Descubrimientos arqueológicos
revelan el altruismo en neandertales
Arqueólogos y médicos españoles han descubierto el registro más
antiguo del síndrome de Down en la especie neandertal. Este
hallazgo, basado en un fósil de aproximadamente 200,000 años de
antigüedad, tiene implicaciones genéticas y evolutivas
significativas, pero también sugiere que los neandertales
practicaban el altruismo y el cuidado comunitario. Mercedes Conde e
Ignacio Martínez Mendizábal, los investigadores del estudio, estaban
inicialmente tratando de identificar la especie de los restos
encontrados en el yacimiento de Cova Negra, Valencia. Durante el
análisis del cráneo, notaron una anomalía en una de las cavidades
del oído interno. Estas malformaciones congénitas, ubicadas en el
hueso temporal, indicaban problemas de audición y vértigo, y en
conjunto, revelaban la presencia del síndrome de Down. Los
resultados de su investigación fueron publicados en la revista
Science Advances.
El infante neandertal, apodado Tina, vivió hasta los seis años sin
poder escuchar ni ponerse de pie debido a su condición. Este hecho
es notable, considerando las severas limitaciones físicas y de
desarrollo asociadas con el síndrome de Down. La supervivencia de
Tina sugiere que recibió cuidados constantes y apoyo del grupo, más
allá de la atención materna directa. “Son síntomas altamente
incapacitantes”, comentó
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Mercedes Conde. “Recibió el cariño
del grupo, sin duda”, agregó Ignacio Martínez. Este descubrimiento aporta
evidencia a la hipótesis de que los neandertales eran capaces de actos de bondad
y compasión. La historia de Tina recuerda a una anécdota atribuida a la
antropóloga Margaret Mead, quien consideraba que los primeros vestigios de
civilización no eran herramientas de caza, sino huesos sanados, como un fémur
fracturado que indicaba que alguien cuidó al herido durante su recuperación.
En el caso de Tina, aunque es difícil determinar si fue niña o niño, su
supervivencia hasta los seis años en un entorno tan desafiante es un testimonio
del cuidado que recibió. Este hallazgo es especialmente significativo porque,
aunque existen registros de cuidados entre neandertales adultos, es la primera
evidencia de atención especial a un infante con una condición como el síndrome
de Down. La evidencia del cuidado de Tina podría desafiar la visión utilitarista
de algunos paleoantropólogos, que argumentan que los neandertales se cuidaban
entre sí principalmente para asegurar la supervivencia del grupo. El caso de
Tina sugiere que los neandertales también actuaban por compasión y altruismo,
sin una motivación estrictamente utilitaria.
Según el artículo en Science Advances, en 1929 la esperanza de vida
de los infantes con síndrome de Down era de 9 años. Aumentó a 12
años en 1940 y actualmente ha llegado a los 60 años en países
desarrollados. Este progreso en la medicina moderna resalta aún más
la hazaña de la supervivencia de Tina hace 200,000 años, gracias al
cuidado y apoyo de su comunidad. El estudio de los restos de Tina
proporciona una nueva perspectiva sobre la vida y la sociedad de los
neandertales. A menudo
vistos como menos desarrollados comparados con los Homo sapiens, los
neandertales demostraron tener una capacidad notable para el cuidado
y el apoyo comunitario.
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Este hallazgo podría cambiar la
percepción de esta especie extinta, mostrando que eran capaces de actos de
bondad y compasión similares a los humanos modernos.
La identificación de los restos de Tina también resalta la importancia de la
cooperación y el apoyo comunitario en la supervivencia de los individuos con
discapacidades en tiempos prehistóricos. Este descubrimiento sugiere que,
incluso en un entorno tan desafiante como el del Paleolítico, los neandertales
eran capaces de cuidar a los más vulnerables de su grupo. El hallazgo de los
restos de Tina, un infante neandertal con síndrome de Down, nos ofrece una
ventana única al comportamiento social de los neandertales. Más allá de sus
implicaciones genéticas y evolutivas, este descubrimiento sugiere que los
neandertales practicaban el altruismo y el cuidado comunitario, desafiando la
visión tradicional de esta especie como menos desarrollada en comparación con
los Homo sapiens.
Este estudio no solo añade una nueva dimensión a nuestra comprensión de los
neandertales, sino que también destaca la capacidad de estos antiguos homínidos
para el cuidado y la compasión. La historia de Tina es un recordatorio de que,
incluso en la prehistoria, los seres humanos y sus parientes cercanos eran
capaces de actos de bondad y altruismo, cuidando de los más vulnerables entre
ellos.
La publicación en Science Advances de este estudio sobre Tina no solo
proporciona información valiosa sobre el síndrome de Down en tiempos
prehistóricos, sino que también nos invita a reflexionar sobre la naturaleza del
altruismo y la compasión a lo largo de la historia humana. Este descubrimiento
destaca cómo el cuidado y el apoyo comunitario han sido fundamentales para la
supervivencia de los individuos con discapacidades, incluso en los tiempos más
antiguos.
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