EDITORIAL
Todos contra todos
Los ricos roban a los pobres y los pobres entre
ellos. Cómica situación en donde el acontecimiento de ser pobre
coloca al ciudadano al filo de la existencia en Colombia.
Constantemente se habla de cómo los ricos usurpan, explotan y se
aprovechan de aquellos con menos recursos. Pero, esto es la menor de
las preocupaciones, de cierto modo, ya que sus robos son tan limpios
que simplemente el colombiano promedio no logra saber dónde fue que
lo robaron.
Por otro lado se encuentra el robo entre personas de bajos recursos,
de hecho parece ser que el primer gran muro que es necesario dominar
el en camino de los pequeños empresarios, es impedir que otros se
aprovechen de su situación de crecimiento y terminan robando el
producto de su trabajo, en otras palabras, los más acaudalados no
tienen que preocuparse que los de menos recursos logren llegar a ser
grandes competencias, ya que entre los pequeños exponentes se
sabotean, esto siempre y cuando sea entre pequeños comerciantes, ya
que de no ser un comerciante con cierto ideal del capitalismo
salvaje, sera un amigo de lo ajeno, de trabajo fácil que estará
dispuesto a robar cada centavo de cualquier persona por el simple
hecho de que ellos deben de sobrevivir.
Es en este juego en donde el colombiano vive en un constante terror,
si consigo me roban, si juego limpio pierdo, y si llego al éxito los
impuestos me tragan vivo, entonces nace el colombiano que se acomoda
en una comodidad estable, una comodidad que como mínimo le permitirá
tener tranquilidad. Esto en uno o dos casos será normal, pero cuando
una gran mayoría adquiere este pensamiento crea un gran problema
para una sociedad que debe crecer económicamente, ya que aquellos
que quedan y obtienen el éxito talvez y solo tal vez han decidido
dejar de jugar con las consignas de una economia limpia, permitiendo
de esta manera jugar de manera amañada, dando luz verde a los males
que han acompañado a Colombia durante mucho tiempo.
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El desempleo una enfermedad con
poca asistencia médica
Por Zahur Klemath Zapata
zkz@zahurk.com
La era industrial comienza en Inglaterra en 1853 con la primera
máquina tejedora. Por primera vez se emplearon obreros para
desarrollar trabajos de producción masiva. Esta experiencia cambió
la forma de ver el mundo y la economía.
Antes la gente trabajaba por lo básico, techo, comida y vestimenta,
si llegaba algo más era una bendición. Hablando sobre este tema
haríamos tomos sobre este asunto. Marx habló sobre esto y enredó al
mundo con sus teorías y todavía seguimos enfrentados a sus
planteamientos. Lo que sí sabemos es que hemos evolucionado y
estamos un poco más conscientes sobre nuestras obligaciones y
deberes frente a quienes tienen el poder de manipularlo todo.
Un país no evoluciona así no más, todo es circunstancial con un
grado de orientación y ambición de quienes se integran a esa
sociedad. Hoy por hoy juegan muchos elementos y sobre todo el
conocimiento tecnológico y que se puedan reunir ciertos grupos de
personas con diferentes intereses, pero con una misma dirección.
A los colombianos no los han educado, ellos se han educado a través
de una lucha constante contra una minoría que se ha creído dueña de
todo. Y hoy en día se ha demostrado que así no funcionan las cosas.
Puedo presentar una cantidad de ejemplos que podrían generar
admiración y otro terror. Pero sin esos personajes Colombia no sería
lo que es hoy en día.
Uno de los grandes problemas que tiene el país es el desempleo, el
rebusque, el sobrevivir el día a día y sin un futuro porque el
establecimiento no está interesado en sus gentes. Es más importante
la corrupción y lo torcido porque piensan que así van a resolver sus
problemas personales. Esto lo que genera es una apatía y una pérdida
de valores sobre lo que realmente se puede alcanzar.
El campo está abandonado porque no hay con quien trabajar, hay una
oferta, pero no se puede llenar porque el estado constriñe al
finquero y no le da seguridades para que pueda alcanzar metas
económicas y que la mano de obra sea atractiva para lo que viven las
ciudades.
Si quienes están en la administración pública no revisan y mejoran
las condiciones para que la gente regrese al campo, el problema
existente no va a dar tregua y las ciudades se van a volver pocilgas
donde vivir va a ser toda una odisea.
La comida cada día escasea porque producirla es más costoso que
traerla de países donde el estado se interesa en proteger a sus
gentes y al vender sus productos a quienes no los producen es más
rentable. Las tierras colombianas son aptas para un sinnúmero de
productos que
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en otros territorios no sería posible producirlos. Pero aquí está
todo frenado porque quienes están encargados en organizar la
producción en todos los campos están más interesados en enriquecerse
a sabiendas que esa riqueza jamás va a llenar el espacio donde lo
van a enterrar.
COLOMBIA INDIGNADA
Crónica #894
Gustavo Álvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=_Ysiu1qtjWA
Colombia se ha indignado pocas veces en su historia. Cuando no
existían las comunicaciones que hoy tenemos, el voz a voz regó la
protesta comunera que surgió en Santander y reventó en varias partes
del país.
Colombia se indignó con las burradas del golpista general Melo y
terminó estallando patrocinando el regreso de los supremos
generales.
Colombia se indignó en 1957 con Rojas Pinilla y usando el paro
nacional total obligó a su renuncia. Por estos días los desaciertos
permanente del gobernante, uno tras de otro, terminaron por indignar
a Colombia.
Lo que han hecho con los maestros destruyendo inicua y vergajamente
su sistema de protección en salud del que gozaban, es una canallada
que ofende. La negativa a reconocer el error o la tendencia
presidencial o ministerial de lavarse las manos con agua mentirosa,
indigna a todos los municipios de Colombia porque si hay algo común
en todos ellos es que en cada uno hay maestros y son públicas las
angustias que están pasando.
Pero el ahorcamiento por asfixia económica de la EPS Sura parece
haber llenado la taza de la indignación. Sura se había ganado el
prestigio y el respaldo que no se construye con avisitos
publicitarios o discursos chimbos de cambio, sino con eficiencia en
la prestación del servicio y automática comparación con otras
similares.
Haberla obligado a retirarse para que el presidente pudiera
demostrar que su teoría económica del chu.chu.chu era magistral y
que para matar las EPS solo bastaba cortarles la responsabilidad de
apoyo que tenía del Estado, es una bellaquería y así la ha tomado el
país, indignándose cada vez más.
Y como a ese par de estulticias decretadas desde la casa de los
presidentes se unen las continuas revelaciones sobre los alfiles
robagallinas que rodean al gobernante, la indignación crece en la
misma medida en que se descubre que la estructura de la corrupción
no ha cambiado, apenas fue un relevo de los operadores de la
maquinaria tragamonedas.
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