EDITORIAL
La perversión
del lenguaje
Wittgenstein afirma que el lenguaje es el límite de nuestro mundo,
por esta ocasión podríamos afirmar, sin temor a errar , esta
proposición. El lenguaje es nuestro límite, de él proviene cualquier
tipo de lógica o formas imaginarias que podamos llegar a pensar. El
lenguaje es la manifestación más clara de la lógica, historia y
demás componentes que forman a un sujeto; su moral y su ética. Todo
aquello que el sujeto pueda llegar a producir siempre empieza a
partir de los significantes que inundan su lengua. Pero ¿no es esto
un error? ¿no es un error confiarle, en el momento del diálogo; todo
al lenguaje?
La lengua es engañosa, en muy pocas ocasiones es precisa y siempre
juguetona, ocultando la intencionalidad de sus producciones
lingüísticas al oído de quien escucha. El juego de la lengua siempre
nos obliga a confiar en la buena voluntad del locutor, siempre
esperando que aquello que se dice, sea en realidad aquello que se
quiere decir, que tenga una conexión directa con la realidad o en un
menor grado, como mínimo, con las acciones de quien expulsa sonidos
de sus labios en dirección nuestra.
Sin embargo, pocas veces las palabras y las acciones logran
coincidir. Hay quienes profesan sobre el amor, el amor al prójimo y
demás, pero sus acciones, juicios y demás siempre expresan un odio,
tan fuerte como para poder castigar al otro o de aquellos que hablan
de paz una y otra vez, sacuden al mundo con su “forma ética
superior” para luego censurar de forma violenta y transgresora
aquellos que piensen diferente ¿no es esto una contradicción?
Sólo es necesario un par de ejemplos para poner en duda si el
lenguaje debe ser el punto de partida para poder entendernos ¿no se
le ha dado demasiada grandeza a algo que es tan engañoso? De hecho
podríamos afirmar que el lenguaje se pervierte por su propia
naturaleza. Por otro lado,¿ las acciones no son más confiables?
nuestras acciones, siempre muestran con intensidad todas nuestras
intenciones, deseos, y aclaran nuestra forma de pensar, por ende ¿el
lenguaje no debería ser siempre un correlato de nuestras acciones? ¿
no solucionaría las contradicciones del lenguaje, con esta inversión
acción-lenguaje? En efecto, pues la acciones marcan momentos,
acontecimientos, contextos específicos y con ello sentidos cargados
de significantes espaciales que impidieron malentender al locutor:
la perversión obligatoria desaparece, la misma experiencia acaece
aquello que es y no dejará de ser.
En conclusión, el lenguaje debe de ser un efecto de las acciones y
nuestras acciones deben ser quienes nos definan, en la medida, que
es muchísimo más sencillo decir que hacer, realizar una acción
acarrea toda una forma clara de pensamiento, impidiendo cualquier
tipo de malentendido, exponiendo cada parte que nos compone, siempre
obligados a afrontar una reacción.
|
|
Creemos en la democracia, pero ella es la fuente de la corrupción
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Democracia tiene
un sonido verbal muy agradable al escuchar y pronunciar al igual que
la palabra digital. Parece que las dos palabras corren por el mismo
camino como si fueran paralelas. La primera trata de representar una
idea que en siglos anteriores representaba un bien para el pueblo,
pero su ignorancia les impedía entender la realidad de lo que
realmente significaba. Lo que hoy día no pasa por la evolución del
intelecto en los seres humanos.
La palabra digital está usada de tantas formas que ninguna de ellas
representa lo que realmente es ella en sí. Ya que digital aparece
como tal a partir de 1993 cuando patenté el “Digital Book”. Una
forma particular de hacer libros para ser leídos en la pantalla de
un computador.
La razón del
nombre fue que para ese tiempo solo existía la palabra digital para
indicar huella digital o los dígitos del alfanumérico cuando apenas
estaba naciendo el sistema de programación para computadores
gigantes. Y se hacían el sistema operativo y el programa que se iba
a ejecutar. Todo integrado.
Hoy en día se habla de mundo digital, TV digital etc. cuando las
cosas no son digitales sino electrónicas e inalámbricas.
La democracia no
representa al pueblo ni funciona para el pueblo. Ella representa
solo a quienes hacen parte del grupo político y su burocracia, el
resto de la sociedad es la que paga por quienes ellos ubican para
que los elijan y puedan ocupar puestos en el establecimiento y
gobiernen el resto de la sociedad.
Quienes están fuera por no haber ganado entran a la oposición y a
luchar por ingresar al sistema que se establece después de las
elecciones.
Desde el comienzo hay que negociar con la oposición, ofrecerles
puestos, con los contratistas llegar a acuerdos para repartir las
obras de infraestructura y todo tipo de componendas que sean posible
para poder alcanzar el triunfo. Ahí nació la corrupción y todos sus
tentáculos.
Con los aportes de los ciudadanos en impuestos y gravámenes es que
funciona la democracia. Aquí no hay libertad, independencia, equidad
y autonomía. Solo el poder de quien ha sido elegido para gobernar a
su discreción con su equipo de representantes y servidores.
El ciudadano en la actualidad está
|
|
entendiendo el juego que hacen los políticos con los
derechos del pueblo. Que ellos ya no son simples vasallos o
propiedad de un sujeto que presume de ser más habilidoso que los
demás. El ser humano ha evolucionado y entiende su rol en el
planeta. Su intelecto no es igual que el que tenían los seres
humanos hace 200 años. Hoy estamos sintonizados con los avances
tecnológicos e intelectuales.
COMO ELLA,POCAS
Crónica # 814
Gustavo Alvarez Gardeazábal
En Cali, la ciudad que tanto amó y defendió, murió tranquilamente el
sábado pasado una de las mujeres más excepcionales que haya dado la
tierra vallecaucana: Elly Burkhardt de Echeverry. Su mérito no fue
ser la primera arquitecta graduada en la Universidad del Valle. Ella
fue el motor y la realizadora de muchas de las transformaciones que
Cali tuvo en la segunda mitad del siglo XX.
Su imaginación y su capacidad de ordenar el futuro con gestas
atrevidas pero realizables la llevaron a ser la diseñadora e
impulsadora del Bulevar de la Avenida Colombia, la promotora de que
el barrio Ciudad Jardín fuese una urbanización cargada de los
árboles que caracterizaron a Cali en sus barrios señoriales. Y, como
si fuera poco, la ideología del Orquideorama como una antigua
construcción de los trapiches coloniales.
Puso la mano en las construcciones y colegios de Comfandi, en las
ampliaciones del Museo La Tertulia y su empuje para que sacáramos
adelante el Movimiento Cívico con Pardo Llada, del que fue excelsa
concejal. Quienes tuvimos el privilegio de trabajar con ella al lado
de sus orquídeas y en muchas de sus facetas cívicas y profesionales
y nos sentamos juntos en las curules de aquél Concejo Municipal
Admirable de 1978, encontramos entonces y siempre una amiga sincera,
capaz de jugársela por uno o de reprender con fuerza de mamá
correctora.
Zurcida y empequeñecida por los años no perdió su conexión con el
transcurrir así fuera consciente de su envejecimiento y de la
pérdida de ese atrevimiento y don de mando que la caracterizó. Sabía
que estaba próxima a partir (duró hasta los 94 años) pero quienes le
oíamos a través del hilo telefónico le perdonábamos sus desfases
temporales porque al final lo único que verdaderamente quería
decirnos era que había sido feliz.
Con todo derecho lo fue. Mujeres como ella, con tanto temple,
dignidad y valentía son muy pocas en esta sociedad machista.
El Porce, febrero 6 del 2024 |