Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.205-785

Fecha: Martes 06-02-2024

 

EDITORIAL

 

La perversión del lenguaje


Wittgenstein afirma que el lenguaje es el límite de nuestro mundo, por esta ocasión podríamos afirmar, sin temor a errar , esta proposición. El lenguaje es nuestro límite, de él proviene cualquier tipo de lógica o formas imaginarias que podamos llegar a pensar. El lenguaje es la manifestación más clara de la lógica, historia y demás componentes que forman a un sujeto; su moral y su ética. Todo aquello que el sujeto pueda llegar a producir siempre empieza a partir de los significantes que inundan su lengua. Pero ¿no es esto un error? ¿no es un error confiarle, en el momento del diálogo; todo al lenguaje?

La lengua es engañosa, en muy pocas ocasiones es precisa y siempre juguetona, ocultando la intencionalidad de sus producciones lingüísticas al oído de quien escucha. El juego de la lengua siempre nos obliga a confiar en la buena voluntad del locutor, siempre esperando que aquello que se dice, sea en realidad aquello que se quiere decir, que tenga una conexión directa con la realidad o en un menor grado, como mínimo, con las acciones de quien expulsa sonidos de sus labios en dirección nuestra.

Sin embargo, pocas veces las palabras y las acciones logran coincidir. Hay quienes profesan sobre el amor, el amor al prójimo y demás, pero sus acciones, juicios y demás siempre expresan un odio, tan fuerte como para poder castigar al otro o de aquellos que hablan de paz una y otra vez, sacuden al mundo con su “forma ética superior” para luego censurar de forma violenta y transgresora aquellos que piensen diferente ¿no es esto una contradicción?

Sólo es necesario un par de ejemplos para poner en duda si el lenguaje debe ser el punto de partida para poder entendernos ¿no se le ha dado demasiada grandeza a algo que es tan engañoso? De hecho podríamos afirmar que el lenguaje se pervierte por su propia naturaleza. Por otro lado,¿ las acciones no son más confiables? nuestras acciones, siempre muestran con intensidad todas nuestras intenciones, deseos, y aclaran nuestra forma de pensar, por ende ¿el lenguaje no debería ser siempre un correlato de nuestras acciones? ¿ no solucionaría las contradicciones del lenguaje, con esta inversión acción-lenguaje? En efecto, pues la acciones marcan momentos, acontecimientos, contextos específicos y con ello sentidos cargados de significantes espaciales que impidieron malentender al locutor: la perversión obligatoria desaparece, la misma experiencia acaece aquello que es y no dejará de ser.

En conclusión, el lenguaje debe de ser un efecto de las acciones y nuestras acciones deben ser quienes nos definan, en la medida, que es muchísimo más sencillo decir que hacer, realizar una acción acarrea toda una forma clara de pensamiento, impidiendo cualquier tipo de malentendido, exponiendo cada parte que nos compone, siempre obligados a afrontar una reacción.

 

 

 

Creemos en la democracia, pero ella es la fuente de la corrupción

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Democracia tiene un sonido verbal muy agradable al escuchar y pronunciar al igual que la palabra digital. Parece que las dos palabras corren por el mismo camino como si fueran paralelas. La primera trata de representar una idea que en siglos anteriores representaba un bien para el pueblo, pero su ignorancia les impedía entender la realidad de lo que realmente significaba. Lo que hoy día no pasa por la evolución del intelecto en los seres humanos.

La palabra digital está usada de tantas formas que ninguna de ellas representa lo que realmente es ella en sí. Ya que digital aparece como tal a partir de 1993 cuando patenté el “Digital Book”. Una forma particular de hacer libros para ser leídos en la pantalla de un computador.

 

La razón del nombre fue que para ese tiempo solo existía la palabra digital para indicar huella digital o los dígitos del alfanumérico cuando apenas estaba naciendo el sistema de programación para computadores gigantes. Y se hacían el sistema operativo y el programa que se iba a ejecutar. Todo integrado.

Hoy en día se habla de mundo digital, TV digital etc. cuando las cosas no son digitales sino electrónicas e inalámbricas.

 

La democracia no representa al pueblo ni funciona para el pueblo. Ella representa solo a quienes hacen parte del grupo político y su burocracia, el resto de la sociedad es la que paga por quienes ellos ubican para que los elijan y puedan ocupar puestos en el establecimiento y gobiernen el resto de la sociedad.

Quienes están fuera por no haber ganado entran a la oposición y a luchar por ingresar al sistema que se establece después de las elecciones.

Desde el comienzo hay que negociar con la oposición, ofrecerles puestos, con los contratistas llegar a acuerdos para repartir las obras de infraestructura y todo tipo de componendas que sean posible para poder alcanzar el triunfo. Ahí nació la corrupción y todos sus tentáculos.

Con los aportes de los ciudadanos en impuestos y gravámenes es que funciona la democracia. Aquí no hay libertad, independencia, equidad y autonomía. Solo el poder de quien ha sido elegido para gobernar a su discreción con su equipo de representantes y servidores.

El ciudadano en la actualidad está 


 

 

 

entendiendo el juego que hacen los políticos con los derechos del pueblo. Que ellos ya no son simples vasallos o propiedad de un sujeto que presume de ser más habilidoso que los demás. El ser humano ha evolucionado y entiende su rol en el planeta. Su intelecto no es igual que el que tenían los seres humanos hace 200 años. Hoy estamos sintonizados con los avances tecnológicos e intelectuales.

 

COMO ELLA,POCAS
Crónica # 814


Gustavo Alvarez Gardeazábal

 

En Cali, la ciudad que tanto amó y defendió, murió tranquilamente el sábado pasado una de las mujeres más excepcionales que haya dado la tierra vallecaucana: Elly Burkhardt de Echeverry. Su mérito no fue ser la primera arquitecta graduada en la Universidad del Valle. Ella fue el motor y la realizadora de muchas de las transformaciones que Cali tuvo en la segunda mitad del siglo XX.

Su imaginación y su capacidad de ordenar el futuro con gestas atrevidas pero realizables la llevaron a ser la diseñadora e impulsadora del Bulevar de la Avenida Colombia, la promotora de que el barrio Ciudad Jardín fuese una urbanización cargada de los árboles que caracterizaron a Cali en sus barrios señoriales. Y, como si fuera poco, la ideología del Orquideorama como una antigua construcción de los trapiches coloniales.

Puso la mano en las construcciones y colegios de Comfandi, en las ampliaciones del Museo La Tertulia y su empuje para que sacáramos adelante el Movimiento Cívico con Pardo Llada, del que fue excelsa concejal. Quienes tuvimos el privilegio de trabajar con ella al lado de sus orquídeas y en muchas de sus facetas cívicas y profesionales y nos sentamos juntos en las curules de aquél Concejo Municipal Admirable de 1978, encontramos entonces y siempre una amiga sincera, capaz de jugársela por uno o de reprender con fuerza de mamá correctora.

Zurcida y empequeñecida por los años no perdió su conexión con el transcurrir así fuera consciente de su envejecimiento y de la pérdida de ese atrevimiento y don de mando que la caracterizó. Sabía que estaba próxima a partir (duró hasta los 94 años) pero quienes le oíamos a través del hilo telefónico le perdonábamos sus desfases temporales porque al final lo único que verdaderamente quería decirnos era que había sido feliz.

Con todo derecho lo fue. Mujeres como ella, con tanto temple, dignidad y valentía son muy pocas en esta sociedad machista.

El Porce, febrero 6 del 2024

 

Director
 Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María Mesa Molina


Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal
 

 

 
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Iván Pulido

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