Científicos logran
volver transparente la piel de ratones con un colorante común en
alimentos
Un equipo de científicos ha logrado desarrollar una técnica
innovadora para volver la piel de ratones vivos transparente
mediante el uso de un tinte alimentario. Este colorante, comúnmente
utilizado en productos como los Doritos y otros alimentos
procesados, ha permitido una visualización clara de los órganos
internos de estos animales. El estudio, publicado en la prestigiosa
revista Science, abre la puerta a nuevas formas de estudiar el
cuerpo de los mamíferos de manera menos invasiva, con implicaciones
potenciales para el futuro de la medicina.
El descubrimiento se basa en el uso de la tartrazina, un colorante
artificial que da a las frituras su característico color naranja.
Los investigadores utilizaron una pomada elaborada a base de este
colorante para aplicarla sobre la piel de los ratones, logrando que
el tejido se volviera transparente. Este método ha permitido a los
científicos observar el sistema vascular y nervioso de los animales
de manera más directa, sin necesidad de procedimientos quirúrgicos
invasivos. Aunque hasta ahora el procedimiento ha sido aplicado
únicamente en roedores, el equipo de investigadores ya está
explorando la posibilidad de utilizarlo en seres humanos en el
futuro.
La capacidad de volver transparente un tejido opaco está
profundamente relacionada con el comportamiento de la luz cuando
interactúa con una superficie. En general, un material es opaco
cuando refleja y dispersa la luz que incide sobre él, impidiendo que
esta lo atraviese. Por otro lado, un material es traslúcido si
permite el paso de la luz, pero la desvía en distintas direcciones,
y es transparente cuando la luz lo atraviesa sin
modificaciones. Esta distinción es clave para
entender cómo los científicos lograron transformar la piel opaca de
los ratones en un tejido que permite la observación de lo que
|
|
hay debajo de su superficie.
En la vida cotidiana, hay ejemplos que ilustran cómo los tejidos biológicos
pueden interactuar con la luz. Por ejemplo, cuando se coloca una linterna sobre
un dedo, la luz no atraviesa completamente el tejido, pero se dispersa de tal
manera que permite ver un resplandor rojizo. Este fenómeno se debe a la
dispersión de la luz en las distintas capas de piel, que aunque no es
transparente, deja pasar suficiente luz como para crear este efecto luminoso.
Basándose en estos principios de la física de la luz, los científicos diseñaron
la pomada con tartrazina para alterar la forma en que la piel de los ratones
interactúa con la luz. En su investigación, calcularon los índices de refracción
de los distintos componentes de la piel, como el agua, las grasas y las
proteínas. El índice de refracción es una medida de cómo la luz cambia de
dirección al pasar de un material a otro. Al combinar la tartrazina, que absorbe
la mayor parte de la luz azul y ultravioleta, con los componentes de la piel,
que normalmente dispersan la luz, los científicos lograron que el tejido dérmico
se volviera transparente.
El Dr. Zihao Ou, uno de los principales autores de la investigación, explicó los
fundamentos de este proceso: “Combinamos el tinte amarillo, que es una molécula
que absorbe la mayor parte de la luz, especialmente la luz azul y ultravioleta,
con la piel, que es un medio de dispersión. Individualmente, estas dos cosas
impiden que la mayor parte de la luz las atraviese. Pero cuando las combinamos,
pudimos lograr la transparencia de la piel del ratón. Para aquellos que
entienden la física fundamental detrás de esto, tiene sentido; pero si no estás
familiarizado con ello, parece un truco de magia”.
A pesar del éxito inicial del experimento, la
técnica presenta ciertas limitaciones que
los investigadores esperan superar en el futuro. Por el momento, la pomada solo
permite que la piel se vuelva transparente hasta una profundidad de tres
milímetros. Esto significa que los órganos y tejidos más profundos no pueden ser
observados con claridad mediante este método. Además, el equipo de científicos
está estudiando cómo el cuerpo de los ratones elimina el colorante una vez
finalizado el experimento, ya que es crucial asegurarse de que el tinte no cause
efectos adversos en los animales a
|
|
largo plazo.
Una de las grandes ventajas de esta técnica es que es completamente reversible y
segura, según el estudio. Después de aplicar la pomada, basta con limpiar la
piel del ratón para que recupere su aspecto original. Este carácter reversible
hace que la técnica sea menos invasiva que otros métodos tradicionales de
estudio de los órganos internos, como la disección o el uso de cámaras de rayos
X.
Otro aspecto que destaca de este experimento es que la tartrazina, el colorante
utilizado en la pomada, está aprobada para el consumo humano por la
Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) en
Estados Unidos. Este colorante se utiliza habitualmente en una amplia gama de
productos alimenticios, como Doritos, Cheetos y bebidas como el Kool-Aid. Aunque
el uso de la tartrazina ha generado controversia en algunos sectores debido a
preocupaciones sobre su seguridad, las autoridades sanitarias de varios países
han concluido que su uso es seguro en las cantidades presentes en los alimentos
procesados.
El hecho de que la tartrazina sea una sustancia aprobada para el consumo humano
podría facilitar la transición de esta técnica experimental del laboratorio al
ámbito clínico. Si los científicos logran adaptar el método para su uso en
humanos, esto podría abrir nuevas posibilidades en el campo de la medicina
diagnóstica y la investigación biomédica. La capacidad de observar los órganos
internos de una persona sin necesidad de cirugía o radiación podría revolucionar
la forma en que se diagnostican y tratan muchas enfermedades.
En conclusión, este innovador uso de un tinte alimentario como la tartrazina
para volver transparente la piel de los ratones representa un avance prometedor
en el campo de la investigación biomédica. Aunque el método aún está en sus
primeras fases y presenta limitaciones, su potencial para ser aplicado en
humanos y su carácter no invasivo lo convierten en una técnica que podría
transformar el estudio del cuerpo y la medicina en los próximos años. |