Fundado el 9 julio de 1948

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

  Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición:13.218-798

Fecha: Jueves-29-02-2024

 

EDITORIAL

 

Sobre la violencia citadina

 

Entonces al hijo de doña Consuelo lo asesinó el hijo del duro, pero, “no se puede decir mucho porque es el hijo del duro y eso es para más problemas”. En el salón de clases los pseudo firmas; hijos, hermanos y con cualquier tipo de relación con algún maleante eran intocables, generaban un ambiente tan denso que simplemente se tornaba imposible desarrollar cualquier tipo de personalidad que les disgustara, porque implicaba que a la salida del colegio tendrías que tenderte en duelo con estos sujetos, siempre ante la angustia que ninguno de sus amiguitos se metiera a la pelea y con ello te llevarás una puñalada porque simplemente le tocaste el orgullo a quien no debías.

 

Este constante temor lleva a la gran mayoría de jóvenes de los barrios "calientes" a la necesidad de encontrar un grupo que estuviera dispuesto a todo por ellos. Entre tanto, el consumo de sustancias, las peleas sin sentido se vuelven algo cotidiano, después de todo no te puedes dejar de nadie, porque si no -prepárate para un capítulo de tu vida que querrás olvidar por siempre-.

 

Siempre se ha escuchado que la violencia sólo se siente en las veredas o pueblitos de Colombia. Pero, nunca se habla de las micro violencias que se dan en las ciudades, la forma en que los jóvenes de nuestra generación han sido tan dañados que se vuelven adultos inseguros, temerosos o en su contrario soberbios y dispuestos a morir cuando sea necesario.

 

La distinción que se hace entre el campo y la ciudad siempre otorga al campo el puesto de violentado, más esto es sólo una falacia, después de todo la violencia que viven los ocupantes de la gran ciudad es tan detallada y sugestiva que simplemente todos lo saben, pero nadie dice o hace algo, porque la maldad ha estado tan establecida que simplemente hablar es en sí un inicio de una cacería a este sujeto.

 

Sin embargo, si se conoce todo lo que permea a los sujetos de la ciudad porque las ayudas siempre son tan ineficientes, desiguales y discriminatorias. Por ejemplo, se intenta generar cultura con clases gratuitas de arte, actuación, música, lectura, deporte etc… Pero, los sujetos que más necesitan estos espacios, no tienen dinero para trasladarse hasta los lugares donde dan estas clases o no tienen para comprar el instrumento o simplemente los padres de estos jóvenes no tienen tiempo o dinero para llevarlos hasta los grupos de estudio- después de todo el transporte es un lujo que no todas las familias pueden satisfacer- aunque también existen quienes llegan a estos barrios, pero de la misma forma que llegan deben retirarse porque al duro le parece que “da mucho visaje ese evento” en la medida que para hacer algo en ciertos barrios o comunas, es necesario pedirle permiso al duro, a no ser que se hable con el líder de la comuna el cual en la mayoría de ocasiones desea incluir su línea política en el acto comunitario.

 

Esta es sólo la superficie de aquello que la ciudad vive, y que se debe concientizar puesto que de seguir así sólo nos espera un futuro, en donde ya el problema no sea el campo sino la misma ciudad, ya que tantas micro violencias, pueden generar un monstruo tan grande que pueda representar la idea misma de violencia y maldad.

 

 

 

Si el campo no es rentable es que el estado está en las manos equivocadas

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

África ha vivido las hambrunas más crueles en la historia de la humanidad. En Biafra murieron más de un millón de habitantes entre 1967 y 1970 de hambre. Este fenómeno ha perseguido a muchos países por guerras y descontrol de la agricultura. A pesar que existen organizaciones que proveen de comida a países cuando ésta escasea, no es suficiente.

Las personas que han vivido con lo básico y otras veces simplemente subsistiendo saben que es estar en hambruna. Hoy hay millones de colombianos que viven bajo esa colcha y que no pueden hacer nada porque el sistema carece de esa habilidad para mantener su sociedad libre de este flagelo.

 

No todo tiene la habilidad de poder moverse sobre arenas movedizas y salir adelante cuando la corrupción devora hasta el papel higiénico de los inodoros.

 

Cada día sale el sol y a todos ilumina, pero la luz solar es buena pero también mata. De igual manera funcionan los empleados públicos si entienden sus deberes y obligaciones. Pero los que están arriba filtran la luz dejando al resto en manos a que sobrevivan con lo que pueden utilizar.

Colombia ha sido un país de campesinos desde sus principios porque quienes comandaban así manejaron el país. Carlos Lleras Restrepo siempre dijo que los colombianos eran del campo, aunque él quería hacer de la nación un Japón tropical.

Aisladamente muchos personajes han querido sacar al país adelante con su ingenio tecnológico y han tenido que emigrar porque quienes manejan la cosa pública son incapaces de acercarse y por lo menos merodear y empaparse de esa magia que encierra la ciencia y la tecnología. El dinero fácil es el que más se acerca a ellos, pero al final no es como lo pintan y es más peligroso que una cámara de gas.

 

Saber combinar el campo con la tecnología se verían los provechos, es simplemente colocar a las personas adecuadas para elaborar esquemas y proyectos que llenen los requisitos que el mundo demanda.

 

El gobierno busca crear impuestos, pero no piensa en regalías sobre la producción que sale al exterior y la transformación de la materia prima en bienes de consumo que se pueden exportar para crear una economía fuerte sin desangrar al ciudadano.

 

 

 

DE TRAICIONES Y CARROTANQUES
Crónica #831

Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio

ttps://www.spreaker.com/episode/de-traiciones-y-carrotanques-cronica-831-de-gardeazabal-28-02-2024--58861896

En este país donde las palabras y los hechos se ponen de moda solo por instantes del calendario, hacía tiempo que no oía hablar de traición. Ese concepto se repite en la historia de la humanidad cuando se registra el rompimiento de un pacto, una fidelidad o un compromiso.

Fue entonces muy de moda cuando la humanidad se clasificaba entre amigos y enemigos y la noción de secta, religiosa o política, obligaba a no pasarse al otro bando. Pero por estos días, cuando el alboroto del contrato de los pasaportes tuvo un final contradictorio y puso en ridículo a sus actores, la calificación que el presidente Petro dio al funcionario que le llevó la contraria y autorizó el contrato de los pasaportes a la única firma de marras, fue la de traidor.

Tal vez una compenetración con el uso de esa palabra y su profundo significado nos puede hacer entender el barullo intenso que se ha vuelto el gobierno Petro, donde se pasa del momento luminoso de la idea genial a la torpeza infinita de los ignorantes.

No de otra manera podremos entender cómo los colombianos como Laura y Benedetti van del vilipendio público a la entronización absoluta y nada pasa porque nadie se atreve a aclarar la verdadera razón de ese grotesco ir y venir.

Solo entendiendo lo que es una traición podemos también acercarnos a la comprensión del negocio de los carrotanques, comprados como en una estantería de productos en promoción y con la garantía implícita de que no serán usados pues el agua no existe para trasladar en la Guajira.

Solo en una república como Colombia en donde el peor calificativo puede ser que el presidente llame a alguien traicionero, aceptamos que se nos mienta y además, que quien lo hace se crea su propia mentira.

De traiciones y recolectores de basura abrumaron a los bogotanos cuando desbarataron el sistema de aseo de la capital y Petro era su alcalde.

Son episodios que tienen el mismo sabor o el mismo aroma de que hay algo podrido pero que de tanto aguantarlo hemos terminado por tolerarlo y olvidarlo y, en especial, no hemos sido capaces de emitir el juicio de la historia sobre lo que pasa y nos seguirá pasando.

El Porce, febrero 29 del 2024

 

Director
Zahur Klemath Zapata

 

Sub.Director

Felipe Castro Salazar

 

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.

 

   

Diagramación

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Soporte Tecnológico
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Colaboradores

Jotamario Arbeláez
 

   

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