EDITORIAL
Al ritmo del
caos
Entre disonantes explosiones generadas por nuestro fin de año o el
grito desgarrador que la guerra produce en medio de una balacera, el
colombiano se mueve con confianza y fe, de que aquello que suene sea
pólvora y balas. Siempre la fe es la que nos permite vivir en este
país sin nunca saber, ni mucho menos querer saber de qué es lo que
producen los ruidos nocturnos, después de todo, en algunas ocasiones
no son celebraciones, sino ajustes de cuentas nocturnos los que se
escucha en la noche.
Una y otra vez este periódico mostró su gran impotencia, a través
del año que está a punto de abandonarnos, sobre lo cruel y
angustiante que se ha vuelto la guerra en Colombia, en muchas
ocasiones escuchado en otras sólo normalizado. Sin embargo, la
normalización de la guerra es un tema bastante peculiar, es
básicamente el verdadero terror de una sociedad, es normalizar un
fenómeno cultural y cuando un fenómeno cultural se normaliza, el
aparato psíquico de los sujetos parece alojarse en este fenómeno
para volverlo natural y de esta manera crear la angustiosa idea de
que no podemos pretender un mundo diferente a esto.
En efecto, claro que merecemos un mejor lugar donde vivir, con
tranquilidad: en paz. Y desde el periódico El Imparcial proponemos
las preguntas ¿Cómo queremos vivir? ¿Cómo podemos llegar al país en
donde quisiéramos pasar toda nuestra vida?
De plantearnos este tipo de preguntas, podríamos como mínimo
comenzar a bailar al ritmo del cambio y no seguir bailando el ritmo
ancestral del caos, mismo ritmo que nos ha quitado no sólo la
tranquilidad sino, a seres queridos, tales como familia, amigos y
demás ¿Cómo suena el himno del cambio? qué tipo de pasos son los que
crearemos para abandonar los pasos monótonos de la guerra, de la
angustia y demás sentimientos que nos impiden vivir sin miedo.
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La
diplomacia y el abrazo entre enemigos
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
La antigua Roma
vivía bajo una diplomacia que hacía creer a todos que vivían en paz.
Fueron muchos los episodios en su historia que mostraba que esa
diplomacia era el juego de cartas o en términos de hoy a la ruleta
rusa.
En política no hay amigos, hay socios en el crimen organizado que
les permite sobrevivir cuando las aguas están tranquilas. Y este es
un arte que se aprende jugando con candela. Nicolás de Maquiavelo
nos enseñó cómo navegar por esos pantanos y arenas movedizas.
En uno de mis libros que más se leen y piratean, “Los Textos”, para
actuar y razonar sabiamente, recopiló el pensamiento de tres mil
años del manejo de las relaciones entre humanos y cómo sobrevivir.
No es fácil en la actualidad convivir en esta selva donde crecen
todos los aciertos y desaciertos, más en la política donde la ética
y principios no existen, sino la expresión CVY que es normal en cada
negociación.
En Colombia se ha logrado avanzar en la diplomacia, más por
experiencia que por formación académica. Ya inclusive las
organizaciones criminales llaman a la víctima después de cometer el
crimen a negociar lo que han hurtado o antes de cometer el
asesinato. Todo esto sucede porque el establecimiento nunca puso
atención a que el criminal podría organizarse con mayor tecnología
que el mismo estado.
En ese sentido los gringos llevan una ventaja en las organizaciones
que ellos manejan. Ellos pagan por desarrollar tecnología y
contratan expertos criminales para perseguir a otros criminales.
Esto ha dado resultado desde la época del viejo oeste. Otra de las
cosas es que estos departamentos son autónomos con presupuestos que
les permite trabajar con la máxima libertad y quedarse con el botín.
Aquí no hay abrazos ni apretones de mano, van a lo que tienen que
hacer y cumplir con el deber del programa al que le fue asignado el
trabajo. Por eso los casos de terrorismo son casi nulos y lo único
que se presenta son casos todos aislados de lobos solitarios que
atacan a las partes más vulnerables.
Es muy diferente en Colombia donde los crímenes de lesa humanidad y
todo lo que sigue de ahí para adelante se quedan en el refrigerador
de la historia y mueren con la víctima.
Ha habido muchas reformas de leyes y de instituciones, desde los
Chulavitas, el SIC, DAS, la policía por carabineros y pare de
contar. Se podría tener un muro kilométrico con todos los nombres de
las personas asesinadas y que aún no se sabe que fue lo que pasó.
No creo que habrá un gobierno que ordene el establecimiento o el
estado o como se quiera llamar en la forma como se debe organizar un
país para que los ciudadanos se sientan que tienen patria y que los
protege.
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Cultura y Naturaleza
Edgar-Cabezas
El destino del ser está precedido por los impulsos de vida y muerte. A la vez,
los sentimientos son de alegría y tristeza, las emociones pacíficas y violentas,
el pensamiento altruista y egoísta. Ello hace del ser social, sujeto con
alteraciones buenas y malas; las instituciones sociales van modelando el
carácter y el criterio individual y colectivo para que cada uno tempere la razón
de ser que le ha impuesto la vida cultural a la que pertenece.
El ser nace bueno y malo por naturaleza y la sociedad lo modula, lo corrige o lo
elimina. Incluso la vida misma le impone el tiempo y los movimientos de la ardua
mecánica de existir entre los gloriosos y los dolorosos eventos en los que
transcurre la existencia con trágica violencia.
Violencia
ante la cual se les solicita a los violentos parar los impulsos asesinos,
reiterar que el proyecto de humanidad necesita terapia mental contra la guerra y
su lógica insana que amedranta.
Es urgente encontrar mecanismos psicológicos que brinden terapia a favor de
controlar el impulso asesino que inspira el miedo. Hay que tomar el control de
la liberación a través de poder ser uno mismo sujeto activo de la vida cultural
y natural en paz, centrarse en sí mismo actuando en activa paz ante todos los
sucesos temporales, renaciendo a cada instante con la voluntad férrea de vivir
la experiencia de la inteligencia colectiva humana que merece un milenio de paz
La obediencia social que debe animar la vida en un país de gran belleza
biodiversa como Colombia es vivir en paz. No más desobediencia civil. Se tiene
que imponer la obediencia del respeto por la
diferencia, lo que implica tratar con ternura y afecto la mente y el cuerpo del
prójimo. La llamada especie hombre carece de humanidad, así es que humanos,
jalándole al respetico y estableciendo relaciones simétricas y horizontales,
porque las relaciones verticales vienen cargadas de bombas atómicas
patriarcales.
Las multitudes ciudadanas libres de la Colombia Humana, afiliadas o no afiliadas
al movimiento político de la Colombia Humana saben que Colombia es el país de la
belleza natural, potencia de la vida en donde las gentes son alegres en la forma
en como expresan su rica diversidad étnica y cultural. Esas herramientas son las
que necesariamente deben enfrentar el inmediato trabajo colectivo de regenerar
los elementos naturales y las relaciones sociales en cada localidad.
La humanidad está exigiendo ríos vivos, paisajes coloridos, calles y autopistas
limpias, ambientes con la presencia de animales silvestres y domésticos,
diálogos constructivos, vínculos fraternos, espacios silenciosos, políticos
honestos, personas coherentes, empresarios y trabajadores competentes,
transportes confortables, seguridad sin la presencia de actores armados, mujeres
admiradas, hombres respetuosos y solidarios.
La vida hay que vivirla como lo que es: una verdadera obra de arte al servicio
de la gente con la sabiduría tradicional y la ciencia que se va desarrollando a
través de los procesos de una lenta pero constante evolución armónica. Por donde
quiera que el ser humano esté, va con su estela de color, olor, sabor y sonido.
No permitan que los agentes del odio los desafinen.
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