EDITORIAL
Mientras duermes: sobre el
libertinaje
Grandes fachadas, energéticas personalidades, grandes personas… En el día. Pero,
en la noche, cuando decidimos abandonar, los celulares, las conversaciones,
apagar nuestra televisión o simplemente nos quedamos dormidos mientras el
televisor sigue encendido; La Pereira que conocemos, cambia, muta, se coloca su
máscara para quedar así irreconocible.
Cuando el sueño REM llega, todo nuestro cuerpo se detiene, sólo es nuestro
cerebro que produce diferentes sueños o como mínimo nuestro cuerpo comienza a
recuperar la energía que necesita para el siguiente. Pero, mientras esto sucede,
otros se liberan de los sueños, los límites culturales, morales, religiosos y
demás cambian, ahora no es la ciudad hermosa. En las noches la ciudad se
transforma en una película de terror, bastante fuerte - seguro la noche tiene
una clasificación para mayores de 20- o eso nos gustaría pensar, pero en las
calles de la ciudad nocturna se ven jóvenes que deambulan de un lugar a otro,
sin rumbo, sin vida. Más, no es extraño ver un menor de edad a altas horas de la
noche, consumiendo diferentes sustancias, de hecho, es extraño no verlos…
No obstante, fuera de preguntarnos ¿Qué hace un joven a tan altas horas de la
noche en la calle? Sólo quedar impresionado por quien tiene el control de las
calles, los indigentes abandonan sus lugares de trabajo y comienzan a recorrer
las calles, las esquinas se transforman en burdeles vigilados por sus proxenetas.
De entre tanto la noche avanza se escuchan gritos ensordecedores, que, en
condiciones normales del día, alarmarían a toda la población, pero en la noche
estos gritos sólo caen en el vació de la imposibilidad de sentir empatía, de
hecho lo mejor es disimular y dejar pensar que nadie escuchó nada permitiendo
así que la noche siga avanzando.
Mientras la noche avanza, más indigentes se ven, las calles se llenan de estos,
llegando a encontrarse con el amanecer, en donde ya no se distingue entre
indigentes o borrachos. Los gritos comienzan a tomar formas ya sea en susurros
de los transeúntes nocturnos que cuentan las fantasiosas historias de lo que
pasa en nuestra ciudad, tan increíbles que parecen historias sacadas de los
cuentos de terror más agobiantes, dignos de cualquier premio de literatura, más,
cuando no son los susurros los que te transportan y te hacen reflexionar en la
falsedad de realidad en donde vivimos, es cuando las imágenes se hacen presentes,
hombres con diferente tipos de cortes en su piel, personas desmayadas, dobladas
por los efectos de una larga noche, todas siempre marcando una sola dirección:
el hospital más cercano.
La noche definitivamente no le pertenece a la sociedad de la vida, le pertenece
a la forma thanática más desmesurada de ser humano, una forma, que inhibe
cualquier tipo de moralidad, que rompe con cualquier tipo de imagen que tengamos
del mundo, la noche es el trago amargo que nos recuerda que todavía nos falta
muchísimo para crecer como sociedad; una sociedad que proteja la vida.
Pero ¿Qué hacen nuestros “ líderes” para trabajar con la máscara oculta de
nuestras ciudades o debemos suponer que su labor de líderes sólo corresponde a
los habitantes del día y no a los de la noche? Entonces, quien o que lidera a
estas personas.
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El
desperdicio de los bienes de la sociedad un crimen de lesa humanidad
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Los gobernantes
persisten en la actitud de actuar como si ser elegidos, ser el
pueblo, los hace ser los nuevos dueños de la nación. Los franceses
lo único que hicieron fue cambiarle el collar de perro a quien va a
gobernar el país.
El pueblo no ha entendido que a quien elige es solo un empleado
público que va a administrar los bienes sociales y no un propietario
de la cosa pública.
Tenemos que educar a la sociedad, en el manejo de los bienes
sociales. La gente piensa y cree que esos bienes no son de su
propiedad sino de la nación y no piensan que ellos son la nación y
por ende esos bienes son su capital representado en el erario y todo
lo que la nación posee.
No podemos mirar
para otro lado y hacernos de que no sabemos nada y que la nación no
nos pertenece. Cuando pagamos impuestos, esos dineros van a un fondo
que se supone es el que nos respalda y con ellos se construye y se
mantiene la infraestructura y los bienes sociales para que todo
funcione.
Tenemos que asumir
cada uno de nosotros la responsabilidad para que la nación funcione
correctamente y no dilapiden el esfuerzo de millones de colombianos
en manos de gente que no tiene el menor sentido de responsabilidad y
respeto por ellos mismos y por quienes los han elegido.
Colombia es un
país hermoso con todas las posibilidades de tener un estándar de
viva igual o superior a cualquier país civilizado y no vivir sus
gentes como personas de tercera categoría. Estar bajo el símbolo de
los estratos sociales, clases sociales o simplemente los desechables
del mundo primitivo.
No apoye la corrupción dándoles propinas para que hagan su trabajo
más rápido o saltarse la línea para que el servicio sea especial,
todo tenemos los mismos derechos e igualdad de respeto. Por eso es
importante mantener nuestro pensamiento dirigido hacia cuidar los
bienes sociales.
Ser un criminal es muy fácil, es simplemente mantener el ritmo de
robarle a la sociedad pensando que jamás nadie se va enterar que uno
es un criminal. El crimen nunca paga, lo que si da es una temporada
en la cárcel y el desprestigio a toda la familia y a
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los seres queridos.
FALTARON 500 METROS
Crónica #753
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.spreaker.com/episode/57353084
En la singularisima geografía del cultivo de la coca en Colombia
existe una zona al occidente de Popayán que ya está entronizada como
el riñón nacional de la cocaína.
Es exactamente por donde debió haberse construido hace más de 100
años la carretera al mar que uniera al Cauca con Guapi y ya hasta el
presidente Petro lo bautizó como el Cañón del Micay. Allí no solo se
ha conseguido una altísima producción de la planta de coca sino una
sofisticada red entre primitiva y muy moderna del procesamiento de
la cocaína.
Por esos cultivos y esos territorios siempre pelearon las Farc. Fue
hacia ese rincón de la patria a donde llevaron a los diputados de la
Asamblea del Valle para después fusilarlos.
Los nombres de sus municipios, veredas y corregimientos ya son de
mención diaria en las noticias. El Plateado, Argelia, Huisitó,
Timbiquí, López de Micay son los puntos poblados donde se han
librado una y mil batallas desde cuando las Farc perdieron el
control de la zona y el ELN y los frentes 30 y Carlos Patiño de las
antiguas fuerzas de Timochencko que no firmaron en La Habana la paz
de Santos, han intentado adueñarse o defenderlo.
El pasado 22 de agosto el presidente Petro ordenó públicamente desde
El Tambo, la Operación Trueno para derrotar a los tres grupos
guerrilleros que dominan el área. Los soldados de la Fuerzas
Especiales han seguido la ruta de la idealizada carretera al mar que
en medio de los fragores de la batalla, pero con aportes de los
cultivadores y refinadores de la coca, ellos mismos han ido
volviendo de trocha caminera a vía del futuro.
Por ella, dijo el periódico El País ayer, las tropas
constitucionales estuvieron el pasado 1 de octubre a solo 500 metros
de tomar El Plateado y dar un vuelco al control del cañón del Micay.
Nadie sabe por qué no entraron y se detuvieron. Quizás haga parte de
la búsqueda de la Paz Total que se pregona por estos días.
Ojalá porque la historia patria no resiste más mentiras.
El Porce, octubre 24 del 2022
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