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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.228-808

Fecha: Martes 19-03-2024

 

CHARLAS CON UN MAESTRO SAMMASATI

Por: Gongpa Rabsel Rinpoché
Lama Sammasati para Latinoamérica

 

Mantra Om Mani Padme Hum:
Descubre la Joya en el Loto

 

Om Mani Padme Hum, el mantra más conocido del budismo, es una frase en sánscrito que encierra una profunda sabiduría y un poder transformador. Traducido como "la joya en el loto", este mantra nos invita a descubrir la belleza y el potencial ilimitado que reside en nuestro interior.

Las seis sílabas que componen el mantra están cargadas de significado:

Om: la sílaba sagrada que representa la realidad última, la fuente de toda creación.

Mani: la joya que simboliza la mente pura, libre de impurezas y sufrimiento.

 

Padme: el loto, una flor que florece en el barro, representando la transformación del sufrimiento en iluminación.

 

Hum: la sílaba que sella el mantra y nos recuerda la conexión con la sabiduría y la compasión universal.

Recitar el mantra Om Mani Padme Hum puede ser una práctica poderosa para:

• Cultivar la compasión y la bondad hacia nosotros mismos y hacia los demás.

• Desarrollar la paciencia, la sabiduría y la paz interior.

• Superar obstáculos y dificultades en la vida.

 

• Conectar con la esencia de nuestro ser y alcanzar la iluminación.

 

• No es necesario ser budista para recitar este mantra. Cualquier persona puede

 

 

 

beneficiarse de su energía y significado. Se puede recitar en silencio, en voz alta, cantando o incluso visualizando las sílabas. Lo importante es hacerlo con atención y devoción.

 

Existen diferentes maneras de incorporar el mantra Om Mani Padme Hum en tu vida:

• Puedes recitarlo durante la meditación o como parte de tu práctica espiritual.

 

• Puedes repetirlo mentalmente mientras realizas tus actividades cotidianas.

• Puedes escribirlo en caligrafía o dibujarlo como una forma de expresión artística.

• Puedes llevarlo contigo como amuleto o talismán.

El mantra Om Mani Padme Hum es una llave que abre las puertas a la transformación interior. Al recitarlo con fe y perseverancia, podemos descubrir la joya que reside en el loto de nuestro corazón y alcanzar la verdadera felicidad.

 

Si tienes alguna inquietud o comentario, no dudes en ponerte en contacto conmigo al correo electrónico gongparabsel@gmail.com o al WhatsApp +57 314 623 83 08.

 

Singular

Por: Edgar Cabezas

 

Hay personas a las que les gusta el rebaño. Lo argumentan diciendo que el hombre es un ser gregario que requiere de otros para suplir sus necesidades mentales y materiales. Por eso trabajan asalariados en el campo y la fábrica, o se congregan en una iglesia, militan en un partido político, se presentan a las fuerzas militares y de policía en donde unos trabajan como esclavos y siervos, otros se arrodillan, cargan ladrillos y hacen fila para con humildad dejar de pensar, oír la palabra del señor, seguir el programa del partido y obedecer la doctrina de cuerpo e ir a la guerra de cada día con la intención de matar al enemigo.

 

Hay otros a quienes no les gusta la relación del trabajo asalariado versus el capital, que no son devotos del señor Jesucristo ni de la virgen María, que no se acogen a los

 
 

 

nacionalismos de Estado, que desconfían de todos los programas de los partidos políticos y de los demagogos que los representan, que no se dejan seducir por la banda de guerra, las banderas y los himnos que le cantan al pueblo sanguinario que en la guerra alcanzó la hipotecada libertad y ensangrentó el amado territorio.

 

Las personas que van a la guerra tendrían que ser muy estúpidas si pensaran que en la batalla van a morir. Van a la guerra van porque piensan que ellas pueden salir victoriosas venciendo la muerte y matando al enemigo. En Colombia las familias hegemónicas fincadas en la propiedad de la tierra, los medios de producción, la banca y las fuerzas militares y de policía mediante la ideología religiosa y la defensa de la propiedad privada se apoderaron del Estado y vendieron el patrimonio natural de las multitudes.

 

Y es que cuando se dice que se debe amar al prójimo y que se debe ser compasivo con los pobres porque “es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que un rico llegue al reino del cielo” se da por hecho que es hasta el final de los tiempos y el juicio final, que en la tierra habrá ricos y pobres. Pero también al capturar el Estado, los opulentos reclutaron de manera obligatoria en las fuerzas militares y de policía a sucesivas generaciones de jóvenes del pueblo, a quienes han adoctrinado con la ideología “del enemigo interno” al que se debe aniquilar.

Y esos otros que no entienden la homogeneidad de amar como ordena la familia patriarcal, a homosexuales, lesbianas y más; o a todos aquellos que no permiten la expansión y dominación del régimen colonial y capitalista, pueblos originarios, afrodescendientes, gitanos, obreros, campesinos, que se han visto obligados a resistir los embates despiadados que contra su humanidad y culturas emprendió el establecimiento con la intención de borrarlos de la faz de la tierra. A algunos les tocó ir a la guerra, desde tiempos inmemoriales, incluso contra los paramilitares.

Pero los singulares, aquellos para quienes la revolución tiene una solución cada día, ya saben que la sociedad opulenta, la sociedad de la abundancia tiene la obligación tecnológica de emancipar humanamente la vida humana, eliminando la pobreza al mismo tiempo que la represión del establecimiento y el dominio existente que torpedean la posibilidad histórica de una sociedad libre.

 

 

 

 

  

 

 

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