Fundado el 9 julio de 1948 -

Por Rafael Cano Giraldo -1948-1981

Publisher: Zahur K. Zapata - 1981 –

 

 

 

Las opiniones expresadas por los columnista son de su exclusiva responsabilidad y no comprometen el pensamiento de El Imparcial

 
 

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EDITORIAL

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.319-899

Fecha: Domingo 25-08-2024

 

EDITORIAL

 

Sobre los efectos del terror a la soledad


El vulgo se mueve por inercia. Reaccionando de formas realmente inauténticas expresan el poco conocimiento que tienen sobre sí mismos, se desconocen, por completo, su leve imagen sólo ha sido compuesta y complementada por formas externas. Es decir, es el otro el que termina construyendo la imagen que nosotros podríamos llegar a tener sobre nosotros mismos.

En efecto, nos resultaría totalmente imposible separarnos de las imágenes mentales que los otros puedan llegar a tener sobre nosotros mismos. Pero ¿Las imágenes, pensamientos y demás aportes que los otros tienen de nosotros, son en sí, aquello que somos? en muchas ocasiones parece que hemos perdido la confianza para responder con fuerza, que nosotros somos mucho más que aquello que mostramos en cada acción.

Sin embargo, afirmarse como diferente, a aquellos que dicen de nosotros, es sumamente difícil para una sociedad que ve como una prioridad el reconocimiento del otro, el colombiano actual, promedio, busca la aceptación, busca vivir la vida que los otros dicen que tiene, llevándolo de esta manera a vivir en un mundo de fantasía, fantasía que parece hacerlo entrar en un cómico estado vigilia, construye mundos que no puede sostener, se limita y comienza a vivir en el ensueño, olvidándose así de sí mismo, evitando la angustia que se siente al tener que verse y construirse a sí mismo; después de todo la libertad asusta incluso más que la soledad.

Ante la imagen pesada que llega al marcarse como diferente, la soledad se muestra con fuerza, mostrando la única forma de ser libre. No obstante, para lograrlo, se tendría que aceptar la discordia entre lo que se dice y lo que es.

Colombia parece haber sucumbido al miedo, parece haber evitado el dolor que implica ser libre. El colombiano promedio busca ser direccionado, ama quien le dice cómo actuar, encuentra en aquellos que se muestran como amos tiernos -que buscan darle una mejor vida- sucumbe ante la esperanza que le da su amo entregando todo de sí, olvidándose de su diferencia, sólo dejando un cuerpo inerte, que siente y desea por los demás, desde su amo y para su amo.

De esta manera es como el Periódico El Imparcial propone una pregunta a nuestros lectores, la cual se expresa desde la necesidad de reencontrarnos como diferentes, más, para abarcar este reencuentro con lo que nos hace auténticos, debemos preguntarnos ¿aquello que deseamos, lo hacemos por interés propio o porque nuestro amo (interpretando como amo a la cultura, contexto social o cualquier tipo de iniciativa ética) nos ha indicado que es lo que tenemos que desear?

 

 

 

La telefonía nos quiere robar por dejar un mensaje

 


 

Por: Zahur Klemath Zapata
zapatazahurk@gmail.com

 

La primera vez que use un teléfono celular en Colombia me sentí asaltado en todas las formas. No me iba a imaginar que por ese nuevo servicio que había nacido a través de la evolución tecnológica iba a ser un instrumento que se beneficiarian los propietarios como los políticos de una forma que antes nadie lo había hecho.

Hoy en día hay millones de celulares en el mercado y cada año salen nuevas versiones con cambios que emocionan a quienes los usan. Los precios dan escalofrío y la adrenalina brota como cascadas. Por lo general la gente quiere presumir de tener el de última generación, así impresionar a amigos y a los que los vean.

Recuerdo en Betty la fea una de las escenas en que el enamorado Nicolas hablaba por el celular para dárselas de importante. Todo esto parece risible en principio, pero esa risa la tienen los dueños cuando se aprovechan de tantos inocentes con los que juegan con su inocencia. El negocios funciona bajo las habilidades y astucias de quienes tienen la tecnología en sus manos.

Steve Jobs fue un experto en este tema y por eso Apple era una de las empresas más exitosas que vendía a precios exorbitantes sus productos y se siguen.

El ciudadano de a pie no tiene a un Polimano que lo defienda frente a los pulpos de las grandes corporaciones que contratan agentes para que hagan lobby ante el congreso para que les aprueben los contratos para explotar al ciudadano sin piedad.

La sociedad está indefensa frente a la explotación que se hace en todas las formas con pagos por servicios que no deberían existir. Tanto de bancos como de corporaciones económicas y que a su vez afecta a la empresa privada porque ellos también caen en las garras de estos tigres inalámbricos.

Colombia tenía una infraestructura en las comunicaciones excelente, pero todo eso desapareció en malas administraciones y en un congreso ventajoso para su propio bienestar y no para la sociedad. En el presente estamos más inundados de estos grupos que usan la telefonía para cobrar por dejar un mensaje como si esto no hiciera parte del servicio que venden.

Cuando la sociedad entienda que ella es la dueña del establecimiento y que ese establecimiento le debe servir a los ciudadanos porque ellos son los que pagan los impuestos y mantienen la burocracia a la que no debería sostener es cuando las cosas comienzan a cambiar para el bien de todos.

Hay que tener conciencia y claridad de lo que uno es y representa para el Estado y que uno no es un peón de brega para que
otros vivan en condiciones superiores y sin reparo del bienestar del resto de la sociedad.

Los colombianos tienen que ubicarse como individuos que pueden enfrentarse a todos estos que siempre buscan aprovecharse económicamente sin importarles lo que sufran o no, lo importante para ellos es
 alcanzar sus metas económicas sin miramiento porque eso es lo que los hace sentir bien y empoderados.

 

 

 
Hay que detener a estos dejando de participar en sus elecciones democráticas y organizándose como una sociedad autónoma que defiende sus derechos y equidad, de lo contrario viviremos como esclavos modernos sin darnos cuenta.

 

Qué lee Gardeazábal
LA REGENERACIÓN
De Daniel Gutiérrez Ardila
Editado por Taurus

 


Gustavo Alvarez Gardeazábal

Audio:

 

https://www.youtube.com/watch?v=aY3A46T3YlU


Este es un libro catastrófico que pretende solidificar un mito, la Constitución de 1886, pero como quiere al mismo tiempo subvalorar a su gestor, Rafael Núñez, despojándolo de la aureola que la historia le ha creado y que lo protege, tiene un sabor agridulce.

Es valioso de todas maneras porque al hacerlo consigue erradicar los dos elementos equivocados en que se ha caído siempre al hablar del monstruo político que fue Núñez: su cacareado matrimonio con Soledad Román y su traición a los ideales dañinos del Olimpo Radical que se entronizó en Colombia con la Constitución de Rionegro en 1863.

Pero en su afán de maximizar el producto hace un tan exhaustivo y plausible trabajo investigativo para narrarnos las dificultades por las que pasó Núñez hasta sacar adelante su idea de derrocar la maligna república creada por los idiotas liberales de Rionegro, que en vez de convertir al cartagenero en un manojo de defectos humanos y de equivocaciones, como pretende una y otra vez, termina haciendo un pedestal para reconocer la magnitud de la Carta del 86 pero pegando más ladrillos a la estatua de Núñez.

Y lo hace porque ese frágil y feo ser humano fue quien consigue entender lo que todos sentían en la Colombia de 1880 y, con más verraquera que buen tino se encontró las fórmulas legalistas para matar al engendro perverso de la Constitución Liberal de Rionegro y borrar la huella oligarca del Olimpo Radical que mal gobernó a Colombia por casi 25 años.

Lo de Nuñez para derrocar la Carta del 63 fue un trabajo de filigrana. Hubo anteproyecto de reforma, plebiscitos municipales, nombramiento de delegatarios y redacción compensada.

El libro de Gutierrez Ardila es enjundioso y su lectura amena. La narrativa no es pareja porque se excede en algunos momentos en transcripciones de periódicos y revistas de la época, pero como el autor tiene sentido histórico en su capacidad de detectar hasta las hendijas de un período tumultuoso y taponar los baches de la tradición, Núñez resalta a dolor del mismo Gutiérrez Ardila.

Este libro nos demuestra que la Constitución que Núñez empujó y que Caro y Campo Serrano construyeron a pedido del cartagenero, logra, como los dioses mitológicos de los griegos, quedarse por encima de todo como el esqueleto del verdadero poder constituyente.

Pero en especial porque estableció el orden intocable que hoy todavía nos permite conservarnos como república, aún por encima del otro engendro dañino de la Constitución de Gaviria en el 91 y que pretendió destripar la de Núñez del 86.

El Porce, agosto 25 del 2024

 

 

Director
Zahur Klemath Zapata

Gerente
Laurie Agront

Gerente Operativo
Alba Lucia Arenas V.


Editor

Felipe Castro

 

   

Diagramación
María  Molina

 

Soporte Tecnológico
Aurooj Ali Khan

Nadeem Khan

Jawaad Malik

 

Colaboradores

Jotamario Arbeláez
Gustavo Álvarez Gardeazábal

 

 
Edgar Cabezas

Gongpa Rabsel Rinpoché

Guillermo Navarrete Hernández
Iván Pulido

Teresa Pardo

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