolo ya no representa una imagen inmóvil, sino, que la imagen es una constante infinita. Pero la posibilidad de ver
 

 

 

los símbolos de esta forma solo es posible cuando se acepta el juego bajo el cual estamos, los símbolos solo son perceptibles cuando se toma la decisión de verlos, de ir más allá de la superficie, a lo profundo, y volver sobre sí mismo, aunque esto no quiere decir que se allá vuelto sobre lo mismo en un sentido literal. El volver a lo mismo, es ver el símbolo, la imagen, como un punto de encuentro el cual desbordamos cada vez que lo vemos, es romper la cadena de significantes cada vez que se vuelve, esto es la fiesta.

La fiesta es la posibilidad de re-presentar infinitamente un mismo acontecimiento. Cada una de las representaciones nos conduce a la siguiente, pero no necesariamente existe un principio genérico desde el cual se tenga que comenzar, cada quien comienza desde sí mismo, y recorre cada una de las partes de la obra a su gusto, por esto no se habla de un libertinaje, sino de la libertad y esta se traduce en la posibilidad de decidir el camino y la forma en la cual se quiere recorrer. En consecuencia, la fiesta es lo que acoge todas estas posibilidades, por esto la obra de arte es en cierto grado un orden, por lo cual la pintura crea co- posibles. Pero ¿Dónde acaba una pintura? La pintura es el acontecimiento puro, está allí eterno incambiable. Pero, que sea incambiable no significa que no tenga vida- al menos desde nuestra lectura de la obra- solamente representa nuestra propia finitud, nosotros tratamos de entender la obra y al hacerlo nos damos cuenta de que eso que enunciamos de la obra no es más que una parte, ¿Cuántas partes tiene una obra o al menos la obra de Samuel Bak? Si bien la pintura es el acontecimiento puro, nosotros somos sus partes y con ello cada una de nuestras representaciones, la obra nunca acaba, Porque los espectadores también son parte de la pintura, con ello la obra siempre se está moviendo significando cada vez más, está en la naturaleza de primer orden del mundo el cual nos acaece, también somos parte del juego, por esto tanto la obra como el juego; son eternos, infinitos. En efecto, aceptar esta eternidad es la única posibilidad de comprender que la obra son infinitos fragmentos que dan cuanta de la misma, tomarnos el café es necesario. Aceptar la eternidad sin caer en un negativismo, es estar de fiesta, - ¡Vamos, que la fiesta llegue hasta el mediodía!- es lo que grita la pintura, cada parte produce una inmanencia en la otra, la taza de café, produce el sentido , del lado izquierdo o

 

 

 

derecho y de todo, el lado derecho influye en el sentido de la izquierda y claramente de la taza de café, es decir cada parte de la obra nos envuelve en una interpretación, cada parte de ella influye en la forma del resto de la pintura, por esto debemos entender el ritmo de la obra, Después de todo ¡Estamos de fiesta!

Ultimo sorbo: La gran fiesta del café

La taza de café es lo que nos ofrece Samuel Bak, la decisión de si la tomamos o no es el trabajo que el espectador debe hacer, en un primer momento. Pues tal decisión es lo que permite el camino de toda la obra, lo que la pintura se va a volver depende de esta decisión. Si Hacemos de la pintura, una fiesta, una unidad de cuidados intensivos o un funeral, es la pregunta que la obra hace de entrada, nos pide una decisión. De tomarse como fiesta, las casas, sus fachadas, su oscuridad, no son más que la representación del mundo en el que se encuentra el ser humano, lo profundo de la pintura representa la naturaleza de primer orden del ser humano, está sumido en un juego infinito de significantes, pero esto no lo entristece, lo llena de vida, ve las junturas de cada diferencia como una posibilidad de vivir o Simplemente puede enfermar, volverse inmóvil y dormir, la infinitud sería un determinado un imposible, negando así la propia naturaleza y con ello la experiencia de la pintura de torna en la creación de transcendentales, que cobran el sentido de esencias únicas y comunes a todas las cosas, de no tomarse el café. La taza de café, no es lo esencial de la obra, la taza de café es la parte de la obra que nos ofrece otra interpretación, una interpretación viva, en donde los símbolos son siempre enigmas a completar, en donde el juego permite afirmar el presente y el futuro en una sola tirada, la taza de café es la invitación a la fiesta, al aceptar que la eternidad, la infinitud también tiene un movimiento y esto solo lo puede dar el espectador que está de fiesta, que puede contemplar lo invisible. En efecto, la calle del sur, es la calle en donde se decide que hacer en el mundo, en un mundo siempre acaecido por el devenir, y la forma en que este nos va a acaecer, por esto podemos afirmar que Soutine Street es la fiesta, y como todas las fiestas habrán quienes no participen activamente en el juego, solo estarán como espectadores negativos del acontecimiento de la obra, - Vamos todos a tomarnos un café y seguir la fiesta hasta el mediodía.

 

 

  

 

 

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