EDITORIAL
Personajes o
lectores
¿En dónde hemos estado? ¿En dónde hemos estado mientras nuestro país
se volvió un libro lleno de historias de terror? un libro que
contiene la mayor perversión del hombre, libro sumamente altanero y
cambiante, en donde los asesinos reciben la gracia de Dios y se
transforman en gestores de paz, y los famosos impulsores de la paz
resultan ser los inversionistas de las grandes masacres.
¿En dónde hemos estado cuando se le otorga el poder a alguien
afectado no por sus conocimientos sino porque se le tiene una deuda
social o por simple demagogia? En efecto no sabemos dónde hemos
estado y mucho menos sabemos donde nos encontramos en la actualidad.
La actualidad se presenta con tanta furia y desolación que sólo nos
queda representar la imagen Hobbesiana del terror, una imagen en
donde “cualquiera tiene la libertad de hacernos daño” claramente
cualquiera con más libertad que nosotros. Ahora, se formalizan los
discursos de odio y se fortalecen los espacios de adoctrinación y
fomento de la estupidez.
¿De qué sirve estudiar en una actualidad como esta? este libro, el
libro llamado Colombia es la distopía de género policial que más
entrecruzadas tiene, seguro Macedonia, Borges, Vázquez, Piglia,
entre muchos otros, se quitarán el sombrero al ver el cambio tan
brusco que los personajes llegan a tener, personajes que solo hacen
más que sorprendernos por tan escatologica obra de la cual hacen
parte.
Sí, esta es nuestra Colombia un país en donde asesinan, amenazan,
amedrentan a candidatos políticos o mejor aún en donde candidatos o
en efecto trabajadores públicos tienen muchísimas investigaciones
por delitos que dañan a la sociedad Colombiana y aún así a nadie le
importa, sabemos que debemos desconfiar pero no nos importa, siempre
y cuando la selección genere buenos puntos para el mundial, seguro
el mundial nos unirá de nuevo. Sin embargo, cuando Colombia juegue y
clasifique lo único que encontraremos a nuestros costados será la
ausencia de todos aquellos que fortalecieron los personajes de esta
terrorífica obra con sus muertes o desapariciones.
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¿Qué es una constitución en el siglo XXI?
Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com
Por estos días en
Colombia se viene hablando sobre una nueva constitución. La que
existe no es una constitución sino un tratado de derecho para que
los letrados y abogados tengan en qué entretenerse.
Estamos en el siglo XXI donde los avances tecnológicos y
epistemológicos del pasado nos sirven de guía para superar lo que ya
se hizo empíricamente. Hoy hay una exigencia mayor para accionar el
manejo del diario vivir de la sociedad.
Hablar de una constitución en tiempo presente es ubicarnos a miles
de años de lo que pasó en la historia de la humanidad. Hemos
avanzado de una etapa cavernaria a una sociedad autónoma e
independiente donde nuestras obligaciones son más sociales que
individuales a pesar que prima nuestro libre albedrío y libertad de
convivencia humana.
Hemos evolucionado a tal dimensión que los griegos y latinos son
sociedades primitivas con relación a nuestro presente. Por eso una
constitución no puede ser ya un tratado de derecho sino un derrotero
de ruta para la convivencia entre amigos y enemigos. Porque eso en
realidad es una sociedad y esa competencia es la que hace que se
establezcan las naciones y cada una viva bajo sus propios
estandartes.
Una constitución debe ser como un sistema operativo. Este entrelaza
la parte física con la parte intelectual para que todo el aparataje
funcione como una unidad sin conflictos entre sí. Ella debe ser la
plataforma donde se puede colocar toda la parte legislativa,
administrativa y funcional de un país para que se gobierne sin tener
que hacer cambios constitucionales cuando la parte legislativa o
administrativa cambie por razones de evolución o tendencias
ideológicas.
La sociedad no lee las constituciones actuales porque no hacen
sentido para ellos porque son tratados de derecho donde en ella está
fundida lo constitucional y legislativos y esto es más de derecho
que la base de una convivencia entre seres humanos.
Los constitucionalistas tienen su concepto de cómo debe ser una
constitución a la vieja usanza y por esta razón las constituciones
son funcionales hasta que haya cambios en la parte legislativa y
tienen que convocar para hacer una nueva con las mismas bases de la
anterior, o en casos amañada a quienes sus intereses personales
priman sobre los de la sociedad.
He escrito una constitución, https://yovotoenblanco.com/constitucion.htm,
que llena estos requisitos y consta de 20 artículos y que pueden
usar libremente para
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que una nación pueda moverse
libremente y alcanzar sus propias proyecciones. Este
puede ser un modelo de constitución que puede sentar bases para una
constitución donde no esté incorporada la parte legislativa y
administrativa.
UN OBISPO VENIDO DEL PASADO
Crónica # 915
Gustavo Alvarez Gardeazábal
Audio:
https://www.youtube.com/watch?v=MvF1AKqMghM
Desde mi ya muy lejana niñez no había oído hablar a un obispo en el
tono y maneras en que lo ha hecho por estos días monseñor Francisco
Javier Múnera, arzobispo de Cartagena, y quien acaba de ser elegido
como presidente de la Conferencia Episcopal Colombiana.
Usando la primera persona del plural, como lo hacían los monseñores
de antaño, el obispo Múnera contesta sin contestar, afirma sin
afirmar y declara su intransigencia ocultándola con maquiavelismo
vaticano en ropajes de bondad y generosidad.
No estoy exagerando. Cuando el periodista de El Espectador le
pregunta al arzobispo de Cartagena y mandamás desde antier de todos
los obispos de Colombia, si ya no es el momento de que la iglesia
católica se abra, el misionero de la Consolata responde que es
importante el diálogo y con él la apertura es posible pero …entre
comillas ”Nosotros tenemos como iglesia valores que son
irrenunciables. Nosotros respetamos opciones distintas pero
proponemos las nuestras con profundo respeto. No podemos renunciar a
lo que son nuestros valores…”.
Por supuesto para poderlo entender hay que hurgar en sus orígenes.
Antioqueño ungido como sacerdote de la orden misionera de los
Consolata. Educado en la Javeriana de Bogotá y en la Gregoriana de
Roma, se desempeñó como obispo de San Vicente del Caguán desde 1999
hasta el 2021, cuando fue elevado al cargo de arzobispo de
Cartagena.
Como tal entonces puede ser considerado como el obispo que más
tiempo ha regido una diócesis en tiempo de guerra y en territorios
inexpugnables de las FARC, donde los guerrilleros se movían como
dueños de vida, honra y bienes de los ciudadanos.
Nunca fue acusado de colaboracionista de las guerrillas de izquierda
pero tampoco se enfrentó públicamente a ellos. Por supuesto él si
debe entender que los llamados disidentes no son tales y que la
guerra de estos días la hacen los traquetos que heredaron el negocio
y no la convicción.
El Porce, julio 6 del 2024
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Director
Zahur Klemath Zapata
Gerente
Laurie Agront
Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.
Editor
Felipe Castro
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Diagramación
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Nadeem Khan
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Colaboradores
Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal
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