Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

Pereira, Colombia - Edición:13.130-710

Fecha: Sábado-09-09-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Lo que el mejor vivir escupió
 

Violencia, violencia y más violencia - no parecemos los seres racionales que decimos que somos-. El mundo se encuentra en candela, golpes de estado, protestas, guerras y demás escenarios que resultan hilarantes para la sociedad de la vida.

Se presume que este siglo es el de la vida, es decir una sociedad que protege el buen vivir, en la medida que la vida ya está garantizada, ¿Estamos seguros de esta afirmación? ¿Podemos afirmar que nuestra vida es algo seguro? Desde nuestra perspectiva tal afirmación es una falacia, el deseo de un buen vivir se tragó el derecho a la vida y lo escupió convirtiéndolo en una condición egocentrista y asesina.

La vida de unos importa más que la del resto. La vida de las personas sin grandes logros o fortunas no son más que datos que un estadista agrupa y le coloca de nombre “fallecimientos” “conteo de fallecidos” y ¿Las vidas de estas personas por qué fue cortada? es la pregunta que nadie se hace, de hecho, el hacerse tal pregunta es una manifestación de la estupidez, puesto que hacerse estas preguntas implica el conocer o mejor aún, hacerse conocer de quien no quieres que sepa ni siquiera tu nombre.

La vida nos dejó de pertenecer, cuando entregamos nuestra libertad, en un primer momento entregamos nuestra libertad en pro de mantener nuestra vida, ahora, sin libertad, ni seguridad, sólo nos queda la angustia, de que unos cuantos no coloquen sus principios morales o deseos de poder, por encima de nosotros, pues de hacerlo que le queda a la sociedad que sólo es un dígito, que no suma ni resta en los estándares de éxito.

Nuestra sociedad ha caído, en el momento en que la importancia de un sujeto se valida a partir del éxito que su sangre haya tenido, que los principios o deseos de unos sean lo suficientemente justificables como para aplicar al asesinato en pro de mantener sus sueños. Como sociedad se ha fallado; en educación, la educación que no les desarrolló el deseo de hacer el bien limpiamente, es decir, una que no implica daños colaterales como la muerte, y dos como cultura fracasó estrepitosamente, en el momento que todos los ciudadanos no fueron incluidos.

 

 

 

 

El Estado y la democracia el mayor flagelo de la sociedad

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Por lo general todos piensan que el Estado y la democracia son la base de una buena convivencia humana. Por su puesto que dentro de este concepto hay una verdad a medias y una realidad dolorosa que todos vivimos en nuestro quehacer diario.

En la modernidad todos nacemos en una sociedad que viene registrando la existencia de los seres que nacen cada día y esos datos los van almacenando ahora en base de datos y en la antigüedad en documentos impresos que terminaban en las bibliotecas. Por eso hoy conocemos nuestra historia como civilización.

Estamos acostumbrados a vivir bajo el imperio de un Estado y ahora en lo que se llama democracia. Esto nos ha hecho seguir al pie de la letra lo que el Estado dice bajo sus Leyes y Decretos. Pero en la realidad somos prisioneros de esa envoltura invisible que nos persigue y que identificamos como Estado y sus gobernantes.

Pero nosotros somos el Estado porque sin la existencia de nosotros él no existiría, porque tenemos conciencia de nuestra existencia y nos obligamos a seguir los dictámenes que un grupo de nosotros ha establecido para poder ellos vivir a costillas de nosotros, El Estado.

Contra el Estado no puede haber rebelión porque él es simplemente un concepto hecho realidad porque todos apoyamos ese concepto. Y nos vemos obligados a acatar lo que la gente diga que hay que hacer porque ellos representan el Estado. Es una simbiosis que no podemos deshacer porque dejaría de existir lo que ya hemos establecido y somos parte de él. Pero si podemos controlar y establecer unas reglas administrativas que nos permitan dirigir lo que hemos creado como Estado.

En primera instancia hay que eliminar la democracia o el concepto que se tiene sobre ella porque ella es la generadora del crimen organizado en un Estado donde ella tiene injerencia. A través de ella se establecen todas las componendas de partido y de grupos políticos y sociales para poder alcanzar el poder o gobernar el Estado. Y la sociedad que es el Estado pierde sus derechos y autonomía porque otros tienen ese poder y el ciudadano es solo un contribuyente para que los gobernantes existan a nombre del Estado y mantenido por las contribuciones de la sociedad al erario.

Después de millones de años de evolución intelectual estamos en la condición de poder ser autónomos en sociedad y poder administrar nuestros bienes sociales bajo un
estado capitalista. Donde todos tienen la libertad de invertir o simplemente hacer parte de ese capital humano que aporta para que a través de la inversión personal pueda vivir una vida con todos los beneficios que la modernidad da.

No podemos seguir alimentando a quienes jamás nos van a dar lo que realmente nos pertenece porque ellos se quedan con todo y nos obligan a actuar

 

 

 

 según sus criterios sin ni siquiera pensar que somos individuos con nuestros propios criterios y afectos hacia nuestro entorno y lo que están allende de nuestros territorios.

No podemos seguir votando por nuestros verdugos, aunque su discurso sea muy sonoro y lleno de promesas que jamás se podrán cumplir.

La verdad es que la democracia y el Estado existen porque nosotros los dejamos que existan con el apoyo que les damos con el voto y las contribuciones que nos obligan a pagar.

Crónica #723

DIZQUE TENEMOS DUPLICADOS



Gustavo Alvarez Gardeazabal
Audio:

https://www.spreaker.com/episode/56734122

Los descubrimientos de los últimos meses en cosmología, gracias a lo que el telescopio Webb ha logrado transmitir, son una cascada de nuevas noticias que todavía no han podido ser digeridas, pero algunas ya han servido para que los científicos de todas las épocas y los sabios amontonados en las universidades, se desplieguen con sus teorías sobre el origen del universo y las distintas consecuencias que ello tiene.

Si estuviésemos en otros tiempos, cuando las religiones se daban cocas por el papa y los representantes de Dios en la tierra o estuvieran de moda los filósofos que organizaron al mundo o lo pusieron como hasta hace unos meses lo teníamos, la gran discusión debería ser entre los que creen que todo lo que se descubre es la manifestación verídica de la existencia de Dios y los que creen todo lo contrario usando, a su manera, las mismas teorías y descubrimientos del telescopio.

Lo que sí parece abrirse campo en las últimas semanas es que el universo es infinito y que el tal big bang no era como lo habían teorizado sino que provenimos de un universo anterior que se estranguló en un espacio tiempo inconmensurable para volverse otro universo, acaso similar al que existía antes de este en que ahora nos movemos como zombis, sin entender ni lo que ha pasado ni lo que pasa y mucho menos lo que pasará.

Como tal entonces, si venimos de un universo anterior corremos el riesgo de que quienes hoy lo habitamos tengamos nuestro duplicado en el otro, o en otros universos que hayan podido darse o estén a punto de seguirse verificando.

Eso tal vez resulte hasta inútil pensarlo pero me recuerda las visiones de otra dimensión que la esposa del doctor Rubén Aguilera Izquierdo veía entre medio del lujo que derrochaba en su casa del Alvernia en el Tuluá de mi infancia.

Quizás, como a ella le pasaba, el duplicado nuestro que tenemos en otro universo se nos aparezca algún día futuro con la ayuda de la inteligencia artificial y nos desbarate la ilusión.

El Porce, septiembre 9 del 2023

 

 

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