Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

Pereira, Colombia - Edición:13.148-728

Fecha: Sábado-21-10-2023

 

EDITORIAL

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EDITORIAL

 

Sobre los abismos


“Es una forma de ahuyentar la melancolía y regular la circulación. Cada vez que siento un mal sabor de boca, cada vez que un noviembre húmedo y lluvioso arrecia en mi alma cada vez que mis hipocondrías me dominan tanto que es necesario un fuerte principio moral para impedir que salga deliberadamente a la calle y le tumbe los sombreros a la gente de manera metódica, entonces considero que es hora de hacerse a la mar tan pronto como pueda “Es mi sucedáneo de la pistola y la bala”
(2021, Melville, pág 41)

Ya sea navegar fuertes corrientes o subir grandes montañas, alcanzar grandes presas ante tormentas mortíferas o liberar una cumbre, ambos escenarios, siempre contienen un impulso de valentía. Mareos, pesadez corporal, frío extremo, temor, angustia, pensamientos negativos que provocan intensos deseos de abandonar, un intenso dolor que sólo la voluntad o simplemente el orgullo puede impedir abandonar. No cualquiera logra llegar, logra avanzar, sólo unos cuantos se abren paso entre las grandes olas o riscos empinados, para sólo encontrarse con la inminente soledad, allí contemplando a donde han llegado; su sentimiento de explotar, siempre pensando en la siguiente montaña, la próxima presa.

No es para nada extraño que sea el “abismo” el término utilizado por Nietzsche. Siempre para ver el abismo habrá que recorrer un largo camino, experimentar la forma más pura de la existencia, una existencia en donde cada presente, cada instante cuenta, toma forma y crea un efecto directo en el ser, justo después de haber sacudido cada parte del cuerpo, cada instante genera una eternidad diferente que se cruza con todo el resto de eternidades, que incluso hace explotar las infinidades ya plasmadas “Y sin embargo hay allí un choque. Pero sólo para quien no se queda en observar que es el mismo instante, instante que actúa adentrándose en el futuro y, al hacerlo, no abandona el pasado, sino; que por el contrario lo afirma” después de todo es ese pasado el que lo ha llevado hasta ese preciso momento, en la medida que nadie nace en la nada, nadie nace determinado, en una forma lineal.

Sin embargo, afirmarse en un simple instante no es para nada sencillo. El afirmarse solo lo antecede un convaleciente, un ente que desde el sufrimiento se afirma con ímpetu, el cual hace retumbar cada parte que lo compone, lo destruye sin miedo, al grado de quedar convaleciente, “ el que quiere conocer por las aventuras de su propia experiencia cuáles son los sentimientos de un conquistador y un explorador del ideal y apreciar del mismo modo cómo sienten un artista, un santo, un legislador, etc…” ( Nietzsche , 1984, pág. 2016) necesita gozar de un gran salud, pues tener el valor de levantarse después de estar al borde del abismo, verlo y aun así levantarse con aún más vitalidad, que en lugar de gozosos mundo rosados, que vea en la destrucción, una forma de afirmar la vida, sólo puede ser cosa de alguien que afirma el eterno retorno. Sólo gozando de esta “gran salud” es que se extiende una gran dulzura y regocijo sobre lo terrible que el ente propiamente es” (Heidegger, 246)

No obstante, es necesario preguntarse, ¿cómo llegar a tal estado de salud? ¿Cómo destrozarse puede ser un acto de salud? ¿cómo afirmar la vida sin morir o caer en el absurdo en el intento? Estas son desde nuestra perspectiva, las preguntas que nuestros lectores deben dedicarle un poco de su tiempo en el transcurso de la semana, pues la respuesta que le otorgamos a estas incógnitas marcaran qué tipo de salud nos acaece y por lo tanto ver la imagen propia que nuestro país nos exige.

 

 

 

La envidia recorre las calles de la mano del odio

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

En la Biblia hay pasajes cargados de odio contra quienes no son fieles a esos principios al igual se encuentra en otros libros sagrados de otras religiones. Cuando se habla de amar al prójimo se está refiriendo al que hace parte de nuestras creencias y no a toda la humanidad.

La felicidad aquí es secundaria porque siempre se habla de sacrificios y trasportar la mente a otras dimensiones donde nadie ha venido a testimoniar de lo que pasa supuestamente allá. Hoy en día la sociedad ha podido avanzar y encontrar la verdad en el día a día de sus quehaceres regulares.

La envidia es una enfermedad psicosomática que envuelve a millones de personas y como tal parece normal. Esta condición humana hace más daños que el sarampión y los efectos secundarios socaban de tal forma a la sociedad que por esta actitud se caen imperios.

Tener la experiencia en ir a una exposición de arte o a una inauguración de un nuevo negocio y escuchar entre los asistentes, muy quedo a lo oído decir, espero que esto dure mucho tiempo, o creo que esto no va a durar mucho. En arte se escucha todo el tiempo. Estas pinturas ya las han hecho antes, los colores no son los adecuados, y los etc. ,siguen.

Nos odiamos o nos amamos. El odio nace después del amor y la venganza viene acompaña como si un fósforo estuviera listo a prenderse. Y eso nos hace ser una sociedad multifacética porque de todo hay en la viña del Señor.

He visto durante muchos años como hay gente que se expresa sobre otros de una forma agresiva y despiadada sin llegar a conocer a la persona de la que hablan. Sobre todo en la vida política o pública. Las opiniones y las reyertas por estas habladurías se ven todos los días.

 

Pablo Neruda me dijo una vez, que para estar en la vida pública había que tener un caparazón de tortuga, porque de lo contrario te asesinan. Y es lo que se aprende en estas lides de ser público. O si no porque los políticos siempre andan abrazándose como si fueran buenos amigos. La diplomacia o el caparazón de tortuga.

 

La envidia y el odio andan de la mano, esto ha sido parte de la historia humana y detrás  de toda esa diplomacia cientos de crímenes como para pavimentar una carretera.

Es muy difícil vivir en sociedad que no han aprendido a ser solidarios los unos

 

 

 

con los otros y que cada uno solo piensa en como quedarse con el trabajo del otro.

 

Crónica #752
LAS CARTAS CRUZADAS


Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:

https://www.spreaker.com/episode/57318908

Por estos días han coincidido los estudiosos de dos mujeres que fueron muy importantes en mi vida intelectual para que, a más de certificar la validez de unas colecciones de cartas mías cruzadas con ellas y que, con afecto especial ambas archivaron específicamente, autorice su publicación.

Son las cartas que en algún período de mi vida escribí a Pilar Narvion, la periodista española, estrella del oficio en la década del 70, a quien desde su natal Aragón quieren reivindicar como la gran maestra del periodismo hispano y las que crucé con la inigualable libretista Martha Bossio de Martínez cuando se estuvo montando casi durante año la telenovela El Bazar de los Idiotas en Caracol TV y que un grupo de sus antiguos docentes quieren divulgar para exaltar sus enseñanzas, contenidas sin duda en esa relación epistolar.

Son documentos de hace 50 o más años que creía íntimos, correspondientes a dos momentos esenciales de mi formación literaria pero que por la trascendencia que cada una de las recipiendarias tuvo, y quizás porque entonces yo escribía muy bien, resaltan a quien hurgue sus archivos.

Siempre he creído que mis obras literarias se defienden solas, pero ahora que he tenido esta circunstancia del encumbramiento de mi género epistolar, tengo que adoptar la misma actitud.

Lo escrito, escrito quedó así haya sido en momentos álgidos o trascendentalmente responsables de mi evolución en todo sentido. Fueron mis escritos. Fue mi pensamiento. Fueron mis frases, afortunadamente bien joteadas en su momento, tanto que me hacen sentir senilmente orgulloso.

Una muestra de ese flujo epistolar será publicada en un libro que realiza por estos días el Diario Comarca que se publica desde Alcañiz, la tierra natal de Pilar, bajo la tutela de su directora Eva Defior y en las memorias de su madre que termina Nicolás Martínez el único hijo de Martha Bossio, docente universitario en Bogotá.

¡Curiosas satisfacciones a esta edad de mi vida!.

El Porce,octubre 21 del 2023

 

 

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