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COLUMNISTA

 

Pereira, Colombia - Edición: 13.323-903

Fecha: Domingo 01-09-2024

 

DE AQUÍ Y DE ALLÁ
 


Por: Otoniel Parra Arias

EL COLECCIONISTA DE LIBROS AJENOS


El tener el privilegio de dialogar con amigos desconocidos, pero valorados y apreciados en cercanía casi espiritual desde una columna periodística, nos permite hacer referencia a temas intrascendentes para la atención política pública pero muy significativos en nuestras vidas.

 



Otro tema sería saber si el mensaje llegó como en la metáfora antigua de la guerra de Cuba con la famosa “carta a García” que algún general buscó dar a conocer de sus seguidores en recorrido casi imposible, de una punta a otra, de una isla otrora y por siempre convulsa.

Pero lo importante, continuar con el sano propósito, para quienes como en mi caso llevamos décadas en este oficio de “escribidor” o garrapateador de pensamientos y experiencias, unas veces con más suerte que otras en la descripción de las propuestas escritas hacia el público.

En este caso dejándonos de prolegómenos entramos en el tema de hoy referente a los libros como amigos de casi toda la humanidad y que Johannes Guttenberg (1450) inventor de la imprenta de tipos móviles convirtiera en almohada de apoyo para la proyección de pensamientos y en llave para abrir la caja mágica del conocimiento y la recreación encriptada en la historia de generaciones.

En mi caso me refiero a mis libros, muchos de ellos compañeros de muchos años, sobrevivientes de tantas batallas por la vida y que si bien hoy en día no merecen la misma atención de hace años cuando no existía la internet y los diccionarios virtuales siempre abiertos en la nube, continúan siendo puntales importantes para mi oficio y elementos insustituibles desde sus ajadas hojas que nunca podrán ser superados por los milagros y maravillas de la tecnología.

Quizá por un deseo que he guardado por años en mi corazón debo contarle a quienes me hacen el favor de leer mis apuntes un evento que impactó y afectó mi vida hace unos años.

Cuando residía en Pereira y era redactor en el periódico de mayor circulación que ha existido en esa ciudad, por esos avatares de la vida debí abandonarla siguiendo los pasos de amigos que mediante su accionar político habían vislumbrado nada menos que la presidencia de la república y luego diez años después residiendo en Madrid España durante otros diez años para mi desempeño informativo de siempre. Debido a este alejamiento de Pereira, me vi obligado a dejar muchas de mis pertenencias bajo el cuidado de personas cercanas, entre ellas estaban los libros que según mi listado llegaban a las cinco mil unidades.

Mi esperanza era la de regresar algún día y recuperar mi valioso capital intelectual pero las cosas no siempre salen como uno las piensa. En efecto, una persona que se aún se pavonea por las calles de la ciudad ya entrado en años lógicamente, aprovechó mi ausencia para llevarse en forma ilegal y delictuosa estos libros para mal venderlos entre los especialistas en textos viejos en los andenes y esquinas a seguidores de temas diversos ya no tan publicitados y francamente en desuso.

Este señor, como siempre ocurre con los ladrones no tenía ninguna intención altruísta o al menos de medianamente enterarse de algunos temas sobre decencia y moral que pudieran encontrarse en tales elementos y mucho menos entender porque unos libros siendo viejos y ajados conservaban como especial aporte la firma y dedicatoria de sus autores junto a palabras amables de esas que se quedan por siempre en nuestros recuerdos.

Estaba solo interesado en arrasar con lo que encontrara a mano siendo propiedad ajena muy significativa para llevarse al bolsillo unos cuantos pesos para saciar sus angustias etílicas.

Esto lo cuento al cabo de muchas décadas solo como catarsis y mecanismo liberador de
rencores y remembranzas dañinas en la continuación a Dios gracias de mi accionar intelectual.

Así que cada día más, en la medida en la que progresa la nanotecnología, y el conocimiento se asimila en tableticas que caben en el extremo de una uña los libros se vuelven más valiosos y así “amigos” como el que les cuento, son enemigos ocultos siempre dispuestos a llevarse estos testimonios vitales indispensables para millones de personas obsesionadas en escalar montañas inimaginables.

 

   

Perdonemos de todas maneras al mejor estilo cristiano  a esos ladronzuelos y cleptómanos pero nunca les demos oportunidad siquiera de volver a ojear un ejemplar de nuestras amadas y sufridas bibliotecas.

 

¿Y Dónde Están Los Payasos?

 

 

Por:Jose Gabriel Barrera Rojas

 

En una Colombia que parece retroceder en el tiempo, nos encontramos enfrentando desafíos similares a los de épocas pasadas. En aquellos tiempos difíciles, cuando conseguir un empleo era casi un lujo, soñábamos con encontrar maneras más fáciles de ganarnos la vida, incluso si eso implicaba riesgos. Algunos de nosotros, en nuestra búsqueda por llevar el pan a la mesa, terminamos en el mundo del circo o vistiendo el traje de payaso.

Recuerdo con cariño a mi amigo Caluga, un payaso de Pereira, quien me entrenó en este arte. Hoy, ya mayor, hace tiempo que no lo veo. Solíamos presentarnos en las casetas comunales, donde las Juntas de Acción Comunal nos daban la oportunidad de alegrar a la gente. A cambio, compartíamos parte de nuestras ganancias para mejorar las instalaciones. Eran tiempos duros, pero al menos teníamos espacios donde podíamos trabajar y, de alguna manera, ser reconocidos por nuestra labor.

Hoy, en este nuevo siglo, las cosas han cambiado. Los artistas de calle, como los payasos que solían alegrar almacenes con su perifoneo y que no faltaban en fiestas infantiles, se enfrentan a una realidad mucho más cruel. Los pagos son miserables; un turno de perifoneo que dura todo el día apenas alcanza los 40 mil pesos. Las instituciones gubernamentales aseguran que apoyan a los artistas, pero esa ayuda es inaccesible para la mayoría. Los requisitos son tantos y tan complejos que muchos artistas circenses, atrapados en un pasado sin pensión digna, se ven obligados a sobrevivir en condiciones precarias.

Ser payaso hoy es una aventura dura. Como dijo mi amigo Gigio: "Vivimos de milagro porque hace tiempo no consigo ni para un café". La triste realidad es que los artistas callejeros en pereira ,,y en colombia luchan cada día por encontrar trabajo, una tarea que se ha vuelto como buscar una aguja en un pajar. Nos preguntamos si algún día terminará esta desidia hacia los artistas, no solo en Pereira, sino en todo el país. ¿Algún día seremos tratados con dignidad y se nos permitirá vivir con la misma alegría que alguna vez brindamos? ¿Dónde están los payasos? Quizás la pregunta más difícil de responder, porque cada vez somos menos y cada vez se nos olvida más.

 



Es hora de que pereira, y Colombia recuerden y valore a sus artistas, que nos negamos hacer una especie en via de extinción, aquellos que con una sonrisa y un chiste, alguna vez lograron iluminar los días más oscuros y tristes. de muchos.

 

 

PEREIRA: ¡ENTRE LA RUBIA Y LA MORENA!

 


Por: Álvaro Ramírez González
alragonz@yahoo.es


Pereira llega hoy a los 161 años de existencia.

Me anima ver a su actual Alcalde, Mauricio Salazar, trabajando sin pausa y enfrentando con decisión todos los problemas.

Y planteando, además, ya con mucha suficiencia su plan de obras e inversiones.

La tiene bien clara, quiere ser un magnífico Alcalde y no más.

Con eso le basta y le sobra.

Me entristece ver al Alcalde anterior Carlos Maya, hoy en la cárcel.
El primer Alcalde de la ciudad que va tras las rejas.
 

 

 

Una tragedia humana para él y su familia, y un tema de profunda reflexión para la sociedad pereirana.

Un durísimo contraste que muestra la clara radiografía de la política actual.

Me tocó el civismo con los cívicos de verdad.


Como Alcalde, tuve que dialogar, convencer, respetar, discutir, argumentar, escuchar, negociar y acordar.

Pero jamás hubo un centavo ni por encima ni por debajo de la mesa.

Eran otros tiempos.

Pero la política hoy se ha degradado al punto que todas las campañas hacia la Alcaldía, se construyen, y se estructura su financiación, sobre el presupuesto municipal de obras.

Es ese botín presupuestal, acompañado de una amañada y sucia contratación, el que termina devolviendo la inversión a quienes le apostaron económicamente al Alcalde ganador.

Y con ese presupuesto y esa contratación se devuelve la inversión, doblada o triplicada según el arreglo previo con los apostadores.

Hemos tenido muy buenos y muy malos Alcaldes.

He visto pasar frente a mi vista, una feria de derroche y despilfarro, que nunca imaginé.

He visto comprar conciencias, concejales y apoyos de una manera vulgar, con el presupuesto municipal.

He visto amañar decenas de contratos y licitaciones.

He visto empaquetar partidas para fiestas e iluminaciones donde se roban la mitad del dinero.

Jamás me ha tocado una Contraloría seria que haya detenido todos estos desmanes y delitos.

Al contrario, he visto siempre, inutilidad y complicidad con los saqueadores.

Pereira pues, no ha escapado a esta pandemia de la nueva corrupción que se apodera del presupuesto municipal, como si fuera patrimonio del Alcalde de turno, y sus socios políticos y económicos.

Aun así, hemos avanzado mucho.

Pero para poder avanzar más, hay que diseñar mecanismos como el de Aeromatecaña, en el que un concesionario privado estructura, financia, construye y opera.

¡Y los políticos lejos!

O el de Expofuturo, bajo el control de la Cámara de Comercio, donde tampoco participan los políticos de nada.

O el de Ukumari, que blindará al parque temático de la intervención, la corrupción y el saqueo que lo estaban acabando.

El sector privado debe participar más en el gobierno de Pereira.

“¡Llene esas Juntas directivas de empresarios serios Alcalde!”, fue uno de los consejos que le di a Mauricio Salazar.

Pereira tiene hoy muchos retos.

Ya no somos la quinta ciudad del país.

Municipios como Soacha, Cúcuta, Ibagué, Santa Marta y Villavicencio, tienen hoy una población más alta que la de Pereira.

Se trata ahora entonces, de convertir a Pereira en una ciudad humana, segura, verde, bien equipada en su infraestructura, con buena movilidad y la más eficiente en recibir y facilitar la llegada de nuevas empresas.

Las mejores ciudades del mundo hoy, no son las más grandes.

Ese concepto ya está revaluado.

Ámsterdam, Praga, Budapest, Bruselas, y Madrid, son ciudades medianas pero muy amables para vivir.

Mucho mejores que Tokio, Cuidad de México o São Paulo.

El tamaño no importa.

Importa si, la calidad de vida que le ofrezca la ciudad a quienes vivimos en ella.

La PTAR (planta de tratamiento de aguas residuales), la avenida del Río, la segunda etapa de colibríes, la intersección de Corales y las vías del Samán, son una gran tarea para que el Alcalde enfrente con valor y eficiencia.

Y son obras importantes que van a mejorar nuestra calidad de vida.

Mis mejores deseos para el Alcalde Salazar y su equipo.

Mis mejores deseos para ese joven Concejo Municipal que lo acompaña.

¡Mis mejores deseos para esta mi ciudad, que nos ha dado todo!

Feliz cumpleaños Pereira.

¡Querendona, trasnochadora y morena!
 

 

 

 

  

 

 

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