Al menos 30 muertos tras derrumbe
en mina ilegal en Venezuela
Un deslizamiento en la mina ilegal de oro llamada "Bulla Loca",
situada en el municipio de Angostura, estado Bolívar, provocó una
tragedia durante la noche del martes y la madrugada de este
miércoles en Venezuela. Se estima que al menos 30 mineros perdieron
la vida debido al deslizamiento, mientras que otros 100 podrían
estar atrapados bajo los escombros.
Familiares esperan noticias en Puerto Guacara, en La Paragua, a unos
750 km al sudeste de Caracas y desde donde embarcaciones zarpan
hacia la mina "Bulla loca", a unas siete horas de navegación por
río.
Yorgi Arciniega, alcalde del municipio Angostura, que abarca La
Paragua, dijo en un mensaje de texto que aún no tiene "un número de
exacto" de víctimas, debido a lo intrincado de la zona y la confusa
situación, pero que "se habla de 30 muertos y 100 heridos".
Más temprano, el gobierno regional habló de una "cifra oficial" de
dos fallecidos y la misma cantidad de heridos.
"En un equipo multidisciplinario (...) Fuerza Armada Nacional
Bolivariana, bomberos de protección civil y varios organismos de
seguridad ciudadana estamos embarcando para movernos hacia la zona
por vía aérea y hacer una evaluación real en el terreno de la
situación", explicó a la AFP el secretario de Seguridad Ciudadana de
Bolívar, Édgar Colina Reyes.
Los heridos fueron trasladados al hospital de la capital, Ciudad
Bolívar, a unas cuatro horas (unos 200 km) de esta mina donde
trabajaban unas doscientas personas, según estimaciones de la
gobernación.
A la zona también se está moviendo un equipo de rescate y salvamento
desde Caracas para apoyar en las labores de búsqueda.
"Estamos haciendo evaluación de daños y análisis de rescate y
trabajando en hacer un levantamiento", insistió por su parte el
viceministro de Gestión de Riesgo y Protección Civil, Carlos Pérez
Ampueda.
Cada vez más participantes en la
carrera hacia la Luna
La carrera hacia la Luna -desde años atrás con una creciente
participación de países y sobre todo empresas privadas- puede dar
hoy una fuerte propulsión a los planes estadounidenses si Intuitive
Machines consigue posar sobre ese satélite natural de la tierra su
módulo Nova-C, lo que será el
primer alunizaje de una sonda
norteamericana en los últimos 50 años.
Tras una semana de viaje, este ‘vehículo’ espacial cargado con
instrumentos científicos de la Nasa logró ayer superar la penúltima
etapa de su misión: entrar en la órbita lunar a unos 92 km de
altitud. Allí permanece para iniciar su descenso final, totalmente
automatizado, previsto para este jueves a las 16H49 (22H49 GMT) hora
de Houston, en Texas, (5: 49 p.m. en Colombia).
Con la respiración contenida, tanto del equipo de la empresa privada
texana como el de la Nasa, seguirán el descenso vertical de los 30
metros que lo separan de la superficie lunar. El módulo bajará a una
velocidad de tres
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metros por segundo, antes de frenar a
un metro por segundo durante los últimos diez metros para que los seis pies del
mismo toquen tierra.
El cráter que servirá de pista de
alunizaje se llama Malapert A, en honor a un astrónomo del siglo XVII.
De lograrlo, no sólo será una hazaña para la mencionada compañía tras varios
fallidos intentos de competidoras en este sector, sino que pondrá de nuevo a
Estados Unidos a la cabeza de esta carrera espacial, ya que India y Japón
lograron recientemente alunizajes, entrando a este selecto club que integran el
gigante norteamericano, China y la Unión Soviética (hoy muy rezagada).
Al mismo tiempo será un paso crucial para el programa Artemis (sucesor de Apolo)
que contempla el regreso humano a la Luna, por ahora contemplado para 2026 y
medio siglo después de que doce astronautas lograran caminar sobre ella. Vale
recordar que este acápite de la carrera espacial está casi que reservado para
las entidades estatales ya que no está en los planes de las empresas privadas
(israelíes, japonesas, chinas o norteamericanas).
Específicamente esta misión también clave porque, por primera vez, el lugar de
aterrizaje será muy distante al tradicional (el ecuador). Es un lugar situado a
unos 300 kilómetros del polo sur de la Luna donde hay comprobada existencia de
agua en forma de hielo que intentará explorarse.
El módulo de aterrizaje lunar, de poco más de cuatro metros de altura,
transporta seis cargamentos privados (incluidas unas esculturas del artista
contemporáneo Jeff Koons que representan las fases de la Luna) y seis
instrumentos científicos de la Nasa.
Incluye además un sistema de cámaras desarrollado por la Universidad de
Aeronáutica Embry-Riddle, que será eyectado 30 metros por encima de la
superficie lunar para captar desde el exterior el momento del alunizaje.
Entre el material embarcado hay unas cámaras situadas bajo el módulo de
aterrizaje lunar que analizarán la cantidad de polvo arrojado durante el
descenso, con el fin de compararlo con los alunizajes de Apolo.
Otro instrumento estudiará el plasma lunar (una capa de gas con carga eléctrica)
y medirá las ondas de radio procedentes del Sol y de otros planetas.
El módulo de alunizaje, bautizado Odysseus, funcionará con paneles solares. Se
espera que funcione siete días desde el momento en que se posa.
Policía de EE.UU arrestó a menor de
nueve años por tiroteo en casa
La policía de Estados Unidos dijo el martes que arrestaron a un menor de nueve
años por la muerte de un familiar
que falleció con un tiro en la cabeza.
Los servicios de emergencia atendieron un llamado en Tooele, en Utah, la noche
del viernes donde encontraron a un hombre de 32 años con una grave herida.
"Sufrió de lo que parecía ser una herida de bala en la cabeza", dijo el oficial
Colbey Bentley, del Departamento de Policía de Tooele.
El hombre, que no fue identificado, fue trasladado de emergencia a un hospital
en la cercana Salt Lake City, pero falleció a causa de su herida.
"La investigación llevó al arresto de un menor de nueve años, quien es familiar
del hombre de 32 años", dijo Bentley.
El menor, que tampoco fue identificado, fue arrestado la noche del viernes.
"Estamos analizando un posible cargo de homicidio", dijo
Bentley.
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Marea rosa desmiente que la calle es de
Amlo y evidencia su deriva autoritaria
La plaza que lo encumbró como un político popular, en 2006, cuando perdió las
elecciones presidenciales con Felipe Calderón y decidió acampar en ella, ha sido
testigo, esta vez, del masivo grupo de ciudadanos que rechazan la deriva
semiautoritaria del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador (AMLO).
El domingo pasado, más de 700,000 mexicanos marcharon en la Plaza del Zócalo y
frente al Palacio Nacional -y otros tantos en 100 ciudades de México- contra las
reformas de Amlo, entre ellas modificar las instituciones electorales. Aunque el
eje de las movilizaciones ha sido la defensa de las autoridades electorales,
también las protestas han sido contra el proyecto hegemónico del presidente
mexicano de cara a las elecciones presidenciales del próximo 2 de junio, en las
que no podrá participar, pero ha designado a una sucesora, Claudia Sheinbaum,
como encargada de continuar con la “cuarta transformación” o ese modelo de país
que ha propuesto desde que llegó al poder en 2018.
El proyecto emancipador de Amlo está chocando con miles de personas que también
son pueblo, pero pueblo y ciudadanos a la vez, que no han perdido el sentido
crítico cuando se trata de pedir un respeto por los valores democráticos, más
allá del estado de opinión y la popularidad bajo la que gobierna el presidente
mexicano.
“Ciudadano es lo contrario a una marea o un coro. Ciudadano es una persona, es
decir, un individuo con alma, razón y libertad, no un autómata”, escribió el
historiador, Enrique Krauze, en Letras Libres, quien además fue uno de los
líderes de la marcha del domingo pasado.
La marcha por la democracia también ha sido una jornada electoral anticipada.
Fue una especie de presagio de lo que podría pasar en las urnas el próximo 2 de
junio.
¿Quiénes son los opositores?
Para entender estas movilizaciones, vale la pena mirar, con detenimiento, como
la manifestación pública en México ha sido una tradición desde hace décadas. A
pesar de tener un sistema político de partido único durante 75 años, en el que
gobernó el Partido Revolucionario Institucional (PRI) -la dictadura perfecta le
decían-, los mexicanos se han organizado en diferentes periodos históricos para
exigir el respeto por las instituciones, en especial cuando algún presidente ha
querido erosionar el orden democrático, como está, según los opositores, pasando
ahora.
El domingo pasado, en la Marcha Ciudadana por la Democracia, convocada por
Unidos -una plataforma ciudadana opositora-, miles de ciudadanos se congregaron
en El Zócalo vistiendo camisas, banderas y cachuchas color rosado. Se hacen
llamar “la marea rosa”. Esta ha sido la última de muchas movilizaciones
convocadas. Una de ellas, muy recordada, fue la del 13 de noviembre de 2022, en
la que más de 500,000 mexicanos acudieron a la céntrica estatua del Ángel, en la
avenida Reforma, para oponerse a la eliminación del Instituto Nacional Electoral
(INE).
Por la convocatoria y las condiciones políticas, algunos analistas dicen que
estas marchas de 2024 se parecen a las de 1968, cuando diferentes grupos
ciudadanos, entre ellos estudiantes y sindicatos, marcharon contra el presidente
Gustavo Díaz Ordaz, que estaba, según Krauze, “enceguecido por el poder”.
Más allá de si Díaz Ordaz y Amlo se parecen, lo cierto es que el nivel de apoyo
ciudadano que se evidenció en las manifestaciones estudiantiles de 1968 y las de
ahora es parecido y muestra un hilo conductor sobre la fortaleza de los
movimientos ciudadanos en México.
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