EDITORIAL
Entre delincuentes
El problema de Colombia radica en la actitud generada por la cultura
cristiana. “ si Dios me acompaña ¿Quién contra ? y entonces todos
decidieron andar sólo, por mucho que nos juntemos en sociedad,
siempre pensamos que podríamos seguir la vida sin aquel que nos
acompaña. Y no es mala idea no depender de nadie, el gran problema
es cuando aplicamos este individualismo es otros aspectos, por
ejemplo: a nadie le importa si su vecino es un corrupto, un asesino
o un violador, siempre y cuando no se metan con ellos, incluso
podríamos afirmar con ímpetu, que siempre y cuando estos personajes
no se metan con nuestro entorno inmediato, poco haremos incluso si
lo vemos delinquiendo.
Es así como la ley en Colombia sólo sirve como un trampolín
coyuntural de publicidad gratuita. Cualquier caso, por más inhóspito
o escatologico posible, siempre pasa al olvido, siempre uno más
espantoso o popular toma la cima del qué dirán y el resto de casos
caen a lo más profundo, siendo desechados o simplemente ocultos,
para así dejar en libertad a los delincuentes, dejándolos a sus
anchas, conociendo que los delitos deben cometerse desde un perfil
bajo para así siempre salirse con la suya.
En este orden de ideas, Colombia o mejor aún el aparato judicial ha
fallado a Colombia, y de paso la conciencia social, también ha
pasado a ser sólo un acto de imaginación. perder la conciencia
social implica perdernos como sociedad organizada, y cuando esto
último se pierde, la justificación oral termina siendo incluso más
válida que las acciones.
Es de esta manera como delincuentes llegan a puestos altos en la
sociedad, o se vuelven grandes líderes, pero ¿qué podemos esperar de
alguien que pudo asesinar sin temor a otro ser humano? ya que
después de poder arruinarle la vida a otra persona o incluso
asesinarlo, ya no existe límite para estas personas, ya lo pueden
hacer todo, y si manejan un bajo perfil podrán repetirlo cuantas
veces les parezca necesario.
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Estamos
en medio de un huracán
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Cada tormenta
tiene su intensidad, se comportan como seres humanos, se les puede
hacer seguimiento desde el momento que nacen hasta su recorrido
donde va a terminar.
La vida política
es más misteriosa porque sus protagonistas no tienen amigos ni
confían en nadie. Actúan por instinto en su trayectoria y van
moviendo sentimientos con habilidad porque tienen la capacidad de
hacerlo como el mejor vendedor del mundo. Venden ideas al igual que
un predicador que pretende salvar a los feligreses de sus propios
demonios.
La fuerza que tienen, como los huracanes, es ser carismáticos y de
eso se fundan para tomarse por asalto lo que esté de frente. Ya en
el poder sus instintos psicopáticos comienzan a saltar como pulgas a
picar todo cuanto esté a su alrededor. Cuando era niño las pulgas,
los chinches, los piojos y las garrapatas era a lo que más le
temíamos. Hacen tanto daño en la naturaleza humana que
constantemente los estamos combatiendo. Pero ellos hacen parte de
nuestra existencia.
Lo que está pasando ahora, es igual que un huracán que se está
formando, que sabemos dónde comenzó y donde va a terminar. Pero a su
vez desconocemos cuáles van a ser los estragos que esto va a causar
cuando llegue la calma. A pesar de que en Colombia no ha habido
ninguna calma por más de un siglo.
La guerra de los mil días, la guerra del trapecio amazónico, la
violencia que despega en los años 50s y las demás guerras desatadas
por falta de visión de los políticos que pusieron a enfrentar los
que ellos llaman clases sociales o estratos.
Ha sido un país de líderes inservibles, perniciosos y ladrones de la
cosa pública. Nos ha faltado amor propio y dirección de equipo para
que el establecimiento no sea una burocracia que se amamanta del
erario. El pueblo pone sus representantes para que ellos le ordenen
lo que tienen que pagar por tenerlos en el poder.
Lo que unos medio organizan, vienen otros y desbaratan para mantener
unas utilidades permanentes y vivir de los impuestos. Y el pueblo
ignorante sigue arreando a los mismos políticos a sabiendas que los
van a degollar.
Por lo menos sabemos cuándo va a nacer un huracán y le podemos hacer
el seguimiento por donde va a pasar y tratar de salvarnos de su
furia, pero de los políticos es un albur.
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VA A LLOVER MIERDA AL ZARZO
Crónica # 855
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=IAPlOEPjFJw
La reacción inmediata del gobernante cuando recibió el varapalo de la comisión
senatorial que le archivó su criticado proyecto de reforma a la salud, indica
muy a las claras que en este cuatrenio las determinaciones del Congreso corren
el riesgo de ser guardadas para usarlas cuando haya escasez de papel higiénico.
Muchos colombianos estamos de acuerdo con que a las EPS hay que reformarlas pero
no liquidarlas por medio de una ley y, mucho menos, ahogándolas por asfixia
económica, como ya ha empezado a suceder.
Minimizar al Congreso en sus determinaciones es peligroso porque puede ser el
anuncio de la metodología que se usará para imponer los caprichos o venganzas
camufladas que sean derrotadas democrática y constitucionalmente por el Senado o
la Cámara o derruidas por las Cortes.
Y si eso sucede, en este país puede llover mierda al zarzo. Pero si al mismo
tiempo, casi el mismo día en que intervenía dos EPS y ponía contra la pared a
una tercera, el gobernante le dice a los policías que ellos son sujetos
negociables por las ollas del vicio que todos conocen donde se encuentran y ni
el Director Nacional de la Policía rechaza, no tanto la afirmación como el uso
innecesario de la verdad, en este país el día menos pensado va a llover mierda
al zarzo.
El hecho de que el gobernante parece más cómodo parapetado en las bandas armadas
que en su propia gendarmería constitucional, hace pensar que no va a ser la
Policía Nacional la que va a defender al gobernante, sino las bandas rebeldes
con quienes ha firmado treguas mientras conversa.
Y, en ese caso, en el de una guerra civil (que ya no parece tan lejana), la
alineación de fuerzas la va a decidir no los uniformados constitucionales
restringidos, maniatados e insultados sino el Ejército Gaitanista de Colombia,
la organización criminal dominante en por lo menos 11 departamentos.
Es entonces cuando la mierda que va a llover al zarzo va a alcanzar hasta para
empañetar.
El Porce, abril 9 del 2024
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