La inmunidad protege a Trump, pero no
a su círculo de asesores
La reciente interpretación constitucional del Tribunal Supremo de
Estados Unidos ha otorgado inmunidad total al expresidente Donald
Trump por sus actos oficiales, complicando así las diversas
acusaciones en su contra. Sin embargo, esta inmunidad no se extiende
a sus asesores y aliados, muchos de los cuales enfrentan graves
consecuencias legales.
Esta semana, Steve Bannon, uno de los asesores más influyentes de
Trump, ingresó en prisión para cumplir una condena de cuatro meses
por desacato al Congreso, tras negarse repetidamente a testificar
ante el comité que investigaba el asalto al Capitolio del 6 de enero
de 2020. Bannon, conocido por su estrategia de agitación y
propaganda, se une a Peter Navarro, otro cercano asesor de Trump,
quien también está encarcelado por la misma razón.
El martes, Rudolph Giuliani, exalcalde de Nueva York y abogado
personal de Trump, fue inhabilitado por el Tribunal Supremo de su
estado. Giuliani fue encontrado culpable de perjurio y de hacer
repetidas declaraciones falsas ante cortes federales en sus intentos
por revertir los resultados de las elecciones presidenciales de
2020. Esta inhabilitación marca una caída dramática para Giuliani,
quien alguna vez fue una figura nacional clave tras los ataques del
11 de septiembre.
La situación legal de los aliados de Trump no se detiene allí. Tres
piezas clave del plan de electores falsos para mantener a Trump en
el cargo después de su derrota en 2020 fueron acusadas recientemente
en Wisconsin. Mike Roman, jefe de operaciones del día de las
elecciones de la campaña de Trump, Kenneth Chesebro, abogado que ya
ha llegado a un acuerdo de culpabilidad, y James Troupis, exjuez y
abogado de la campaña, enfrentan cargos por falsificación de
documentos. En Arizona, 11 implicados fueron procesados en abril,
mientras que en Georgia, 15 aliados de la campaña de Trump
enfrentarán juicio en agosto. En Michigan y Nevada también se han
identificado a varios involucrados en actividades similares.
Algunos de los antiguos miembros del equipo legal de Trump han
optado por acuerdos con la fiscalía para evitar la prisión. Sidney
Powell, quien fue casi portavoz legal de Trump, y Kenneth Chesebro,
admitieron haber falsificado documentos y acordaron testificar
contra sus exsocios a cambio de una reducción de sus sentencias.
Estos acuerdos resaltan las medidas extremas que los aliados de
Trump tomaron para respaldar sus afirmaciones de fraude electoral.
Michael Cohen, exabogado personal de Trump, cumplió tres años de
prisión por violaciones a las leyes de financiación de campañas y
mentir al Congreso, relacionados con pagos a Stormy Daniels durante
la campaña de 2016. Paul Manafort, jefe de campaña de Trump en 2016,
fue condenado a 7.5 años de prisión por fraude fiscal y bancario,
pero fue indultado por Trump en sus últimos días en la Casa Blanca.
George Papadopoulos, asesor que mintió sobre sus contactos rusos,
también fue indultado.
Los indultos presidenciales de Trump han sido una herramienta
controvertida para proteger a sus aliados. Roger Stone, condenado
por obstrucción a la justicia, manipulación de testigos y mentir al
Congreso, recibió un indulto al igual que Michael Flynn y Rick Gates.
Estos indultos han sido vistos como un esfuerzo de Trump para
proteger a su círculo más cercano de enfrentar toda la
responsabilidad legal.
Las repercusiones financieras también han sido severas para los
aliados de Trump. Fox News, que apoyó firmemente a Trump, acordó
pagar $787 millones en un acuerdo extrajudicial con Dominion Voting
Systems para evitar un juicio por difamación. Este caso subraya los
riesgos para los medios y personas que propagaron afirmaciones
infundadas de fraude electoral.
Mientras Trump disfruta de su inmunidad, sus asesores y aliados
continúan enfrentando desafíos legales y financieros significativos.
Las recientes condenas, inhabilitaciones y acuerdos financieros
revelan los altos riesgos y las graves consecuencias para aquellos
que se alinearon con Trump.
EE.UU. y Venezuela retoman el diálogo
con la meta de "ganar confianza y mejorar relaciones"
En un movimiento inesperado, los gobiernos de Estados Unidos y
Venezuela reanudaron sus conversaciones públicas con una reunión
virtual celebrada el pasado miércoles. Este diálogo ocurre en un
contexto marcado por
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las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, que se
celebrarán en un poco más de 20 días. El
anuncio de esta reunión, realizado por Nicolás Maduro el pasado lunes, ha
añadido incertidumbre a un proceso electoral ya de por sí tenso, caracterizado
por la persecución a la oposición y amenazas de inhabilitación a sus candidatos.
Ambas delegaciones acordaron "trabajar de forma conjunta para ganar confianza y
mejorar las relaciones", así como mantener abiertas las comunicaciones de
"manera respetuosa y constructiva". Este esfuerzo busca superar las diferencias
y avanzar hacia una cooperación más estrecha.
Jorge Rodríguez, jefe de la delegación chavista y cercano colaborador de Maduro,
afirmó en sus redes sociales que durante la reunión manifestaron su rechazo a lo
que consideraron tergiversaciones por parte de voceros del gobierno
estadounidense sobre el diálogo. Este mensaje parecía dirigido a la base del
oficialismo en Venezuela. Mientras tanto, a unos 28 kilómetros de Caracas, dos
buques de guerra rusos, aliados clave de Maduro, permanecen fondeados, después
de haber viajado desde La Habana.
Rodríguez enfatizó que "el diálogo debe limitarse a lo acordado en Qatar" y
subrayó la importancia de respetar los principios de autodeterminación,
soberanía y reciprocidad para continuar recuperando la confianza mutua y las
relaciones entre ambos gobiernos. Estas declaraciones contrastan con los
reiterados incumplimientos del Acuerdo de Barbados, firmado entre el gobierno
venezolano y la oposición con el apoyo de Noruega y la comunidad internacional.
El diálogo actual sigue el modelo de las conversaciones previas entre Caracas y
Washington en Doha, facilitadas por Qatar.
Los diálogos secretos en Doha, realizados a finales de 2023, no revelaron sus
resultados específicos, aunque lo acordado se reflejó en gran medida en los
Acuerdos de Barbados. Uno de los logros más significativos de estos acuerdos fue
un intercambio de rehenes: Washington liberó a Alex Saab, empresario colombiano
y presunto testaferro de Maduro, mientras que Caracas liberó a una docena de
rehenes estadounidenses.
Los Acuerdos de Barbados también contemplaban la celebración de elecciones con
garantías y el alivio de sanciones energéticas contra el gobierno de Maduro. Sin
embargo, estas sanciones se han mantenido en gran parte debido a los constantes
incumplimientos del chavismo en materia electoral.
La reunión virtual entre Estados Unidos y Venezuela marca un intento
significativo de ambos países por avanzar hacia una relación más estable y
cooperativa. A medida que se acercan las elecciones en Venezuela, el mundo
observará de cerca si estos diálogos logran traducirse en mejoras tangibles en
la situación política y económica del país.
Orban solicita a Zelenski considerar un
alto el fuego con Moscú en visita sorpresa a Kiev
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, sorprendió el martes con una visita
inesperada a Kiev, su primera desde el inicio de la guerra de agresión rusa,
para reunirse con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski. Durante la
reunión, Orban instó a Zelenski a considerar un alto el fuego con Moscú, lo que
podría abrir la puerta a futuras conversaciones de paz.
"Las reglas de la diplomacia internacional son lentas y complicadas. Así, he
pedido al presidente que considere invertir el orden y pensar sobre si un alto
el fuego rápido podría acelerar las conversaciones de paz. Un alto el fuego con
límite de tiempo, que dé la oportunidad de acelerar las conversaciones de paz",
expresó Orban en una breve declaración ante la prensa junto a Zelenski. El
primer ministro húngaro subrayó que "la paz es una cuestión muy importante" y
destacó el impacto significativo de la guerra en la seguridad de Europa. También
agradeció a Zelenski por su "franca respuesta sobre esta cuestión".
Aunque no se revelaron detalles sobre la respuesta de Zelenski, todo indica que
no ha cambiado su postura y no está dispuesto a considerar un alto el fuego en
las condiciones actuales. La visita de Orban, conocido por su cercanía con el
presidente ruso Vladimir Putin, añade una capa de complejidad a las ya tensas
relaciones entre Hungría y Ucrania.
Zelenski, por su parte, se enfocó brevemente en la agenda bilateral, discutiendo
temas como el comercio, la cooperación transfronteriza, infraestructuras y
energía. "Todo lo que afecta a la vida de los ciudadanos de Ucrania y Hungría,
incluida la apertura de la primera escuela ucraniana en el Estado húngaro",
afirmó Zelenski, quien también mencionó que las actuales conversaciones podrían
servir de base para un acuerdo entre ambos países.
Andrí Yermak, jefe de la oficina presidencial ucraniana, destacó que se había
trabajado mucho para esta visita, la cual
quedó resumida públicamente en una
fotografía de
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Zelenski y Orban dándose la mano sobre un
fondo de banderas ucranianas, húngaras y de la UE en el
palacio presidencial de Kiev. El pie de foto elegido por Yermak fue:
"Conversación importante sobre el futuro de Europa, la seguridad, el Derecho
internacional y la fórmula de paz".
La "fórmula de paz" ucraniana es un documento impulsado por Zelenski que incluye
diez demandas a Rusia, siendo la más destacada la retirada de sus tropas de todo
el territorio ucraniano. El comunicado final de la cumbre por la paz organizada
por Ucrania en Suiza a mediados de junio incorporaba algunas de estas
exigencias. Hungría estuvo representada en dicho foro por su ministro de Asuntos
Exteriores, Peter Szijjarto.
Las relaciones entre Zelenski y Orban han sido tensas, no solo por la guerra,
sino también por la dependencia húngara del gas ruso que sigue fluyendo a través
de Ucrania, y cuyo contrato expira a finales de año, con Kiev resistiéndose a
prorrogarlo. Otro punto de fricción son los derechos de la minoría húngara en
Ucrania, con Orban presentándose como su defensor y oponiéndose a las políticas
ucranianas para consolidar el ucraniano como lengua franca nacional.
Además, Orban se ha posicionado en contra de la mayoría de las iniciativas
europeas para apoyar militar y financieramente a Ucrania y ha sido crítico con
las sanciones a Rusia, aunque finalmente ha cedido en momentos clave tras largas
negociaciones. Orban también rechaza el envío de armas a Ucrania y pide una
negociación para poner fin al conflicto, algo que Kiev ve como una inevitable
cesión de territorios a Rusia.
Xi Jinping a Putin: China respalda una
solución política a la guerra en Ucrania
El presidente de China, Xi Jinping, reafirmó su compromiso con la promoción de
una solución política a la guerra en Ucrania durante una reunión con su homólogo
ruso, Vladimir Putin. Este encuentro tuvo lugar en Astaná, la capital de
Kazajistán, en el marco de una cumbre de la Organización de Cooperación de
Shanghái (OCS).
Xi Jinping subrayó que China está "en el lado correcto de la historia" y que
Pekín se adhiere a la promoción de conversaciones de paz, según informó la
agencia de noticias Xinhua. Además, el mandatario chino expresó su apoyo a Rusia
en su rechazo a las "sanciones unilaterales ilegales" impuestas por los países
occidentales como represalia por la invasión de Ucrania iniciada el 24 de
febrero de 2022.
El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, indicó en una entrevista con el canal
Rossiya 1 que ambos líderes coincidieron en la "inutilidad" de cualquier formato
de discusión que excluya a Rusia. Esto refuerza la postura de Moscú de que
cualquier esfuerzo por resolver el conflicto debe involucrar directamente a
todas las partes implicadas.
Durante la reunión, Xi Jinping también abogó por defender la "amistad duradera"
con Moscú, fortalecer la coordinación estratégica, resistir las interferencias
extranjeras y mantener conjuntamente la paz y estabilidad en la región. Este
apoyo mutuo se enmarca en una situación internacional caracterizada por
turbulencias y cambios constantes.
Por su parte, Vladimir Putin expresó su respaldo a China en la defensa de sus
intereses y se opuso a cualquier interferencia en los asuntos internos de Pekín,
especialmente en relación con el mar de China Meridional. Ambos líderes
aprovecharon la oportunidad para reforzar su alianza antioccidental y consolidar
su influencia en Asia Central.
La cumbre de la OCS, que se celebró el día 4 de julio, incluyó a países de Asia
Central, India e Irán, y fue concebida como una plataforma de cooperación frente
a organizaciones occidentales. Putin destacó que las relaciones entre Rusia y
China, así como su cooperación estratégica, están en su mejor momento histórico.
El líder ruso también señaló que la OCS se ha consolidado como uno de los
pilares clave de un orden mundial multipolar justo, utilizando un lenguaje
frecuentemente empleado por Moscú en sus críticas a Occidente.
El encuentro entre Putin y Xi se produjo poco después de que el presidente ruso
visitara China para buscar mayor apoyo en su guerra en Ucrania. La OCS
representa el 40% de la población mundial y alrededor del 30% del PIB mundial,
aunque existen desacuerdos entre sus miembros, en particular entre Rusia y
China, que han sido rivales históricos por la influencia en Asia Central.
Los cinco países de Asia Central -Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán,
Turkmenistán y Uzbekistán- son exrepúblicas soviéticas que comparten lazos
culturales, lingüísticos y económicos con Rusia. Sin embargo, Turkmenistán no es
miembro de la OCS, a diferencia de los otros cuatro estados centroasiáticos, que
están acompañados por India, Irán y Pakistán.
Putin viajó a Astaná para participar en la cumbre y se reunió con el presidente
kazajo, Kasim Jomart Tokayev, aceptando una invitación para visitar el país en
noviembre de 2024. Además, el presidente ruso se encontró con su homólogo turco,
Recep Tayyip Erdogan, cuyo país es un "socio de diálogo" de la OCS, y aceptó la
invitación de Erdogan para visitar Turquía en el futuro próximo.
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