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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.215-795

Fecha: Sábado 24-02-2024

 

ANA: ¡LA TORPE REENCARNACIÓN DEL FRACASADO IDEMA!

 



Por: Álvaro Ramírez González

alragonz@yahoo.es



Poner los ratones a cuidar el queso, no ha dado buenos resultados nunca; en ninguna etapa de la humanidad.

El nuevo engendro, de este gobierno, se trata de la nueva agencia nacional agroalimentaria, ANA.

Una reencarnación del Instituto de un Mercadeo Agropecuario IDEMA, que fue liquidado.
quebrado.

Poner al Estado a regular y a poner los precios de mercado de los productos agropecuarios, es un error, estructural.

¡Filosófico, garrafal!

Hace muchos años el Gobierno con una muy buena intención creó el INA, o Instituto Nacional de Aprovisionamiento.

Se trataba de que el Estado concentrara allí toda su capacidad de compra por volumen, para conseguir, todos los productos e insumos que necesitaba, más baratos.

La idea filosóficamente era magnífica.

Pero el Estado no conoce de eficiencia ni menos de sinergias.

En cambio, todos los administradores se dedicaron a comprar con enormes sobreprecios para llenar sus bolsillos.

A comprar cantidades enormes que jamás se iban a gastar.

Y a hacer todo tipo de negocios sucios.

El INA, tuvo que ser liquidado.
¡Se lo robaron todo!

¡Y nadie fue a la cárcel!

El IDEMA fue otra idea magnífica.

El Estado compraba las cosechas.

De esa manera regulaba los precios de los alimentos y protegía a los productores de intermediarios y especuladores.

El IDEMA, tuvo la misma suerte del INA.

Solo sirvió para que se enriquecieran los directivos, fieles, contadores y hasta los mismos celadores.

Todas las cosechas dañadas, terminaban en las bodegas del IDEMA, después de una jugosa mordida para el gerente.
Y reportaban que se dañaron en sus bodegas.

Le vendían al IDEMA, 1000 toneladas de maíz, o de soya, y a las bodegas solo ingresaban 600.

El resto no aparecía en los registros después de una mordida para que el staff directivo arreglara los registros y los inventarios en bodegas.

Muchos comerciantes a su vez, compraban 600 toneladas de maíz al IDEMA, pero retiraban 1000 de las bodegas.
Naturalmente con el pago de una jugosa mordida.

Le robaban en las compras y también en las ventas.

Le robaban por punta y punta.

Y los auditores eran también socios de las mordidas.

El IDEMA, duró más que el INA, por que varios gobiernos intentaron arreglarlo y ponerlo en orden.

Ninguno pudo ante las descomunales pérdidas, y el acoso sindical.

Hubo que liquidarlo el 31 de diciembre de 1997, siendo ministra de agricultura la misma Cecilia López Montaño, en el gobierno de Ernesto Samper.

Ahora Petro resuelve revivir el IDEMA, proyecto fracasado, y saqueado, con otro instituto llamado ANA.

La Agencia Nacional Agroalimentaria, tendrá hoy, las mismas funciones del fracasado IDEMA.

Es un error filosófico y estructural, poner a unos funcionarios públicos, venidos de la politiquería, sin experiencia en ese delicado negocio, a manejar unas millonadas en la
 

   

compra y venta de alimentos.


Al igual que regresar al Seguro Social, el ANA, es regresar al IDEMA.

 

Un nido de ladrones con un presupuesto gigante haciendo negocios para enriquecerse.

Que nada le servirá a los productores y menos a los consumidores.

¡Solo a la corrupción y al debilitamiento de las finanzas nacionales!

 

CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

 

 

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

 

La insignificancia del mérito del necio:
una reflexión sobre el Upadesha 70 del Dhammapada

 

Upadesha 70 – La insignificancia del mérito del necio

“El necio puede ayunar y hacer méritos, pero su mérito no se compara con el del sabio cuyos pensamientos están alimentados de verdad.”
Budha

En el Upadesha 70 del Dhammapada, el Budha nos habla de la diferencia entre el mérito del necio y el del sabio. El necio puede realizar acciones que parecen ser buenas, como ayunar o realizar ofrendas, pero su motivación es egoísta y busca obtener beneficios personales. Por otro lado, el sabio actúa con un corazón puro y compasivo, sin buscar recompensa alguna.

El mérito del necio

El necio puede realizar acciones que son consideradas como "buenas" por la sociedad, como ayunar, donar dinero o hacer ofrendas a los templos. Sin embargo, estas acciones no tienen un valor real si la motivación detrás de ellas es egoísta. El necio busca obtener beneficios a cambio de sus buenas acciones, como la fama, el reconocimiento o una mejor posición en la vida.

El mérito del sabio

 

El sabio, por otro lado, no busca recompensa alguna por sus acciones. Su única motivación es ayudar a los demás y aliviar el sufrimiento. El sabio actúa con un corazón puro y compasivo, y sus acciones están guiadas por la sabiduría y la verdad.

La diferencia fundamental

 

La diferencia fundamental entre el mérito del necio y el del sabio radica en la motivación. El necio actúa por interés propio, mientras que el sabio actúa por el bien de los demás. El mérito del necio es temporal y superficial, mientras que el mérito del sabio es duradero y profundo.

Las palabras de Budha

Las palabras de Budha en el Upadesha 70 

son un recordatorio que la verdadera bondad no se basa en el interés propio. La verdadera bondad es desinteresada y compasiva.

 

Cuando actuamos con un corazón puro y compasivo, nuestro mérito es inmenso y duradero.

La importancia de la reflexión

Es importante reflexionar sobre nuestras propias acciones y preguntarnos cuál es nuestra verdadera motivación. ¿Estamos actuando por interés propio o por el bien de los demás? ¿Estamos buscando recompensa por nuestras buenas acciones o estamos actuando con un corazón puro y compasivo?

 

El camino hacia la verdadera bondad

El camino hacia la verdadera bondad comienza con la autoconciencia. Debemos ser conscientes de nuestras propias motivaciones y deseos. Debemos cultivar la compasión y el altruismo. Cuando actuamos con un corazón puro y compasivo, nuestro mérito es inmenso y duradero.

El Upadesha 70 del Dhammapada es una enseñanza profunda que nos invita a reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la bondad. Nos recuerda que la verdadera bondad no se basa en el interés propio, sino en el amor y la compasión por los demás.
 

 

 

Si tienes alguna inquietud o comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo al correo electrónico gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp +57 314 623 83 08.

 

VOCES – PAPEL – TINTA – LAPIZ: EN BLANCO Y NEGRO

 

 

 POR: Amparo Bustamante Osorio


Se inicia en estos primeros meses, una labor muy importante, la de la Comunicación en sus diferentes variables, dadas las circunstancias de los nuevos medios de información, entretenimiento e investigación.

Se celebran días para exaltar al periodismo en sus ya reconocidas facetas; la de La Radio y en breve la del Locutor. A estas pueden sumarse la de los influencers, la de activistas y las de redes sociales, que hoy sobrepasan cualquier expectativa de los políticos, de líderes de ámbitos diversos, la de gremios empresariales, los artistas y hasta los deportistas. En un mundo tan cambiante como en el que hoy nos desenvolvemos, escuchar voces y sonidos, leer en físico o en sistemas virtuales, el de recordar escritos, leer novelas y obras de variado tinte, declamar poemas, o escribir artículos en presencia de un ambiente mundialista, donde todo lo se expresa, se diluye como pompas de jabón, nos regala las añoranzas de la prensa hablada y escrita, que tenía en tiempos no muy lejanos, un aire de vitalidad, de honradez y de prestancia en sus contenidos, que era real y decididamente una autoridad con ética y principios, cuando se dejaba correr la tinta en sus papeles periódicos, las notas eran tomadas en vivo y en directo, en libretas y lápices, con preguntas respetuosas, pero altamente asertivas y las conclusiones saltaban a la vista de quienes las escuchasen o las leyesen, porque el periodista, el reportero, el locutor, o el entrevistador, estaba dispuesto a bien informar, formando con espíritu profundamente humano, a sus seguidores sobre los acontecimientos que se daban por doquier.

El periodista, el locutor, el hombre en término genérico, que se dedicaba a llevar la noticia, la información de esos tiempos, era una persona que se esmeraba al máximo, en transmitir un trabajo que honrara con la verdad y la pulcritud, todo aquello que era necesario conocer por la prensa escrita, o se radiara en fuentes emisoras, con el donaire y el respeto sin par por los que quienes le leían o les escuchaban.

Era toda una delicia tomar entre las manos, el periódico que el voceador ofrecía en las calles anunciando las primicias con las últimas que se dejaban oír en las ondas hertzianas, porque guardaban coherencia, verdad y profesionalismo por una carrera de gran calidad, como era y debe seguir siendo el periodismo hablado, escrito y en nuestro momento digital.

Hoy, las voces han perdido sonoridad, credibilidad, el papel en que se escribe tiene tanta mala calidad como lo que se escribe en él, la tinta y el lápiz instrumentos fijos e indispensables para redactar, para hacer un libreto, para tomar notas y apuntes, van desapareciendo con languidez, y los dispositivos tecnológicos que ahora los reemplazan, son tan volátiles como el aire que se respira. Desaparecen los orígenes de los computadores, los laptops, las tablets, cuando pareciera raro ver una hoja de papel escrita a mano, o en la máquina de escribir, que fue nuestra imprenta personal, y los casi desconocidos stencils que se elaboraran para sacar comunicados y avisos, que se entregaban libremente al público. A esto le agregamos aquellos pioneros de la radio casi artesanal, de los altavoces, los perifoneos, que recorrían calles y plazas de las aldeas y villorrios que fueron convirtiéndose luego en estructuradas cadenas de radio, que llamaban a tomar los micrófonos a personas de gran gusto por estos menesteres, que se cultivaban en cultura general, cuyas voces eran toda una delicia invitar a las casas, con solo encender un dispositivo llamado radio transistor o de tubos como se estipulo en los hogares campesinos o de las familias de recia ciudadanía, para escuchar intérpretes con musicales que nunca han dejado de tener vigencia, o radio actores que deleitaban las mañanas y las tardes con esas vivencias novelísticas que fueron los ratings mejor ganados por las empresas radiales, que resonaban con esfuerzo y valor en lo que se llama la cuarta dimensión: no la vemos, pero sabemos que está ahí, con sus imágenes, sus sonidos y sus respiros. E igualmente con sus secretos.

He tocado casi todos estos frentes, de una y otra forma, no tan destacadamente como muchos otros, ya que no soy amiga de la “farándula”. Soy simplemente una periodista de orden conceptual.

CON USTEDES AMPARO BUSTAMANTE OSORIO.

CEL. 3207335960 /

 

 

 

  

 

 

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