Pereira, Colombia - Edición: 13.326-906

Fecha: Sábado 07-09-2024

 

 TECNOLOGÍA

 

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Científicos logran volver transparente la piel de ratones con un colorante común en alimentos




Un equipo de científicos ha logrado desarrollar una técnica innovadora para volver la piel de ratones vivos transparente mediante el uso de un tinte alimentario. Este colorante, comúnmente utilizado en productos como los Doritos y otros alimentos procesados, ha permitido una visualización clara de los órganos internos de estos animales. El estudio, publicado en la prestigiosa revista Science, abre la puerta a nuevas formas de estudiar el cuerpo de los mamíferos de manera menos invasiva, con implicaciones potenciales para el futuro de la medicina.

El descubrimiento se basa en el uso de la tartrazina, un colorante artificial que da a las frituras su característico color naranja. Los investigadores utilizaron una pomada elaborada a base de este colorante para aplicarla sobre la piel de los ratones, logrando que el tejido se volviera transparente. Este método ha permitido a los científicos observar el sistema vascular y nervioso de los animales de manera más directa, sin necesidad de procedimientos quirúrgicos invasivos. Aunque hasta ahora el procedimiento ha sido aplicado únicamente en roedores, el equipo de investigadores ya está explorando la posibilidad de utilizarlo en seres humanos en el futuro.

La capacidad de volver transparente un tejido opaco está profundamente relacionada con el comportamiento de la luz cuando interactúa con una superficie. En general, un material es opaco cuando refleja y dispersa la luz que incide sobre él, impidiendo que esta lo atraviese. Por otro lado, un material es traslúcido si permite el paso de la luz, pero la desvía en distintas direcciones, y es transparente cuando la luz lo atraviesa sin
   modificaciones. Esta distinción es clave para entender cómo los científicos lograron transformar la piel opaca de los ratones en un tejido que permite la observación de lo que

 

 

 

hay debajo de su superficie.



En la vida cotidiana, hay ejemplos que ilustran cómo los tejidos biológicos pueden interactuar con la luz. Por ejemplo, cuando se coloca una linterna sobre un dedo, la luz no atraviesa completamente el tejido, pero se dispersa de tal manera que permite ver un resplandor rojizo. Este fenómeno se debe a la dispersión de la luz en las distintas capas de piel, que aunque no es transparente, deja pasar suficiente luz como para crear este efecto luminoso.

Basándose en estos principios de la física de la luz, los científicos diseñaron la pomada con tartrazina para alterar la forma en que la piel de los ratones interactúa con la luz. En su investigación, calcularon los índices de refracción de los distintos componentes de la piel, como el agua, las grasas y las proteínas. El índice de refracción es una medida de cómo la luz cambia de dirección al pasar de un material a otro. Al combinar la tartrazina, que absorbe la mayor parte de la luz azul y ultravioleta, con los componentes de la piel, que normalmente dispersan la luz, los científicos lograron que el tejido dérmico se volviera transparente.

El Dr. Zihao Ou, uno de los principales autores de la investigación, explicó los fundamentos de este proceso: “Combinamos el tinte amarillo, que es una molécula que absorbe la mayor parte de la luz, especialmente la luz azul y ultravioleta, con la piel, que es un medio de dispersión. Individualmente, estas dos cosas impiden que la mayor parte de la luz las atraviese. Pero cuando las combinamos, pudimos lograr la transparencia de la piel del ratón. Para aquellos que entienden la física fundamental detrás de esto, tiene sentido; pero si no estás familiarizado con ello, parece un truco de magia”.

A pesar del éxito inicial del experimento, la
técnica presenta ciertas limitaciones que los investigadores esperan superar en el futuro. Por el momento, la pomada solo permite que la piel se vuelva transparente hasta una profundidad de tres milímetros. Esto significa que los órganos y tejidos más profundos no pueden ser observados con claridad mediante este método. Además, el equipo de científicos está estudiando cómo el cuerpo de los ratones elimina el colorante una vez finalizado el experimento, ya que es crucial asegurarse de que el tinte no cause efectos adversos en los animales a

 

 

 

 

largo plazo.



Una de las grandes ventajas de esta técnica es que es completamente reversible y segura, según el estudio. Después de aplicar la pomada, basta con limpiar la piel del ratón para que recupere su aspecto original. Este carácter reversible hace que la técnica sea menos invasiva que otros métodos tradicionales de estudio de los órganos internos, como la disección o el uso de cámaras de rayos X.

Otro aspecto que destaca de este experimento es que la tartrazina, el colorante utilizado en la pomada, está aprobada para el consumo humano por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) en Estados Unidos. Este colorante se utiliza habitualmente en una amplia gama de productos alimenticios, como Doritos, Cheetos y bebidas como el Kool-Aid. Aunque el uso de la tartrazina ha generado controversia en algunos sectores debido a preocupaciones sobre su seguridad, las autoridades sanitarias de varios países han concluido que su uso es seguro en las cantidades presentes en los alimentos procesados.

El hecho de que la tartrazina sea una sustancia aprobada para el consumo humano podría facilitar la transición de esta técnica experimental del laboratorio al ámbito clínico. Si los científicos logran adaptar el método para su uso en humanos, esto podría abrir nuevas posibilidades en el campo de la medicina diagnóstica y la investigación biomédica. La capacidad de observar los órganos internos de una persona sin necesidad de cirugía o radiación podría revolucionar la forma en que se diagnostican y tratan muchas enfermedades.



En conclusión, este innovador uso de un tinte alimentario como la tartrazina para volver transparente la piel de los ratones representa un avance prometedor en el campo de la investigación biomédica. Aunque el método aún está en sus primeras fases y presenta limitaciones, su potencial para ser aplicado en humanos y su carácter no invasivo lo convierten en una técnica que podría transformar el estudio del cuerpo y la medicina en los próximos años.

 

 

  

 

 

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