ANA: ¡LA TORPE
REENCARNACIÓN DEL FRACASADO IDEMA!
Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es
Poner los ratones a cuidar el queso, no ha dado buenos resultados nunca; en
ninguna etapa de la humanidad.
El nuevo engendro, de este gobierno, se trata de la nueva agencia nacional
agroalimentaria, ANA.
Una reencarnación del Instituto de un Mercadeo Agropecuario IDEMA, que fue
liquidado.
quebrado.
Poner al Estado a regular y a poner los precios de mercado de los productos
agropecuarios, es un error, estructural.
¡Filosófico, garrafal!
Hace muchos años el Gobierno con una muy buena intención creó el INA, o
Instituto Nacional de Aprovisionamiento.
Se trataba de que el Estado concentrara allí toda su capacidad de compra por
volumen, para conseguir, todos los productos e insumos que necesitaba, más
baratos.
La idea filosóficamente era magnífica.
Pero el Estado no conoce de eficiencia ni menos de sinergias.
En cambio, todos los administradores se dedicaron a comprar con enormes
sobreprecios para llenar sus bolsillos.
A comprar cantidades enormes que jamás se iban a gastar.
Y a hacer todo tipo de negocios sucios.
El INA, tuvo que ser liquidado.
¡Se lo robaron todo!
¡Y nadie fue a la cárcel!
El IDEMA fue otra idea magnífica.
El Estado compraba las cosechas.
De esa manera regulaba los precios de los alimentos y protegía a los productores
de intermediarios y especuladores.
El IDEMA, tuvo la misma suerte del INA.
Solo sirvió para que se enriquecieran los directivos, fieles, contadores y hasta
los mismos celadores.
Todas las cosechas dañadas, terminaban en las bodegas del IDEMA, después de una
jugosa mordida para el gerente.
Y reportaban que se dañaron en sus bodegas.
Le vendían al IDEMA, 1000 toneladas de maíz, o de soya, y a las bodegas solo
ingresaban 600.
El resto no aparecía en los registros después de una mordida para que el staff
directivo arreglara los registros y los inventarios en bodegas.
Muchos comerciantes a su vez, compraban 600 toneladas de maíz al IDEMA, pero
retiraban 1000 de las bodegas.
Naturalmente con el pago de una jugosa mordida.
Le robaban en las compras y también en las ventas.
Le robaban por punta y punta.
Y los auditores eran también socios de las mordidas.
El IDEMA, duró más que el INA, por que varios gobiernos intentaron arreglarlo y
ponerlo en orden.
Ninguno pudo ante las descomunales pérdidas, y el acoso sindical.
Hubo que liquidarlo el 31 de diciembre de 1997, siendo ministra de agricultura
la misma Cecilia López Montaño, en el gobierno de Ernesto Samper.
Ahora Petro resuelve revivir el IDEMA, proyecto fracasado, y saqueado, con otro
instituto llamado ANA.
La Agencia Nacional Agroalimentaria, tendrá hoy, las mismas funciones del
fracasado IDEMA.
Es un error filosófico y estructural, poner a unos funcionarios públicos,
venidos de la politiquería, sin experiencia en ese delicado negocio, a manejar
unas millonadas en la
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compra y venta de alimentos.
Al igual que regresar al Seguro Social, el ANA, es regresar al IDEMA.
Un nido de ladrones con un presupuesto gigante haciendo
negocios para enriquecerse.
Que nada le servirá a los productores y menos a los consumidores.
¡Solo a la corrupción y al debilitamiento de las finanzas nacionales!
CHARLAS CON UN MAESTRO
SAMMASATI
Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica
La insignificancia del
mérito del necio:
una reflexión sobre el Upadesha 70 del Dhammapada
Upadesha 70 – La
insignificancia del mérito del necio
“El necio puede ayunar y hacer méritos, pero su mérito no se compara con el del
sabio cuyos pensamientos están alimentados de verdad.”
Budha
En el Upadesha 70 del Dhammapada, el Budha nos habla de la diferencia entre el
mérito del necio y el del sabio. El necio puede realizar acciones que parecen
ser buenas, como ayunar o realizar ofrendas, pero su motivación es egoísta y
busca obtener beneficios personales. Por otro lado, el sabio actúa con un
corazón puro y compasivo, sin buscar recompensa alguna.
El mérito del necio
El necio puede realizar acciones que son consideradas como "buenas" por la
sociedad, como ayunar, donar dinero o hacer ofrendas a los templos. Sin embargo,
estas acciones no tienen un valor real si la motivación detrás de ellas es
egoísta. El necio busca obtener beneficios a cambio de sus buenas acciones, como
la fama, el reconocimiento o una mejor posición en la vida.
El mérito del sabio
El sabio, por otro lado, no
busca recompensa alguna por sus acciones. Su única motivación es ayudar a los
demás y aliviar el sufrimiento. El sabio actúa con un corazón puro y compasivo,
y sus acciones están guiadas por la sabiduría y la verdad.
La diferencia fundamental
La diferencia fundamental
entre el mérito del necio y el del sabio radica en la motivación. El necio actúa
por interés propio, mientras que el sabio actúa por el bien de los demás. El
mérito del necio es temporal y superficial, mientras que el mérito del sabio es
duradero y profundo.
Las palabras de Budha
Las palabras de Budha en el Upadesha 70
son un recordatorio que la
verdadera bondad no se basa en el interés propio. La verdadera bondad es
desinteresada y compasiva.
Cuando actuamos con un corazón
puro y compasivo, nuestro mérito es inmenso y duradero.
La importancia de la reflexión
Es importante reflexionar sobre nuestras propias acciones y preguntarnos cuál es
nuestra verdadera motivación. ¿Estamos actuando por interés propio o por el bien
de los demás? ¿Estamos buscando recompensa por nuestras buenas acciones o
estamos actuando con un corazón puro y compasivo?
El camino hacia la verdadera
bondad
El camino hacia la verdadera bondad comienza con la autoconciencia. Debemos ser
conscientes de nuestras propias motivaciones y deseos. Debemos cultivar la
compasión y el altruismo. Cuando actuamos con un corazón puro y compasivo,
nuestro mérito es inmenso y duradero.
El Upadesha 70 del Dhammapada es una enseñanza profunda que nos invita a
reflexionar sobre la verdadera naturaleza de la bondad. Nos recuerda que la
verdadera bondad no se basa en el interés propio, sino en el amor y la compasión
por los demás.
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Si tienes alguna inquietud o
comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo al correo electrónico
gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp +57 314 623 83 08.
VOCES – PAPEL – TINTA – LAPIZ: EN BLANCO Y
NEGRO
POR: Amparo Bustamante Osorio
Se inicia en estos primeros meses, una labor muy importante, la de la
Comunicación en sus diferentes variables, dadas las circunstancias de los nuevos
medios de información, entretenimiento e investigación.
Se celebran días para exaltar al periodismo en sus ya reconocidas facetas; la de
La Radio y en breve la del Locutor. A estas pueden sumarse la de los influencers,
la de activistas y las de redes sociales, que hoy sobrepasan cualquier
expectativa de los políticos, de líderes de ámbitos diversos, la de gremios
empresariales, los artistas y hasta los deportistas. En un mundo tan cambiante
como en el que hoy nos desenvolvemos, escuchar voces y sonidos, leer en físico o
en sistemas virtuales, el de recordar escritos, leer novelas y obras de variado
tinte, declamar poemas, o escribir artículos en presencia de un ambiente
mundialista, donde todo lo se expresa, se diluye como pompas de jabón, nos
regala las añoranzas de la prensa hablada y escrita, que tenía en tiempos no muy
lejanos, un aire de vitalidad, de honradez y de prestancia en sus contenidos,
que era real y decididamente una autoridad con ética y principios, cuando se
dejaba correr la tinta en sus papeles periódicos, las notas eran tomadas en vivo
y en directo, en libretas y lápices, con preguntas respetuosas, pero altamente
asertivas y las conclusiones saltaban a la vista de quienes las escuchasen o las
leyesen, porque el periodista, el reportero, el locutor, o el entrevistador,
estaba dispuesto a bien informar, formando con espíritu profundamente humano, a
sus seguidores sobre los acontecimientos que se daban por doquier.
El periodista, el locutor, el hombre en término genérico, que se dedicaba a
llevar la noticia, la información de esos tiempos, era una persona que se
esmeraba al máximo, en transmitir un trabajo que honrara con la verdad y la
pulcritud, todo aquello que era necesario conocer por la prensa escrita, o se
radiara en fuentes emisoras, con el donaire y el respeto sin par por los que
quienes le leían o les escuchaban.
Era toda una delicia tomar entre las manos, el periódico que el voceador ofrecía
en las calles anunciando las primicias con las últimas que se dejaban oír en las
ondas hertzianas, porque guardaban coherencia, verdad y profesionalismo por una
carrera de gran calidad, como era y debe seguir siendo el periodismo hablado,
escrito y en nuestro momento digital.
Hoy, las voces han perdido sonoridad, credibilidad, el papel en que se escribe
tiene tanta mala calidad como lo que se escribe en él, la tinta y el lápiz
instrumentos fijos e indispensables para redactar, para hacer un libreto, para
tomar notas y apuntes, van desapareciendo con languidez, y los dispositivos
tecnológicos que ahora los reemplazan, son tan volátiles como el aire que se
respira. Desaparecen los orígenes de los computadores, los laptops, las tablets,
cuando pareciera raro ver una hoja de papel escrita a mano, o en la máquina de
escribir, que fue nuestra imprenta personal, y los casi desconocidos stencils
que se elaboraran para sacar comunicados y avisos, que se entregaban libremente
al público. A esto le agregamos aquellos pioneros de la radio casi artesanal, de
los altavoces, los perifoneos, que recorrían calles y plazas de las aldeas y
villorrios que fueron convirtiéndose luego en estructuradas cadenas de radio,
que llamaban a tomar los micrófonos a personas de gran gusto por estos
menesteres, que se cultivaban en cultura general, cuyas voces eran toda una
delicia invitar a las casas, con solo encender un dispositivo llamado radio
transistor o de tubos como se estipulo en los hogares campesinos o de las
familias de recia ciudadanía, para escuchar intérpretes con musicales que nunca
han dejado de tener vigencia, o radio actores que deleitaban las mañanas y las
tardes con esas vivencias novelísticas que fueron los ratings mejor ganados por
las empresas radiales, que resonaban con esfuerzo y valor en lo que se llama la
cuarta dimensión: no la vemos, pero sabemos que está ahí, con sus imágenes, sus
sonidos y sus respiros. E igualmente con sus secretos.
He tocado casi todos estos frentes, de una y otra forma, no tan destacadamente
como muchos otros, ya que no soy amiga de la “farándula”. Soy simplemente una
periodista de orden conceptual.
CON USTEDES AMPARO BUSTAMANTE OSORIO.
CEL. 3207335960 /
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