Pereira, Colombia - Edición: 13.264-844

Fecha: Martes 21-05-2024

 

 TECNOLOGÍA

 

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Internet gratis y financiamiento para la IA: las propuestas del Pacto Digital Global de la ONU




“Estable, seguro y no fragmentado”. Así describe a internet la primera revisión del Pacto Digital Global, el acuerdo sobre el ecosistema online y la inteligencia artificial (IA) que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) quiere someter a votación en una cumbre sobre el futuro de la tecnología, que se celebrará en New York, Estados Unidos, el próximo mes de septiembre.

El tira y afloja de la gobernanza de internet


Vayamos por orden y volvamos al internet libre. Desde 2019, Pekín ha estado presionando, de diversas maneras, a favor de un nuevo protocolo de la web. Y un nuevo sistema de administración, que se aleje del modelo multilateral que actualmente pertenece al foro de gobernanza de internet. El objetivo: dividir la red en muchas islas, la llamada “splinternet”, más fácil de supervisar por las naciones. A pesar de contar con el apoyo de Rusia, Arabia Saudita y algunos países africanos, China no ha conseguido obtener un consenso alrededor del expediente, que siempre ha sido rechazado por las asambleas internacionales. Pero no por ello se da por vencida. Por eso es importante que, en el seno del Pacto Digital Global, la ONU insista en poner en blanco y negro que el internet multilateral no se toca. En el léxico curial de la diplomacia, significa poner un alto al “Dragón”.

El Pacto Digital Global, por el contrario, reconoce que el lugar para debatir el futuro de la web y sus evoluciones es el foro de

gobernanza de internet (y no otros organismos en los que Pekín ha intentado imponerse por la fuerza), que la ONU se compromete a financiarlo, ampliando la participación a las naciones más frágiles, y que los 193 países miembros se aseguran de “promover la cooperación internacional” con el objetivo de “prevenir, identificar y abordar oportunamente los riesgos de la fragmentación de internet”.

 

 

Las consecuencias para la web del Pacto Digital Global

Para que la fórmula funcione, los compromisos de base del documento
no son suficientes. Como reconoce el propio pacto, todavía hoy 2,600 millones de personas no tienen acceso


 

 

   

 a internet. El proyecto de pacto exige que una suscripción básica de banda ultraancha no cueste más del 2% del salario promedio del 40% más pobre de la población mundial, lo que supone un reto financiero para los operadores mundiales de telecomunicaciones. Sobre todo los del viejo continente, cuyas inversiones se encuentran en una fase de estancamiento, especialmente en lo que respecta a las tecnologías 5G. Un sector en el que, por otra parte, China es fuerte, expandiéndose en los servicios fuera del hogar. El pacto establece un mínimo de 10 megabits por segundo (Mb/s) como acceso universal a la red y conexión garantizada a todas las escuelas del mundo para 2030. Para la misma fecha, la ONU quiere garantizar que el 80% de la población mundial tenga conocimientos básicos de informática.

Según el Instituto Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral, un organismo intergubernamental, el pacto también debe contemplar los aspectos de “hardware” de internet. Y prever políticas que aseguren el uso de materias primas para los chips, el consumo de agua para refrigerar los centros de datos o la construcción de cables submarinos para las telecomunicaciones, a fin de evitar la falta de medidas de protección que garanticen una red abierta.



Hasta ahora, el bloque dirigido por Estados Unidos se ha asegurado una posición de liderazgo en las mesas sobre la gobernanza de internet. En 2022, Doreen Bogdan-Martin se convirtió en secretaria de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), la agencia de la ONU que establece normas para la telefonía y las redes de comunicaciones, venciendo a su contrincante Rashid Ismailov, exministro ruso de Telecomunicaciones. Fue una victoria que afianzó a Washington la dirección de uno de los organismos a través de los cuales China quería impulsar su proyecto de balcanización de internet.

Una “policía” para la IA

Tal vez a Estados Unidos y a su red de
gigantes de la web les guste menos apoyar las plataformas, los modelos de IA y los servicios de código abierto, bienes públicos digitales que para Naciones Unidas son la base del desarrollo inclusivo. El “Palacio de Cristal” se ofrece como una asamblea donde establecer nuevas normas de interoperabilidad, facilitar el diálogo entre sistemas e intercambiar iniciativas. El proyecto de pacto también pone en juego a las redes sociales, a las que pide que frenen la difusión de material violento, contenido abusivo y desinformación. Además, reclama que se limite la vigilancia intrusiva a través de internet y que se protejan las comunicaciones. Una declaración de principios que no deja de serlo, dado que desde este punto de vista incluso la Comisión Europea, a través de la propuesta de reglamento Chat Control, reglamento que tiene como objetivo frenar la pornografía infantil, quiere acceder a las conversaciones privadas,
 

 

 

 
con el peligro de crear un sistema de vigilancia generalizado.



Otro punto chocante para el bloque de Estados Unidos es el objetivo de crear una gobernanza compartida y distribuida de los datos, hoy concentrados en manos de unos pocos (léase: las grandes tecnológicas), sobre todo para el entrenamiento de la inteligencia artificial. La IA es la otra piedra angular del pacto mundial. La ONU quiere liderar un foro internacional para homogeneizar las normas internacionales de desarrollo y establecer un enfoque común sobre lo que está permitido y lo que está prohibido. En teoría, ya dispone de instrumentos legislativos sobre los que trabajar. Como la Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), la normativa europea que fue construida a partir de un modelo que parte de los riesgos de las aplicaciones tecnológicas para enmarcar los usos autorizados y los restringidos. O los acuerdos del G7, una cumbre internacional entre siete de las principales economías del mundo, que mediante el Protocolo de Hiroshima asumió compromisos comunes muy generales. El problema es conseguir que 193 cabezas se pongan de acuerdo. Y sobre todo los intereses económicos que hay detrás del desarrollo de la IA generativa, una nueva fiebre del oro que está atrayendo mucho dinero, el apetito de los gobiernos y la atención de los organismos reguladores.

La ONU pretende utilizar dos organismos para supervisar este campo. Uno es un Grupo Científico Internacional sobre IA y Tecnologías Emergentes, a semejanza del Grupo sobre Cambio Climático, que asiste a la sede de la ONU en lo relativo de políticas medioambientales y proporciona estudios y directrices para orientar las negociaciones sobre acuerdos climáticos en las Conferencias de las Partes (COP).

La otra es un Grupo Internacional de Contacto sobre la Gobernanza de la IA, compuesto por expertos en políticas, que acompañe a los principales foros de la ONU para complementar las decisiones con opciones reflexivas sobre las políticas de la inteligencia artificial, que se reúna anualmente y colabore estrechamente con la UIT.


Para 2025, la ONU también propone crear un Fondo Mundial de IA y Tecnologías Emergentes para el Desarrollo Sostenible de 100 millones de dólares procedentes de fuentes públicas y privadas. Pero la experiencia con los fondos climáticos demuestra que recaudar dinero para cerrar brechas y desigualdades es un reto casi imposible.

 

 

  

 

 

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