EDITORIAL
Colombia, país -por
milagro-
No hemos subestimado en incontables ocasiones y dentro de tantas
subestimaciones hemos creado una enfermedad, siempre negativos
recorremos nuestras calles esperando que no nos suceda nada, siempre
al borde del abismo bailamos y gozamos nuestra cultura, siempre de
fiesta o a la espera de la misma.
Somos un país inmerso en el despotismo de la corrupción y vivimos
con ello, es decir, somos sujetos enfermos con conocimientos de
todos nuestros males, pero no nos importa, pasamos por alto
esperando que cuando estalle la enfermedad uno haya nada que hacer
nos fulmine sin más.
En repetidas ocasiones hemos visto cómo la corrupción es oculta por
una u otra fiesta, como un acto de desigualdad es normalizado y
visto con comedia.
Tan felices que no sabemos qué nos espera, ni mucho menos nos
importa, tal pensamiento ha comenzado a poblar las juventudes, que
parece no importarles el futuro, aunque también es un síntoma de la
enfermedad colombiana, los jóvenes han vivido tanto en el azar de
este país que ya no le dan sentido a construir en un país tan
corrupto y perverso como lo es nuestra colombia.
Colombia, el país en donde los grandes acontecimientos y obras se
han dado por milagro, después de tantos problemas siempre alcanzamos
lo que queremos. Pero, ¿por qué deberíamos esperar siempre el
milagro? ¿por qué siempre permanecer en la angustia y la espera de
un milagro? porque no nos han dejado de otra, en la medida que
nuestros líderes han enfermado nuestras esperanzas, han aprovechado
el poder para expresar su versión de un mejor país, pero ¿cómo
podría un funcionario dirigir bien un país al cual hace mucho dejó
de pertenecer, o al menos de participar de él como los sujetos de a
pie, es decir, cómo los ciudadanos más normales que tienen que vivir
con su salario mínimo? en otras palabras le estamos pidiendo a
alguien que opine sobre acontecimientos que nunca le han sucedido y
por lo mismo siempre darán una respuesta objetiva que desarticula al
ser humano que la vive, por ello, las soluciones siempre son
románticas exigiendo un esfuerzo, un esfuerzo a aquel que está dando
lo mejor de sí para sobrevivir, por esto es que nuestros líderes
nunca podrán dirigirse de una forma sana sin generarnos traumatismos,
entonces ¿ qué nos queda?
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¿A dónde
van nuestros impuestos?
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Esta práctica milenaria que han impuesto los soberanos a sus
súbditos y hoy en día el Estrado que va de la mano de los políticos,
nos comprime y nos hace vomitar nuestras viseras para que el
establecimiento sobreviva.
En el mundo primitivo siempre ha sido normal esta práctica
gubernamental. Y para todos es lógico que esto se haga sin ningún
cuestionamiento y sin un raciocinio sobre dónde irán esos dineros
que recibe el Estado.
Las sociedades han evolucionado genéticamente y lo que antes era una
práctica normal hoy es un hecho cuestionable, porque esos dineros
salen del esfuerzo de millones de seres que trabajan y pagan
impuestos y no reciben nada a cambio.
Nuestra sociedad se siente acorralada por la cascada de impuestos
que le vienen imponiendo en nuestros días los políticos al pueblo.
Esto hace que el crimen aumente y la corrupción se afinque en las
instituciones de Estado y esta simbiosis impida que las ciudades
crezcan saludables.
Los impuestos que recibe el Estado diariamente, son fortunas que
desaparecen sin que nadie se entere a dónde fue a parar esas
contribuciones. De ese erario sólo una mínima parte llega a los
sitios que realmente deberían recibir esos dineros.
La ignorancia del pueblo es la base para que crezcan estas
situaciones y nunca ellos reciban lo que les pertenece y por lo que
han pagado.
La salud pública es una de las infraestructuras donde deben ir esas
contribuciones, pero solo llega gota a gota unos dineros para que
sobrevivan y la gente gravite como si ellos fueran los culpables de
lo que está pasando. Si la salud falla, el sistema se desploma y eso
es lo que está pasando cuando se desvían lo recaudado.
La medicina privada es uno de los más grandes negocios porque ella
vive de millones de pacientes que pagan de sus bolsillos los costos
de la atención médica. A su vez hacen simbiosis con las
aseguradoras para que todo funcione en beneficio de ellos y no de
los pacientes.
Es una obligación del establecimiento velar por la salud del pueblo,
porque ese pueblo es el que sostiene el establecimiento y mantiene
la economía en movimiento. El pueblo paga para que todos los
servicios básicos sean cubiertos con el pago de sus impuestos y no
para sostener una burocracia del Estado que le paga a miles de
empleados con sueldos como prestación por haber apoyado al candidato
en la campaña electoral.
Si la sociedad tuviera un mayor conocimiento de cómo funciona la
economía de un país y estuviera atenta del movimiento de esos
dineros, no pasaría tantas necesidades en el transcurso de su vida.
Porque los políticos ya no serían
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políticos corruptos sino servidores públicos que se acogen a
las leyes que rigen
una comunidad.
La gran mayoría de los países están como están,
es porque los ciudadanos creen por acto de fe lo que dice un individuo en
campaña y no porque realmente conocen la economía de su territorio.
Estudia bien al candidato, que ha hecho y en que ha triunfado, Ahí tienes la
respuesta de lo que será el futuro.
LA BARRA NO LO
DEJA ENTRAR
Crónica # 897
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio: https://www.youtube.com/watch?v=hn8U_btboDk
A raíz de mi comentario de ayer sobre la presencia inminente del portaaviones
gringo en Buenaventura, me han llovido datos y banderillas hasta divertidas.
La más protuberante es que al buque le va a ser muy difícil entrar a la bahía y
al puerto. El portaaviones tiene 333 metros de largo y 41 metros de manga,
tamaño que solo cabría en los muelles de la Sociedad Portuaria y paralizaría el
cargue y descargue por lo menos por los 5 días que estaría fondeado.
Pero lo más preocupante es que tiene un calado de 11.3 metros y resulta que la
barra que impide la entrada de buques grandes a Buenaventura interrumpe el canal
de acceso en la Bocana a 12 metros por lo que para entrar y salir sin quedarse
bloqueado debe hacerlo con marea alta.
Pero al lado de estos datos me llegan otros paralelos que resaltan. El primero,
que al mismo tiempo que Valora Analitik informa que ante las dificultades
técnicas para traer el gas desde Venezuela, el gobernante insistirá en sacar a
licitación la regasificadora de Buenaventura y el pequeño tramo del gasoducto a
Yumbo, unos privados recibieron de la prestigiosa firma Black & Veatch, líder
global en soluciones de infraestructura para gas licuado, un estudio de
factibilidad técnica y económica para medírsele al negocio sin pedir la venia a
la poderosa Promigas y su dueño.
El segundo, que la gobernadora del Valle confía que en breve les entreguen el
estudio de costos del derrumbe de la barra de la Bocana y profundizar así el
canal de ingreso a la bahía.
Y el tercero, sin fuente oficial, que ya dizque se saben dos hipótesis sobre los
mariners que llegaron a Juanchaco cuando Gaviria era presidente. Una, que
vinieron a realizar unos estudios de mineralogía en el área y unas pruebas de
sismicidad y otra, que vinieron a instalar unos sonares para pillar los
minisubmarinos que los traquetos de entonces ya comenzaban a usar para sacar la
droga.
Lo que haya sido que sea. El cuento de la escuelita solo lo creyeron en Pereira.
El Porce, junio 08 del 2024
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