Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.235-815

Fecha: Domingo 31-03-2024

 

EDITORIAL

 

 

Personajes o lectores

 

¿En dónde hemos estado? ¿En dónde hemos estado mientras nuestro país se volvió un libro lleno de historias de terror? Un libro que contiene la mayor perversión del hombre, libro sumamente altanero y cambiante, en donde los asesinos reciben la gracia de Dios y se transforman en gestores de paz, y los famosos impulsores de la paz resultan ser los inversionistas de las grandes masacres.

¿En dónde hemos estado cuando se le otorga el poder a alguien afectado no por sus conocimientos sino porque se le tiene una deuda social o por simple demagogia? En efecto no sabemos dónde hemos estado y mucho menos sabemos dónde nos encontramos en la actualidad.

La actualidad se presenta con tanta furia y desolación que sólo nos queda representar la imagen Hobbesiana del terror, una imagen en donde “cualquiera tiene la libertad de hacernos daño” claramente cualquiera con más libertad que nosotros. Ahora, se formalizan los discursos de odio y se fortalecen los espacios de adoctrinación y fomento de la estupidez.

 

¿De qué sirve estudiar en una actualidad como esta? Este libro, el libro llamado Colombia es la distopía de género policial que más entrecruzadas tiene, seguro Macedonia, Borges, Vázquez, Piglia, entre muchos otros, se quitarán el sombrero al ver el cambio tan brusco que los personajes llegan a tener, personajes que solo hacen más que sorprendernos por tan escatológica obra de la cual hacen parte.

 

Sí, esta es nuestra Colombia un país en donde asesinan, amenazan, amedrentan a candidatos políticos o mejor aún en donde candidatos o en efecto trabajadores públicos tienen muchísimas investigaciones por delitos que dañan a la sociedad colombiana y aun así a nadie le importa, sabemos que debemos desconfiar pero no nos importa, siempre y cuando la selección genere buenos puntos para el mundial, seguro el mundial nos unirá de nuevo. Sin embargo, cuando Colombia juegue y clasifique lo único que encontraremos a nuestros costados será la ausencia de todos aquellos que fortalecieron los personajes de esta terrorífica obra con sus muertes o desapariciones.

 

 

La corrupción, un virus al que hay que vacunar

 

Por: Zahur Klemath Zapata

zapatazahurk@gmail.com  

 

Hay una sola clase que se mueve por el planeta y que está representada por el ser humano. La diferencia entre unos y otros es su quehacer diario y sus ambiciones futuras. Desde principio a fin todos tenemos un comienzo y un final donde los dos extremos vienen sin nada material. Solo su intelecto que los hace distintos los unos de los otros.

Si una sociedad es primitiva, ella se mueve al ritmo de sus necesidades y sobreviven según la fuerza de su naturaleza individual. Aquí no hay un dios salvador o una vida eterna después del final. Todos somos iguales al final del ciclo vital.

En la estela de la evolución unos están adelante, otros en el mismo lugar, otros en proceso de aprendizaje y acumulación de experiencias y los más avanzados viviendo de ese conocimiento y observando al resto del mundo en su lucha por alcanzar lo que creen que carecen para llenar ese vacío interior y vivir cómodamente.

La ambición de unos, estos que no tienen capacidad de entender lo que es la vida, se lanzan al encuentro con otros como ellos a fastidiar al resto de la humanidad en la adquisición de bienes que creen que los harán felices. Pero así no funciona la naturaleza humana.

Las grandes riquezas existentes en estos días en el mundo se han logrado por golpes de suerte y el manejo de la tecnología. Ahora ellos no saben qué hacer con esas fortunas y tratan de repartirlas dentro de sociedades en desigualdad de calidad de vida.

 

Con la corrupción no se hacen grandes fortunas, ella hace más daño a su alrededor y afecta la vida de cientos de personas. La ignorancia promueve estos actos corruptivos y por eso las cárceles están ocupadas por estos criminales sociales.

 

La corrupción en los Estados nace por el mal manejo de las leyes sobre la cotidianidad de la vida. La gente no quiere pagar por algo que consideran que debe estar exenta de impuestos o que el precio es elevado. Las aduanas son los mayores generadores de corrupción, Además los impuestos establecidos son otro dolor de cabeza para los usuarios y dueños de empresas. Siempre están evadiendo el pago de ellos y recibiendo en efectivo los pagos.

Otra de las modalidades es el porcentaje que cobren los políticos por sus servicios y el pago a quienes financiaron sus campañas políticas. Todo esto es un círculo vicioso que jamás va a parar.

Al final del día, todos somos corruptos sin haberlo pensado dos veces.

Hay que revisar nuestra agenda de sobrevivencia y madurar intelectualmente para poder hacer los correctivos necesarios que permitan que nuestra vida esté un poco limpia de tanta suciedad que nos rodea.

Hay sociedades que han logrado avanzar lentamente en su integración hacia una calidad de vida libre de sobresaltos, desconfianzas entre unos y otros y vivir con las puertas abiertas porque no hay temor de ser asaltados por un desubicado social.

 

 

 

Meditando

 

 

Por: Edgar Cabezas

 

En la memoria cultural originaria hay un buen día en que las personas de manera colectiva, sin dramatismo alguno, salen a confesar por las calles lo que hicieron mal, en el sentido de causar dolor a otra gran cantidad de personas, ya sea por medio del pensamiento o por medio de palabra u obra. El sólo pensar deseando el mal a otro se considera causa de eventos catastróficos que obstruyen la libre circulación del mercado.

Ejemplos de ello son, un siniestro aéreo, la lava proveniente de la explosión de un volcán, la avalancha de agua y lodo de un rio, las altas temperaturas que derritieron el asfalto en la autopista y generaron el accidente en que murió el abuelo. Mayor fatalidad sobreviene si se levanta la voz y se pronuncian maldiciones con palabras y falso testimonio contra otro porque motivan sucesos en relación con el sonido aterrador que viene del viento en tono de huracán, tifón, torbellino, tornado o tormenta eléctrica que siniestran costas y tierras adentro de los continentes.

Pero pasar de manos a la obra para propiciar un crimen contra el derecho al buen vivir de otra persona y causarle daño físico o mental a otro consistía en reparar el daño, causándose a sí mismo mal y, si por error o con intención hubiese matado a otro, tendría que suicidarse, porque y si no su comunidad viviría consecuencias catastróficas, la tierra se abriría con estruendo de terremotos y maremotos devorando al pueblo y la humanidad entera.

Si durante el tiempo en que volvían a repetirse la sucesión de los días del año, ningún evento, natural, individual o social había traído desgracias consigo y la comunidad se mantenía saludable y en buen vivir, las gentes se alegraban y celebraban con festivales encadenados al afecto.

Es un hecho que desde hace tiempo el malestar de la cultura se alimenta de la enfermedad de la codicia que trae el dinero. La olla podrida se destapó en Colombia hace mucho tiempo. A medida que pasan los años, los delitos y la insatisfacción de vivir son causados por culpa del dinero. Del dinero destinado a la inversión pública en gasto social a cargo del Estado, del que se apropiaron los carteles de la contratación para malversarlos en parrandas y ostentosos lujos traquetos pasados de moda, exhibidos con joyas, ropa “fashionable”, porte de armas, voluminosas mansiones y autos de alta gama.

Perfeccionar la educación implica enseñar con el ejemplo, el comportamiento de cómo se gana y se gasta el dinero. Saber cuál es la mínima cantidad que requiere la individualidad para pagar los gastos, que cuota a cuota y gota a gota demandan los bienes y servicios que necesita la existencia hasta que se agota. Que no falte dinero a cada uno, en su justa proporción. Asegurar la cantidad indispensable para el buen vivir a satisfacción, en sobriedad. Ese nivel debe alcanzar la educación superior.

El dinero deja de ser un problema cuando está repartido entre los habitantes que pertenecen al mercado. Si el dinero se tiene
a mano como medio de cambio para acceder a las mercancías que satisfacen las necesidades del día y se invierte en dar gusto a ello. Se puede poner a prueba si se reducen los indicadores de la corrupción y el crimen. Es vergonzante el grado de sumisión de la humanidad ante el inerte dinero, ante lo que carece de vida, que no es mercancía sino simple medio para mantener a los esclavos del consumo arrodillados.

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

Agustin Perozo
CONTACTO
Tel. (57) 606-348 6207
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