Descubren un río prehistórico de
cientos de kilómetros en la Antártida
Una expedición científica en la Antártida ha revelado un sistema
fluvial prehistórico de cientos de kilómetros oculto bajo el hielo.
Los científicos explican que se trata de vestigios de un extenso
delta que fluyó durante el Eoceno, una era geológica cuando la
Tierra tenía un clima más cálido que el actual.
El equipo, liderado por científicos de la Universidad de Bremen y el
Instituto Alfred Wegener de Alemania, determinó que el río
prehistórico medía al menos 1,600 kilómetros y existió entre 34 y 44
millones de años atrás. Este descubrimiento representa el sistema
fluvial más grande conocido en el continente helado. Los resultados
de la expedición fueron publicados en la revista Science Advances.
Un descubrimiento oculto bajo el hielo
Los vestigios del río no son visibles en la superficie de la
Antártida, por lo que no pueden ser fotografiados por drones o
satélites. Los científicos tuvieron que atravesar el territorio
congelado a bordo del barco especializado Polarstern y perforar
hasta 30 metros debajo del suelo para extraer sedimentos antiguos.
La lectura multidisciplinar de estas rocas permitió
identificar huellas químicas
del pasado hídrico del territorio.
Huellas del río que ya no existe
Los investigadores encontraron muestras
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pertenecientes a dos periodos
geológicos distintos. La parte inferior del material correspondía al periodo
Cretácico, hace 85 millones de años, y contenía partículas fósiles
características de un bosque lluvioso templado. La porción superior
era mayoritariamente arena del Eoceno medio y tardío, un periodo reconocido por
un evento de enfriamiento global que derivó en la formación de los glaciares. El
material entre estas capas corresponde a una transición entre la Antártida
cálida y la que ahora conocemos.
Al analizar el sedimento del Eoceno, los científicos identificaron patrones
estratificados similares a las marcas dejadas por deltas de ríos como el
Mississippi o el Nilo. Posteriormente, extrapolaron la información para
determinar el posible curso del río, encontrando la misma arena en una región
salada alrededor de un sistema montañoso a 1,600 kilómetros de distancia. Un
análisis posterior de lípidos y azúcares en el material reveló huellas
biológicas de cianobacterias de agua dulce.
Finalmente, los exploradores utilizaron
radares para mapear las
protuberancias entre los sitios de perforación y el sistema montañoso. Con toda
la evidencia acumulada, los científicos concluyeron que hallaron un sistema
fluvial que corrió por la Antártida cuando esta era un territorio cálido lleno
de bosques.
El pasado de la Antártida y
nuestro futuro
Buscar ríos desaparecidos en continentes congelados es crucial para mejorar los
sistemas de predicción del cambio climático. Una de las hipótesis más aceptadas
sobre el congelamiento de la Antártida
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la vincula con una alta
concentración de dióxido de carbono en la atmósfera durante el Eoceno. Según
Johann Klages, uno de los autores principales de la investigación, los mismos
niveles de gas se presentarán en la Tierra en 150 a 200 años si las actividades
humanas no disminuyen.
Observar cómo la Antártida se congeló y cuáles fueron los cambios en su
territorio durante su periodo de transición es un ejercicio científico valioso
frente a la emergencia climática actual. "Si pensamos en un cambio climático
potencialmente grave en el futuro, necesitamos aprender de los períodos de la
historia de la Tierra en los que esto ya sucedió", puntualizó Klages.
Relevancia del descubrimiento
Este descubrimiento no solo amplía nuestro conocimiento sobre la historia
geológica de la Antártida, sino que también ofrece información valiosa sobre el
cambio climático. Al estudiar los cambios que ocurrieron durante el Eoceno, los
científicos pueden desarrollar modelos más precisos para predecir cómo el
aumento de dióxido de carbono podría afectar el clima actual.
El hallazgo de este río prehistórico también destaca la importancia de las
expediciones científicas en regiones remotas y extremas. Estas investigaciones
requieren una combinación de tecnologías avanzadas y un enfoque
multidisciplinario para desentrañar los secretos escondidos bajo capas de hielo
y roca.
El descubrimiento de este río en la Antártida no solo es un testimonio de los
cambios drásticos que ha experimentado nuestro planeta a lo largo de millones de
años, sino también una advertencia sobre los posibles futuros escenarios que
podríamos enfrentar debido al cambio climático. La capacidad de aprender del
pasado es crucial para preparar y mitigar los efectos del calentamiento global
en el futuro.
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